The Un-Men: ¡Saca el engendro que llevas dentro!

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Edición original: ago. 2007/sep. 2008; Vertigo (DC Comics).
Edición España: sep. 2008/feb. 2009; Planeta DeAgostini.
Guión: John Whalen.
Dibujo: Mike Hawthorne.
Entintado: Mike Hawthorne.
Portadas: Tomer Hanuka.
Color: Richard Horie, Tanya Horie.
Rotulista: Pat Brosseau.
Precio: 9,95 € (Rústica, 128 págs.)

 

Hace un par de semanas hablamos largo y tendido acerca de cómo en 1972 Len Wein y Berni Wrightson concibieron la primera serie dedicada a una creación que habría de reforjar el cómic adulto tal y como hoy lo conocemos: los veinticuatro primeros números fundacionales de La Cosa del Pantano, surgidos a raíz del éxito de la criatura en House of Secrets #92 (1971). En ellos se asentarían las bases de los principales personajes de posteriores etapas; personajes entre los que se encontraban –desde casi el inicio– los Un-Men, monstruos creados en su castillo de los Balcanes por Anton Arcane a modo de cruce entre modernos Frankensteins y actualizaciones del imaginario de H.G. Wells en La isla del Doctor Moreau.

El caso es que, tal y como comenta el propio Len Wein en el prólogo del volumen que ahora nos trae Planeta DeAgostini, estos engendros tuvieron una cálida acogida por parte de un público que supo apreciar la extraordinaria mezcla de referentes que el guionista había ejecutado (de Lovecraft a La parada de los monstruos, pasando por Ed ‘Big Daddy’ Roth o los anteriormente citados), y que también sin duda quedó fascinado por la espléndida plasmación gráfica de un Wrightson que no necesita presentaciones. El resultado de todo ello fue que los Un-Men fueron sucesivamente utilizados por los distintos guionistas, ganando adeptos entre los amantes de lo freak.

Tan es así que en 1994 DC Comics, a través de la línea Vertigo, les dedicó una miniserie de cinco números que es precuela directa de la obra que hoy comentamos; un preludio casi indispensable para entenderla y que resulta del todo incomprensible que no haya sido rescatada previamente para poner a los lectores en situación (si bien se resume de forma más o menos decente a lo largo de la historia). Hablamos de American Freak: A Tale of the Un-Men, en la que los guiones de Dave Louapre y el dibujo de Vince Locke nos contaban cómo el gobierno USA había producido sus propios Un-Men a partir de muestras procedentes de los originales. De entre esta nueva generación, sólo uno –llamado Damien Kane– había conseguido sobrevivir para erigirse en líder de otras nuevas generaciones de Un-Men dispersas a lo largo y ancho de la Tierra, liberar a sus predecesores cautivos en manos de los americanos, saltar a la fama exponiendo a la luz pública sus crueles experimentos militares y fundando, en última instancia, una reserva para todos los engendros cuya integridad sería garantizada –y supervisada– por el propio gobierno estadounidense.


Swampy peleando con Un-Men
en Swamp Thing vol. 1 #10 USA

De esta guisa dejamos a estos esperpentos hasta que a mediados de 2007 John Whalen y Mike Hawthorne decidieron recoger el testigo y hacer suyas las desventuras de los Un-Men en una serie regular propia que, bajo el sello Vertigo, conoció un enorme fracaso y la cancelación en su número #13, tramas sin resolver incluidas. El legado de semejante experimento ha consistido a la postre en dos TPB recopilatorios que Planeta DeAgostini decide ahora editar para el mercado español, siendo este ¡Saca el engendro que llevas dentro! (#1-5 USA) el primero de ellos. ¿Características de la edición? Buena reproducción, portadas originales, el mentado artículo de Len Wein –sin duda lo más aprovechable– y una traducción correcta brevemente empañada por errores taquimecanográficos que hacen duplicarse muy ocasionalmente algunas preposiciones. ¡Ahm! se me olvidaba… no sé si se trata de un hecho aislado o de un proyecto en firme, pero el volumen incluye –por fin– numeración de colección.

Argumento

Ha pasado más de una década desde que la reserva que los Un-Men gestaron como patria fuera fundada en suelo estadounidense. En todo este tiempo Damien Kane ha muerto, y la primera generación de Un-Men ha recreado la zona hasta transformarla en Aberrance U.S.A., una suerte de parque temático abierto al público y basado en el exhibicionismo de monstruos de feria. Pero los dirigentes de Aberrance no quieren pararse ahí: tanto la dirección administrativa de Janus como la división de experimentación a cargo del siniestro Dr. Cranius pretenden revolucionar los mecanismos de la evolución humana abriendo a cualquier hombre la posibilidad de convertirse en un engendro sintético; actividad que llevan desarrollando de forma legal de un tiempo a esta parte. Y como el mundo de hoy en día es una auténtica basura, la forma en que estos Un-Men planean plantear sus teorías al gran público es simple: un reality show que ofrezca operaciones de unevolución en vivo y en directo.


Ensayando el reality

Sin embargo, no todos los habitantes de Aberrance U.S.A. se muestran de acuerdo con tamaña falta de respeto a los ideales de Damien Kane, y pronto hacen acto de presencia escaramuzas, actos de sabotaje y una serie de asesinatos que obligan al gobierno de Washington a tomar cartas en el asunto enviando al agente Kilcrop a indagar días antes del lanzamiento del programa de televisión. Ayudado por la ¿atractiva? directora de operaciones de Aberrance, Niko Parish –una Un-Woman modelada como la Victoria de Samotracia–, las investigaciones de Kilcrop chocarán irremediablemente con la administración local, con los intereses de Washington y con una oscura secta religiosa de enigmáticas intenciones.

Diseccionando la serie

En palabras de John Whalen, el casi desconocido responsable de The Un-Men, la serie va sobre «arquetípicos monstruos propios de los setenta que dejan de arrastrarse y se convierten en reales» o, en otras palabras, «sobre trasladar a los Un-Men al siglo XXI» en un marco parecido al que habría producido «una asociación entre Walt Disney, P.T. Barnum, H.P. Lovecraft y Bugsy Siegel». Todo ello en una mezcla de géneros que el autor define como Freak Noir (género negro, terror y humor negro) y con una serie de referencias de lo más variopintas: desde Katherine Dunn hasta La parada de los monstruos de Todd Browning, pasando por Frankenstein, Lovecraft, El Hombre Elefante, Cabeza borradora y por supuesto, La Cosa del Pantano, de la que se ha rescatado al miembro más emblemático de los Un-Men, el celebérrimo Cranius.

Acerca del personaje, Whalen afirma: «A todo el mundo le gusta Cranius, y todo es debido al diseño loco y estiloso que Berni Wrightson hizo para el tipo. Es un cerebro varicoso en lo alto de una mano inquieta. Hay cierta excentricidad en el diseño de la criatura con la que la gente conecta; una vibración como de película B con un componente camp. Desde el principio, sabía que quería utilizar a Cranius como el Un-Man central en la serie. Y sabía que no podía ignorar la excentricidad inherente a su aspecto visual […] El aspecto de ‘voluntad de poder’ de su personalidad sonaba como un poco teutónico, así que le di un acento austriaco, y cuando Mike Hawthorne estaba trabajando en los borradores para la actualización del personaje, le envié fotografías del actor alemán Klaus Kinski como referencia, y le pedí que capturara esos ojos del actor que tranmitían una manía cercana a la locura». Conste que todo esto Whalen lo dice medio en broma medio en serio, usando expresiones tales como «la versión para la MTV de lo que digo» o «¡ey, niños, es el momento de darse una vuelta!» (cuando describe los aspectos más desagradables de la serie). Todo integrado en una personalidad que, si le echáis un vistazo a los enlaces de entrevistas, puede llegar a ser un poco cargante mientras describe minuciosamente su obra sin casi llegar en ningún momento a hablar de su subtexto.


Cranius en una de sus
primeras apariciones

En otro orden de cosas, cabría preguntarse si fue idea de Whalen lanzar la serie regular. La respuesta es que no… fue Jonathan Vankin (editor de Vertigo) el que se dirigió a Whalen con la idea de resucitar y actualizar las creaciones de Wein y Wrightson de cara a componer «un cómic de terror con un enfoque totalmente distinto al original». Un detalle éste que fue muy importante al parecer para que Whalen, al que le daba miedo «estar a la sombra de Alan Moore», aceptara. En cualquier caso, cabe destacar que la obra se planteó en un principio como una miniserie de cinco números, aprobándose después por parte de Vankin y Karen Berger el convertirla en una serie regular que recogiera gran parte del statu quo establecido en la miniserie American Freak: A Tale of the Un-Men.

Pero analicemos un poco el mayor handicap al que se enfrenta la obra, y es cumplir con su vertiente de producto de terror. Whalen al habla: «A nivel puramente técnico, las películas tienen la ventaja de ofrecer estímulos visuales y auditivos así que, como director, estás presionando botones emocionales a través de dos vías sensoriales primarias muy poderosas. Un buen director sabe cómo manipular estos sentidos; cómo usar una sucesión violenta de imágenes o una súbita elevación del sonido para incitar una respuesta emocional en los espectadores. Los libros en prosa, si están bien escritos, tienen la ventaja de inducir la imaginación del lector a conjurar sus propias imágenes… ¿y quién mejor que el lector para imaginar lo que más le aterroriza?

En cómics sin embargo, es mucho más difícil evocar una ‘respuesta de terror primaria’. La letra en negrita y los signos de exclamación no van a hacer saltar a los lectores de su silla. En mi opinión, los cómics de terror que mejor funcionan son aquellos que generan una sensación de ansiedad y miedo a través de varias maneras, incluyendo el uso del dibujo (composición, estilo de entintado, uso de luces y sombras, coloreado, una imaginería rica), el sentido de misterio, personajes bien escritos que inspiren en el lector una empatía emocional, el uso de arquetipos universales que los humanos tienden a encontrar psicológicamente desagradables (tortura, sofocación, insectos, ser enterrado vivo), y un montón de sorpresas inventivas que mantengan al lector tenso y excitado por estar allí».


«No se puede hacer una tortilla sin
serrar unos cuantos torsos»
(¡¡patapamppshh!!)

Tras este enorme parrafazo, podemos entender una de las causas por las que Whalen ha fracasado a la hora de mantener las ventas del tebeo altas: no tener muy clara la diferencia entre miedo y susto, conclusión a la que llego tras evaluar el glosario de técnicas por las que un director de cine –según Whalen– puede transmitir emociones en una película de terror. Y, más concretamente, la sarta de «arquetipos universales» de que dispone un guionista de cómics para hacer lo propio, más cercanas al asco, lo desagradable y lo gore que a la verdadera y genuina sensación de tensión y miedo. No en vano, si echamos un vistazo a este documento en Comics Bulletin en el que el escritor analiza sus propias viñetas, observaremos cómo los elementos que dispone son, a falta de una palabra mejor, grotescos… y más cuando le añade esa especie de golpes de efecto humorísticos («punch lines») totalmente anticlimáticos. Todo esto nos lleva a imaginarle como una suerte de tipo algo inmaduro, capaz de pensar que hacer del agente Kilcrop –protagonista de la serie– un negro albino en vez de un albino caucásico a instancias del dibujante Mike Hawthorne era una idea brillante en tanto en cuanto sería «visualmente impresionante»«¿Por qué no pensé en eso?» dice que exclamó entusiasmado ante la genial idea. En fin, sin comentarios; pasemos mejor a otra cosa.

Reflexiones sobre la serie B

La semana pasada tuvimos la oportunidad de leer un excelente artículo de David Fernández a propósito de la publicación en nuestro país de la octava temporada de Buffy Cazavampiros. En el texto, mi compañero en esta web reflexionaba acerca de cierta pérdida de identidad de la serie televisiva en su paso desde un medio –como es la pequeña pantalla– de presupuesto limitado, a un marco tebeístico en el que cualquier efecto, localización o monstruo puede solventarse fácilmente a base de dibujo y color sin que los costes de producción se disparen. De hecho, en el artículo se citaban las propias palabras de Joss Whedon (creador del producto) al respecto: «Lo que no pudimos hacer en el show de televisión –hoy en día puedes hacer un montón de cosas si tienes dinero– fue, realmente, ir a cualquier sitio, y permitir que el aspecto visual complemente la narración de un modo muy específico. En los cómics, tienes el mundo entero, el universo entero, a tu disposición. Realmente, nosotros no tuvimos un montón de dinero para hacer Buffy».

¿A cuento de qué saco esto a relucir? A cuento de que cuando John Whalen habla de The Un-Men parece muy preocupado por trasladar la sensación de terror y miedo desde otros medios al cómic, cuando lo que debería preocuparle es la viabilidad de exportar las características de la serie B a un medio que nunca ha tenido necesidad de optimizar económicamente sus vehículos visuales y argumentales. Porque, en efecto queridos lectores, The Un-Men no es un cómic de terror, es un tebeo repleto de imágenes grotescas que buscan la introducción de los recursos formales de la serie B cinematográfica de cara a destilar parte de su esencia humorística. Lo que olvida el guionista es que ningún chiste resulta gracioso si la actitud al contarlo es poco natural, y que las poses impostadas lo único que provocan en el lector es una llamativa cara de circunstancias.


Monstruo descacharrante

El Noveno Arte no tiene esta clase de corsés, lo estrambótico no tiene por qué asociar mal gusto, la exageración no precisa necesariamente resultar chabacana, y la imaginería barata y funcional de la serie B no puede trasladarse fácilmente al cómic sin más. Y de la misma forma que para rescatar sabiamente Plan 9 del espacio exterior hace falta un elegante Tim Burton –director que, por cierto, no me suele gustar–, para captar la esencia del verdadero terror de la Hammer se precisa el genio de Moore, o para adaptar a Lovecraft con la mente puesta en Carpenter tenemos que acudir a Mignola, para hacer en este tebeo lo que intuyo que se quería conseguir hace falta un talento mucho más desarrollado del que actualmente posee un Whalen más preocupado de imitar que de crear; más mediatizado por lo formal que por lo conceptual; más concentrado, en definitiva, en «parecer» que en «ser».

Aspectos técnicos

Al igual que Whalen, el dibujante encargado de llevar al papel toda la imaginería de la serie tampoco posee una trayectoria prolífica aunque, al menos, sí resulta algo mayor que la de su compañero. Y es que Mike Hawthorne, al que hemos podido ver en algunos números de Queen & Country o en Tres días en Europa, llegó a la serie casi de rebote: «Mi colega Tony Moore me preguntó si estaría interesado en hacer un fill-in en Los Exterminadores para poder tomarse un descanso. Y mientras trabajaba en la serie [en los números #11-12], nuestro editor Jonathan Vankin me preguntó si me gustaría probar con una nueva serie sobre los Un-Men. Al principio le dije que no estaba seguro, que quería acabar con Los Exterminadores primero. Lo cierto es que la idea de una serie mensual siempre me ha asustado un poco. He rechazado varias a lo largo de los años, pero después de aprender más sobre la serie y los Un-Men me uní en seguida. ¿Quién no querría dibujar un cómic en el que uno de los personajes principales es un cerebro sobre una mano… ya sabes? [risas].»

Evidentemente, los dos miembros principales del equipo artístico –que se comunican mediante teléfono y email– se dedican piropos sin parar, y mientras que Hawthorne dice estar trabajando con un material guionístico fantástico, Whalen le concede créditos al dibujante en su terreno afirmando que «mejora las transiciones, el fluir de la historia y los diseños conceptuales para la misma». Todo ello con un estilo que Hawthorne define como «más atmosférico y terrorífico» de lo que habitualmente suele desarrollar (la palabra creepy es empleada por los dos con profusión). De una forma u otra, el responsable del apartado gráfico trabaja rápido (tenía completado el primer arco antes de que se publicara el segundo número de la colección), una circunstancia tal vez explicada por que, como él mismo dice, «llevaba trabajando en este cómic desde que era un crío dibujando monstruos grotescos durante mi clase de mates».


Boceto de Mike Hawthorne
para la serie

En un terreno más técnico, Hawthorne define su trabajo en The Un-Men como rico y texturado, muy en la línea de su labor en Queen & Country o Umbra pero no tan frío y rígido, muy basado en el claroscuro y centrado en la ambientación. ¿Inspiraciones? Las que todo el mundo diría: Wrightson y, cómo no, el Johnny Craig de la EC Comics. Todo esto que cuenta resulta interesante, pero igualmente es apreciable –esto ya es cosecha mía– que su manejo de las tintas es lumínicamente incoherente y algo anticlimático.

Sin embargo, cuando hablamos de la volumetría escogida –formas angulosas, mandíbulas rectas, cuerpos proporcionados– y de su uso de la línea –trazos finos marcados, usados en cantidad proporcional a lo grotesco del personaje– me divido: no es el estilo que más me convence para un cómic de verdadero terror pero, de cara al ejercicio bizarre y humorístico que termina siendo el tebeo me parece apropiado. En todo caso, el autor debería controlar un poco sus tics gráficos: la tendencia a marcar los planos de la cara en las mejillas con una línea recta evidente no siempre es conveniente (en niños o mujeres jóvenes, por ejemplo), especialmente cuando convierte esas líneas en manchas; y su uso del stippling en primeros planos resulta a veces un ejercicio de barroquismo visual innecesario más que otra cosa. Pero, como he insinuado antes, ese barroquismo visual –muy conseguido especialmente en Cranius– es un elemento consustancial a la factura final de la obra a nivel guionístico y, por otra parte, la única postura gráfica coherente que se podía tomar con tales elementos de partida.


Ejemplos del acabado gráfico

Respecto a la composición, la estructura escogida es de 5-6 viñetas por página con predominio de las viñetas rectangular y vertical en una gran variedad de tamaños, así como la panorámica (que no deja de ser una variante). Otros aspectos destacables son la conservación del espacio interviñeta –negro o blanco–; un juego abundante con la superposición de las viñetas destinado a imprimir una mayor velocidad de lectura al tebeo; y, finalmente, un uso especial de los bocadillos tanto para mostrarnos los pensamientos del protagonista (recuadros coloreados en gris rosáceo con borde azul) como para definir el carácter de algunos personajes principales. Por último, respecto a la paleta de colores, decir que abundan los tonos pastel de carácter plano, ligeramente gradados para complementar los matices lumínicos que introduce el entintado.

Las portadas de Tomer Hanuka por su parte se inspiran, como podéis ver aquí en el caso de la del primer número, en la distancia emocional y el utilitarismo monocromático con resaltes a base de colores saturados de los libros anatómicos. No obstante, personalmente me parece que esta clase de textos tienen una clara intención didáctica y, si bien pueden tener logros técnicos y estéticos notables, no tienen una voluntad artística en el terreno conceptual. El resultado de todo ello es que Hanuka consigue excelentes ilustraciones o, si acaso, splash-pages bastante plásticas… pero no consigue portadas tal y como éste redactor las entiende. Ahí van tres para que podáis juzgar.


Portadas de The Un-Men #2, #4 y #5 USA

Valoración personal

Habitualmente la sección de mis artículos que más me gusta redactar es la que lleva por título «Análisis conceptual» y, como podrá haber notado el lector atento, dicha sección no se encuentra en este texto. ¿Por qué? Lisa y llanamente: no hay nada que conceptualizar en este cómic. Podría haber escrito una larga parrafada acerca de los monstruos de circo, el papel de los discapacitados en nuestra sociedad, el arrinconamiento de lo diferente en la estructura occidental, etc. etc. Pero habría sido, sin duda, muy hipócrita por mi parte en tanto en cuanto tales ideas deberían haber estado presentes en este tebeo… pero no puede encontrárselas en absoluto.

En su lugar tenemos aquí un auténtico despropósito obscenamente gore y patéticamente fallido en su voluntad de provocación gratuita, cuyo núcleo argumental podría ser (por ejemplo) el hecho de que apenas hay diferencia entre los concursantes de los productos televisivos de telerrealidad y los esperpentos protagonistas de este tebeo; esperpentos que buscan, al igual que aquéllos, una meta tan vieja como la televisión: sus quince minutos de fama.


Boceto para el personaje de Cranius

Ahora bien ¿me apetece como lector pensar acerca de tales circunstancias? La respuesta es que NO. Si he sido capaz de ignorar agradablemente concursos como Fama, Operación Triunfo o Gran Hermano, no es de mi interés perder ni un segundo más hablando de un cómic cuyos únicos puntos destacables son la introducción y un dibujo discretito. Así que, mejor dejarlo aquí… el camión de reciclaje pasa dentro de poco y tengo cosas que tirar.

Enlaces recomendados

Artículo de la Wikipedia en inglés sobre los Un-Men, así como el relativo a la miniserie precedente. Además, también os ofrecemos las fichas en Comic Book Database de ambas obras (miniserie y serie regular).

En cuanto a otras páginas, debemos destacar los blogs de John Whalen, Mike Hawthorne (atención a su índice de blogs relacionados y, especialmente, a su galería) y el portadista Tomer Hanuka. Además, como ya hicimos en su momento con La Cosa del Pantano, recomendamos pasar por Roots of the Swamp Thing, una de la mayores bases de datos en todo lo relacionado con Swampy.

Entrevistas a propósito de la obra en Newsarama (por partida doble e incluso triple), Comic Book Resources y Comics Bulletin.

Más números de esta colección

The Un-Men vol. 2: Hijos de la Paradoja (Último). 192 págs. 13,95 €. Planeta DeAgostini. Último número.

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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ZANTOBLIN
Lector
26 septiembre, 2008 9:53

Hola José,

Pese a que tu artículo pueda parecer duro, creo que te quedas corto criticándo a Un-Men. Yo a esta serie la puse todavía peor en mi blog. La verdad es que la historia no hay por donde cogerla. Respecto al dibujo, Mike Hawthorne tampoco me gusta nada y creo que otro dibujante podría haber mejorado la serie.
Aunque en la siguiente saga la colección mejora un poquitín (sobre todo porque en el momento de leerla ya has bajado mucho la espectativa), siento decir que esta es una de esas colecciones de las que no lamento su cancelación.

Cannonball
26 septiembre, 2008 9:56

Estos son los posts que me gustan a mi, los que aligeran el bolsillo XD

Cannonball
26 septiembre, 2008 10:25

Pues si, que «gracias» a los tomos del UDC:Flash mi presupuesto mensual esta tullido XD

Cannonball
26 septiembre, 2008 10:36

¿que pasa en Noviembre? ¿se va a desplomar el cielo y yo aun no me he enterado?

Phantomas
Phantomas
Lector
26 septiembre, 2008 10:50

“gracias” a los tomos del UDC:Flash mi presupuesto mensual esta tullido

Ya somos dos…

Y que gracia me ha hecho ver que el post tenía deshabilitados los comentarios. Eso me ha dado idea de lo malo que le había parecido el comic a José JAJAJAJA

Cannonball
26 septiembre, 2008 10:57

Ba, mucho material pero poco interesante, mas alla de las series que ya hago solo me interesan Aztek, Booster Gold y a lo mejor, dependiendo de las criticas, El Asombroso Hombre Lobo

Cannonball
26 septiembre, 2008 11:08

Ummm, yo la JLA de Morrison la tengo integra, incluyendo el prologo de Waid «Pesadilla de una noche de verano» con los ultimos arcos en «version original», gracias a las sublimes traducciones con las que nos deleitaron

Phantomas
Phantomas
Lector
26 septiembre, 2008 11:24

Es que hay un porron de material, pero una parte muy alta es reedición de cosas ya publicadas, como pasa con la JLA de Morrison o el Noches Eternas (otros 20 €)

gatosamurai
gatosamurai
Lector
26 septiembre, 2008 12:29

Viendo las listas de novedades de Noviembre, en una aparece el Fábulas como el 10 y en otros como el 11 (es una tonteria, total, va a caer igual y qué importa un numerito xD)

Me has recordado que heche un vistazo al Black Adam a ver que tal…

Ah para los jugones, Noviembre también es buen mes. Gears of War 2, nuevo Tomb Raider, Dead Space, Smackdown vs Raw 2009.. menos mal que mi cumple coincide con la fecha de salida de la mayoria de ellos xD

GatoSamurai
GatoSamurai
Lector
26 septiembre, 2008 18:09

Tranquilo, que en ningún caso el error no le atribuia a vosotros 😉

Gideon
Gideon
26 septiembre, 2008 18:16

¿Qué es eso que leen mis ojos?? En Noviembre reeditan la JLA de Morrison???? Explicadme, fotmato, precio… lo que sea, plis!! Gracias!!! Ah, y ya que estamos, sabe alguien algo de All-Star Superman??? Gracias!!!

Dr. Mabuse
Dr. Mabuse
26 septiembre, 2008 23:52

En el bot de planeta he leído que el All Star Superman saldrá en el mismo formato que el JLA ,usease, en un tocho de esos.Tan buena es esa etapa? (soy todo un profano en DC. Un saludo.

Bernat
Bernat
28 septiembre, 2008 20:35

Gràcias por el post, ya que al igual que muchos otros me he ahorro un tomo que no va mal.