Hace unas semanas retomábamos la reseña de la gran obra de Kieron Gillen y Jamie McKelvie, The Wicked + The Divine, en su cuarto tomo, hoy nos ponemos al día con ella justo en el siguiente, ya que es el último que se ha publicado de momento en nuestro país, esperemos que por poco tiempo. En Estados Unidos la serie se completó el pasado septiembre de 2019, saliendo a la venta incluso los tomos recopilatorios, el último un mes después, por lo que ya podemos decir que serán nueve, siendo el octavo una colección de los especiales que salieron de la serie contando historias de los dioses de otras épocas. Así que podemos decir que hemos pasado la primera mitad de la colección, lo cual se manifestaba de manera absoluta con el cambio de tono del anterior recopilatorio, donde dejábamos de lado la trascendencia y los diálogos profundos para dar paso a la acción.
Si el punto de ruptura ya nos quedaba claro en ese cuarto tomo, el quinto lo certifica, las piezas del tablero se habían revuelto y es el momento de recolocarlas, además, teniendo en cuenta lo próximo que está el final, que esta es la segunda mitad y ya estamos corriendo hacia la conclusión, hay que restablecer las relaciones y responder un gran número de preguntas, así que de aquí en adelante la serie promete ser una montaña rusa. Y así lo demuestra este tomo, por una parte es un nuevo acercamiento a los personajes desde la perspectiva que se daba en los primeros tomos, más tranquilo todo, mucho diálogo pero con un nivel de acción que, si no llega al del anterior tomo, supera con mucho a los primeros. Lo cierto es que este cambio le sienta muy bien, la parte que podíamos denominar más profunda ya fue muy bien presentada en sus dos primeros tomos, al situarnos en este mundo, el meterle ese toque de violencia la hace un poquito más ligera, aumenta el entretenimiento y lo hace muy bien al introducir al gran enemigo del que se habla desde el principio, la gran oscuridad.
Sigue habiendo muchas referencias al mundo real y sigue ofreciendo ese tema que tanto les gusta, la relación del arte (especialmente de la música, aunque en parte es extrapolable a otras) con el ser humano, a la fama, a la creación de iconos y a su comportamiento. Pero hay un cambio importante, ahora Laura es una de ellos, con lo que se elimina en cierta medida el punto de vista del público para centrarnos en su vida y en sus acciones. Ahora Laura es un personaje diferente, mucho más agresiva, lejos de la dulce chica del principio, tenemos una especie de nuevo líder, no asentada, pero con un ego que rivaliza e incluso supera al del resto, así como una sed de venganza que comienza a llevar la serie hacia otros sitios, hacia la Fase Imperial
En este sentido hay un fuerte giro hacia la moral, volvemos a la división clásica bien/mal, pero ahora es donde los autores comienzan a meter los grises volviendo a dividir a los personajes en tres grupos, los que quieren luchar contra su enemigo, los que quieren estudiarlo y los que quieren “anarquía”, lo mejor de todo es que ninguno de los grupos están limpios, todos ellos tienen algo por lo que el lector puede dudar sobre qué posición es la adecuada, incluso podemos llegar a la conclusión que ninguna. Todo gracias al trabajo que han hecho los autores desde los primeros números fijándose en cada uno de los dioses.
Una parte muy interesante, que ya estaba en la mente de los lectores desde el primer número pero que no se toca hasta aquí, es la explicación de lo que ellos denominan “Fase Imperial”, dada en este tomo por un hombre ajeno al panteón, el Profesor Blake. Con este tomo los autores nos sitúan un año después del principio de la serie, con lo que a algunos de los personajes les quedan solo unos meses de vida, entran todos así en una nueva fase, ya han pasado el año de diversión ¿qué harán ahora?, efectivamente el tema de “tu muerte está cerca ¿cómo te quieres ir?” ha llegado y, en palabras del Profesor Blake, hay dos tipos de antecedentes, los que se han ido ayudando y los que han dejado tras de si un río de sangre. Toca ver quién hace qué.
Los autores siguen siendo impecables, Kieron Gillen sabe qué teclas tocar, su trabajo de fondo en cada uno de los dioses está dando sus frutos y la serie se disfruta más a cada número, mientras que Jamie McKelvie sigue al 100%, narrativa impecable y páginas impresionantes, las cuales se embellecen aun más gracias al color de Matthew Wilson. Se nota su amor por esta serie en cada viñeta y que son autores que están muy acostumbrados a trabajar juntos, especialmente en obras como esta, que cuentan lo que quieren sin ataduras.
Me gusta mucho que en este tomo hayan tomado la decisión de mostrar una parte de la Gran Oscuridad, en parte por lo que supone con respecto a la muerte de Ananké, donde parecía que hacían el bien ahora ya solo parece que son niños caprichosos incapaces de hacer caso a alguien. En cierta medida esta parte les acerca un poco al cómic de superhéroes, pero aquí es donde se ve la importancia de trabajar sobre los personajes para distinguir la acción como una parte de la historia, del fondo, una con la otra pueden convivir perfectamente. Creo que este tomo demuestra mucho y The Wicked + The Divine acabará por ser una serie redonda.
The Wicked + The Divine 5
Guión - 8.3
Dibujo - 9
Interés - 9
8.8
Imperial
Empieza la segunda parte y los autores demuestran que la serie está pensada. Continúa al mismo nivel que empezó.