Edición original: Bonelli Comics – 1993
Edición España: Aleta Ediciones – 2013
Guión: Claudio Nizzi
Dibujo: José Ortiz
Entintado: José Ortiz
Portada: Aurelio Galleppini
Precio: 15,95 euros (tomo en tapa dura de 240 páginas)
La presencia de Tex Willer en España ha pasado por diversas fases desde que Buru Lan trajera sus aventuras por aquí allá por 1970. Zinco, Planeta y finalmente Aleta han sido las encargadas de publicar por estos barrios las andanzas de este arquetipo del salvaje oeste durante los últimos cuarenta y cinco años. Al mismo tiempo, hay que destacar el hecho de que desde mediados de los ochenta, artistas españoles hayan colaborado en la realización de arcos argumentales e historias especiales protagonizadas por Willer y sus amigos. Dibujantes del talento y prestigio de Jesús Blasco, Jordi Bernet, Alfonso Font o José Ortiz pusieron lápiz y tinta al servicio de Tex. Hoy toca hablar del creador de Hombre y de su participación en El gran robo.
El tomo publicado por Aleta en 2013 edita por primera vez en España un especial que vio la luz en Italia en 1993 y en la que la labor ilustradora vino de la mano de Ortiz, poniendo en imágenes los guiones de Claudio Nizzi. La historia presentada comienza con un viaje en tren en el que Willer y su compañero de fatigas Kit Carson dormitan; en el vagón en el que están acomodados se encuentra también un destacamento de soldados estadounidenses. Custodian un importante envío de dinero. El fino olfato de Willer le permite deducir que en una de las paradas de la vía ha desaparecido el vagón con la partida dineraria. Junto a Carson se embarcará en la tarea de averiguar qué ha pasado exactamente, siguiendo un hilo de acontecimientos e indicios que se irá embrollando progresivamente hasta desvelar un plan maestro por parte de un grupo de personas sin muchos escrúpulos.
Las tramas de robo y asalto constituyen un aspecto clásico dentro del género del oeste. Las andanzas de los forajidos, sus planes para dar el gran golpe que les saque de la miseria y la persecución por parte de los agentes de la ley y caza-recompensas han servido para articular todo tipo de historias ambientadas en la violenta frontera interior de América del Norte. Fiel a su condición de tebeo de género, Tex ha albergado ésta y todas las ideas que han conformado un género de ficción que, muy lejos de sus días gloriosos, mantiene no obstante a sus leales. En esta ocasión, el contrincante de Willer es otro personaje clásico del salvaje oeste: el jugador. El elegante tramposo constituye, ya como héroe ya como villano, una estampa inevitable en cualquier local de esparcimiento. Ya como héroe circunstancial –Maverick- o como villano a derrotar –Linch Weiss, antagonista de esta historia- supone un elemento en el que la fuerza bruta y la rapidez en el manejo de un arma de fuego se ven complementadas por la habilidad con las manos y la astucia. Weiss se las arregla para aplicar su talento para jugar a varias barajas al ámbito de los asaltos, moviéndose en varios frentes, prometiendo beneficios y, en definitiva, engañando a todo el mundo. Las cabalgadas de Willer y Carson se ven acompañadas por las pesquisas detectivescas que obligan a estos veteranos rangers a reconstruir un complejo rompecabezas mientras esquivan las balas.
Hay que remarcar el hecho de que el competente trabajo literario de Nizzi se viera ilustrado por el veterano ilustrador cartagenero. Ortiz dibuja un salvaje oeste que es tributario de la otra gran aportación itálica al género: un territorio salvaje, una población dura, un aspecto sudoroso y guarrindongo. Pistoleros sin escrúpulos, mujeres seductoras y la violencia como argumento y vía de diálogo principal. El resultado final es un tebeo que, sin estar a la misma altura que las obras principales de don José, gustará a la afición “texona” y en general, a cualquier que guste de “una del oeste”.
Enorme Ortiz, como siempre.