Tiembla, de Ramon Ricart

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Portada Tiembla Ramon Ricart

Edición original: Tiembla (Bang Ediciones, 2022)
Guion: Ramon Ricart
Dibujo: Ramon Ricart
Correción: Rocio Gómez de los Riscos López
Formato: Rústica. 108 páginas. 15€

El Parkinson en primera persona.

“¡James Parkinson describió la enfermedad que hoy lleva su nombre como la parálisis agitante!”

El pasado 11 de abril fue el día mundial del Parkinson, una enfermedad que afecta a más de 6.3 millones de personas en todo el mundo y que, pese a la creencia general, no solo afecta a las personas mayores ya que hay casos documentados en personas de menos de 20 años, aunque la mayor parte de los diagnósticos se produce en personas de entre 40 y 70 años. Como sucede con muchas enfermedades degenerativas hay un enorme desconocimiento general en la sociedad en lo referente a ella. Así que trabajos como la novela gráfica recientemente publicada por Bang Tiembla de Ramon Ricart son muy necesarios para conocerla en primera persona. Al autor le fue diagnosticada la enfermedad con apenas 47 años y ha plasmado en las páginas de este trabajo todo el camino que ha recorrido desde ese momento. Un ejemplo fehaciente de la utilidad del cómic como medicina gráfica que permite conocer un testimonio directo de la enfermedad desde la más absoluta cercanía.

Tiembla es la primera novela gráfica de Ramon Ricart, aunque no es su primer trabajo en cómic ya que anteriormente había colaborado en la revista Tretzevents con historias del personaje Catifa. Aunque su vida profesional ha estado ligada a la enseñanza en diversas Escuelas de Arte y Diseño como Escola d’Art i Superior de Disseny Llotja de Barcelona, en la Escola d’Art de Vic y en ESDAP Catalunya. De manera paralela ha desarrollado una carrera profesional con diversos proyectos de diseño e ilustración. También ha participado en diversas exposiciones colectivas y en 2021 en su primere exposición individual SELF-PORTRAIT en ACVIC Centre d’Arts Contemporànies.

A lo largo de las páginas de esta obra Ramón Ricart nos va desgranando el proceso de descubrimiento, comprensión y aceptación su enfermedad y la manera en la que está tratando de combatir sus efectos para mantener una calidad de vida lo más optima posible durante el mayor tiempo. Un proceso lleno de dificultades, baches y frustraciones que tiene un elevado coste emocional tanto para él y como para los que le rodean. Todo ello relatado de la manera más sencilla posible, sin caer en el dramatismo, con un humor muy sutil y desde la cercanía que da la experiencia directa, pero sin caer en la tentación de mostrar la enfermedad de manera edulcorada. La vemos con todas las dificultades que plantea en la totalidad de los aspectos de la vida diaria. Sin embrago, en ningún momento se trata de una obra que busque convertirse en una especia de guía sobre cómo afrontar el Parkinson u otra enfermedad similar, simplemente estamos ante un testimonio sincero, crudo y directo de su caso particular. Aunque evidentemente tiene una función didáctica ya que nos muestra la vida cotidiana de un enfermo lo que hace que se pueden sacar bastantes enseñanzas, en particular, el conseguir que, pese a todo, la enfermedad no te defina y condicione tu vida en todo momento. Algo que no es nada sencillo, pero de lo que la forma de afrontar su enfermedad de Ramon Ricart se convierte en un ejemplo.

Tiembla no solo trata el aspecto emocional y familiar de la enfermedad también vemos algunos de los problemas de Ramon Ricart con la burocracia que hay alrededor de la sanidad y las listas de espera para algunos consultas y tratamientos, además de relatarnos sus desavenencias con algunos de los profesionales de la salud que le tratan. Una realidad que viven muchos pacientes, en un sistema sanitario cada vez más tensionado por políticas que buscan privatizar algo que nunca debería caer en manos de empresas que solo buscan obtener beneficios.

A nivel gráfico estamos ante una obra que tiene una narrativa clara y diáfana que hace que cualquiera que se acerque a la obra la puede comprender sin necesidad de conocer los códigos del medio, algo muy importante en obras de este tipo que deben llegar a la mayor cantidad de lectores posibles. El estilo de Ramon Ricart es muy limpio y de una línea muy clara y con personalidad propia. Quizás no resulta especialmente llamativo, ni espectacular, pero cumple a la perfección con su función narrativa y tiene la cercanía y la verdad que le otorga que el autor esté tratando su propia experiencia.

Bang hace una buena edición con un acertado diseño y una buena reproducción para una obra que viene a engrosar un catálogo muy variado tanto en lo temática y como en lo estético con propuestas de lo más interesantes.

Tiembla es un sincero, valiente y crudo testimonio de la realidad de la enfermedad de Parkinson. Un trabajo necesario que nos demuestra lo maravilloso que es el medio ya que caben todo tipo de historias, además de suponer un debut de lo más destacado.

Lo mejor

• La fuerza y valentía de Ramon Ricart para contarnos su historia.
• La sinceridad que desprende la obra sin caer en el dramatismo.
• Que obras de este tipo tengan cabida en el mercado comiquero nacional.

Lo peor

• Que al no contar con un dibujo espectacular es posible no llegue a todos los lectores.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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