El comienzo de una terrorífica carrera
«Mi amiga Tomie ha muerto. Han encontrado pedazos de su cuerpo en varios puntos»
¿Qué tiene el terror japonés que nos atrae y nos atrapa a muchos de los que nos acercamos a él? ¿Cuáles son las claves de su poderosa y seductora imaginería? Podríamos responder a estas preguntas analizando la producción artística de ITO Junji, uno de los grandes referentes del manga de terror y del subgénero denominado eroguro, todo un veterano que después de tres décadas de experiencia sigue en plena forma y cuyos trabajos continúan reeditándose desde que llegaron a nuestro país. En sus obras encontramos una cuidada y lúgubre atmósfera que nos sumerge en sus truculentas tramas argumentales, un gran cariño a la tradición popular de cuentos de espíritus y fantasmas y su presencia en la cultura nipona, elementos grotescos y repulsivos como deformaciones, con las consigue que sus lectores experimenten fobias que desconocían, y una omnipresente y esencial dimensión psicológica, con la que muestras los efectos de los horrores vividos por los protagonistas, desembocando en profundas secuelas que perduran durante un largo período de tiempo
Ito creció devorando historias de terror y entre sus influencias se encuentran no solo mangakas de la talla de UMEZZ Kazuo o Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft. Siguiendo la tradición del terror en el shôjo que iniciaron las autoras de la generación del 24, ha desarrollado gran parte de su carrera publicando sus historias en revistas de esta corriente demográfica. Tomie fue la obra con la que debutó y se dio a conocer ante el gran público en 1987, destacando por su capacidad para manejar los códigos del terror japonés, más aún teniendo en cuenta su condición de ópera prima. Fue publicada periódicamente en la revista Gekkan Halloween, de la editorial Asahi Sonorama, y gracias a ella recibió una mención honorable en los premios Umezu Kazuo, siendo este legendario autor uno de los miembros del jurado.
Tomie es el nombre de la protagonista de esta obra, una joven tan bella como enigmática, cuya presencia desata una pasión descontrolada en sus compañeros de instituto, quienes pierden la cabeza y descuidan lo realmente valioso que hay en sus vidas para perseguir una ilusión. Porque Tomie no es lo que parece, y debajo de su bella fachada alberga horrores que no duda en desatar contra aquellos que la rodean para prevalecer sobre ellos. El capítulo inicial comienza con los profesores y los compañeros de Tomie consternados ante la noticia de su brutal asesinato, en el que su cuerpo fue mutilado, pero cuando todos están intentando sobreponerse a esta tragedia, ella reaparece en la clase, como si nada hubiese ocurrido.
A pesar de que todos aceptan su regreso sin sospechar nada sobre ella, todo se vuelve turbio a su alrededor, hasta que en una excursión de la clase a un parque, el que era su novio la empuja durante una discusión, muriendo en una caída de varios metros de altura. El resto de compañeros deciden encubrirlo, para lo que llevan a cabo la mutilación del cuerpo de Tomie y deshaciéndose cada uno de ellos de uno de los trozos. Sin embargo, ella volverá una vez más de la muerte para desconcierto de sus compañeros, que ante los horrores que Tomie desata entre ellos y los remordimientos por lo que hicieron, comienzan a suicidarse, son internados en hospitales y centros psiquiátricos. En los diferentes capítulos que componen la historia veremos cómo la protagonista es capaz de regenerarse a partir de su células, sufre deformaciones que intenta reprimir y se ve convertida en diferentes amasijos de terrible apariencia.
Al tratarse de su primer trabajo como profesional, encontramos en sus páginas que el dibujo de sensei Ito no estaba todavía del todo pulido, apreciándose especialmente en los rasgos faciales de los personajes, que especialmente durante los primeros compases de la historia resultan muy rígidos y poco definidos. Sin embargo, por lo que llama la atención el apartado artístico de esta obra es por todo lo contrario, por las capacidades narrativas que ya poseía este autor desde una temprana edad y su habilidad para transmitir a través del dibujo las emociones que deseaba que experimentasen los lectores durante cada momento de la historia. A lo largo de los diferentes capítulos, el autor construye atmósferas opresivas mediante sombreados, asfixiantes multitudes de personas y un imponente uso de la tinta para impregnar las estancias de sangre, además de realizar diseños perturbadores de mutilaciones, deformaciones y criaturas monstruosas que perduran en el recuerdo tras la lectura de estas historias, adquiriendo un impacto prolongado que lo caracterizaría a lo largo de su carrera.
Ito introduce ya en este obra la que será su estructura argumental más utilizada en sus trabajos posteriores, apostando por capítulos autoconclusivos finamente imbricados, en los que plantea una historia corta y desarrolla su nudo y su desenlace en unas decenas de páginas, pero con las que a la vez arroja pequeñas píldoras de información que hacen avanzar progresivamente la historia global. No obstante, en este caso encontramos este ejercicio narrativo poco depurado, ya que esa macrohistoria entra en un paréntesis narrativo, permaneciendo estática a partir de cierto momento, y el plantemiento de las historias cortas individuales puede hacerse repetitivo, ya que la mayoría presentan a los compañeros de Tomie siendo atormentados por los horrores que desata contra ellos. En cualquier caso, son relatos muy bien narrados, que consiguen despertar el interés de los lectores y permiten degustar este volumen en pequeñas dosis.
Como viene haciendo desde hace un tiempo ECC Ediciones con cada uno de los títulos agotados de este autor, el pasado mes de febrero reeditaron esta obra en un volumen integral a un tamaño mayor. Como el resto de títulos del sensei Ito que tienen una segunda vida, se trata de un tomo de tamaño A5 (150×210 mm), con encuadernación flexibook con tapas semirrígidas, a un precio de 35,95 euros, sin añadidos de contenidos respecto a la anterior edición en dos volúmenes, de la que mantiene un epílogo firmado por el propio autor 24 años después de que comenzara a trabajar en este título.
Lo mejor
• A pesar de ser su primera serie, ya se reconocen muchos elementos de las diferentes historias que ha desarrollado este autor a lo largo de su carrera.
• La aparente facilidad con la que consigue transmitir el terror que sienten los personajes.
• La capacidad para plasmar escenas escabrosas y visualmente impactantes.
Lo peor
• El dibujo denota la falta de experiencia de Ito en aquel entonces y palidece al compararlo con trabajos posteriores.
• El planteamiento argumental de los diferentes capítulos es muy similar y puede causar la sensación de que la obra se haga un poco repetitiva.
Guión - 7.4
Dibujo - 7.8
Interés - 7.7
7.6
Ópera prima
Tomie es un interesante ejercicio que sienta las bases sobre la que se sustentarían las obras posteriores de de Ito. A pesar de denotar ciertas lagunas fruto de su inexperiencia, sus aciertos predominan, apelando al carácter grotesco del terror japonés.