Hoy, jueves 4 de julio, Dolmen Editorial pone a la venta en librerías de todo el país Taxus 3: Lo Que Dejamos Atrás, tercera y última parte de la trilogía escrita, dibujada, entintada y coloreada por Isaac Sánchez. Diez años después de su debut como autor en el medio, El Regreso del Hombre Pez, Taxus 1: El Último en Llegar sorprendió a propios y extraños en 2017 mostrando a un profesional mucho más maduro y consolidado en todos los apartados de este nuevo proyecto cuya responsabilidad recaía íntegramente en su persona. Ya en 2018 con Taxus 2: La Cabra Sánchez rompió lazos con cualquier tipo o variante de autocomplacencia haciendo transitar a su saga por caminos incómodos, arriesgados y ricos en matices tanto en lo referido al guión como al apartado gráfico. En Zona Negativa ya hemos leído la esperada conclusión de la, hasta ahora, pieza más ambiciosa y personal de Isaac Sánchez y podemos afirmar de manera rotunda que este Taxus 3: Lo Que Dejamos Atrás no sólo es el mejor álbum de la trilogía, sino también una de las propuestas patrias más interesantes de lo que llevamos de 2019.
Taxus 3: Lo Que Dejamos Atrás da continuidad a los hechos acontecidos en la anterior entrega, pero al igual que sucedía en aquella Isaac Sánchez dedica parte del álbum a contarnos el origen de dos de sus personajes más relevantes, Caelio y Anjara, como ya hiciera con Laro en Taxus 2: La Cabra. Poder mostrarnos el génesis de estos secundarios es posible, en gran parte, porque esta última entrega de la trilogía tiene casi el doble de páginas que los dos anteriores volúmenes. Esto permite al autor no sólo hacernos participes de los peculiares «bautismos» de sus criaturas, sino también poder centrar gran parte del núcleo argumental en el presente. Línea temporal en la que acontecen los trágicos hechos relacionados con Caelio, ayudado por Benito, sometiendo la voluntad de los habitantes de la mitológica Ciudad Fuente y dejando pendiente de un hilo la vida de Anjara, la Diosa de la Guerra.
Si la evolución del apartado gráfico de una entrega para otra se convirtió en una de las más destacadas señas de identidad de la trilogía Taxus en este último álbum es precisamente el guión el que ejecuta un salto de calidad impresionante con respecto a lo visto previamente. Aquellos sutiles coqueteos con la temporalidad de Taxus 2: La Cabra desembocan aquí en una continua deconstrucción narrativa con la que Sánchez juega a placer alternando los flashbacks con el presente, demostrando una pericia impropia de un autor con tan pocas obras a sus espaldas. En el proceso vuelven a mi mente la serie animada de Dragones y Mazmorras, el Kentaro Miura de la mejor etapa de Berserk, Terry Pratchett e incluso el Terry Gilliam de Brazil o Los Héroes del Tiempo (Time Bandits) cuando la recta final se adentra en terrenos del metalenguaje delegando el protagonismo en ese Laro que, sin intención de meternos en terrenos personales que no nos atañen, tiene tantos puntos en común con el mismo Isaac Sánchez y muchas de las situaciones emocionales que ha vivido recientemente que en ocasiones produce escalofríos.
Pero, como previamente hemos apuntado, en Taxus 3: Lo Que Dejamos sigue en marcha la gradual mejoría de las aptitudes artísticas de Isaac Sánchez. Esta afirmación no viene sólo por la evolución, depuración y estilización de su trazo cada vez más seguro y robusto, su meticulosidad a la hora de entintar o la pericia para desplegar su paleta de colores, sino también por su cada vez más controlado dominio de la secuencialidad entre viñetas y páginas o la elaboración de splash pages de potente acabado. Algo alejada queda ya la influencia de Jan o Carlos Giménez de El Regreso del Hombre Pez, porque los lápices del actual Isaac Sánchez nos retrotraen a ilustradores como Arthur Adams, Joe Madureira, Ed McGuinnes o Mike Mignola. Como ya mencioné en la reseña de Taxus 2: La Cabra el estilo de Sánchez es tan vibrante, cálido y prometedor que no debería tener problemas a la hora de ponerlo al servicio tanto de sus propias historias como a las de otros guionistas.
Taxus 3: Lo Que Dejamos Atrás culmina una obra que ha ido de menos a más en cada nueva entrega gracias a la continua evolución de su autor durante su proceso de creación. Lo que en su arranque parecía otro trabajo ligero y divertido en el contexto de la mitología cántabra como El Regreso del Hombre Pez ha ido mutando en una obra con un trasfondo mucho más profundo y con tantos paralelismos con la vida de su autor que posiblemente haya servido como expiación de pecados o demonios internos y «cura» para afecciones tanto físicas como psicológicas. Pérdida, dolor, madurez, miedo, redención, expiación, autoafirmación y finalmente aceptación para seguir adelante a pesar de las heridas sufridas en el trayecto. La trilogía Taxus está a mil años luz de ser el «capricho de un famoso» y lejos de ser un simple trabajo divertido y alimenticio. Es una obra nacida de las entrañas de su creador con la que se ha vaciado en cuerpo y alma y de la que sólo esperamos sea la primera piedra de una carrera dentro del mundo del cómic capaz de depararnos proyectos como este en el que el talento, la valentía y la tozudez se han dado la mano para descubrirnos un mundo tan repleto de magia y dolor como el nuestro propio, y una nueva voz en el panorama patrio merecedora de toda nuestra atención.
