La política de las hostias como panes
«El verdadero objetivo del torneo
radica en crear una “Nueva Tokio”.»
La ocupación por parte de Estados Unidos del territorio japonés una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial tuvo enormes consecuencias en casi todos los ámbitos de la sociedad nipona, tanto a nivel económico y político como social y cultural. La presencia aliada impuso el desarme del país e inició toda una serie de reformas en busca de la democratización de las instituciones japonesas. Pero no todo fueron buenas intenciones, durante este periodo que se extendió durante casi seis años, también se produjeron no pocos casos de abusos sobre la población autóctona, la censura de los medios de los medios de comunicación y algunos aspectos de la cultural local y la corrupción y el tráfico de influencias eran el pan de cada día.
Este periodo dejó una profunda huella en los supervivientes de la guerra y en las generaciones venideras y su rastro se puede encontrar en muchos de los productos culturales de Japón, entre ellos el manga y el anime. Es por ello que incluso en una obra como Tokyo Urban Fighters de YAMADA Toshiaki, en apariencia una mera fantasía de poder y artes marciales con personajes sobrehumanos y combates imposibles, podemos encontrar referencias a este citado periodo clave en la historia moderna del Japón. Y no estamos hablando de una obra clásica ni mucho menos, Tokyo Urban Fighters se empezó a serializar en 2020 en la revista Comic Zenon de la editorial Coamix Co., Ltd y a día de hoy lleva la nada despreciable cifra de once volúmenes recopilatorios en el mercado japonés.
En esta ficción se nos cuenta la historia de un torneo de artes marciales muy particular en la que no se mide tanto la fuerza y valía personal del luchador de turno, como su capacidad para sacrificarse y luchar por su respectiva comunidad. El llamado Tokyo Urban Fighters se remonta precisamente a los tiempos de la ocupación estadounidense cuando los aliados, viendo la deriva de Tokio en una ciudad sumida en el caos y en la anarquía, decidieron frenar la violencia… ¡con más violencia! Para ello, hicieron que los líderes de los distintos barrios de Tokio, reconocidos por el mero hecho de tener una estación de tren asociada a la línea Yamamote, escogiesen a un luchador denominado Yôjimbô como su representante en una serie de duelos.
La propuesta de este manga tiene mucha sorna. Su historia nos dice que dicho torneo fue reconocido por el gobierno japonés después de la retirada del ejército estadounidense del territorio por su contribución a la eliminación de las disputas por el control de la ciudad. Pero llegado al presente siglo, se hace patente la necesidad de celebrar otra edición de esta competición debido a la apertura de una nueva parada en la línea Yamamote: la estación Takanawa Gateway. Esto es todo un acontecimiento ya que el valor económico de las concesiones de la nueva infraestructura son muy suculentas y son motivo suficiente para que todos los barrios de Tokio quieran su parte del pastel.
La obra de Yamada es sorprendentemente política y nos introduce a la actualidad tokiota más rabiosa de manera muy velada. La línea Yamamote que referencia el manga existe realmente, sus orígenes se remontan a 1885 y es una construcción circular de 34,5 km que conecta con las principales estaciones de Tokio: Shibuya, Shinjuku, Ikebukuro, Ueno y otras tantas. También es cierto el detalle que impulsa la acción en la actualidad de la historia, la incorporación reciente de la estación de Takanawa Gateway que se abrió al público en 2020, solo unos días antes de que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio se pospusieran hasta 2021 como resultado de la pandemia de COVID-19 dejando también la infraestructura inoperativa.
Tokyo Urban Fighters está protagonizada por Koinosuke Yasuda, un joven que ostenta el título de cuarto Yôjimbô de la zona de Kanda, región famosa por el santuario del mismo nombre situado a pocos minutos del barrio de Akihabara. Su estilo de lucha implica el uso de unas ancestrales baquetas de escamas aceradas de dragón divino forjadas en el periodo Edo. Koinosuke carga con el hándicap de ser un forastero en Kanda, lo que hace que algunos vecinos no lo consideren digno de representarles. Pero él está decidido a sacrificarse por la comunidad para evitar la desaparición de Kanda debido a los intereses de un gobierno que pretende reorganizar la ciudad según sus propios intereses. El tema de la gentrificación y la supervivencia de las pequeñas comunidades tiene un peso en la trama que nos plantea Yamada.
La lectura política también se evidencia en los adversarios a los que tendrá que hacer frente Koinosuke en su participación en el Tokyo Urban Fighters, como el tiburón empresarial Kaoru Kaieda alias “Aqua-Elimina-Man” o Nekoshi Ookuma alias “Panda-Man”, un auténtico “panda berserker” que funciona como una ironía sobre el papel simbólico que este animal juega en la diplomacia del País del Sol Naciente. Lo que está en juego es el futuro de las comunidades tokiotas que deben participar en el torneo aportando alguna moneda de cambio en forma de infraestructuras, valores inmobiliarios, concesiones administrativas, etc. El ser derrotados significa quedar a expensas de sus vecinos y de los planes del gobierno.
Todo este subtexto carga de algo más que de testosterona los combates del manga, dándole ciertamente una personalidad que no tienen obras similares cuyas premisas se suelen centrar en la mera explotación del concepto de autosuperación. Dicho todo esto, la propuesta de Yamada no puede dejar evitar caer en algunos clichés y tópicos presentes en este tipo de historias, ni de moverse a través de caminos bastante conocidos por los lectores que suelen frecuentar el género; su simple planteamiento como manga de artes marciales y torneos es una buena muestra de ello, son tan épicos como el que más, pero no aportan un extra en términos de originalidad.
Tampoco es novedad una galería de personajes como la que presenta Tokyo Urban Fighters y que se definen por su estrambótico y maniqueo simbolismo. Este es el caso de títulos modernos publicados en nuestro mercado como Jagaan de KANESHIRO Muneyuki y NISHIDA Kensuke o One Punch-Man de ONE y MURATA Yusuke, pero que ya se encuentran en clásicos como el Musculman de Yudetamago. En cualquier caso, la extrencidad de los personajes de Tokyo Urban Fighters está más relacionada con el caso de Jagaan que con el de los casos citados, porque al igual que la obra de Muneyuki y Kensuke la de Yamada tiene la voluntad de que estos «superseres» sirvan como recurso para hablar y/o cuestionar -de forma más o menos directa- problemáticas de la sociedad japonesa.
En la forma podríamos decir que no hay sorpresas con Tokyo Urban Fighters, pero en fondo hay más para rascar de lo que se podría pensar en un primer momento de una obra de este tipo, sobre todo si tenemos interés en conocer las preocupaciones y problemas más a pie de calle de la actual ciudad de Tokio. El apartado gráfico es deudor de su temática y de las obras precedentes a Tokyo Urban Fighters. Es una obra que pone toda la carne en el asador en sus duelos que están tratados con detalle y con una intensidad que pretende arrastrarte a su historia con escenas llenas de épica, fuerza y sacrificio. La expresividad de Yamada solventa cualquier carencia o exageración a nivel anatómico, pues forma parte de la suspensión de la incredulidad que acompaña a estas historias por muy apegadas a la realidad que estén.
En definitiva, Tokyo Urban Fighters ofrece lo prometido en la contraportada de la edición de Hidra Manga: “¡una explosión de golpes y un torneo como nunca has visto!”. Pero el elemento diferenciador respecto a otras propuestas similares con más nombre e historia es ese jugoso subtexto ya comentado que nos remite a la actualidad política y social de la ciudad de Tokio. Para el lector que vaya buscando el simple espectáculo será una mera excusa, para el que tenga un pensamiento más crítico puede ser un aliciente para su lectura. Y, por supuesto, siempre puede ser interesante establecer paralelismos con nuestro contexto y comprobar que hay cuestiones que son consustanciales a cualquier sociedad humana.
Lo mejor
• El subtexto político y social respecto a la sociedad japonesa.
• Lo ágil de su lectura y la intensidad de sus combates.
• La edición de Hidra Manga.
Lo peor
• Los clichés y convencionalismos propios de este tipo de historias.
• Personajes femeninos que ni están ni se les espera.
• La posibilidad de que pase desapercibida entre el presente aluvión de novedades en nuestro país.
Guión - 6.5
Dibujo - 6.5
Interés - 7.5
6.8
Político
Tokyo Urban Fighters es una propuesta de YAMADA Toshiaki caracterizada por la épica de sus combates, pero que tiene como mayor aliciente y punto de personalidad el subtexto político y social que nos habla de la actualidad más reciente de Tokyo. La falta de personalidad en su apartado gráfico y un recorrido que incurre en muchos clichés de este tipo de historias, quedan apaciguados por una propuesta con un inesperado pero interesante trasfondo. ¡Puede empezar el torneo!