Una de las lecturas más satisfactorias y emocionantes de este 2018 ha sido
The Black Holes narra, en torno a una estructura cósmicamente circular, la iniciativa de Gloria, Laura y Cristina para montar una banda punk bautizada como el nombre de la obra. Sin embargo, a pesar de la actitud y aptitud de las jóvenes protagonistas, la inspiración musical descubrirá una sombra de tiempos pretéritos que sobrevuela por toda la obra hasta su catarsis definitiva, donde el mismo Borja Gonzalez transpira a través de las propias protagonistas, dejando un trozo de sí mismo en todas ellas. La adolescencia de ayer y de hoy se dan cita en una atmósfera mágica, lírica y de ensueño, demostrándose que los dilemas y la preocupación por el futuro son comunes a cada generación (tenga el apodo que tenga), como si la realidad se solapara sobre sí misma en cada momento ajenos a nosotros mismos, porque cualquier tiempo pasado siempre fue mejor. Ídem con el futuro. Todo ello conforma un relato embriagador para los cinco sentidos, donde lo que se evoca y lo que se sugiere nos transporta a cárceles emocionales por las que todos hemos caminado.
Esta nueva propuesta desarrollada en 160 páginas es una secuela espiritual de su anterior obra, La Reina Orquídea (80 páginas, 17,5€, Editorial: El Verano del Cohete). En esta ocasión, el autor apuesta por una paleta de colores con base verde y roja en lugar del azul celeste y amarillo pálido tan cautivadores de entonces, siendo sin duda alguna el color uno de los mayores atractivos de la obra. En La Reina Orquídea Gonzalez demostró una solvencia en la narración en torno a viñetas/páginas verticales difíciles, así que la apuesta predominante por una estructura de página en torno a tres viñetas horizontales permite a su autor hacer maravillas con la narración, con un par de juegos de transición muy locas sacadas de la chistera más alucinante en mucho tiempo. Una narración circular evocadora donde la juventud fuera de su tiempo es la protagonista en apariencia, siendo realmente el vehículo de una metáfora mucho mayor.
Igual de hipnotizante es el recurso marca de la casa del autor todoterreno a la hora de no dibujar los rasgos faciales de los personajes, como en el resto de obras de su currículum. Gonzalez sortea este hándicap auto-impuesto con unos encuadres y un lenguaje corporal al alcance de muy pocos. Quién iba a pensar que era posible transmitir tantas emociones con tan pocos trazos. Una solvencia que impulsará al lector a segundas y terceras lecturas, apelando al ojo analítico para intentar descubrir la fórmula secreta del éxito de un relato tan depurado. Una obra fantástica.
Guión/dibujo - 8.5
Interés - 9
8.8
Borja Gonzalez hace un triple tirabuzón y medio con su primera novela gráfica larga sobresaliendo, y con nota, en el color, narrativa y atmósfera de un relato cósmicamente mágico. Lectura recomendada.
Grande Borja, hace aquí el que es sin duda uno de los mejores trabajos del año.