Tras el típico subidón inicial que se experimenta en toda nueva serie, llega lo difícil, lo realmente complejo, mantener el interés de los lectores y Los Terrifics no van a ser menos. Por el camino, durante el primer tomo, se ha perdido a Ivan Reis a los lápices, algo que sin duda se nota en la serie, ya que el trazo y espectacularidad de Reis difícilmente se puede superar, siendo sustituido por Dale Eaglesham, viejo conocido en DC por todos los aficionados a la JSA de Johns, al que también acompañan dibujantes de enorme talla, como Doc Shaner, Joe Bennett, José Luís y Viktor Bogdanovic, cuya labor no es tanto hacer olvidar a Reis al lector, sino continuar dotando a la serie de ese aspecto clásico y a la vez moderno con el que poder seguir disfrutando del clásico sabor aventurero con el que Lemire escribe la serie.
Lemire es la pieza clave de esta serie y tras superar los primeros números y sentar las bases de actuación, motivación y líneas argumentales, se centra en ir desgranando más y mejor el funcionamiento de este peculiar grupo. El escritor de Descender, nutre a la serie con el carisma suficiente como para no apartarse de su esencia más pura, la aventuras más imposibles vividas y contadas a través de un grupo igualmente imposible y distinto, alejado de los focos, con miembros que resultan atractivos desde una posición de bajo perfil y a los que de forma irremediable se les va tomando cariño número a número (eso si no eran ya queridos por los lectores que se pudieran sentir atraídos por la serie más por los personajes que por el equipo creativo).
En este segundo tomo se une de forma activa a la trama Tom Strong, la creación de Alan Moore para ABC Comics, serie homenaje a los aventureros más Pulp, con la que Lemire ataca de lleno el fondo de su historia alrededor del Multiverso Oscuro, involucrando a los miembros de la familia Strong que no hacen sino añadir ese toque extra de aventura de color sepia.
Los Terrifics ya dejó claro que no era una serie que viniera a cambiar a vida de nadie, ni a ser un super ventas, ni siquiera a alcanzar el estatus de serie de culto. Los Terrifics está llamada a ser la serie de cabecera de los lectores clásicos, amantes de las aventuras más locas, los inventos más descabellados, los personajes más variopintos y los villanos más arquetípicos, con historias de ayer contadas hoy. Y en este segundo tomo ratifica lo que ya se pudo ver de forma clara en la primera entrega. Un segundo tomo que expande su influencia sin prejuicios, sin miedo, hundiendo sin vergüenza alguna sus garras en ese enorme y vasto Multiverso Oscuro para explorar todo su potencial y posibles usos argumentales tanto dentro de la serie como en el propio Universo DC.
Aquí solo hay espacio para la diversión más sencilla y más eficaz.
La pretensión de Los Terrifics es clara en todo momento y su lectura así lo demuestra cuando el ritmo resulta fluido y ameno, con una trama donde las cosas ocurren de una en una, apareciendo nuevos misterios a medida que se van desvelando los anteriores, como claro ejemplo de esa estructura clásica a la que la serie se pliega con pleitesía.
Además, en este tomo se encarta el primer anual de la serie, en la que se narran varias historias con las que poder dedicarle tiempo y espacio a la caracterización de los miembros del grupo, con historias en solitario de algunos de sus miembros, así como la que brilla con fuerza por méritos propios, la dedicada a Java, escrita por Russell, capaz de dar profundidad a un personaje tan plano como el ayudante/esclavo cavernícola de Stagg. Un anual que no es un relleno más sin vida, sin alma, como ocurre con otras series, sino que se usa de forma muy inteligente como potenciador de la trama central de la serie, llenado los vacíos argumentales que se han ido generando en la colección.
El valor, el núcleo de Los Terrifics se centra en sus personajes, fundamentales y carismáticos, capaces de llevar sobre sus hombros la responsabilidad de la historia que se quiere contar, con la adecuada dosis de drama y humor, aventura y desventura, enfrentamiento y amistad, a fin de que no se narre un compendio de historias sin vida.
Lemire continúa con pulso firme haciendo de Los Terrifics uno de sus trabajos más interesantes por el equilibro que existe entre personajes y tramas, narrado todo desde la sencillez más absoluta. Una sencillez que destila inocencia, esa misma inocencia que se podía leer en los cómics de hace 50 o 60 años en las que el mundo necesitaba héroes y heroínas tanto como hoy en día. Una serie que seguir y disfrutar.
Deliciosa.
Guion - 7
Dibujo - 8
Interés - 9
8
La serie en la que los lectores más clásicos pueden encontrar su espacio, al tiempo que los nuevos lectores pueden encontrar un lugar dónde descubrir historia de hoy con el sabor de siempre.
Totalmente de acuerdo con la reseña. Un gustazo de serie, con sabor clásico y muy divertida.
Muy buena reseña, y es tal cual, gran serie.
Sin lugar a dudas vale la pena.
Si alguna vez vuelva a Marvel, Lemire debería encargarse de una serie del Escuadron Supremo.