Un nuevo tipo de embajadores
«Esto no es una película de Marvel»
No hay dos sin tres y por tercera vez consecutiva tenemos a Mark Millar entre las novedades del mes, con Night Club y Nemesis Reloaded a sus espaldas, y no es la cuarta por poco, con Panini acelerando mucho en sus publicaciones y ya sin contar nuevas entregas de otras series, como Prodigy o The Magic Order. Quizás para llegar a ese ansiado Big Game o quizás por el nuevo contrato que ha firmado el Millarworld, donde pasará a ser publicado por Dark Horse, abandonando Image Cómics. Pero sea como sea hoy toca hablar de The Ambassadors, una colección un tanto especial pues Mark Millar vuelve a los supers en su estado más puro y con seis, sí, seis dibujantes de renombre dedicándose a narrar cada uno de los capítulos de los que se compone este primer tomo.
Cosa curiosa que los encargados del Millarworld ofrecieron a diferentes páginas web del mundo, siendo la nuestra una de las elegidas, poner en exclusiva el primer número traducido a su correspondiente idioma. Quien lo quiera leer aquí lo encontrará.
Como se puede ver, el escritor británico toma como base un nuevo dilema superheroico mezclando conceptos clásicos para retorcerse violentamente, como demostró que le gusta hacer en series como The Authority o The Ultimates, sin necesidad de irnos a las suyas propias, aunque Kick Ass ya ha quedado para la historia, no en vano es su licencia más larga y que más éxitos ha cosechado. Pero The Ambassadors tira por otros derroteros, mucho más suaves, por los de una persona con la tecnología como para dar poderes a otros, sin embargo, para sorpresa de todos, seleccionará a aquellos que cumplan con unas condiciones muy específicas, siendo el altruismo la principal de ellas. Pero solo pueden ser seis.
Aunque tiene un poco de macarrismo en un par de escenas, es Millar tirando de diversos tópicos de esos que le gustan, y en este sentido lo hace mucho mejor que en otras de sus colecciones, planteando un primer número bastante interesante y que nos mete en situación. Además tiene como dibujante a un Frank Quitely enorme, un autor con el que ya había hecho de las suyas en la antes mencionada The Authority, pero con el que creó Jupiter’s Legacy, así que se conocen bien. Es claro y crudo, así como sus formas distinguibles y llenas de personalidad, aunque la portada no refleja nada bien lo que nos encontramos en el interior (y puede que sea la peor de toda la serie), pero lo que importa es lo que tenemos dentro, eso se suele decir, y aquí es puro Quitely.
Pero si el primer número nos ponía con el mejor Millar, el segundo nos pone con el Millar entretenido que tira de tópicos. Tenemos el origen del primer elegido, en la India, y poco más. Es cierto que Millar juega un poco con ciertos tópicos, pero es más plano que el anterior número. El caso de su dibujante, Karl Kerschl, es el mismo, tiene alguna página brillante y otras que parecen hechas a todo correr. Y eso que estamos hablando de un autor que se ha prodigado mucho por DC, que ha ganado un Eisner y que da gusto verlo en Isola, pero aquí hay páginas que no parecen estar hechas por la misma persona. Libra con un buen resultado general, pero lejos del número de presentación.
Uno por otro y el tercer capítulo logra ganar por el corazón. Sigue siendo muy tópico en cuanto a la acción, pero los dos seleccionados están muy bien construidos. Se puede aplaudir a Millar por lo que ha hecho mientras se piensa la cantidad de series que tiene que mejorarían como relato corto de este estilo. Además llega un Travis Charest en plena forma, casi que mejor que nunca. Aquí he de admitir que siempre he tenido mis más y mis menos con el dibujante canadiense, me encantan sus formas pero siempre me ha parecido demasiado estático y un narrador irregular. Aquí se nos presenta algo más sucio de lo habitual y da como resultado un cómic mucho mejor narrado. Un punto a favor de este capítulo, sin duda, en el que no se queja de Francia.
Olivier Coipel toma el relevo y todo lo bueno que se pueda decir de él se queda corto. Es complicado a estas alturas decidir quién puede ser el mejor dibujante del tomo, pero Coipel está ahí rompiendo Brasil con una propuesta sucia y oscura que encaja bien con lo que nos venía narrado Charest pero en una forma diferente. Con Coipel a los mandos muy mal se le tiene que dar a Millar para fallar, ahí queda ese magnífico The Magic Order para demostrarlo. Y efectivamente el escritor no falla, presentando la historia más gris, que es donde mejor se mueve y donde menos tópicos del género vemos, con un pequeño giro que, si bien era algo predecible, funciona muy bien.
Australia es el siguiente en la lista de Embajadores y The Ambassadors nos suelta otro miembro del equipo que hace que quede muy variopinto, haciendo gala de su método de selección… más o menos. Pero igualmente vemos a Millar tirando de tópicos, es el turno del héroe mayor. Algo de humor, entre rancio y picaresco, pero una historia que no dice mucho, la verdad, puede que sea la peor de todas. Además Matteo Buffagni, dibujante que se movió más por Marvel pero que justo acababa de dibujar el segundo tomo de Prodigy, no hace un mal capítulo de The Ambassadors, pero está muy lejos del resto de artistas del tomo. Lo que tiene es que cada vez va dejando más espacio a los villanos, sin grandes explicaciones pero para eso está el final ¿no?
México y Matteo Scalera son la combinación final para Mark Millar. Aunque el personaje no tiene mucha presentación, ya sale directamente con el equipo. Sobre el dibujante de Ciencia Oscura poco que decir más allá de que es muy grande en todos los sentidos y es una buena elección para cerrar la historia. De momento claro. En realidad el último número es la confrontación esperada con los villanos que se iban presentando y que iban en contra de la creadora de héroes, así como del equipo de rescate en general, donde apenas hay giros y sí que hay mensaje, lo cual se agradece. ¿Típico? Sin duda, pero al menos es el Millar que se ha preocupado en contar algo interesante y en saber sintetizar sus historias, algo poco común en él.
Un buen final, con un “continuará” marca de la casa, que al fin y al cabo lleva en el lomo un número uno por algo, parece que esto va para largo pero si mantiene ese nivel no es una mala idea que esto ocurra. El buen Millar, al fin después de unas cuantas que no estaban mal para pasar el rato y ya.
El baile de dibujantes podría parecer un punto en contra, pues no es un cómic muy homogéneo. Digamos que los autores no se preocupan por el estilo de los demás y seguir una línea común, ni tampoco los coloristas, de los que no he dicho nada porque van en consonancia con el dibujo y también hay grandes nombres entre ellos. Pero lo cierto es que entre el gran nivel que tienen y que cada historia recorre su propio camino, a excepción de la primera y la última, lo cierto es que el cambio entre unos y otros no supone ningún problema y The Ambassadors consigue estar entre las más destacables de las obras de Mark Millar.
Lo mejor
• Quitely, Scalera, Charest, Coipel… el apartado gráfico es impresionante en la mayoría del cómic.
• Pequeñas historias resultonas que forman un todo consistente.
• Millar construye buenos personajes.
Lo peor
• Hay dos capítulos en los que el dibujo no está a la altura del resto.
• Y en esos dos capítulos hay demasiados tópicos muy vistos.
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 9
8.7
Embajada
Mark Millar sale triunfante gracias a una historia bien condensada, bien construida y con unos dibujantes de primera.
El Night Club no me dijo nada del otro mundo y otros de sus títulos recientes me han parecido escritos con el piloto automático. No pensaba entrar en éste pero, ay, si me dices estas cosas…
Un saludo y gracias por la reseña.
Ya lo siento, igual me pilló en un buen día pero me gustó XD