Estas dos semanas en Mundo Independiente nos hemos centrado en Los muertos vivientes. ¿Por qué? Primero, porque es la serie más importante actualmente publicada por cualquier editorial que no sea DC o Marvel (y quizás debería incluir a estas dos dentro del lote) y no podemos olvidarla en nuestra sección indie; y, segundo, porque nos apetecía. Así que como colofón final de nuestra quincena zombi tenemos preparado algo muy especial… ¡La reseña de TODA la colección! Aunque haré un poco de trampas y va a ser algo sui generis… Me explico… Mis compañeros ya reseñaron en su día los volúmenes 1 al 11 y el 15. En vez de volverlos a reseñar os voy a incluir algunas citas de esos espléndidos trabajos para que sepáis qué piensan ellos, además de los enlaces pertinentes, pero como es material antiguo lo incluiré más abajo… Mejor me explico con un esquema de lo que os vais a encontrar a continuación:
1. Análisis y opinión sobre el arte de Charlie Adlard. Esta sección es válida para toda la serie y me permite no estar repitiéndome a cada momento. Aquí recuperaré material de mis compañeros. No es que me quiera contradecir a mí mismo, es que en este caso más que necesario es imprescindible.
2. Reseña de los vol. 12 a 16. Para el núm. 15 recuperaré material de Jordi T. Pardo.
3. Reseña de los núm. 97 a 106, que no han sido publicados en España. Siendo este el caso, lo que haré será poner una mega etiqueta de Spoiler. O sea que si lo desplegáis, veréis imágenes que igual no deberíais estar mirando. No me voy a cortar a la hora de poner spoilers dentro de esa etiqueta. Ya sabéis a qué ateneros…
4. Recolección de las reseñas de los 11 primeros volúmenes.
Sí, ya sé que así la cosa pierde la cronología, pero no creo que sea conveniente empezar la mega reseña con material antiguo y después ofreceros lo nuevo…
Y os dejo un recordatorio de todo lo que hemos hecho en esta “quincena” (y más) apocalíptica:
– El martes 9 iniciamos el especial de Los muertos vivientes extraoficialmente con una selección de tebeos apocalípticos, más que nada para irnos metiendo en el tema. Además, tratamos con todo lujo de detalles otra gran saga televisiva/cinematográfica que habla del fin del mundo pero desde un punto de vista más animal: El planeta de los simios. Podéis leer ese artículo en Mundo independiente: ¡Apocalipsis!
– Al día siguiente, reseñamos la última cabecera de El planeta de los simios y también incluimos una interesante entrevista con el dibujante de esa obra imprescindible. La podéis leer en Planet of the Apes: Cataclysm #1-4.
– La semana pasada empezamos nuestro especial propiamente dicho con un artículo en el que se explica los orígenes de Los muertos vivientes, los records de venta y audiencia, el proceso creativo, los juicios de Moore y Kirkman, un extraño y presunto intento de asesinato; y se acaba con una biografía/cronología de toda la obra de Robert Kirkman. Todo eso se encuentra en Mundo independiente: Descubriendo Los muertos vivientes.
– Y al día siguiente me salí por la tangente y en vez de reseñar Los muertos vivientes (cosa que estaba planeada para hoy), reseñé una novela gráfica de Charlie Adlard que es realmente buena… Si tenéis un momento, pasad aunque sólo sea para admirar los dibujos (en la reseña incluyo nada más y nada menos que la portada y doce páginas). Además, como extra, añadí una reseña de un tebeo apocalíptico recién descubierto. El enlace corresponde a Rock Bottom / The End Times of Bram and Ben #1.
– Y ya para finalizar, ayer publicamos una guía de personajes con todo lo sucedido hasta el último número estadounidense de Los muertos vivientes. La podéis leer en Mundo independiente: Los muertos vivientes, guía de personajes.
Dicho esto, empecemos…
El arte de Adlard
A estas alturas ya está todo dicho sobre este autor, así que me voy a tomar la licencia de citar a mis compañeros, primero a David Fernández en su reseña de Los muertos vivientes vol. 11: Teme a los cazadores:
“Elegido como el encargado de sustituir a Tony Moore tras el primer arco argumental de la serie –Días pasados–, el historietista británico optó por un enfoque mucho más contenido que el de su predecesor. En sus propias palabras: ‘Cuando empecé a encargarme de Los Muertos Vivientes, que es principalmente un libro dramático, y no de terror, pensé que sería apropiado hacerlo de un modo realmente sobrio, de modo que el lector pudiera concentrarse en la historia, en lugar de ser distraído por ejercicios estilísticos vacuos.‘. Partiendo de esta premisa, Adlard ha venido haciendo uso su habitual mecánica de trabajo, en la que prima la inmediatez de las primeras impresiones –“si la idea adeciada no se me ocurre dentro de los diez primeros segundos, probablemente nunca lo hará”–, y la ausencia de bocetos previos, más allá de los diseños iniciales presentados a Kirkman, para que éste diera su aprobación a las interpretaciones estéticas que tenía en mente.
Salta a la vista que uno de los puntos fuertes de Adlard es su dominio del claroscuro, su perfecto juego de luces y sombras del que hace uso desde sus primeros encargos para la mítica revista 2000AD. Una habilidad que tal vez esté de algún modo relacionado con sus estudios de cinematografía. En este proyecto –con diferencia, el más exitoso en su carrera profesional–, cuenta con la inestimable colaboración del colorista Cliff Rathburn, quien por los requerimientos estéticos de la colección se limita a la aplicación de tonalidades grises, con las que añadir matices al trabajo de Adlard. El propio Rathburn se encarga de definir sus funciones: ‘No lo llamaría coloreado, requiere mucha menos meditación. (…) Intento centrarme en la profundidad y en las fuentes de iluminación, y asegurarme de que las tonalidades grises no rebasan el 50% de los tonos negros. Si se diera el caso, la línea de dibujo y el tono gris ‘sangrarían’ juntos en el momento de la impresión, haciendo que la página se empastara.’
Lo más curioso del asunto es que, si atendemos a las palabras del dibujante, la compenetración de este equipo creativo –Kirkman incluído–, surge de la confianza mutua y de la delimitación clara de funciones, más que de un intercambio de impresiones: ‘Lo mantenemos bastante separado. Confío en la escritura de Robert, él confía en mí… Cliff hace lo suyo… No veo los tonos hasta las pruebas finales, pero ¡realmente no hay nada de lo que preocuparse! Simplemente confiamos en que cada uno haga el mejor trabajo posible, exigido por los descabellados márgenes de tiempo de que disponemos‘. Pero no son los plazos de entrega los causantes de los mayores quebraderos de cabeza en Adlard, sino la abundante presencia de conversaciones en las páginas Los muertos vivientes: ‘Curiosamente, lo más difícil no es mantener un calendario mensual –encuentro eso bastante sencillo–, sino mantener el drama visualmente interesante… es un tipo de libro de ‘bustos parlantes muy dramático, y de ahí vienen desafíos muy particulares. ¡Pero me gustan los desafíos! La acción es sencilla; son los momentos tranquilos los que constantemente hacen la vida interesante‘.
Y lo cierto es que este talentoso dibujante puede respirar tranquilo: a buen seguro que muchos lectores consideran que mes a mes sale airoso de cuantos desafíos le plantea Kirkman… ¡y con nota!”
Después a Jordi T. Pardo en su reseña de Los muertos vivientes Vol. 15: Encontrarnos a nosotros mismos:
“En el apartado gráfico, pese a sus carencias y posibles defectos, Charlie Adlard se ha hecho con los mandos de la serie desde hace muchos números atrás; su trazo indefinido y oscuro se nos presenta a estas alturas tan indispensable en el proyecto como los guiones del propio Robert Kirkman y cuesta imaginar Los Muertos Vivientes siendo dibujado por otro artista que no sea él mismo. Incluso ha conseguido hacernos pensar con el tiempo que la elección de Tony Moore en los primeros números de la serie no fue la mejor posible. No obstante, Charlie Adlard sí parece haber dado muestras de agotamiento y acomodamiento en algunos tramos de la historia, pero su compenetración con la narrativa de Robert Kirkman, tanto en los momentos de más tensión como en los más íntimos y personales, nos han hecho ignorar y casi olvidar dicho ‘problema menor’. Desde luego, Charlie Adlard tiene un gran apoyo en Cliff Rathburn y sus grises que siguen complementando adecuadamente los lápices y el entintado del dibujante estadounidense para mejorar el resultado final. En definitiva, el mecanismo sigue funcionando, Los Muertos Vivientes prosigue su inexorable camino para convertirse en esa ‘película de zombies de nunca termina’ aunque la presencia de estos seres sea ya prácticamente testimonial y la ambición del relato de Robert Kirkman y Charlie Adlard tenga claramente otras prioridades en las que uno de sus objetivos parece ser el de mostrarnos y descubrirnos el verdadero terror y la incertidumbre de lo humano.”
Y finalmente, digo la mía. La semana pasada reseñé una obra de Adlard llamada Rock Bottom que estaba dibujada con un trazo limpio, sin sombras y muy bien elaborado. El minimalismo me convenció tanto que llegué a decir “En Rock Bottom encontramos al mejor Adlard, con unas páginas muy bien detalladas cuando deben serlo pero que también saben jugar con los grandes espacios en blanco cuando la ocasión lo requiere. Y, sobre todo, Adlard triunfa con la expresión humana. ¿Os acordáis que dije que Dare era creíble? Pues en la parte gráfica lo es aún más. Adlard trata el cuerpo de este personaje (que aparece casi desnudo en más de una ocasión) de una manera magistral, mostrándonos un físico que no es el típico cuerpo diez que vemos en los tebeos de superhéroes. Al contrario, Dare es un hombre con un cuerpo adecuado a su edad, sin musculaturas exageradas y con algún defecto que otro. Y lo mismo que digo sobre los cuerpos se puede aplicar a las caras. Las expresiones de Rock Bottom son casi siempre acertadas, y además los personajes muestran una heterogeneidad en los rasgos (es decir, cada uno de los protagonistas de esta novela es muy diferente respecto a sus compañeros) que nos demuestra que Adlard puede hacer lo que quiera con la fisonomía humana”.
En Los muertos vivientes, mi opinión es muy diferente. Coincido con todo lo que dicen mis compañeros, pero también reconozco que Adlard tiene ciertas dificultades a la hora de retratar algunos personajes, pues las facciones de éstos son tan similares que es difícil saber quién es quién. Evidentemente, este efecto se da en casos puntuales y no desmerece la lectura de la serie, pero molesta e inquieta. Es más, si hacemos la comparación Rock Bottom / Los muertos vivientes, parece que el artista involucione… Pero como no quiero despedirme de este apartado con los defectos de Adlard, recordemos sus virtudes, que son muchas y variadas. Este dibujante tiene un don a la hora de dibujar zombis y zonas sombrías, pues es el maestro de los claroscuros. También sabe crear atmósferas de desolación. Aunque esté retratando una casa abandonada y tranquila, él sabe cómo convertirla en un lugar que inquietará al lector. Además, es un maestro de las expresiones y sus personajes son creíbles a la par que expresivos.
Los muertos vivientes vol. 12: Vivir entre ellos
Edición original: The Walking Dead: Life among them (#67-72); Image Comics.
Edición España: enero de 2011; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 144págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Una nueva vida. Tras 66 episodios de penurias, Robert Kirkman decide dar el salto definitivo con los personajes que lo han hecho célebre, y lo hace de una manera tan sutil que algunos lo pueden confundir con la contención. Pero no nos engañemos. Kirkman es cruel, le gusta hacernos sufrir casi tanto como a sus héroes. Por eso en este volumen nos ofrece lo que puede ser la calma antes de la tormenta… Hace que Rick y sus amigos acaben en un lugar idílico, una comunidad llamada Alexandria en la que todo parece ir bien. Los niños juegan en las calles, las mujeres curiosean con sus amigas y los hombres se dedican a otras tareas más acordes a sus papeles tradicionales. Y eso es justamente lo más cruel que hemos presenciado en la serie porque Kirkman nos ofrece esperanza. Y supongo que los lectores de The Sandman coincidirán conmigo en que no hay nada más poderoso que ese sentimiento. ¿Por qué es cruel la esperanza? Por muchos motivos. Primero, porque Rick y los demás la perdieron hace tanto que ahora mismo son unos salvajes desaprensivos a los que no les preocupa en absoluto la vida de los demás. Cuando muere alguien se entristecen, pero ni mucho ni por mucho tiempo… Cuando formen parte de una comunidad bien asentada y civilizada… ¿Se arrepentirán de lo que hicieron en el pasado? ¿Se darán cuenta de que tiraron la toalla demasiado pronto? ¿O buscarán enemigos fantasmas para eliminar la ilusión de una vida perfecta?
Segundo, si las cosas salen mal y tienen que volver a las carreteras llenas de caminantes… ¿podrán seguir su camino sabiendo que hay más lugares como Alexandria desperdigados por el mundo? Es difícil vivir en un universo plagado de zombis, pero es aún peor si tienes el conocimiento de que cerca de ti hay alguien que está riendo… amando… soñando…
Y tercero, con la esperanza, Rick y los demás tienen un motivo para vivir. Ya no son los verdaderos muertos vivientes y tampoco son personas que esperan pacientemente la muerte. Ahora serán simples humanos con una meta que conseguir. Y, a medida que no la consigan, eso les hará daño, y mucho. Será una espinilla clavada en el corazón que irá creciendo hasta convertirse en una estaca. Ese es el poder de la esperanza. Lo que se espera puede no llegar nunca.
Sea como fuere, lo de arriba son pensamientos míos originados tras la segunda lectura de este volumen. Lo que realmente nos encontramos en Vivir entre ellos es el inicio de una saga que va a retratar a los héroes de Kirkman de una manera que no se había visto hasta entonces: contraponiendo lo que es una comunidad normal – y no afectada por el apocalipsis – con la gente de Rick, que a estas alturas ya han visto (y hecho) de todo. Por eso es la calma antes de la tormenta. Dentro de Alexandria hay una vida aparentemente idílica, a pesar de las dificultades añadidas que supone vivir encerrados en una urbanización rodeada de zombis tras las murallas. Pero Rick y los demás vienen de fuera y para ellos el mundo es tan diferente que les va a costar aceptar esa nueva realidad. Algunos lo conseguirán, otros no… Pero todos lo intentarán.
Los muertos vivientes vol. 13: Demasiado lejos
Edición original: The Walking Dead: Too Far (#73-78); Image Comics.
Edición España: marzo de 2011; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 144págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
La gran pregunta. En el anterior volumen cuestionamos la cordura de Rick y compañía, pero en este tomo se hace justamente lo contrario. ¿Qué pasa con la comunidad de Alexandria? ¿Cómo pueden vivir tan tranquilos sabiendo que allí fuera hay un mundo plagado de zombis? En cualquier momento pueden romperse las puertas de la comunidad y entonces todos los habitantes de Alexandria estarán condenados a una muerte segura, porque hasta este momento no han hecho nada por sobrevivir. Es como el cuento de la hormiga y la cigarra. En este caso, Rick y los suyos son las hormigas que han hecho de todo para superar las dificultades, y los de Alexandria son unas cigarras que han tenido suerte y sólo saben divertirse. Así que en este tomo continuamos con la contraposición entre Rick y sus nuevos compañeros, pero desde otro punto de vista. En Demasiado lejos, Kirkman nos presenta situaciones que son inaceptables en la sociedad desarrollada, pero que ni siquiera son cuestionadas por los de Alexandria porque han cerrado los ojos a todo. No detectan la presencia del mal, ni el de fuera ni el de dentro, aunque Rick sí es consciente de todo y quiere arreglar el mundo. Lástima que el mundo no quiera ser arreglado.
Lo más relevante de Demasiado lejos es la tranquilidad que empieza a emanar la serie. Parece que los tiempos locos del inicio, cuando los acontecimientos se sucedían sin parar, han quedado muy lejos. Ahora Kirkman y Adlard nos permiten saborear las situaciones, algo que puede ser un punto a favor pero que también puede llegar a ser un problema si lo que se consigue es ralentizar Los muertos vivientes hasta el aburrimiento. Pero por ese lado podéis estar tranquilos… Estas nuevas aventuras no son tan espectaculares, pero no por ello son aburridas. Al fin y al cabo, siempre hay algún zombi (o algún desaprensivo o una muerte sorprendente) cuando hace falta. Otra mejora respecto al inicio de la serie es el desarrollo de los secundarios. Es cierto que los nuevos personajes no son tan potentes como los supervivientes de Atlanta, pero al menos sobreviven el tiempo suficiente como para que les cojamos cariño. Sin ir más lejos, Douglas es el líder de Alexandria y es alguien al que se le coge aprecio muy rápidamente, a pesar de ser un incordio para Rick en más de una ocasión. En este tomo Douglas brilla y es justamente él quién tiene la respuesta a la gran pregunta: en un mundo plagado de zombis, ¿qué es mejor? ¿Ser una cigarra o una hormiga?
Los muertos vivientes vol. 14: Sin salida
Edición original: The Walking Dead: No Way Out (#79-84); Image Comics.
Edición España: septiembre de 2011; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
La teoría de los vasos comunicantes. Los de Alexandria vivían ciegos y felices. Los de Atlanta sabían lo que se cocía por el mundo y no podían soportarlo. Ahora que ambos grupos se han unido y fusionado, todos han dado algo a los demás. Los de Douglas ceden parte de su paz, y los de Rick les ofrecen parte de su valor. En un mundo lleno de zombis, el equilibrio debería ser algo bueno, ¿no? Retrocedamos a lo que dije en el volumen 12. Kirkman dio a Rick y compañía un lugar en el que sembrar la esperanza, y ahora los de Atlanta rebosan de ella. ¿Puede ser eso bueno? ¿Qué consecuencias puede tener un ataque de los caminantes en la comunidad? ¿Rick y sus amigos se han vuelto demasiado débiles y perezosos como para sobrevivir? ¿Los compañeros de Rick se han dado demasiada prisa en asentarse? ¿Van a perderlo todo, otra vez? ¿Alguna vez habrá un momento de felicidad real en esta serie? Pues parece ser que la respuesta a esta última pregunta es no, porque en Sin salida, Kirkman rompe todo atisbo de felicidad. Pone a Rick y Carl en una situación de vida o muerte que cambiará el futuro de la serie para siempre. (Una imagen de lo que sucede en este volumen es una de las más impactantes de esta cabecera, y eso que ya hemos visto de todo). También juega con Michonne y su novio más reciente… Y todo eso sin olvidar que siempre se debe cuestionar la cordura de Rick. A este paso, el protagonista no durará mucho sin pegarse un tiro en la cabeza.
Sin salida es la tormenta que precedió la calma. Si en volúmenes anteriores nos encontramos con situaciones pausadas y tranquilas, aquí nos hayamos ante una situación límite, ante un hecho de aquellos que sacan lo peor del interior de las personas. Y, creedme, dentro de Rick hay mucha mierda. Y lo más gracioso de todo es que al final del tomo, el protagonista de Los muertos vivientes llega a la conclusión de una pregunta que le había asaltado durante mucho tiempo, pero… Digamos que consigue la respuesta correcta por los motivos equivocados. En Sin salida, las tornas cambian. Algunos buenos dejan de serlo de una manera cruel y sangrienta. Y nosotros descubrimos que a veces hay que tener paciencia, Kirkman nunca nos dejará sin nuestra ración de sopresa y crueldad.
Los muertos vivientes vol. 15: Encontrarnos a nosotros mismos
Edición original: The Walking Dead: Find Ourselves (#85-90); Image Comics.
Edición España: marzo de 2012; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Tal como anuncié, recurro a la excelente reseña de Jordi T. Pardo de Los muertos vivientes Vol. 15: Encontrarnos a nosotros mismos: “¿Cuántos cómics de periodicidad mensual conocéis en la actualidad que después de casi nueve años en el candelero y más de cien números sigan sorprendiéndonos y manteniendo el nivel de interés y emoción casi como el primer día? No será una lista muy larga esa pero a buen seguro que muchos acabarían por mencionar, tarde o temprano y no por falta de méritos, Los Muertos Vivientes de Robert Kirkman y Charlie Adlard; una serie a la que se la ha achacado en los últimos tiempos, coincidiendo con su adaptación televisiva, un descenso en la calidad en sus tramas y argumentos, incluso llegando a considerarla inferior a una simple gamberrada como resultó ser el Crossed de Garth Ennis y Jacen Burrows. Por ello se nos antoja pensar a raíz de esto que hay un sector de lectores antes fieles a la serie que después de muchos kilómetros a las espaldas acompañando a Rick Grimes y sus compañeros, y de las horas de disfrute que en ello hemos encontrado, no hayan acabado de comprender el sentido y la esencia misma de esta obra. Este no es un cómic marcado por el simple espectáculo pirotécnico o el terror sino un adictivo relato de supervivencia en condiciones extremas en el cuál la relación entre personajes y la evolución y presión psicológica ejercida sobre ellos en el transcurrir del tiempo, independientemente de la amenaza a la que se enfrentan, un macguffin el de los zombies que realmente podría ser anecdótico, es el mayor punto de interés de la propuesta y una de las mayores virtudes de una obra con unos engranajes bien engrasados y casi perfectos cuyas características le han hecho trascender el género y el medio.
De esta manera, la última entrega de la serie publicada en nuestro país bajo el revelador título de Encontrarnos a Nosotros Mismos, sólo viene a reafirmar todo esto que comentamos; después de los acontecimientos de números anteriores parecía que Los Muertos Vivientes podría haber dado de sí todo lo que podía, el punto al que Robert Kirkman había llevado a sus personajes, exprimidos y torturados con sádica complacencia por parte de los lectores, parecía cercano al final por puro y simple agotamiento. Pero, lejos de ello, el guionista de Invencible y Haunt vuelve a lograr, no sólo sorprendernos con sus revelaciones, sino que además lo hace profundizando todavía más hondo en la psique y personalidades de sus protagonistas para presentarnos un retrato psicológico tan detallado y lleno de matices que consigue hacernos creer que sus personajes son verdaderamente personas reales. Al fin y al cabo, Robert Kirkman siempre ha insistido en que sus «tramas existen gracias a los personajes» y esa es una máxima que aquí queda palpable y que nunca ha traicionado, incluso nos llega a hacer sentir culpables por disfrutar de una obra en la que sus personajes son maltratados y vejados en un largo y particular vía crucis de penurias y sufrimiento. La serie ha sufrido algún que otro altibajo, más de ritmo que de interés, pero Robert Kirkman parece seguir teniendo las ideas claras de hacia donde se dirige en Los Muertos Vivientes; tanto es así que sus planteamientos y la evolución de sus personajes continúan siendo imprevisibles dejándonos la sensación de que cualquier cosa puede pasar, y de hecho pasará, en el momento menos esperado.”
Los muertos vivientes vol. 16: Un mundo más grande
Edición original: The Walking Dead: A Larger World (#91-96); Image Comics.
Edición España: septiembre de 2012; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 156 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Vuelve la calma pero, como siempre, después vendrá la tormenta. De todos los volúmenes publicados hasta ahora, posiblemente Un mundo más grande sea el más flojo de todos. Como siempre, tiene sus cosas positivas: se introduce el concepto de las otras comunidades supervivientes y la posibilidad de establecer relaciones comerciales; además, el personaje de Jesús es posiblemente el nuevo más logrado desde que Rick y los demás abandonaran la cárcel. Jesús sí tiene carisma… El problema de Un mundo más grande es que repite fórmulas que ya hemos visto una y otra vez. Un desconocido se acerca al grupo y les ofrece ir a un lugar mejor. ¿Os suena? Ese es el inicio de la saga de Alexandria… y el de ésta. Rick no se fía del nuevo y lo mantiene vigilado… Como en su día hizo con todos los de la cárcel, con la gente que se encontró en la granja tras el altercado con el Gobernador, con todos los de Alexandria, etc. La falta de confianza de Rick empieza a ser molesta por repetitiva.
Dicho esto, pongamos las cosas en una balanza. Si Un mundo más grande es poco original, ¿merece la pena su lectura? ¿Es el punto ideal para dejar la serie? Sí y no. Este tomo asienta las bases de lo que ha de venir, porque introduce personajes y relaciones que cambiarán el mundo de Rick para siempre…. Y lo que ha de venir es tan fuerte que es mejor no despedirse de Los muertos vivientes. Si lo hacéis os perderéis la espectacular muerte del número 100, la evolución que todos estábamos esperando de quién estábamos esperando… y un nuevo villano que no tiene nada que envidiar al Gobernador. En definitiva, este volumen es un poco aburrido, pero es imprescindible.
Y ahora ya llegamos a la edición estadounidense, así que lo que sigue es un spoiler (que estará debidamente escondido). Después del spoiler, las reseñas de los números anteriores…
Aviso de Spoiler |
Los muertos vivientes vol. 1: Días pasados
Edición original: The Walking Dead: Days Gone Bye (#1-6); Image Comics.
Edición España: junio de 2005; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 144 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“‘En un mundo gobernado por los muertos, por fin nos vemos obligados a empezar a vivir’.
Esta lapidaria y contundente frase, que puede leerse en la contraportada de la edición española de Los Muertos Vivientes: Días Pasados, sintetiza de forma más que acertada la intención de Robert Kirkman al adentrase en un género tan manido como el de los zombis.
Obviando las limitaciones propias de este tipo de historias, el joven y prometedor guionista va un paso más allá, articulando un drama de personajes en el que la presencia de los muertos vivientes sirve como excusa argumental para reflejar de forma hábil y verosímil la complejidad de las relaciones humanas. Así, a lo largo de 144 páginas, somos testigos de situaciones extremas que obligan a los protagonistas a reaccionar y asumir responsabilidades con un único objetivo: sobrevivir a la catastrófica situación que se han visto obligados a afrontar.
En una escena que inevitablemente recuerda a la película 28 Días después, del irregular Danny Boyle (Trainspotting, La Playa,…) Rick Grimes, entregado policía de Kentucky y padre de familia, despierta del coma provocado por un impacto de bala recibido en acto de servicio. Este abrupto despertar sirve como recurso narrativo que permite al lector compartir el punto de vista del protagonista, ajeno durante su inconsciencia a los perturbadores sucesos que han cambiado el mundo que conocía hasta el punto de hacerlo irreconocible.”
Los muertos vivientes vol. 2: Muchos kilómetros a las espaldas
Edición original: The Walking Dead: Miles Behind Us (#7-12); Image Comics.
Edición España: diciembre de 2005; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Retomando la acción donde finalizó el anterior tomo (ver reseña aquí), nos encontramos con un Rick Grimes que ejerce de líder de la peculiar caravana de supervivientes: hombres, mujeres y niños de toda clase y condición que ven cómo ante la adversidad han de unir sus fuerzas y limar asperezas para permanecer con vida en el dantesco escenario en que se ha convertido el mundo que conocían.
Hábilmente, sin prisa, pero sin pausa, Kirkman revela las preocupaciones, inquietudes, ambiciones, miedos y temores de cada personaje. En un alarde de mesura, sentido del ritmo y coherencia, el guionista de Kentucky desarrolla la trama y hace evolucionar de forma razonable y coherente a los protagonistas de esta pesadilla moderna, brillante análisis de la condición humana articulada por medio de la exposición de un grupo de individuos aparentemente ordinarios a condiciones y circunstancias extremas.
La sensación de verosimilitud (por increíble que parezca), las meritorias conversaciones entre los personajes, los soprendentes cliff-hangers que salpican cada número de esta colección, y la sabia dosificación de los elementos más característicos del género gore / zombie, hacen que el resultado final resulte digno de elogio, y evidencie una vez más que Robert Kirkman está llamado a escribir su nombre con letras de oro en la historia del cómic americano.
En el apartado gráfico, Charlie Adlard está a la altura esperada, si bien carga con la pesada losa de haber sustituido a Tony Moore, excelente dibujante que firmó los primeros números de esta colección. A diferencia de su predecesor, Adlard se caracteriza por un estilo austero y sencillo, lo cual no impide que logre firmar un eficaz trabajo, huyendo de todo artificio innecesario en beneficio de la claridad narrativa.
En definitiva, una atractiva, adictiva y divertida propuesta que de mantener un nivel de calidad similar al mostrado hasta la fecha, terminará por convertirse en todo un clásico. Sencillamente imprescindible.”
Los muertos vivientes vol. 3: Seguridad tras los barrotes
Edición U.S.A.: The Walking Dead: Safety Behind Bars TPB (núms. 13 a 18 de la serie regular); Image Comics.
Edición España: abril de 2006; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujos y entintado: Charlie Adlard.
Grises: Cliff Rathburn.
Formato: tomo recopilatorio de 144 págs.
Precio: 7’50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Demostrando un oficio propio para alguien de su edad, el guionista de Kentucky evidencia una especial habilidad para el desarrollo e interacción de los personajes, así como un indudable talento para introducir nuevos actores, intrigas y cambios de escenario en la saga, que evitan caer en lo predecible y multiplican las posibilidades argumentales. Todo ello con un ritmo ágil y dinámico en el que no caben las tan inoportunas como injustificadas pausas propias del estilo de narración descompresiva imperante en el cómic contemporáneo.
En el tomo que hoy nos ocupa, cabe resaltar las elevadas cotas de dramatismo, virulencia y crudeza que alcanza la historia, mostrando a unos personajes susceptibles, inestables, iracundos y embotados, a punto de perder la poca cordura que conservaban debido a su incapacidad de asumir los sucesos de los que están siendo testigos. Incluso el propio Rick Grimes, otrora indiscutido líder del grupo de supervivientes, comenzará a notar el peso de la responsabilidad, la fatiga y los nervios acumulados. Y es que cada vez está menos claro si Los Muertos Vivientes que dan título de la colección aluden a los zombies o los supervivientes.
Por si ello fuera poco, sobra tiempo para conocer desalentadores detalles acerca de la plaga y asistir a la aparición de nuevos personajes y la recuperación de viejos conocidos.
En cuanto al apartado gráfico, un voluntarioso Charlie Adlard parece empecinado en hacernos olvidar a Tony Moore, y aunque de momento está lejos de cumplir su objetivo, evidencia una meritoria progresión. Su trazo sencillo, agresivo, crudo y sin concesiones capta a la perfección cada matiz de la historia, recreándose en los detalles más insignificantes, con especial mención para los momentos más emotivos y significativos, así como para las escenas más violentas de este arco argumental.”
Los muertos vivientes vol. 4: Lo que más anhelas
Edición U.S.A.: The Walking Dead: The Heart’s Desire TPB (núms. 19 a 24 de la serie regular); Image Comics.
Edición España: junio de 2006; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujos y entintado: Charlie Adlard.
Grises: Cliff Rathburn.
Formato: tomo recopilatorio de 144 págs.
Precio: 7’50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“En Seguridad tras los barrotes pudimos apreciar un significativo cambio de tono respecto a los anteriores arcos argumentales, debido en gran medida a la reducción de los escenarios en los que se desarrolla la acción, limitándose fundamentalmente a los muros de la prisión. Esta tendencia tiene continuidad en el tomo que hoy comentamos, propiciando la creación de una atmósfera opresiva, un ambiente malsano, viciado, cargado de tensiones, miedos y resentimientos que afloran a medida que los dramáticos acontecimientos se suceden, mostrando los aspectos más imprevisibles, volátiles y frágiles de la condición humana. Ahora, más que nunca, los zombies ceden todo el protagonismo a la comitiva encabezada por Rick Grimes, en un implacable viaje a los límites de la cordura.
Cada personaje es una caja de sorpresas, mostrando diversas facetas y comportamientos en función de las circunstancias. Y esto, que parece una perogrullada, viene a ser una de las grandes virtudes de Los Muertos Vivientes. Más aún si comparamos esta colección con otras, ya que a diferencia de la mayoría de los guionistas del cómic mainstream, Robert Kirkman le dedica grandes dosis de esmero y atención a dotar a sus personajes de la tridimensionalidad imprescindible a la hora de llevar a buen término sus planteamientos argumentales. Por eso resulta tan creíble y verosímil la dura historia narrada: porque entendemos a los personajes, los hemos acompañado durante 24 números y comprendemos sus cambios, su evolución, y las fluctuaciones en su estado anímico.
Sin concesiones, sin piedad, con una crudeza inusitada, directo al estómago del lector, “Lo que más anhelas”“viene a ser la enésima demostración empírica del talento de este joven guionista, quien con apenas 25 años ha alcanzado cotas de calidad sólo soñadas por escritores de mayor renombre y experiencia.
En relación al trabajo realizado por Charlie Adlard, comentar que, tras unos inicios titubeantes en la serie, ha protagonizado una evidente progresión, hasta el punto de haberse ganado el derecho de ser juzgado por sus propios méritos, en lugar de recurrir a las odiosas comparaciones con Tony Moore, su predecesor en el puesto de dibujante regular de la colección.”
Los muertos vivientes vol. 5: La mejor defensa
Edición U.S.A.: The Walking Dead: The Best Defense TPB (#25-30); Image Comics.
Edición España: julio de 2006; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujos y entintado: Charlie Adlard.
Grises: Cliff Rathburn.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs.
Precio: 7’50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Bien es cierto que algunas de las peculiaridades más características de Los Muertos Vivientes –la posibilidad de recurrir a una pluralidad casi ilimitada de escenarios y la presencia de un reparto eminetemente coral-, juegan a favor de su guionista, pero no menos cierto es que estas circunstancias, en manos menos hábiles y osadas propiciarían que un interesante punto de partida se redujera a una fallida y forzada sucesión de tópicos, estirados hasta el infinito. Y nada más lejos de la realidad: el atrevimiento de Kirkman, sumado a su talento innato para reinventar géneros, deriva en cambios de rumbo periódicos, necesarios y fluidos en su transición, sometiendo a algunos de los personajes más destacados a una serie de acontecimientos realmente inesperados que en su conjunto, favorecen la evolución de unos caracteres que, no lo olvidemos, partían de un esquema estereotipado. Es decir, el verdadero pavor, el aspecto más inquietante de este cómic, reside en la plasmación de las reacciones de los protagonistas, mostrándonos sus conflictos internos, y el modo en que éstos son exteriorizados.
En esta ocasión, pese a un inicio relativamente sosegado, terminan desatándose una serie de violentos acontecimientos narrados con una crudeza, desesperación y salvajismo hasta ahora inusitados. Una violencia que, tanto en su vertiente física, como en la psicológica, rehuye de pretensiones poéticas, estéticas o incluso lúdicas. Porque no nos dejemos llevar a engaño: aunque deudora de muchas de las películas que han popularizado el género zombie, Los Muertos Vivientes no soporta paralelismo con las cintas de serie B que provocaban una arrítmica alternancia entre sobresaltos y sonoras carcajadas, derivadas de la contemplación de las más crueles mutilaciones, agresiones, y demás actos que alcanzaban desproporcionadas cotas de surrealismo. Este cómic va un paso más allá para reivindicar una vez más el poder de la sugestión sobre lo evidente y explicito, planteando un cúmulo de situaciones y sensaciones contradictorias que eclosionan al ritmo de los versos de Bruce Springsteen (“57 channels and nothing on…”), en una de las escenas más impactantes de la colección.”
Los muertos vivientes vol. 6: Esta triste vida
Edición U.S.A.: The Walking Dead: dición original: The Walking Dead. This sorrowful life TPB (#31-36); Image Comics.
Edición España: junio de 2008; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujos y entintado: Charlie Adlard.
Grises: Cliff Rathburn.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs.
Precio: 7’50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Que una propuesta tan arriesgada y atípica como ésta logre hacerse un hueco en el mercado americano, es poco menos que una hazaña, más aún cuando las páginas de esta serie están regadas con ingentes cantidades de sangre y vísceras. Pero como ya hemos comentado en otras ocasiones, el “elemento zombie” presente en el argumento de esta colección se trata de un mero pretexto a partir del cual analizar las consecuencias de que, ante un estado de necesidad, el instinto de supervivencia prevalezca sobre los convencionalismos sociales, saliendo de este modo a la luz la vertiente más aterradora de la naturaleza humana. A lo largo y ancho de las treinta y seis entregas publicadas hasta la fecha en seis tomos recopilatorios, Kirkman –primero acompañado de Tony Moore, y posteriormente de un Charlie Adlard infinitamente superior a su predecesor– mantiene la tensión y el interés del lector, aunque la prolongación ad infinitum de la historia de Rick Grimes y sus compañeros de viaje se antoja como todo un reto de resultado incierto.
Desde un primer momento, el guionista de Kentucky ha renegado de un enfoque clásico de planteamiento, nudo y desenlace, en beneficio de una férrea vocación de ir un paso más allá de los productos de ficción encuadrables dentro de este subgénero, obviando el origen de los zombies para centrarse en la ajetreada existencia de los supervivientes. La pregunta a formular sería ¿es compatible un planteamiento como éste con el equilibrio dramático, y el mantenimiento del trepidante ritmo de la serie? La respuesta, como no podía ser de otra forma, tan sólo la conoce Kirkman. Y lo cierto es que hasta ahora se las ha apañado para satisfacer a una legión de seguidores zombificados que caen subyugados ante la pericia de este hábil guionista, mucho más inspirado en proyectos de creación propia –insisto: Invencible es otro must have inexcusable– que en encargos para las grandes editoriales hasta ahora un tanto insatisfactorios.”
Los muertos vivientes vol. 7: La calma antes de…
Edición original: The walking dead: The calm before (#37-42); Image Comics.
Edición España: septiembre de 2008; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Aunque en el presente volumen se presta la atención debida a los diferentes frentes abiertos, observamos cómo la atención parece centrarse de forma especial en la relación entre Rick y Lori –más complicada de lo que puede parecer en primera instancia– y el inminente nacimiento del bebé que esperan. Un acontecimiento ansiado y temido. Temores fundados en la carencia de medios y conocimientos médicos adecuados para afrontar una situación siempre delicada, pero también por el hecho de traer a una criatura frágil e inocente a un mundo roto, cruel y extremadamente violento. Circunstancias que propician una tensa espera, que a su vez genera una constante sensación de tensión: una más de la miríada de emociones apreciables en los rostros, actitudes y estados de ánimo de los personajes, trasladadas con sorprendente intensidad al lector, quien durante este pequeño respiro comparte la esperanza, el miedo y la desazón de estos “muertos vivientes”.
Así, ésta se presenta como la oportunidad perfecta para conocer en profundidad a los numerosos personajes que el guionista ha venido desarrollando desde el inicio de la serie: sus sueños, sus ilusiones, miedos y temores, y el modo en el que algunos de ellos atisban un futuro en el que una nueva vida sea posible, al amparo de la “seguridad tras los barrotes” de la prisión, reconvertida en insospechado hogar.”
Los muertos vivientes vol. 8: Creados para sufrir
Edición original: The walking dead: Made to suffer (#34-48); Image Comics.
Edición España: febrero de 2009; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“En este sentido, me reafirmo en lo comentado en la reseña de Esta triste vida: me resulta especialmente preocupante el progresivo abandono de lo implícito en beneficio de lo explícito, y en ocasiones excesivo. Me atrevería a decir que el nivel de “sadismo” de Kirkman no tiene precedentes en el cómic mainstream, pero tal afirmación resultaría un tanto arriesgada. Me conformo con poner de manifiesto la profunda incomodidad derivada de la lectura de determinados pasajes, la inquietante sensación de que el equipo creativo está jugando a un “más difícil todavía” cuyo objetivo parece ser provocar las arcadas incontroladas del lector. Vaya por delante que considero que en la mayoría de las ocasiones, Kirkman se recrea en escenas particularmente desagradables partiendo de una justificación argumental. Pero es precisamente en las ocasiones en las que se excede, recalcando lo ya apuntado, regodeándose en lo escabroso, cuando la paciencia de un servidor está a punto de ser rebasada. Ojalá no se convierta en tendencia…
Espero que las líneas precedentes no se entiendan como una minusvaloración de esta colección, pues siempre he aprovechado la más mínima oportunidad para enumerar sus bondades, recomendarla y reivindicarla como uno de los títulos contemporáneos más destacados. Tan sólo pretendo reflejar una sensación muy personal: la lectura de Creados para sufrir deja hecho polvo, abruma por su ferocidad, por su brutalidad, por lo descarnado de su violencia, por dirigir, en su exploración de las reacciones del ser humano frente a situaciones extremas, un contundente puñetazo a la boca del estómago del lector. Deja muy mal cuerpo, y los ánimos por los suelos. Pero al mismo tiempo, deja con ganas de conocer el futuro que les espera a estos personajes, tras un desenlace inesperado e impactante. Y, por supuesto, también pone de manifiesto las ingentes dosis de talento que atesora Robert Kirkman, quien alcanza cotas de ‘manipulación emocional’ en raras ocasiones experimentadas con el disfrute de otras obras de ficción.”
Los muertos vivientes vol. 9: Aquí permanecemos
Edición original: The walking dead: Here we remain (#49-54); Image Comics.
Edición España: febrero de 2010; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“54 tebeos, recopilados en nueve tomos y, de momento, la serie continúa evidenciando un nivel de calidad envidiable. La capacidad de Kirkman y Charlie Adlard para explorar de un modo tan lúcido y adictivo los recovecos más oscuros y desesperanzadores del comportamiento humano parece inagotable, hasta el punto de existe cierto consenso acerca de que ésta es una de las mejores colecciones publicadas en la actualidad. Lejos de la mediocridad exhibida en sus proyectos para Marvel Comics, lejos de las tentativas de repetir los éxitos cosechados con Invencible y Los muertos vivientes con nuevas colecciones publicadas por Image Comics –en mi opinión, Battle Pope, Brit y Astounding Wolfman no pasan de entretenidas, mientras que Haunt, dibujada por Todd McFarlane, es sencillamente infame–, Kirkman parece encontrar en la epopeya protagonizada por Rick Grimes el perfecto lienzo sobre el que plasmar sus inquietudes. Capacidad de generar tensión, diálogos sumamente inspirados, un desarrollo de personajes brillante, un tacto muy especial para analizar cómo les afectan las traumáticas experiencias vividas, y cliffhangers de impresión, desgraciadamente atenuados en los tomos recopilatorios publicados por Planeta DeAgostini Cómics.
Evidentemente, tras Creados para sufrir, era necesario cierto suspiro. Aunque en este caso es relativo: podemos apreciar la exploración de las consecuencias de dichos acontecimientos en el ánimo de los protagonistas, pero también el elemento de incertidumbre comentado con anterioridad, y una nueva orientación argumental. En este sentido, no tengo tan claras las afirmaciones según las cuales no se aprecian signos de agotamiento. Kirkman ha comentado en numerosas ocasiones que plantea un desarrollo ad infinitum de la trama, y teniendo en cuenta el posible tirón mediático de la inminente adaptación televisiva desarrollada por Frank Darabont, no parece el momento oportuno para “matar a la gallina de los huevos de oro”. Atendiendo a lo comentado, sumado a la estructura de los arcos argumentales hasta ahora publicados, comienza a apreciarse cierta repetición que esperemos no se convierta en recurrente. Sin embargo, todavía es pronto para enjuiciamientos severos, y lo cierto es que este equipo creativo se merece toda la confianza del lector que escribe estas líneas, a quien no solo le fascina el trabajo del guionista, sino que también se recrea con la innegable evolución de un Charlie Adlard que en el peor de los casos siempre se revela como un profesional cumplidor.”
Los muertos vivientes vol. 10: En lo que nos hemos convertido
Edición original: The walking dead: What we become (#55-60); Image Comics.
Edición España: mayo de 2010; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Material dramático tremendamente jugoso, desarrollado con acierto y precisión por Robert Kirkman, quien no ceja en su empeño de avasallar con una sorprendente –y acertada– gestión del suspense, propiciatoria de algunas de las secuencias más perturbadoras que quien escribe estas líneas recuerda: imágenes que, mediando el trazo de Charlie Adlard, se clavan en la retina del lector; en unos casos, por su crudeza explícita, por el recurso al gore tan propio del género zombi; en otros, por sus brutales implicaciones emocionales… Una inspirada combinación, aparentemente quimérica, de drama y terror. Y es que llega en punto en que resulta “doloroso” leer determnados pasajes de Los muertos vivientes, ya que, pese a la premisa fantástica, los comportamientos y reacciones de buena parte de los personajes alcanzan un grado de verosimilitud desasosegante. Es éste el gran acierto del equipo creativo, que logra “jugar” con un reparto coral planteando situaciones y comportamiento plausibles, propios de la interacción de un grupo tan heterogéneo de personas, cada cual con una caracterización perfectamente individualizada, al tiempo que coherente con los sucesos narrados hasta la fecha, y consecuente con las vivencias experimentadas de forma individual y colectiva.
A la espera de que llegue el mes de agosto –fecha en la que las librerías especializadas recibirán el undécimo volumen de esta colección–, toca hacer acopio de paciencia para apaciguar el ansia de conocer por qué derroteros discurrirá la trama, que se intuye cuanto menos ajetreada. Mientras tanto, cabe enunciar la enésima felicitación a dos autores empeñados en demostrar que partiendo de convencionalismos propios de un género manido, es posible plantear historias diferentes. “Tan solo” ese necesario que confluyan talento, ambición y respeto por el lector. Cualidades sobradamente demostradas por Kirkman y Adlard.”
Los muertos vivientes vol. 11: Teme a los cazadores
Edición original: The walking dead: Fear the hunters (#61-66); Image Comics.
Edición España: agosto de 2010; Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Robert Kirkman.
Dibujo: Charlie Adlard.
Entintado: Cliff Rathburn.
Color: blanco y negro.
Formato: tomo recopilatorio de 136 págs. encuadernado rústica.
Precio: 7,50 €.
Cito la reseña de David Fernández:
“Empeñados en el “más difícil todavía”, Kirkman y Adlard aprovechan Teme a los cazadores para desarrollar hilos argumentales planteados con anterioridad –¿es Rick el candidato más adecuado para liderar esta comunidad… o tan solo el único dispuesto a asumir (a regañadientes) tal responsabilidad? ¿cómo puede afectar a mentes infantiles padecer experiencias como las que les ha tocado vivir?–, junto a otros de nuevo cuño, aunque siguiendo temáticas y estructuras recurrentes: la irrupción de nuevos personajes que se suman al grupo de supervivientes, la aparición de la enésima amenaza externa y… demás acontecimientos que no tenemos la más mínima intención de spoilear 😉
Cabe destacar que es éste otro de los volúmenes en los que se contienen escenas no aptas para los lectores más sensibles. Sin llegar a los extremos impactantemente descriptivos de Esta triste vida, apenas son necesarias una decena de páginas para recibir el primer puñetazo en la boca del estómago; en este caso, más por las implicaciones subyacentes y por dejar lugar a la imaginación –como las mejores obras de terror y suspense– que por recrearse en detalles explícitos. Sencillamente espeluznante. Al igual que la desagradable secuencia que, durante el tercer número de los recopilados, comienza a revelar la amenaza a la que en esta ocasión se enfrentan nuestros protagonistas. En relación al desarrollo dramático, quizás llama la atención el comportamiento especialmente violento, y descarnado de determinados personajes; pero bien pensado, esta circunstancia puede entenderse con la evolución natural de su particular escalada de deshumanización; y la confirmación der que, tal y como apuntaba Abraham, estos “muertos andantes” no tienen la posibilidad de desandar el camino recorrido: “después de hacer eso, no puedes ser el mismo”…
Lo que es indiscutible es que la tensión dramática continúa con el crescendo infinito al que parece condenada esta colección. Algo tremendamente meritorio, atendiendo al hecho de que con este volumen se alcanza la 66ª entrega de la numeración original. Cinco años y medio sin mostrar síntomas de agotamiento, manteniendo intactas la curiosidad por conocer el devenir de los acontecimientos, y el interés por saber qué sigue a continuación de los puntos suspensivos inmediatamente posteriores al “continuará” que cierra cada tomo recopilatorio.”
Y con esto me despido de este especial Muertos vivientes…
El bueno de Robert Kirkman te debería invitar a un café. De pensar y saber el curro que tiene, por una parte el texto y por otra el trabajo de recopilación, me pongo malo xDD Gran trabajo y sirve para poner a Zona Negativa a día con esta serie que, para mí, a pesar de cierto bajón en algún tomo, me sigue pareciendo inprescindible y viendo algún spoiler que me he tragado ojeando el artículo pinta muy bien en el futuro… Siempre ha habido mucho debate sobre si esta era la historia realmente de Rick o lo era de su hijo, desde luego, las tramas suelen centrarse en el primero, pero casi siempre de fondo vemos como le va afectando todo a Carl…
Que decir. Awesome, Nuff Said. Las macroreseñas sobre TWD son muy trabajadas y merecen todas las alabanzas. Y aunque no voy al día es un gustazo poder disponer de toda la informacion. Enhorabuena chicos.
Jordi T. Pardo ha comentado: Siempre ha habido mucho debate sobre si esta era la historia realmente de Rick o lo era de su hijo, desde luego, las tramas suelen centrarse en el primero, pero casi siempre de fondo vemos como le va afectando todo a Carl…
Lo que está claro es que sin Carl la serie no existe. Puede haber una serie sin Rick, pero sin el chaval el padre pierde toda la motivación para seguir viviendo.
Otra cosa es que Kirkman se los cargue a los dos y plantee la serie con nuevos personajes, pero creo que perdería mucho interés.
Acojonante, Enrique. Se me acaban los elogios. Aunque, como con la guía de personajes, sólo lo he mirado por encima debido al retraso que llevo con la serie.
Sólo comentaré (no me he leído más que 24 números) esto: me gusta más Adlard que Tony Moore. No sé, creo que su estilo casa más con la historia. Y se desenvuelve mejor en el b/n. Con los números de Moore tenía la sensación de que su dibujo era más apropiado para un cómic en color.
Yo con TWD estoy disfrutando, por primera vez, de esas ediciones chulas que nunca puedo comprarme por ir siempre al día con lo que me gusta. Supongo que Planeta se esperará ya al Salón del Cómic a sacar el cuarto integral. Ojalá llegue pronto. La serie es una de esas que se lee de forma muy fluída y rápida porque estás deseando saber qué pasa en la página siguiente.
Gracias a todos por los comentarios!!!
@Jordi: Un café para mí y para ti también, que parte de la reseña la he podido hacer gracias a tu trabajo! (Gracias!!!) 😉
@En general, sobre lo de Carl: Yo también creo que Carl es (o más bien, se ha convertido en) el protagonista de la serie, y en los últimos volúmenes llega un punto en el que Rick sobra.. Así que si se lo cargan yo me quedaré tan tranquilo…
@Retranqueiro: coincidimos en eso. El dibujo de Moore es más entendible pero el de Adlard pega más con el tono de la serie. Aunque eso ya es cosa de gustos y seguro que muchos pensarán lo contrario.
«Un café para mí y para ti también, que parte de la reseña la he podido hacer gracias a tu trabajo! (Gracias!!!)»
En todo caso a David, mi trabajo sólo te ha podido servir para un tomo, pero bueno, creo que puede permitirse ahora mismo invitarnos a los tres 😛
Venga, apuestas, ¿matarán antes a Rick en los cómics o en la serie de televisión? ¿O será a Carl?
Yo ansío que Kirkman vaya pensando en darle un final digno,no digo que sea inminente pero si que vaya atando la historia y de aquí a unos 50 o 100 números, antes de que se le acaben las ideas y la serie empiece a vagar sin rumbo que no tiene por qué pasar pero puede hacerlo y sería muy triste estirarla como un chicle y que acabara cancelada.
Respecto a liquidar a Rick y dejar de protagonista a Carl a mi personalmente no me gustaría porque no trago al chaval.
@ Jordi: las de David estaban implícitas!!! Pero como no creo que se pase por aquí ya se las daré algún día in person, I guess… Y yo apuesto que morirá antes en los cómics.
¡Felicidades por el artículo, Enrique! Los muertos vivientes es uno de los mejores tebeos de los últimos años.
Creo recordar -corrígeme si me equivoco, que lo tendrás más fresco- que el propio Kirkman dijo en uno de los primeros tomos que esta era la historia de Rick. Eso no quiere decir que no pueda palmar llegado el caso, pero entonces sería que el autor quiere darle ya un final definitivo a la serie.
Aunque, bien mirado, cambiar de opinión no es un crimen y lo mismo pasado mañana damos la vuelta a la hoja y nos vemos al prota criando malvas. Con todo, no veo a Carl sucediéndole como tampoco su hija podía suceder a Jack Bauer. Son personajes tan extremos que sólo nos los creemos una vez.
pedazo de curro que se está pegando enrique con esta serie de artículos; la verdad es que nunca os agradeceremos lo suficiente el tiempo que ‘descontáis’ de vuestras vidas para dedicárnoslo a todos nosotros.
sobre la TWD, decir que, probablemente, sea la serie en curso que sigo con más interés, que me gusta tanto que, aunque ya me estaba pillando los tomitos, no he podido resistirme a comprar también los tochales (y ahora la sigo en ambos formatos -de locos, lo sé, pero seguro que no soy el único-) y que, al contrario que el sr. donaire, espero que kirkman siga por unos cuantos años más regalándonos con esta historia que, a mi entender, no da ninguna muestra de agotamiento (aunque, evidentemente, entre ‘tempestad’ y ‘tempestad’ la serie pase por sus fases de calma).
pd: añadir que también soy de los que, en este caso, prefieren el trabajo de adlard sobre el de moore (demasiado ‘desenfadado’ para una serie de este estilo).
gracias a los dos!
@Javier: Efectivamente, he leído eso en alguna intro o artículo de los integrales, pero ahora no caigo si es en el 2 o en el 1. Igualmente, yo me veo a Kirkman cambiando de parecer. Si esa regla la lleva hasta el último extremo, la serie se puede resentir porque Rick no parece tener cuerda para mucho rato… Igual me equivoco y su evolución cambia, pero ahora mismo está estancado en los mismos vicios y actitudes.
@the drummer: gracias por el apoyo y el link que me pasaste ayer. En cuanto tenga un rato añadiré esas imágenes que falta… La verdad es que me va ir bien tenerlas de una única fuente. Gracias! 😉
Tras la salida de Moore veía a Adlard como un repuesto temporal antes de labllegada del definitivo. Resultó que llegó para quedarse y al final me ha acabado convenciendo. Lo prefiero a Moore, y llega a rwsultar desagradable en las escenas de gore. Lo que Kirkman desea.
a mandar 🙂
Hombre Drummer,yo no quiero que se acabe ya de golpe y porrazo,llegar al 200 me parecería una cifra redonda.Tampoco creo que la serie haya bajado de nivel pero no me imagino TWD como una cabecera de esas que llegan a 500 números y no se sabe a donde quiere llegar.
Me encanta Adlard, lo reconozco, y me gusta mucho cómo lo hace en TWD, sobre todo en algunos números en los que se nota que lo ha hecho todo con más cuidado y tranquilidad. Pero me encantó en Mars Attacks, el cómic, y desde ahí no le he visto a ése nivel. Y mira que ha pasado tiempo… que yo no tenía ni diez años. Keith Giffen y Charlie Adlard, saliéndose en una miniserie de seis números, allá por el 95 o 96 la compré, y le daba mil vueltas a la peli, claro.
Respecto a TWD, está claro que pudo tener bajones, pero para mí han sido muy breves. Siempre ha tenido algo interesante: los cazadores, Alexandria, lo que pasó allí, el grupito que intenta entrar, lo que está pasando ahora…
Ahora está a su mejor nivel otra vez, como en aquel número 48. Desde que apareció Jesus todo ha sido mejorar (no por este personaje, sino que a partir de ahí empezó todo a volver al mejor Kirkman). Con TWD e Invencible tenemos dos pedazo de series a seguir, que ojalá batan el récord de Cerebus (intención de Kirkman, como ha dicho mil veces).
Joooder menudo trabajazo. Gracias, lo he leido con cuidado (estoy esperando el cuarto integral) y has hecho un trabajo estupendo evitando espoilear demasiado.
Saludos