Edición original: BOOM! Studios. The Unknown Vol. I #1- 4 / Vol. II #1- 4
Guión: Mark Waid.
Dibujo: Minck Oosterveer.
Entintado: Marshall M. Dillon.
Color: Renato Faccini, Andrés Lozano, Fellipe Martins. / Andrés Lozano, Javier Suppa
Formato: Grapa, 32 páginas.
Precio: 3,99.
En esta reseña vamos a tratar los volúmenes 1 y 2 de The Unknown. Ambos libros tienen cuatro números en su interior. El primero es conocido como The Unknown y el segundo The Unknown: The Devil Made Flesh
Mark Waid es uno de los guionistas conocidos en los sellos de DC Comics, Marvel y BOOM! Studios. A sus espaldas lleva títulos como The Flash, Kingdom Come, Capitan America, Irredeemable y The Unknown obra de la que vamos a hablar.
En cuanto a su dibujante, Minck Oosterveer, siempre estuvo interesado en las tiras de periódicos de los años ’30, ’40, ’50. Fue el estilo pulp lo que más le llamó la atención, junto con el uso del blanco y el negro. Su trabajo está fuertemente influenciado por Milton Caniff, Alex Raymond y Will Eisner. Fue uno de los pocos artistas holandeses que consiguió llegar a los cómics estadounidenses. Esto sucedió en Agosto de 2008 con Zombie Tales #4 escrito por Cris Morgan y publicado por BOOM! Studios. Su paso siguiente sería con Mark Waid en la miniserie Zombie Tales.
Nuestro guionista se pasaría al bando de las editoriales independientes allá por el Julio de 2007. De hecho, sería en la Comic-Con International de San Diego donde Waid se uniría a BOOM! como editor jefe en los siguientes meses. A medida que sus obras en DC fueron descendiendo, decidió centrarse en BOOM! en donde tras dejar su cargo como director general, pasó a ser autor por cuenta propia en 2010. Sería en 2009 cuando el propio Mark Waid comience a hablar The Unknown donde tendría a Minck Oosterveer como dibujante.
Waid declaró que con esta serie se iniciaba a sí mismo con el tema de detectives. De hecho, diseñó a su personaje como una versión femenina de Sherlock Holmes del siglo XXI, especializada en asuntos de índole místico. Naturalmente, junto a ella va un ‘Watson’ que aunque este no es un médico, tiene casi la misma capacidad de atención que su homólogo.
La idea no es algo muy original. Pero si quería lanzar este personaje al mundo del cómic necesitaba un delito, un misterio. Fue el siguiente: qué nos sucede después de morir. Su postura personal sobre este tema, afirma, ha cambiado un poco ya que tuvo que realizar una pequeña investigación para llevar a cabo el cómic. Sí confesó que podría creer en algo relacionado con la reencarnación. No en el sentido tradicional, pero sí en un sentido donde todos formásemos parte de una fuerza mayor. Comenta, además, que no es una persona espiritual, pero sí le gustaría creer que hay algo más allá de todo esto.
A la mañana siguiente, prácticamente ya tenía la nueva serie que lanzar a BOOM! En un principio iba a ser llamada Whatever remains, perteneciente a una cita de Arthur Conan Doyle:
“Once you eliminate the impossible, whatever remains, no matter how improbable, must be the truth”
Aunque el tema le gustó a Ross Richie – su editor – le espantaba el título, proponiendo The Unknown. Waid añadió que el cómic se trataría de una especie de Doc Savage por medio de David Lynch como tono y ritmo de una aventura pulp con un aire inquietante.
Como si fuese un guiño al género pulp y a Sherlock, Waid apuesta más por el diálogo. Es cierto que más que un homenaje es por la justificación del diálogo como medio para el conflicto y la agilidad para llevar la trama hasta el siguiente punto. Además, Waid afirmó que tras haber escrito tanto y tanto de narración en primera persona, comenzaba a sentirse cansado y prefirió pasarse a este método. También confiesa que se pasó a este sistema debido a que es una herramienta perfecta para el escritor perezoso porque es más fácil construir así una página a enorme bloques de texto tedioso en primera persona que describe cosas bajo su punto de vista y aunque la narración es importante, prefiere conocer el conflicto a través del diálogo, no a través de ese narrador que poco le importa.
La trama de nuestro primer número se centra en un viaje a Viena donde dos científicos han construido una caja que tiene algo de extraño, casi sobrenatural. Para añadido, ha sido robada de una forma inexplicable. No tarda en saber que esta caja había sido diseñada para pesar cualquier sustancia con una precisión atómica. No duda en sospechar del verdadero uso de esta máquina: averiguar el peso del alma. Para ello se basa en antiguos estudios sobre cómo – por razones que aún escapan – el cuerpo adelgaza exactamente 21g cuando ya no alberga vida. Surgen entonces las primeras preguntas y sospechas.
Naturalmente, no iba a ser fácil el camino. A nuestros personajes les acompañarán una serie de sucesos que pondrán esa pizca de thriller que contiene el cómic.
Podemos hacer dos lecturas sobre este cómic. En primer lugar, una de las primeras cosas que sabemos sobre la protagonista, Catherine Allingham, es que tiene pocos meses de vida: un tumor cerebral le tiene los días contados. Y en segundo lugar, intenta justificar todo a través de la ciencia. Es algo muy curioso si lo entendemos de la siguiente manera: todo en este cómic trata temas místicos y sobrenaturales. Podemos ver, o intuir, en ella una motivación latente: saber qué pasará cuando muera. A dónde irá, qué hay Más Allá y si lo hay. Y a pesar que hay cosas que escapan a la ciencia, ella busca siempre la manera lógica. Hay pues, un fuerte contraste. Un choque que impulsa la historia hacia delante.
Como podéis ver hablamos como una historia centrada en el enfrentamiento entre fe y ciencia. Allingham pasará por lo que podríamos llamar, una experiencia espiritual. Uno de los puntos claves de la historia para Waid es contar una buena historia. Una especie de entrenamiento. Si vienes sin ninguna idea creativa, sin ninguna pregunta, vas a terminar aburriéndote y mostrando eso en la página. Eso es algo que procuró evitar con The Unknown y para ello realizó una investigación sobre el tema.
Sí afirma verse un poco reflejado en Catherine ya que como él es muy irracional, y tiene la necesidad, casi romántica de que haya algún tipo de vida futura. Para él es horrible de aceptar que sólo seamos sofisticadas baterías electroquímicas que poco a poco se van ‘desgastando’. Pero también – y como ya dijimos anteriormente – se considera una persona muy poco espiritual. La frase “La Fe en un poder superior” le chirría tanto como alguien arañando una pizarra. En parte, porque parte de la vida de Waid y sus intereses están definidos y se han relacionado con la ciencia y el conocimiento puro y duro. Criarse en el “Bible Belt” (regiones de Estados Unidos donde el cristianismo evangélico tiene fuerza en el ámbito social y se manifiesta en la vida moral y política de la población) le ha hecho estar en contacto directo con la religión, pero siempre tuvo la visión de “Fe en un poder superior” como una excusa para no asumir responsabilidades. Sí se disculpa con estos comentarios, pero es su opinión personal en base a su educación recibida. Cree en cualquier tipo de energía electromagnética que puede ser medida más allá del momento de la muerte por lo que es – y por la definición de energía – eterna. Pero llamar a esto ‘alma’, que albergue nuestra conciencia es, por decirlo de forma suave – un buen salto. Pasarse. Necesita que le muestren algo irrefutable. Confiesa que su necesidad de querer que le muestren algo irrefutable es un acto de fe igual que ir a misa los domingos. Aunque, dado que la ciencia avanza hasta donde la fe no llega, sí estamos más cerca de llegar a probar/demostrar (o no) algo.
En cualquier caso, escribir esta obra le ha servido para reenfocar de alguna manera sus propias actitudes y argumentos, dándose cuenta así de las grandes mentiras o confusiones a las que estamos sometidos. Para él, la ciencia en los cómics no es algo que le restrinja. De hecho siempre anda navegando por internet en busca de nuevos hallazgos en este campo y que luego puedan servirle a la hora de contar una historia. La verdadera ciencia para él es un gran trampolín que le emociona como escritor. No se siente limitado por ello. De hecho cuando Catherine habla sobre los estudios realizados sobre el alma, cada palabra es cierta. También Waid afirma que lo único que mantiene a la ciencia moderna parada en el estudio de la construcción de un aparato como el de Faderbauder es la financiación. La Iglesia Católica se interpone – y esto es algo que Mark Waid ha afirmado que ha leído en un informe – ya que dicen que cualquier estudio está siendo “interferido” por funcionarios religiosos que afirman que es una “pérdida de dinero”. Waid, con este comentario, anima a sustituir “pérdida de dinero” por “pérdida de fundamentos”. Él si lo hace.
Centrándonos ahora nosotros en el cómic, lejos de la opinión del autor, aún estoy haciendo las paces con The Unknown. Digo hacer las paces porque ya habéis visto el planteamiento que ha hecho Waid para su historia: un personaje bueno, con un transfondo interesante, y una idea vigente hoy en día. Todo va bien, pero. Quizás decir que la historia es como algo llevado por David Lynch es pasarse un poco. Un poco mucho, bastante. The Unknown no es para nada un Lost Highway, ni mucho menos un Eraserhead. Quizás era poner el listón bastante alto, pues en lo que es su trama de misterio, y de thriller puede quedarse tan a gusto en algo como lo que fue Goosebumps en su momento. Es decir, Lynch abusa mucho más de la trama, metiéndose más de lleno en sus personajes, en la trama en un nivel que ya hasta no sabes ni qué estás viendo, como si hubiese perdido la narrativa. Véase el casos como Mullholland Drive donde llega un momento donde te puedes perder. Apuntar a este director igual ha sido un poco exagerado.
Otro motivo por lo que aún estoy haciendo las paces con él, ha sido por su final que considero muy Deus Ex Machina y demasiado abierto. Para más añadido: el personaje secundario haciendo ‘un resumen’ de lo ocurrido. Me parece una forma de subestimar al lector, privándole de su propia interpretación de los hechos, o de asegurarse que se ha transmitido lo que se quería contar. Si confías en tu narrativa, es un elemento final que sobra.
A pesar de todo eso, sí lo he disfrutado y ha tenido momentos. Sus momentos. El empezar contando que el personaje ya va a morir, anima un poco más a seguir leyendo porque sabes que jugar esa carta, quiere decir que el autor está preparando algo más. Waid lo consigue, sí – pero se estrella un poco al final -. Es un cómic que a pesar a cómo apuntaba sólo queda en un entretenimiento de una tarde que deja un buen sabor de boca – no tanto como me hubiese gustado – pero sí lo he podido disfrutar… si me olvido del final.
Waid sabe arrancar en sus primeros números. Una vez que empieza, sabe cómo tirar de ti.
Con el siguiente número, de The Devil Made Flesh ya tienes que seguir hacia adelante. Hay una premisa ahí que dependiendo o no del gusto que te haya dejado el primer número, debes seguir. Este número presenta a nuestra protagonista con una nueva asistente y un nuevo misterio que resolver a la altura del primer libro. Ahora nos centraremos en la ciudad de Oak Mountain donde para alegría de muchos lectores sí consigue resolver cosas que patinaron mucho en el primer número. Salva así el primer número y este segundo no defrauda. Un razonamiento muy bueno para este misterio y como siempre, una estupenda trama.
Para no extender más la reseña, diré que vuelve a presentar los mismos temas que el primer libro, salvo que esta vez el personaje ya ha evolucionado algo más y está dispuesta a presentar otra visión de lo que ocurre a su alrededor. Quizás esto es debido a que ha sido el propio autor el que ha adquirido también un nuevo punto de vista. La obra ha evolucionado desde luego, dejando un mejor gusto, algo más de violencia, compensando tanta carga espiritual.
De nuevo sigue en en la línea del primero, manteniendo que el misterio y la trama avance a través del diálogo ya que es la mejor forma de contrastar opiniones.
Que no se haya vuelto a saber nada de The Unknown es posible debido a que Minck Oosterveer falleció en 2011 en un accidente de tráfico, para ironías de la vida. Así que habrá que conformarse con cómo se quedó la historia y buscar nosotros mismos la respuesta al gran misterio de cómo hubiese terminado The Unknown.
¿Inédito in Spain, no?
El único cómic-no-pijamero que me sonaba de Waid era Ruse. Tiene muy buena pinta. De hecho, es raro es que no lo haya sacado nadie, por ejemplo, Norma, tiene aspecto de estar muy en su línea.
Excelente reseña, a mi Whatever Remains me parece mejor título que The Unknown
Que buenas reseñas haces Paula, enhorabuena y gracias. No conocía esto, aunque un Waid siempre es un Waid.
Ey, muchas gracias a todos por leer.
– De esta edición en España no sé nada de nada. Quizás no la saquen debido a que no es una serie ‘cerrada’. O es tan poco conocida que no quieren arriesgare, aunque el nombre de Mark Waid ya tire. De todas formas, puedo preguntárselo a Norma. Lo más que pueden hacer es no contestarme.
– El título de Whatever Remains también me molaba. Se abusa mucho de «Lo desconocido» Pero igual el editor vio muy directo el guiño a Doyle y pensó que igual era «abusar» demasiado de él.
– Ay, gracias. La verdad que veo la reseña muy enmarañada. Leyendo las entrevistas a Mark Waid había expresiones que no tenía ni idea, así que tuve que echar mano al imaginario para ver qué decía. Luego ya me vi con una reseña muy larga y dije «veremos a ver si no me mandan a paseo»