Edición original: Marvel Comics – febrero-mayo 2013
Edición España: Panini Comics – julio 2013
Guión: Daniel Way
Dibujo: Steve Dillon
Entintado: Steve Dillon
Color: Guru eFX
Portada: Julian Totino Tedesco
Precio: 12 euros (tomo de 136 páginas de la línea 100% Marvel)
Una vez cerrada la etapa de Jeff Parker (con experimento de los Vengadores oscuros incluido) llega el segundo volumen yanqui de la colección dedicada a los Thunderbolts, con un nuevo equipo creativo, nueva dirección, nueva alineación y una marcada preferencia por los colores rojo y negro. No es la primera vez que en Marvel intentan hacer experimentos para seguir adelante con la cabecera, pero cada vez que se han alejado de la premisa esencial (o de la alineación original) la aventura no se ha saldado con el éxito. En esta ocasión no se perpetra el disparate que supuso la breve presencia de John Arcudi, pero sí se aleja un poco de la premisa de villanos que quieren o quieren pasar por ser héroes… ¿o tal vez no? En este tomo, que recopila el primer medio año de vida de la colección veremos qué queda en esta ocasión del espíritu de la colección.
La primera historia de este segundo volumen es la clásica aventura de reclutamiento y ajuste entre unos personajes que van siendo reclutados por el nuevo jefazo del equipo. Dicho cargo corresponde al viejo general Thaddeus “Thunderbolt” Ross, viejísimo enemigo y casi tan viejísimo suegro de Bruce Banner e identidad civil del Hulk rojo. El militar (que gana y pierde sus galones con una facilidad cuando menos inquietante) se pasea durante el primer capítulo de la narración echando el lazo a un conjunto de personajes con varias características comunes: su condición de antihéroes, su residencia casi permanente en la nebulosa zona gris nacida en los ochenta del siglo pasado y su capacidad para actuar en solitario (aunque unos cuantos gocen de una ubicuidad en lo que a equipos se refiere digna del mismísimo Lobezno). El Castigador, Masacre, Veneno y Elektra serán los nuevos integrantes de un equipo que es presentado por su jefe como una fuerza de respuesta contundente frente a amenazas globales. No se trata de fingir heroísmo, como tampoco se habla (al menos en principio) de redenciones. Cada personaje tiene sus motivos para afrontar la empresa, empezando por el propio Hulk rojo, ya que sus esqueletos “gamma” en el armario son más de los que se limitan a fustigar a su verdoso yerno.
Una vez configurada la alineación toca afrontar la primera misión: viajar al socorrido país tercermundista diseñado para la ocasión. Esta vez le toca al continente asiático y más concretamente a la península de Malaca, donde el patriarca mutante colocara aquella Madripur en la que contar aventuras al estilo de Jake Cutter o el capitán Pantera. Un dictador colocado por los Estados Unidos que ya no cuenta con la bendición de sus benefactores intenta mantenerse acogiendo otras fuerzas inestables e intentando controlar por su cuenta algunos de los juguetitos instalados por sus asesores yanquis. Como quiera que Ross participó en la entronización del gerifalte en sus años mozos, su versión madura decide meterse en faena y hacer algo. ¿El qué? Después de haber leído el tomo no sabría explicarlo, porque la historia rezuma incoherencia por las cuatro esquinas de la viñeta.
Para empezar, hay que indicar que la premisa de la que parte Daniel Way (que nunca ha sido un guionista excesivamente competente) resulta ciertamente inverosímil. ¿Qué puede decidir a cinco lobos solitarios a unir sus fuerzas y caer sobre ciertas amenazas de envergadura como “el trueno sobre la tierra”? Reconozcamos que tres de ellos han trabajado en equipo, pero hay cierta “trampa” en el asunto. Hulk rojo ha estado en los vengadores, invitado por el propio Steve Rogers, pero Bendis nunca supo qué hacer con él. Veneno estuvo en el equipo de operaciones encubiertas de los héroes más poderosos de la Tierra, mas no sin profundas reticencias por parte de los miembros veteranos. Masacre ha sido parte de Fuerza-X, pero aquél era un equipo pensado para ensuciarse las manos. Para encontrar al Castigador en algo parecido habría que remontarse a los Marvel Knights de Chuck Dixon de hace diez años y la mera presencia de Elektra es casi injustificable. Tal vez por ello resulta lógico dedicar el primer número de la nueva colección a explicar y justificar la elección de miembros y los motivos que fuerzan a éstos a apuntarse. El problema es que esta tarea no está en modo alguno bien ejecutada. Así como Castle, Thompson y Wilson reciben sendas charletas modo “batallitas del abuelo Cebolleta”, la adición de Natchios se concreta en un par de viñetas sin que se explique para nada qué pinta esta dama en la historia (lo cual quizá sea señal de que don Daniel no tenía ni idea de cómo afrontar la papeleta). Con los otros la cosa va de apelar a la formación militar, al sentido del deber o al valor, pero tampoco termina de resultar muy convincente.
Para continuar, tampoco se explica (quizá quede para más adelante) si esto es algo sancionado por alguna agencia gubernamental estadounidense o una operación orquestada por el general Ross, y su participación en los asuntos de la nación asiática que visitan en su primera misión tampoco se justifica. ¿Hay que eliminar una pieza que ya no resulta útil? ¿tiene el viejo militar remordimientos ante el uso que se ha dado de una tecnología que él contribuyó a colocar allí? En un momento determinado la historia parece un homenaje al trabajo de Peter David en Hulk, ya que por aquello de que aparece Ross asoman el careto y saludan el Líder, el Loco y Piedad. Desgraciadamente, cualquiera que recuerde el papel de estos tres personajes de la mano del citado guionista cuando la Masa era gris se sentirá profundamente decepcionado por el uso que de ellos hace Way. El caballero intenta profundizar (no mucho, en honor a la verdad) en las relaciones entre los hermanos Sterns, en un intento de ¿redimir a Samuel? ¿colocar un caballo de Troya en el equipo? pero su versión del Loco carece por completo de la gracia demente y maquinadora de su primera aparición. Aquí no es más que una bestia parda que usa mucho el músculo pero nada el cerebro.
Por si todo lo anterior no fuera bastante, también hay que indicar que Way pretende que pensemos que Ross juega a varias barajas con sus nuevos aliados, pero la forma en que lo plantea es tan enrevesada que al final queda la sensación de que está torpedeando su propia empresa. Además, la forma de justificar la presencia del Líder o del Loco en la faena resulta contradictoria con lo que se sabe del primer personaje, quedando los pretendidos giros inesperados de la historia en una suerte de deus ex machina que no tienen mucho que rascar.
Aunque las premisas de la formación y de sus objetivos podrían resultar interesantes, el guionista se las arregla para contar una historia sin pulso ni ritmo, plana en cuanto emociones y en las antípodas de cualquier concepto conocido de épica. Comparados con sus apariciones en solitario los personajes aparecen desdibujados y carentes de profundidad. Los intentos de crear cierta empatía con la población del país que se ha venido a ¿qué, exactamente? parecen más bien recreaciones de cualquier filme de la Cannon ambientado en Vietnam y protagonizado por el inefable coronel Braddock.
La presencia en la parte de ilustración de Steve Dillon tampoco termina de ayudar a que esta aventura llegue a buen puerto. Don Steve, que se maneja muy bien en ambientes más “realistas” como los que se podían ver en Predicador o en Marvel Knights: Castigador (ambas con guiones de Garth Ennis) no está tan suelto en el campo de los superhéroes, de ahí que ciertas escenas (que podrían considerarse como culminantes en la historia) terminan resultando ciertamente álgidas. Afortunadamente para nosotros, hay muchas escenas en las que no aparecen ni los pijamas ni los poderes a ellos unidos, por lo que el buen señor se explaya dibujando soldados, civiles y demás fauna de la que puebla la vida cotidiana. También nos prodiga unas cuantas escenas explícitas de violencia, indicio de que quizá, sólo quizá, buscaban dar un tono más adulto a esta nueva etapa. Mucho me temo que con unos guiones tan pobres el asunto quedará en mucho ruido y pocas nueces.
Resulta un poco difícil encontrar un público al que recomendar este tomo. Los que hayan conocido la etapa precedente de los Thunderbolts se encontrarán con algo distinto, pero no mejor. Quienes gusten de las aventuras por separado de los integrantes de la nueva alineación encontrarán un mejor tratamiento de los mismos en sus colecciones regulares o bajo la bandera de algún otro equipo. Como punto de partida es ideal para subirse al carro, pero no sabría decir si merece la pena hacerlo. No es de lo peor que he leído últimamente, pero es tan insulso, inverosímil y contradictorio que todavía estoy intentando averiguar qué es exactamente lo que acabo de leer.
Vamos, que parece un truño en toda regla. Pues menuda putada, que me lo compré la semana pasada…
Jo, la crítica es todo un poema…
Y le han dado la patada a Rucka para esto.
Hombre, pintaba mal desde el principio. Es un equipo de circunstancias, que han montado no sé si porque no sabían qué hacer con los personajes en el relanzamiento, o porque no sabían cómo relanzar a los propios Thunderbolts, o ambas cosas. Y visto a quién se lo habían encargado, no parecía que hubiese mucha confianza: el planísimo Way (alguien me explicará alguna vez por qué ha durado tanto en Marvel si tampoco es que sus comics hayan vendido bien) y un Dillon que ni es el más indicado para la serie, ni está en su mejor forma desde hace tiempo. Vamos, que olía desde lejos.
He de decir en beneficio de la peña marvelista, que ya en usamerica le han dado la patada a Way y han puesto en su lugar a Charles Soule. Y que si se lo curra la mitad de lo que está haciendo con Swamp Thing –que ha mejorado una barbaridad desde que la escribe él-, será una serie a seguir
Pensaba comprarlo. Tenía ilusión con él. Lo miré detenidamente en la tienda y me pareció un truño de cojones.
He de decir en beneficio de la peña marvelista, que ya en usamerica le han dado la patada a Way y han puesto en su lugar a Charles Soule
De momento solo lleva dos números dedicados a finiquitar cualquier cabo suelto que se pudiera haber dejado Way (aunque paradójicamente, su etapa había quedado más o menos cerrada) y la verdad es que la mejora ha sido notable.
Personalmente, siempre le vi potencial a este equipo, pero con Way no dejaba de ser la peli de acción chorra en la que lo más destacable venía cuando ni el autor -ni el lector- se lo tomaba muy en serio y daba para echarse unas risas. Si Soule aguanta en la serie, podría ser el revulsivo que necesitaban estos Thunderbolts para despuntar como los personajes se merecen, y lo de Way un mero trámite hasta llegar a su etapa.
Ninguno de ellos sirve para trabajar en equipo. Ni el Escuadrón Suicida seria tan inestable, es este tipo de cosas por las que pasó generalmente de Marvel.
En manos de John Ostrander o de Warren Ellis, ¡o de Garth Enniis o de Keith Giffen y Alan Grant si decidieran hacer un comic en plan humor y mala leche! podría salir algo muy bueno de aquí, y con algún otro dibujante como por ejemplo Steve Skroce (¿que fué de Steve Skroce?).
Pero bueno, en cierta forma me alegro de que haya alguna serie mala en Marvel Now, y de que se acabe alguna serie buena como El Castigador de Rucka……¡por que si no fuera así acabaría en la ruina!!
No la toco ni con un palo. Mal guionista y peor dibujante, después de hacer de Masacre una colección aburridísima el señor Way ha decidido joder otra de mis colecciones favoritas.
Lo que mas me jode de todo esto es que lo que es un sueño para mucha gente como trabajar para Marvel, ocupan su puesto gente como esta sin calidad ni ganas de tenerla. Es hasta obsceno imaginar a estos señores recogiendo su cheque por esto.
Por lo que leo han escogido a los integrantes solo por el color de su traje.
Menuda chorrada. -_-
si, pero tiene un estilo muy personal que, por lo que sea, funciona de puta pena en los tebeos de empijamados; no sé por que se empeñan en seguir encargándole este tipo de series.
(estaba respondiendo a jorge pero se me ha colado entremedias digodiego; esto me pasa por lento)
A mí Dillon sólo me gustó de verdad en Predicador. Y sus personajes, cuando los dibuja de perfil, me siguen recordando a expendedores de caramelos pez.
Steven Dillon es la polla con personajes como Punisher. Y tiene por ahi unas cuantas joyas como un spin-off de Bullseyes. Pero no me termina de cuadrar aquí.
El Samurai Entiende: pues anda que no va a «gozal» Elektra con el simbionte correteando por ahí dentro ¡¡riete tú d elas bolas chinas!!
Me pillé el tomo la semana pasada… y me pareció bastante malo. Muy mucho.
Way se lía el solo con la trama, no sabe que hacer con los personajes, ocurren cosas por que sí…
Lo peor es el final, los personajes aparecen y desaparecen de su ubicación, en una viñeta están dando leña por fuera y a la siguiente están en el bunker, y no se entiende si algunas cosas pasan seguidas o hay un lapsus temporal …
Y lo peor, de lo peor, de lo peor, no tiene ni idea de los personajes:
¿¿¿Elektra y el Castigador se ponen a echar un polvo en medio de una misión??? ¿¿¿Que Masacre se enfade tanto por Elektra???
. Anda ya.