The Bounce #1-12

 

Edición original: The Bounce #1-12 (Image Comics).
Guión: Joe Casey y Sonia Harris.
Dibujo: David Messina.
Entintado: David Messina, Gaetano Carlucci.
Color: Giovanna Niro, Fabiola Ienne, Valentina Cuomo, Claudia Scarletgothica.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $2,99.

 

Joe Casey viene llevando a cabo una labor casi de militante por la renovación del cómic de superhéroes, postulando en sus proyectos independientes lo que él piensa que deberían ser las lecturas de este género en el actual siglo XXI. Así lo vimos ya en Butcher Baker The Righteous Maker y Catalyst Comix, y con ese mismo objetivo nos lo encontramos en esta serie titulada The Bounce, aquí en colaboración con Sonia Harris en la concepción, quien también cumple tareas de diseño gráfico y consultora de la historia (tal como lo señalan los créditos).

En esta oportunidad nos encontramos un Casey con menos intenciones de ser rompedor, planteando un cómic que a primera vista es bastante tradicional en sus maneras narrativas e incluso parte de tópicos repetidos del género, añadiéndole una u otra cosa (sexo y consumo de drogas explícitos) que lo diferencia del exceso de conservadurismo que según él profesan las dos grandes editoriales en sus productos, pero de una manera justificada y no caprichosa (como sí lo fuera en otros cómics de su autoría).

En efecto, The Bounce es el más normal o accesible (por decirlo de alguna manera) de los títulos que viene presentando este guionista, lo cual se evidencia desde el mismo estilo de dibujo bien superheroico de David Messina y su composición de página también muy clásica. No obstante esto, este cómic sigue en la línea diferenciadora que viene sosteniendo Casey, con algunos toques de psicodelia pero mucho más distintivo en el plano conceptual, coqueteando con la idea de las dimensiones paralelas desde planteos metafísicos, filosóficos, algo que pocos autores del género están dispuestos a hacer (Grant Morrison, Jonathan Hickman, Alan Moore en su momento, y pocos más, sin entrar en comparaciones ni poniéndolos en el mismo nivel, desde ya).

Sin ser una obra maestra, Casey consigue en esta serie combinar su ya conocida diversión mediante ideas un tanto locas con un guión sólido, bien elaborado y desarrollado, que conduce la historia desde el más llano nivel superheroico de un joven con poderes que quiere hacer el bien pero también divertirse en su identidad civil (asemejándose intencionadamente a Spider-Man), llegando hasta los citados niveles metafísicos con planteos de ciencia ficción de una manera consistente, atando sus cabos sueltos y dando sentido a todo lo que sucede con el protagonista (pero dejando la sensación de que había más por mostrar de quien oficia de villano).

La mayor solidez de The Bounce radica en la correcta y bastante detallada elaboración de los trasfondos de todos sus personajes y de su mundo, lo cual va presentando de manera escalonada a través de sucesivos flashbacks que van respondiendo a los interrogantes planteados desde el comienzo, con mucho de narrativa de thriller de suspenso. Entre todo esto, por supuesto, tampoco puede faltar cierta cuota de comicidad y diversión pura, algo en lo que Casey suele lucirse. Si bien hay varias escenas de situación de comedia, no es en absoluto el género principal de este cómic.

En lo que respecta a lo netamente superheroico, The Bounce puede definirse en cierta medida como la «Crisis de Casey» ya que es justamente en lo que consiste esta historia al fin de cuentas: sensación de apocalipsis, cielo de colores extraños (aunque no rojo) y un héroe que se ocupa de resolverlo. Aunque claro que esto sería una verdad a medias, ya que la situación de amenaza cósmica/dimensional se concreta en los números finales luego de un extenso e interesante desarrollo del mundo, sus personajes, las relaciones entre ellos y la manera en que todo se conecta en una misma trama abarcadora.

De esta manera, apartándose del propósito principal de divertir y entretener más que los cómics maisntream, Joe Casey sigue a tono con su objetivo de ofrecer historias de superhéroes no tan comunes brindando una lectura mucho más reflexiva y dramática, anclada en la realidad actual en varios niveles (desde la situación problemática cotidiana de esta época hasta el planteo de un mundo muy oscuro, asolado por incontables tragedias) así como en tópicos y estereotipos que al ser rodeados de ideas más originales no se sienten como tales.

La ya mencionada buena ejecución de estas ideas en guión y dibujos (también en el coloreado, a pesar de los varios responsables, y hasta el diseño conceptual) sumado al planteo cerrado en 12 números, hacen de The Bounce un cómic accesible y a la vez interesante, tanto para la reflexión sobre el género superheroico como de varias cuestiones propias de esta época que nos toca vivir.