The Cartoonist

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The Cartoonist

Edición original: Ediciones de Ponent.
Guión: Paco Hernández.
Dibujo: Daniel Cardiel.
Formato: Rustica, B&N, 152 páginas.
Precio: 17€.

 
Pedro Monje

Tras Rosa y Javier (Ediciones de Ponent, Marzo 2013, junto al dibujante Jose Angel Ares), The Cartoonist es la segunda obra de Paco Hernández, a quien en esta ocasión acompaña al frente del apartado artístico Daniel Cardiel en su debut en la novela gráfica. Lo que más sorprende de The Cartoonist es el nivel de maduración que ha alcanzado Paco y, sobre todo, la rapidez con la que lo ha conseguido. Si ya fue capaz de conmovernos en no pocos momentos durante la lectura de los problemas materno-filiales entre Rosa y Javier (y, de paso, cambiarnos para siempre el concepto de “pedir la paga”), en esta ocasión vuelve a la carga con un nuevo relato en el que explora y ahonda en una nueva situación paternofilial, envuelto en un excelente homenaje continuo al noveno arte, plagado de guiños.

Peter Simmons es el hijo del famoso, adorado y fallecido dibujante Jacob Simmons, historia del cómic norteamericano en el siglo XX. Sin embargo, pese a la veneración que le profesas las legiones de seguidores que crecieron y disfrutaron del trabajo de Jacob, Peter nunca consiguió llevarse bien con su padre, a quien le guarda un rencor eterno que, poco a poco, le está consumiendo. Incluso, no es descartable que ponga en riesgo la estabilidad de su familia y la relación con su propio hijo, el cual por cierto también disfruta (a escondidas en la mayoría de las ocasiones) del trabajo de su abuelo. Poco podría imaginar el propio Peter que, con motivo del décimo aniversario de la muerte de su progenitor, iba a recibir una invitación para hablar de su padre en la, nada más y nada menos, Convención de Cómics de San Diego. Impulsado (u obligado, más bien) por su mujer, Peter se embarcará desde las primeras páginas en un auténtico viaje de descubrimiento, tanto paterno como personal, con sus correspondientes momentos catárquicos perfectamente orquestados, planificados e insinuados, que le cambiará la vida para siempre. A él y a sus compañeros de viaje. Poco a poco, Peter se dará cuenta de que todo cuanto su padre no supo o pudo transmitirle en persona sí que lo hizo a través de las viñetas. Toda una carta de amor que aprenderá a entender y valorar en su justa medida.

En anteriores ocasiones he admitido la especial predilección por cualquier aventura que narre un viaje de auto-descubrimiento, con su bien construida epifanía. Un road-trip en todo regla. Este enfoque dista de ser algo original y novedoso y ha sido empleado como premisa en distintas modalidades artísticas ya sea en el cine (desde Big Fish hasta Los Puentes de Madison o Pequeña Miss Sunshine, incluyendo otras más disimuladas como mismamente el Hook del recientemente fallecido Robin Williams) a, como no, el cómic. En este campo, la obra que más ha marcado a un servidor es la reciente obra magna de David Mazzucchelli: Asterios Polyp u otros ejemplos similares como las mil veces mencionadas Las Calles de Arena, de Paco Roca, Cenizas de Alvaro Ortiz o el infravalorado Daytripper de los brasileños Fábio Moon and Gabriel Bá. Desde hoy, The Cartoonist entra en este exclusivo grupo de favoritos personales y eleva el nivel de exigencia para las futuras obras de Paco Hernández a unas alturas reservadas para los más veteranos y curtidos del género. En ninguna de las ciento cincuenta páginas de esta novela gráfica se aprecia el mínimo atisbo de estar ante un escritor novato. Y eso, para una segunda obra profesional completa, es mucho decir.

Más allá del aspecto más sentimental, personal y familiar de la obra, es inevitable no aprovechar esta oportunidad para hacer mención de la cantidad de guiños, referencias y alusiones a los cómics, autores, series y personajes con las que hemos crecido. Todos ellos inundan las páginas de The Cartoonist en algún y otro momento, destacando el estupendo trabajo realizado por un detallista Daniel Cardiel, quien no se esconde y nos ofrece algunas de las imágenes más icónicas que tenemos en nuestras retinas bajo su sello personal. Desde la primera viñeta a la última. Desde el sello del Comic Code hasta una abarrotada San Diego Comic Con. Todo ello sin quitar protagonismo ni ritmo a la historia, demostrando lo trabajada que está la novela por parte de ambos autores. Precisamente, para diferenciar claramente los distintos segmentos de la obra, Daniel adopta dos estilos distintos, de los cuales el segundo a su vez se adapta a las distintas épocas homenajeadas en cada momento, con la dificultad añadida de que el formato en blanco y negro no ayuda por sí solo. Una versatilidad encomiable para, no lo olvidemos, un dibujante en su primera obra profesional.

Incluso, como un nuevo ejemplo de lo trabajada que está la obra para que aquellos que no sepan pillar todas las referencias, encontrarán varios anexos de hasta veinte páginas al final de la obra con toda la información necesaria para disfrutar nuevamente de la obra en una segunda lectura.

En definitiva… fantasmas del pasado, cartas de amor, viñetas, road-trip, guiños, diálogos estupendos, catarsis… ¿qué más se puede pedir en tan poco espacio?

Gustavo Higuero

Si todos los cómics que he reseñado y llegaré a reseñar fueran como este, el mundo sería un mundo mejor. Tal vez esta frase suene exagerada y parezca una manera contundente de empezar para llamar la atención, pero nada más lejos de la realidad. Este cómic, esta novela gráfica, es probablemente uno de los mejores cómics que podamos leer este año.

¿Y qué es lo que lo hace tan especial?

La historia de un hijo y un padre que vive más en el recuerdo de otros que en el de su propio hijo. Peter es invitado a acudir al homenaje padre, Jacob Simmons, leyenda del cómic, en el décimo aniversario de su muerte en la ComicCon. Pero Peter no recuerda a su padre. No como era, sino como cree que era y eso está lastrando su propio rol como padre de Arnold. Obligado a decidir por su mujer se verá inmerso en un viaje a lo largo de los Estados Unidos en el que, rodeado de fans de su padre, termina por comprender todo aquello que se negaba a ver.

No suena muy especial, ¿verdad?

Pero aun así es especial y mucho.

Lo que hace que The Cartoonist sea especial no es lo que nos cuenta, sino lo que nos hace sentir. No importa tu condición, entre sus páginas hay algo que te tocará el alma y ya no podrás dejar de leer hasta la última página. Sentir es algo que muy pocos comics pueden presumir de hacer. Sentir es lo que hace que recordemos un cómic en el tiempo y cuando elaboramos nuestra personal lista de cómics favoritos siempre acuda a nuestra memoria. Sentir es lo que todos nosotros necesitamos para poder sentirnos vivos y que un cómic sea capaz de conseguir que, en algún rincón de nuestro ser, nos estremezcamos es algo reservado a tan solo una élite de obras del noveno arte.

Esta es la segunda obra de Paco Hernández. Con su debut en su obra Rosa y Javier, acompañado de José Ángel Ares, ya dejó claro que había llegado para quedarse y con este segundo trabajo no hace sino confirmar lo que ya todos sabíamos: Paco es un escritor capaz de dar forma física a los sentimientos.
Supe de la existencia de esta novela gráfica antes siquiera de existir en papel. Un simple resumen de la misma ya me dejó claro que tenía algo que la hacía distinta a todo. Era una obra donde un padre y un hijo se reencontraban, no físicamente, sino a través del recuerdo y vivencias de otras muchas personas, unidas por una pasión desmesurada por el mundo del cómic en general. Es una historia de negación, de prepotencia, de miedo, de lucha, de entrega, de sacrificio, de trabajo, de apoyo, de superación, de duelo, de pasión, reivindicativa y sobre todo de amor en todas sus vertientes, expresiones y tipos. Padres e hijos, esposos, novios, amigos, mires donde mires hay amor en esta historia o historias, porque es tal el talento de Paco que no se limita a contarnos una historia, nos cuenta muchas y todas unidas en esa trenza que es la vida.

Mención aparte merece el tiempo que dedica a homenajear a toda una industria que se cimentó sobre los hombros de unos artistas pioneros que lucharon por seguir haciendo lo que mejor sabían hacer: contar historias. Paco ama y respeta a esos dibujantes y guionistas que han sudado sobre su teclado o su mesa de dibujo, dejándose la vista en jornadas maratonianas de trabajo buscando el encuadre perfecto o la palabra adecuada. Y Paco plasma todo ese respeto llenando su historia con sinceras distinciones a unos hombres que fueron los rompehielos de una sociedad que no creía en ellos. A ellos tenemos que agradecerles estar hoy aquí disfrutando de un arte que inflama la imaginación de miles de personas.

Paco consigue que nos veamos reflejados en alguno de los personajes o en varios, por qué no, haciendo que la obra sea accesible a cualquiera que se acerque a ella. De una manera u otra es una historia en la que somos protagonistas al recordar, al sentir, al comprender, que en algún momento de nuestras vidas hemos vivido algo similar. Todos somos hijos de alguien, todos hemos estado enamorados, a todos nos gusta algo por encima del resto… esa es la magia de este cómic.

Un cómic de lectura hipnótica, absorbente, profunda y potente que se ve acompañado por los dibujos de Daniel Cardiel en el que es su debut en la novela gráfica.

Daniel forma un equipo impecable con Paco. Sus dibujos hablan cuando las palabras de Paco no llegan y viceversa. Sus composiciones de página dotan de dinamismo y ritmo a la historia, regalándonos dibujos para el recuerdo como Peter sobre los hombros de su padre mientras el dibuja. Toda una declaración de intenciones y una perfecta metáfora que resume en una sola ilustración toda la obra. No es de extrañar que sea la imagen de la portada.

Si bien es cierto que sus dibujos denotan cierto grado de inseguridad, sí que deja claro que esto es solo el principio de algo grande. Su trabajo en esta obra es enorme. Su esfuerzo notable. Su contundencia a la hora de plasmar los sentimientos que Paco desarrolla soberbia. Y su labor de documentación enciclopédica.

Un equipo magnífico para una obra magnífica.

Cabe mencionar la inclusión al final de la obra del cuadernillo denominado los Secretos de The Cartoonist, donde se nos regalan bocetos de páginas, diseños de personajes y un extenso texto donde se nos desgranan esos guiños que salpican toda la historia. La atención de detalle que destila esta obra es extraordinaria. El cartel de la ComicCon del año 2000 es el que corresponde, la tecnología de la que disfrutan los personajes es acorde a ese año, los restaurantes donde paran… todo está cuidado y mimado para que la inmersión sea absoluta.

Pero no todo es perfecto.

La introducción no me gusta. La veo excesivamente dura y seca, desarmonizada con la historia que Paco y Daniel nos regalan a pasar la página. Tal vez esté equivocado, pero lejos de introducirme a la obra me saca de la misma.

En definitiva una novela gráfica para regalar vuestros familiares, amigos y recomendarla a los cuatro vientos. Escrita con, no solo talento, sino con sentimiento y dibujada con el esfuerzo y la entrega que exige una historia que de una manera u otra no os dejará indiferentes.

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Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
17 agosto, 2014 2:33

Joder. Sí que la ponéis bien. A mí, Rosa y Javier, sin parecerme la hostia en verso, me gustó y la disfruté mucho. Así que habrá que echarle un ojo a esto.

Gustavo Higuero
Autor
17 agosto, 2014 10:12

Retranqueiro, esta segunda obra de Paco es muy superior a Rosa y Javier. No dudes en invertir tu dinero en ella. Si te deja indiferente me escribes y si te gusta pues me escribes igualmente. 😊
Estoy seguro que te gustara mas que Rosa y Javier.
Gracias por tu comentario.

chirripitiflautico
chirripitiflautico
Lector
17 agosto, 2014 10:31

Yo la pedí ayer en mi librería, la pinta es cojonuda.
Gracias por la reseña!

molon labe
molon labe
Lector
17 agosto, 2014 11:13

Yo me perdi por motivos de trabajo la presentacion que hacian de esta obra en Tajmahal el mes pasado, pero la obra la tengo en la pila de lectura, despues de la reseña he ido disimuladamente a la pila y la he subido unos cuantos puestos, mientras lo hacia silbaba para disimular, no se porque pero asi es.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
3 septiembre, 2014 17:56

Leído. De hecho, me lo leí el fin de semana aunque no comente hasta hoy.

Coincido, en general, con lo expuesto por Pedro Monje y Gustavo Higuero en la reseña. El guión es más redondo, está mejor rematado que el de Rosa y Javier. Y la historia consigue conmover al lector. Aunque aquí cabría señalar -o tal vez no- que yo soy de lagrimilla fácil y que, a poco que me implique o me deje llevar por la historia que me cuentan, enseguida me emociono. Coño; si hasta tengo soltado lágrima y moquillo con esas mierdas (o, como los llamamos mi novia y yo, telefilmes de «alemanes por el mundo») que echan los fines de semana para cubrir parrilla.
Pero, ea, sí, reconozco que con las últimas páginas me emocioné. Y cuando un tebeo consigue hacerte sentir así, no queda sino aplaudir.

También me parece acertada la comparación con Pequeña Miss Sunshine. De hecho, mientras leía el tebeo me acordaba cada dos por tres de Entrecopas o Los Descendientes. Y, vamos, es que podría usarse el guión de Paco Hernández para hacer una peli de ese estilo sin necesidad de cambiar una coma.

Y tal vez sea esta una de las pocas pegas que le pondría al tebeo. El guión es bueno, está bien ejecutado y todas las piezas están colocadas correctamente y en el orden preciso. Peeeero… de hecho, es tan así que la historia no sorprende. Como lector, sabes – o intuyes- lo siguiente que va a pasar porque ya te han contado historias parecidas y con un patrón similar no una sino muchas veces. ¿Qué ocurre? Que está tan bien contado, y de una manera tan fluída, que te da igual. Es un placer dejar que sea la historia la que te lleve de la mano y te guíe por mucho que tú te conozcas de sobra el sendero.
Si acaso, lo único que me sobró fue el momento

Aviso de Spoiler

»revelaciones».
Cuando Peter, tras ver la luz acerca de su padre, se encuentra con sus compañeros de viaje y, en un pis-pas, soluciona los problemas de todos ellos

.

En lo que sí que no estoy de acuerdo es en el apartado gráfico. Aún reconociendo el enorme esfuerzo realizado por Daniel Cardiel, la gran tarea de documentación y el empeño demostrado, lo cierto es que es la parte más floja de este tebeo. Tal vez sea que su estilo no me gusta demasiado. No sé; el caso es que no me ha gustado e incluso creo que se ha quedado por debajo de lo que podía haber sacado a la historia.
Eso sí; tampoco lo tenía nada fácil. En este tebeo no hay grandes escenas de lucha, ni épicas, ni nada por el estilo que permita dejar al lector epatado a base de espectacularidad. Aquí sólo hay personas que se expresan con las palabras, con los silencios, con los gestos… Y hay que ser muy bueno para ser capaz de hacer todo eso y hacerlo bien en todo momento.

De todas formas, y como bien decís, es un trabajo impresionante atendiendo al corto currículum de los autores.

Que, por cierto, me da la impresión de que Paco Hernández es un amigo. O, al menos, que lo conocéis. No estaría mal una entrevista, ¿no?

PD: Encontré a Wally casi al momento. Aunque lo cierto es que tampoco era muy difícil, ¿no? Además, supongo que la gracia está, precisamente, en verlo.