The Brave and the Bold: Los Señores de la Suerte

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Edición original: The Brave and the Bold: The Lords of Luck HC USA
Guión: Mark Waid
Dibujo: George Pérez
Libro cartoné, 160 páginas, color.
13,95 €
Planeta DeAgostini – Avance

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El guionista Mark Waid une su talento al del incombustible George Pérez para traernos de vuelta, a petición de los fans, The Brave and the Bold.

Surgida en agosto de 1955, la serie relataba las aventuras de personajes como Silent Knight, Viking Prince o Robin Hood, entre otros. La colección se mantuvo de esta manera hasta que en el número 25 dio un vuelco y cambió, siendo la puerta de entrada para muchos personajes y grupos nuevos, como el Escuadrón Suicida o la Liga de la Justicia. Tiempo después, y a partir del número 50, la serie pasó a convertirse en lo que conocemos hoy en día: crossovers entre personajes del UDC; siendo Batman uno de los miembros que más se han dejado ver por sus páginas. De esta manera, y en el último número, en julio de 1983, se nos presentaba a Batman y los Outsiders.

Tras dos miniseries, una de ellas escrita por el propio Mark Waid, y un especial, The brave and the bold volvía a las librerías norteamericanas como serie regular; y aproximadamente un año después, los lectores españoles, de la mano de Planeta DeAgostini Comics, tenemos la oportunidad de disfrutar del primer arco argumental de la colección, titulado “Los Señores de la Suerte”.

A lo largo de los seis números que componen este tomo, el lector asiste a las aventuras y desventuras de cerca de una treintena de superhéroes conocidos. Todos y cada uno de ellos magistralmente dibujados por los lápices de un genial George Pérez que, como siempre, nos demuestra por qué está considerado como el mejor dibujante en lo que a “super tipos” se refiere. Con un trazo limpio y claro, el dibujante ofrece una composición en cada página que facilita su lectura y comprensión. Cuidando hasta el más mínimo de los detalles, sus viñetas aportan una gran cantidad de información, enriqueciendo el, ya de por sí, excelente guión de Mark Waid.

Hablando de su trabajo no puedo pasar por alto las palabras que le dedica el propio Waid en la introducción del tomo: y es que “el bueno” de George amplió el número de viñetas propuesto inicialmente a casi el doble. Esto no dejaría de ser algo anecdótico si el trabajo desempeñado en cada una de esas viñetas fuera mediocre; pero, como ya he dicho, está muy por encima del nivel al que, por lo general, estamos acostumbrados.

Por otro lado, quisiera destacar la cualidad de Mark Waid como “guionista humano”, debido a que sus historias giran en torno a los personajes y sus relaciones, estando estas por encima de la acción. Cuida los diálogos casi tanto como la historia en si. Se sitúa en el papel de cada personaje y hace que éste se comporte como debería, como todos hemos pensado siempre que tenía que ser (personalmente, me encanta cómo ha usado a Supergirl).

Al leer un guión de Waid, lo que hacemos es asistir a una interacción entre personajes. Sus obras nos permiten conocer un poco mejor a aquellos superhéroes que tanto nos gustan. Y esta serie es la ideal para ese tipo de guión. El destino, el azar, la suerte… hacen extraños compañeros de viaje. Esto, al menos, es lo que parecía tener en mente al guionista a la hora de comenzar a escribir estos números. Y no es para menos, la verdad. No es que sean colaboraciones excesivamente raras, pero sí que son curiosas.

La primera página comienza con un cruce entre Hal Jordan y John Stewart, quienes, curiosamente, están hablando sobre cuál es la “mejor historia de equipo”. Como era de esperar, gana Superman!

La historia arranca cuando, una vez separados ambos Green Lanterns, Hal encuentra el cadáver de un hombre flotando “aproximadamente a 235 kilómetros sobre Venecia”. Al pedir consejo a Batman, éste le informa de que él se encuentra ante un cuerpo sin vida de idénticas características.

A partir de ahí, ambos superhéroes se las tendrán que ver con una pareja de alienígenas procedentes del planeta-casino Ventura, poseedores de un arma conocida como Haruspex, cuya cualidad es la de alterar las probabilidades para matar. Ruleta (nieta del Mr. Terrific original, y enemigo declarado de la JSA) será la encargada de ponerles al corriente de lo que está pasando y de qué es lo que busca la pareja de venturianos, quienes se escapan, cada uno en una dirección, lo que hará que nuestros héroes se dividan y, como no, encuentren nuevos compañeros.

De esta manera, veremos como Green Lantern sustituye al oscuro Batman por la guapa y sexy Supergirl (en mi casa, eso que hace se llama “meter fichas”); mientras que el enmascarado número uno de Gotham se encuentra, de manera fortuita, con el siempre divertido, y nuevo, Blue Beetle. Hal visitará Ventura, mientras Batman acude a El Paso. Ambos acabarán siendo transportados a otro lugar, dando pie a nuevos cruces. El portador del anillo se unirá a Adam Strange, mientras el Hombre Murciélago se encuentra, por fortuna o por desgracia, según se mire, con la Legion de Superhéroes. Mientras, Supergirl, abandonada a su suerte, y nunca mejor dicho, en Ventura, deberá recurrir a la ayuda de Lobo, dando lugar a graciosas situaciones.

Como habréis comprobado aquellos que os hayáis leído el tomo, a lo largo de los 6 números se unen personajes a la aventura, algunos se mantendrán y otros no. Finalmente quedarán Batman, Green Lantern, Supergirl y Adam Strange, quienes harán frente a los Señores de la Suerte.

Los guiones de Mark Waid, como he dicho, siempre giran en torno a los personajes y sus relaciones. Durante los tres primeros números, asistimos a lo que, en mi opinión, es un cómic muy agradable, lleno de momentos de esos que te ponen una sonrisa en los labios y con los que disfrutas enormemente. Cada personaje se comporta como esperas, pero al lado de otro que es, generalmente opuesto, con lo que las personalidades quedan aún más marcadas y definidas. Lo que podrían ser choques inútiles o vacíos, excusas vagas para una pelea, se convierten en diálogos ágiles y divertidos que ahondan más en las diferentes personalidades, produciendo un cómic lleno de matices y, en cierta manera, de colorido. Los personajes muchas veces planos adquieren consistencia demostrando que lo que los hace únicos no es lo que son, sino quienes son.

El resto de números, por el contrario, ha generado en mí sensaciones algo opuestas a las proporcionadas por los primeros números. Lo que antes era orden y claridad, todo con el propósito de dar a conocer, no una historia, sino a aquellos que la hacen, se vuelve un brusco intento por hilar las piezas anteriormente repartidas. Los hechos se suceden de forma más rápida, mezclando en menos espacio más acontecimientos y situaciones. En pocas páginas descubres lo que no te han contado en los 4 números anteriores. Y la solución al problema se convierte en una excusa para incluir otros personajes. Sin mencionar la solución empleada por nuestros héroes para salvar la tarde.

En definitiva, tenemos un cómic entretenido, muy fácil de leer, en el que se disfruta enormemente del dibujo y los diálogos, especialmente al principio; pero según avanza la historia, la sensación que da es de que se le ha echado el tiempo encima y tiene prisa por terminar. Afortunadamente, la edición está muy cuidada, conservando portadas originales y añadiendo información y aclaraciones del propio Waid sobre las imágenes elegidas y sobre cómo ha sido su trabajo con Pérez.

Si queréis pasar un buen rato, es una buena elección.