Si se puede comprar y vender, también se puede robar
La dupla que han conformado Joe Henderson y Lee Garbett es una de mis preferidas de la producción del cómic actual. Y claramente no me encuentro solo en esa preferencia, dado el éxito y la buena recepción que han tenido sus obras que le han valido hasta algunas nominaciones a premios como los Eisner.
Luego de Skyward y Shadecraft, se han reunido creativamente una vez más con un proyecto que resultó muy apropiado para un sello editorial que está dando mucho que hablar con los cómics que está impulsando y con su modelo de negocios digital y físico. El nuevo título es The Big Burn y encontró su casa en DSTLRY.
En esta nueva obra Henderson y Garbett se alejan un poco de su estilo habitual pero no del todo, con una trama algo más cruda y truculenta sin dejar de tener el tono característico de la dupla que encontramos en los vínculos emotivos de sus personajes y de su camino a lo largo de la narración.
La sinopsis de esta historia no es tan simple ni breve de resumir porque en tan sólo su primer número tiene varios giros son como rizos que la van complejizando. Comenzamos con un tópico común de una pareja de hombre y mujer que cometen grandes robos, a la Bonnie y Clyde. Luego de varios trabajos exitosos son capturados y les llega una oferta de libertad a cambio de sus respectivas almas, realizada por el mismísimo Diablo. Este podría ser el nudo a desatar pero le añaden un giro más, abordando cómo es vivir sin tu alma y qué consecuencias trae esta vida sin espiritualidad posible ni sentir emociones de ningún tipo. Así plantea un nuevo conflicto que divide a la pareja que hace necesario de alguna manera recuperar sus almas, en un camino que nos lleva hasta el propio Infierno y hacia el verdadero nudo de la historia: para recuperar sus almas, las deberán robar.
A su vez, con este planteo el guionista se halla relativamente cómodo en la temática de la historia dado que es uno de los co-escritores de la serie audiovisual de Lucifer. Pero a esta le suma elementos de Ocean’s Eleven y de Inception, logrando una combinación por demás de interesante que sabe a cierta originalidad.
Con ello, Garbett tiene muchísimo para dar juego a su dibujo en diferentes facetas en un espacio de no tantas páginas y también se desenvuelve con comodidad en todo el espectro, iniciando en secuencias de robos con muchos detalles a destacar para lo que se vale del diseño y el rotulado hasta escenas de contenido gore y de terror, pasando por situaciones de acción muy dinámica. De la misma manera debe trabajar Lee Loughridge en el color, comenzando con una paleta muy luminosa de cierta liviandad para hundirse en escenarios oscuros en donde predomina (obviamente) el rojo, moviéndose con holgura en todos los entornos.
Gracias a este equipo creativo y su notable trabajo, DSTLRY lo hace una vez más en una buena sucesión de lanzamientos que capturan la atención de la prensa y los lectores, tanto por las ideas que se ponen en juego como por la manera en que son ejecutadas por los autores que se reúnen en este nuevo sello.
The Big Burn sin dudas tiene mucho juego para dar, con los personajes que presenta en este #1 así como también con su versión del Infierno, todo con el tono de Henderson + Garbett.
Lo mejor
• Se propone una vuelta de tuerca a los pactos con el Diablo y lo consigue.
Lo peor
• Arroja tantas líneas narrativas que no son desarrolladas y podrían tener todavía mucha más historias en una sola.