The Punisher (2018) #1, de Matthew Rosenberg y Szymon Kudranski

 

Edición original: Marvel Comics.
Guión: Matthew Rosenberg.
Dibujo: Szymon Kudranski.
Color: Antonio Fabela.
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: $4.99.

 

A los editores de Marvel les encantan los relanzamientos. Nos lo demuestran cada mes orgullasamente. Normalmente relanzan series para promocionar la llegada de un nuevo equipo creativo a una serie, que no es el caso de The Punisher. Matthew Rosenberg continúa como guionista como si nada hubiese pasado. La intención de Marvel es bastante fácil de deducir: la serie de Rosenberg se merece mejores ventas, y la cifra uno en la portada garantiza que los libreros encargarán el doble o incluso el triple de copias al no tener claro el nivel de demanda. Poco después, al hacerse una idea del interés por la serie, el número de copias encargadas decae drásticamente. Pero lo importante es que durante un mes las estanterías se invaden del primer número de la serie, con suerte atrayendo a algún lector que no había reparado en ella hasta entonces. Espero que la táctica funcione, porque Rosenberg está realizando un trabajo meritorio… pese a que los editores sabotearon su serie inconscientemente.

Tras haber matado a un dictador con la armadura de Máquina Guerra, tras haber perseguido al Barón Zemo, Frank Castle es incapaz de conformarse con las mafias locales de Nueva York. Quiere ir a por los verdaderos peces gordos del crimen en el universo Marvel. Aunque se arriesge a desatar un conflicto internacional. Así es, un conflicto internacional. Marvel nos vendió este volumen como un «back to basics» cuando en realidad es justo lo contrario. Y no está nada mal, al menos en lo que respecta al guion.

No me terminen de convencer algunas acciones que toma el personaje en sus guiones, y aun así no puedo negarlo. Rosenberg escribe muy bien a Frank Castle, entiende cómo funciona su mente de soldado, centrada en una sola misión. Su Punisher es un hombre atormentado, cómo no, pero, tomando nota del mejor Garth Ennis, también es un justiciero con un sentido del humor muy perverso y sútil. Que nadie espere referencias a la cultura popular ni chascarrillos. Al igual que en el anterior volumen, en este primer número Frank Castle se permite un poco de diversión aterrorizando a sus víctimas con un puñado de frases, siempre en el mejor momento.

Rosenberg se toma con calma el primer capítulo de su nuevo arco argumental, destinando buena parte del cómic a un tiroteo entre Punisher y mercenarios génericos. Paralelamente nos presenta a los villanos y sus planes. ¿Suena aburrido, verdad? En realidad no lo es. Frank Castle no es lo único que sabe escribir Rosenberg. También tiene buen ojo diseñando escenas de acción con mucha variedad, cambiando las tornas con frecuencia. Por no hablar de su caracterización de los villanos, mucho más imponentes aquí que en la mayoría de series en las que han aparecido estos últimos años. O de cómo el guion culmina en una explosiva escena final que deja bien claro que Castle no va a dejar títere con cabeza en una cruzada de unas dimensiones desconocidad para él hasta ahora.

Solo falla una cosa en el relanzamiento de The Punisher, algo demasiado importante como para poder ignorarlo. El dibujo es malísimo. Szymon Kudranski reemplaza a última hora a Ricardo Burchielli (a quien aún se menciona en la descripción oficial del cómic), y eso no es nada bueno. El dibujante se ha especializado en producir páginas a un ritmo vertiginoso, una cualidad que le garantiza encargos para Marvel y DC, principalmente calcando fotografías y empleando modelados 3D. Si en condiciones normales su dibujo puede ser muy feo y molesto, no hace falta decir que con las prisas este empeor incluso más. Las referencias fotográficas se apilan unas sobre otras sin orden ni concierto; los modelados 3D son tremendamente inconsistentes con el resto del dibujo. Y las pocas cosas que dibuja a mano delatan esas prisas, porque tienen un acabado muy pobre. Los colores de Antonio Fabela, en otras circunstancias idóneos para la serie, no hacen más que acentúar todos esos defectos. Por lo menos el dibujo no resulta complicado de seguir.

No sé si recomendar esta serie. Me encanta lo que está haciendo Rosenberg en ella, pero el dibujo… Ay, el dibujo. Si sois fans de Punisher y os veis capaces de aguantar a Kudranski, no tengáis dudas. Os gustará la serie. A los demás no os puedo culpar si dejáis el cómic en las estanterías de vuestra tienda local.

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