Walter, this is your life
Después de darnos una de las mejores etapas para el personaje de Batman en tiempos recientes en Detective Comics y convencer con su propuesta para un grupo tan difícil de tratar como es la Liga de la Justicia Oscura, James Tynion IV (Hay algo matando niños) y Álvaro Martínez Bueno se unen para un nuevo trabajo del sello Black Label.
A diferencia de las anteriores, desligada de la línea cerrada de DC Comics, sin las complicaciones que ello entraña, nos llevan directamente al fin del mundo. Un inefable antiguo compañero de todo, Walter, invita a sus amigos a pasar unos días en su casa del lago. Enseguida, estos comprobarán que hay un objetivo oculto en la inocente proposición.
Uno de los aspectos mejor trabajados del cómics se encuentra en la forma y lenguaje empleado por sus autores, el modo de combinar los recursos habituales del medio con información procedente de otros canales (redes sociales, prensa, correos electrónico).
Esto dota de un gran dinamismo y originalidad a la historia, influyendo en el modo de cautivar al lector y disponer de las sorpresas. El hecho de que estas se vayan desarrollando lentamente permite añadir nuevas y diversas caras del terror y retorcer las expectativas generadas por el camino de los personajes.
Hay mucho de existencialismo en este cómic. Incluso con eso juegan los autores, permitiendo dudar de si lo que vemos y que sobrepone a la acción es únicamente un recurso sin repercusiones prácticas en la historia o si es algo que va más allá y que incida, como un Dios, sobre los personajes. Esta duda y dualidad también está muy conseguida y se configura como parte del misterio.
Otro acierto está en la estructura del tebeo. Cada número comienza con una breve visión del futuro en la que uno de los protagonistas narra su historia con Walter. Tynion y Martínez Bueno no se dejan nada. Cada intervención, viñeta y detalle en el dibujo cuenta para aportar pistas o mensajes por lo que aconteció en la casa. También permite distinguir la voz de cada uno, su visión sobre el misterioso compañero y hasta aspectos relativos a su formación y profesión.
Sobre esto último, de nuevo, muy acertadamente, se les define de acuerdo con un seudónimo al comenzar la obra. Esta decisión, desde el punto de vista de guion, es muy arriesgada. De no haber sido trasladada adecuadamente, hubiera generado una impresión negativa sobre cada uno, limitando además en el proceso su propia capacidad como personaje. Por el lado contrario, Tynion y Martínez Bueno no se ven constreñidos por este aspecto, sino que juegan con él y les sirve de instrumento para completar la información deseada, con posterioridad.
El elemento final del ambiente tan distintivo que presenta la obra, en contraposición a otras obras de terror o de temática apocalíptica, se encuentra en el color de Jordie Bellaire. No es arriesgado a estas alturas definirla como una de las mejores, si no directamente la mejor, colorista de la editorial. Nunca se mantiene neutral en escena, en los distintos matices que aporta al escenario infernal, a pesar de todo, en el que ha de convivir el grupo.
Las distintas tonalidades del azul para Walter o el rojo completo para construir ciertas escenas principales son dos buenos ejemplos de lo lejos que lleva su trabajo Bellaire.
Por parte de James Tynion IV, vemos una clara influencia de Stephen King. No solo por cómo ve la violencia y su uso en escena, reduciéndolo en el global para que esta tenga un mayor impacto, sino también por la construcción de la casa, como elemento vivo, casi independiente y protagonista.
Se distancia, no obstante, en la caracterización de los protagonistas. King habitualmente, no siempre, prefiere cohabitar con la clase trabajadora de las pequeñas comunidades estadounidenses, lo cual se imprime en el carácter de sus historias.
Tynion IV, a pesar de llevar el escenario a un pasaje rural, lo convierte en un entorno de gente con formación universitaria, con lo que ello conlleva en un país con acceso tan restringido a estudios superiores como EEUU. Esto se siente en el habla, los reconoces de inmediato, como también a los temas. Esta labor por parte del escritor hace pasar por simple un desarrollo profundo y bien tratado.
Por parte de Martínez Bueno, vemos un trabajo sobresaliente, sorprendente por el cambio de estilo sobre los trabajos anteriormente mencionados para la editorial. Las primeras páginas le sirven de carta de presentación, animando la sensación de inseguridad que se mantiene durante todo el relato, por su acercamiento único, casi académico, al género de terror.
Toma muchos de los clásicos, pero elabora un diseño propio, tanto para la violencia, distinta a lo que estamos habituados a leer en DC, como para los rostros. Número a número vemos un desgaste emocional en los personajes que Martínez Bueno refleja con elegancia, a través de detalles, comprendiendo las necesidades de cada uno.
Es difícil explicar cómo consigue convencer al lector de que un paisaje tan idílico sea radicalmente maldito, sin hacer uso de las trampas habituales del medio. Bajo la opulencia de alguien que te da lo que pidas, todo grita vacío en la casa del lago.
Una obra, en definitiva, soberbia, que esperamos continúe por esta vía en los próximos números, particularmente por el giro que se da a partir del quinto.
Lo mejor
• Es una propuesta muy original, de las mejores de los últimos años en DC Comics.
• El dibujo y color. Maravilloso.
Lo peor
• Esperar varios meses para ver cómo continúa después de las sorpresas finales.
SOBRESALIENTE
Guion - 9
Interés - 9.5
Dibujo - 9
9.2
Con The Nice House on the Lake, Tynion, Martínez Bueno y Bellaire llevan al sello Black Label al terror, con acierto. Una obra magnífica y sorpredente.
Sigo a este dibujante desde que lo descubrí me parece buenisimo pero en este caso diré que el dibujo no me gusta nada de nada le doy un 5, este cambio de estilo no es para mi me quedo con el otro de largo.
Interesante… A mí me parece que Álvaro Martínez Bueno está genial aquí y me parece lo mejor del tebeo.
Leí el primer número hace poco y me gustó mucho, tanto a nivel de historia como, sobre todo, de arte. Martínez Bueno está a un nivel impresionante aquí, lo cual ya es mucho decir sabiendo de dónde venía.
Muchas ganas de echarle el guante en cuanto esté completa.
Buena reseña, por cierto 😉
Habiendo leído las 4 primeras grapas, me gusta mucho.
Aunque generalmente Tynion me resulta cansino con sus diálogos en plan discurso (qué manera de llenar los globos con texto, parece que los personajes no respiran), acá me parece mucho más interesante lo que cuentan. No son diálogos vacíos, sino que cuentan algo.
Si hay un punto flojo, es que aun no logro identificar a los personajes. No sé si en algo falla la forma de hacerlos actuar, pero en 4 grapas no recuerdo sus nombres ni quien es quien. Pero supongo que es como los realities, con tiempo ya los iré interiorizando (cuando toque una relectura de los 6 episodios).
Por otro lado me ha gustado mucho más que Hay algo matando niños, que se me hizo más anodino. Acá hay un misterio que me tiene muy intrigado y metido en la trama.
Gran serie, guión y arte muy acertados, y llevado a buen puerto hasta el final, sin «trampas». Muy bien explicada la historia, con los mails y conversaciones, tb los flashbacks… Ganas de saber más.
El mini-pero ya comentado, es que quizás hay demasiados personajes y a veces cuesta identificarlos.