Felicidad en la esclavitud
Hay reseñas que son complicadas de escribir por su trama. Otras lo son por su estilo narrativo, su complejidad o por la dificultad de hablar de ellas sin soltar algún tipo de spoiler. Este es un caso aún peor pues The Highest House es una obra muy recomendable, el hecho de tener a Mike Carey y a Peter Gross detrás da fe de ello. Pero tiene un problema muy gordo, que la edición de Planeta es tan sumamente mala que la hace difícil de leer, estropeando mucho la experiencia que estos dos grandes autores ofrecen.
The Highest House es un cómic que fue publicado en formato grapa por la editorial IDW en 2018, para luego ser recopilada por ellos mismos en Estados Unidos y por Glenat en Europa, pero tenía algo especial, que su formato no era el habitual USA sino más cercano al europeo. Los autores se decantaban por publicar en un tamaño de 27×21 pero Planeta Cómic no ha respetado sus medidas y han decidido transformarlo en un 26×17 para que cuadre con el tamaño con el que suelen publicar su línea de cómic independiente USA, así The Highest House quedará muy bonito en la estantería junto a los otros cómics de la editorial pero tiene varios problemas para los lectores.
El primero de estos problemas es que la editorial ha metido dos franjas negras, arriba y abajo de cada página, que quedan muy feas, sobre todo por el hábito de Gross de dibujar las páginas enteras, sin dejar espacios, de forma que queda muy dinámico. El segundo es el respeto hacia la obra original, que se debe tener. Hasta aquí a los lectores nos podría incomodar un poco, pero el gran problema es que el cómic es más pequeño y sus diálogos originales no eran grandes precisamente, con lo que solo es apto para su lectura con una buena iluminación y, en ciertas partes, teniendo que acudir a una lupa. Evidentemente no es apto para personas con presbicia, ni principios de ella. Y no se trata de una obra que prescinda precisamente del texto, todos sabemos a estas alturas que Carey es uno de esos guionistas a los que les suele gustar explicar bien las cosas, por lo que esta dificultad afecta al disfrute de la misma.
Y lo peor es que la obra es buena. Porque si esto pasa con un cómic de acción normalito podríamos dejarlo como una anécdota, pero quienes hayan leído los grandes trabajos de esta pareja saben de lo que son capaces, pues Lucifer y The Unwritten son dos series de las que pueden presumir. Dos obras diferentes pero a las que han sabido imprimir un aire propio y una originalidad digna de los mejores autores. The Highest House sigue esta línea.
Carey y Gross componen aquí una historia que contiene muchos de esos elementos que pertenecen a las obras antes mencionadas. La Magia, la reflexión sobre las creencias, el tono aventuresco, la búsqueda de una meta final o el mantener el ojo sobre un único protagonista principal, son cosas que se pueden decir tanto de The Highest House como de sus anteriores trabajos, pero aquí tiran por caminos algo diferentes, especialmente en su entorno.
Los autores nos llevan al mundo ficticio de Ossaniul, que recuerda poderosamente a una Europa Medieval, donde diferentes familias dominan un mundo lleno de luchas internas entre ellos, que conforman un escenario donde la guerra es constante. No obstante de eso veremos poco por aquí ya que el protagonista, Moth, es un esclavo que es vendido para trabajar en La Casa Culminante (The Highest House), una fortaleza inexpugnable perteneciente a Aldercrest, la familia más poderosa. Pero a su vez la casa guarda oscuros secretos y un extraño ser habla en la mente de Moth para que ambos logren sus objetivos comunes, algo nada bien visto en una sociedad fuertemente jerarquizada y con una absoluta fe religiosa.
Lo primero que destaca es el trabajo de Gross. Como dibujante ha ido creciendo mucho, si bien se le veían buenas formas ya desde los noventa, siendo un autor muy preocupado por los detalles, ya en The Unwritten demostraba unas capacidades narrativas que habían avanzado mucho. En The Highest House sigue esta línea, con páginas dobles maravillosas que dan buena cuenta de la inmensidad de la ciudad.
La reflexión más obvia es la de la esclavitud. Los autores crean un mundo de espada y brujería moderno, de los que se llevan en las últimas décadas y que reniegan del esquema clásico de Tolkien. Los grandes guerreros no tienen por qué ser buenas personas y los esclavos tienen vidas miserables. Incluso los posaderos y agricultores tienen vidas tan malas que no dudan en vender como esclavos a sus hijos, aún sabiendo que eso significa su muerte. En este sentido The Highest House es mucho más cruda que sus obras previas y es un poco reivindicativa en un sentido social y político, todo ello dentro de una aventura que tiene una estructura más cercana al cuento clásico.
Ni que decir tiene que, como es habitual en sus obras, ofrece un gran entretenimiento. The Highest House se lee de seguido queriendo saber más, si tus ojos lo permiten en esta edición, sobre Moth, sobre la entidad que le habla y sobre su mundo, donde muestran ideas maravillosas sobre cómo las sociedades evolucionan y sobre cómo los que tienen el poder quieren impedirlo o buscan la manera de conservarlo a cualquier coste, pero siempre con esa idea aventuresca de ver a Moth ingeniárselas para salir adelante.
Realmente estamos ante otra obra de Carey y Gross que merece la pena y que les asienta aún más si cabe como pareja artística. Ahora solo les falta sacar el siguiente volumen, porque sí, la serie lleva parada más de cuatro años. Años en los que ambos artistas, pandemia por medio, no han dejado de trabajar, ya sea juntos, como en La familia de la casa de muñecas, o por separado, el guionista con sus novelas y el dibujante con las continuaciones de American Jesus. Pero aún dejando hilos colgando, muchos, es una historia más que satisfactoria. Eso sí, con esta edición se convierte en nada recomendable.
Lo mejor
• Carey y Gross ya son garantía de calidad.
• Todo el trasfondo del rico mundo que crean.
• El magnetismo de Moth.
Lo peor
• La edición lastra mucho a esta obra hasta el punto de no hacerla recomendable.
Guión - 8
Dibujo - 8
Interés - 1
5.7
Por desgracia una obra muy buena se ve lastrada por una edición deficiente.
Le tenía muchas ganas por ser una obra de Carey y Gross, pero al echarle un vistazo en la tienda al tomo algo no encajaba bien y se quedó ahí. Ahora sé qué era. Habrá que buscar la edición yanki…
Para mí, Unwritten fue una gran decepción. Es verdad que la leí en un mal momento y a salto de mata, pero desde entonces estoy totalmente desconectado de este equipo creativo y con cero ganas de retomarlo, en cualquier obra.