Top 10 posibles obras en Marvel Limited Edition para este 2016

10 – Ghost Rider. No se puede negar que el Motorista Fantasma es un claro hijo de los años 70. Surgido a rebufo del repunte del género de terror, Johnny Blaze, un especialista de circo con hábil manejo de la motocicleta, vende su alma al diablo para salvar la vida de su padrastro y así convertirse en el Espíritu de la Venganza. Hijo bastardo nunca bien ponderado de Gary Friedrich, Roy Thomas y Mike Plogg, debido a los tremendos problemas legales acerca de su paternidad creativa, fue uno de los personajes destacados de la editorial durante una larga temporada, aunque hay que señalar que su momento de mayor popularidad fueron los noventa. Llama la atención que un caracter tan reconocido por el aficionado, que además ha sido de los privilegiados en ser adaptado al séptimo arte (cintas que dejan mucho que desear, por cierto), no cuente con una edición en condiciones de sus primeras aventuras.

Hablamos de una serie con una considerable extensión (81 números más su debut en Marvel Spotlight, que va del #5 al #11; sin olvidar especiales y cruces varios), aunque con una fácil partición en variados volúmenes. Los siete que conforman la cabecera antológica, a cargo del equipo creativo original (Friedrich-Plogg), junto con los comienzos de su serie regular hasta el número 35 (fecha de portada, abril de 1979) daría para dos tomos bien jugosos, contando en ellos con las etapas de Friedrich, Tony Isabella, Gerry Conway, Jim Shooter y Roger Mckenzie. A partir del #36 comienza la larga estancia de Michael Fleisher, treinta números al cargo del mismo, para finalizar con el trabajo de J.M DeMatteis y Roger Stern, que por ubicación cronológica y autores implicados ya caerían en el ámbito de otros formatos. Aquí hay que advertir que la problemática principal es que no hay materiales disponibles en condiciones debido a que el bueno de Johnny Blaze ha sido uno de los grandes olvidados en el trabajo de recuperación por parte de la Casa de las Ideas. No estaría mal una pequeña alegría para el buen Motorista y sus numerosos seguidores.

Y puntazo, puntazo, sería el recuperar de algún modo la breve etapa (apenas siete números) de Roy Thomas, Gary Friedrich y Dick Ayers con el Ghost Rider original (bueno, el reciclado por Marvel Comics), el pistolero Carter Slade ¿Quizás con una selección de westerns, tanto de la era Timely como de la Marvel de los años setenta, los poco conocidos Western Gunfighters? Quién sabe.

9 – Deathlok. La figura de Luther Manning y sus implantes mecánicos es otro clásico de esta época. Surgido de la fértil imaginación de Rich Buckler, dibujante con una brillante narrativa y estilo ágil habitual de la Casa de las Ideas por los años 70. Un germen que mantuvo en su cabeza hasta que dio con el guionista adecuado para poner en marcha el proceso creativo y darlo a conocer al gran público. Ese escritor fue Dough Moench.

En unos años propicios para experimentos, conocimos la historia de un futuro distópico donde la III Guerra Mundial había asolado el planeta. Un soldado caído es utilizado por Simon Ryker para mostrar que la mezcla entre partes humanas y cibernéticas es la mejor solución en este clima de enfrentamiento abierto y hostilidades. Manning sería consciente de su humanidad aunque su programación le jugase malas pasadas. La lucha entre sus dos lados, tan diferentes entre sí, será el leit motiv principal del personaje. No se puede negar que en la historia de Deathlok se pueden observar trazas de mitos modernos de la cultura popular como Terminator o Robocop. Pudimos disfrutar de sus peripecias en la cabecera antológica Astonishing Tales con el equipo creativo de Moench (sustituido en su último tramo por Bill Mantlo)-Buckler en once números (del #25 al #36), a lo que habría que sumar un Marvel Team-up#46 y un Marvel Spotlight#33.

Sin la fortuna editorial deseada y abandonado por sus creadores originales, fueron autores como Marv Wolfman o Mark Gruenwald los que se acordaron en menor medida de la existencia del Deathlok al incorporarlo como secundario en diversas épocas de Marvel Two-in-One aunque su saga más recordada sería publicada ya en los ochenta, más concretamente en las páginas del Capitán América de J.M. DeMatteis y Mike Zeck. Con todo este material se podría ensamblar un bonito tomo donde contener toda la historia del ciborg más famoso de Marvel. Y no debemos descuidar su trasfondo mediático pues ha sido (y es) uno de los secundarios habituales de la serie Agentes de S.H.I.E.L.D. Tanto es así que Marvel le concedió el honor el pasado año de tener serie regular (inédita en nuestro país) por lo que no parece que haya mejor momento para traer a colación las aventuras fundacionales (además, de calidad) de Luther Manning.

8 – Weirdworld. No vamos a hablar de la serie satélite de las Secret Wars actuales, una cabecera ciertamente popular y un mundo que ha conseguido mantenerse en el panorama tras el cierre del evento capitaneado por Jonathan Hickman y Esad Ribic. Es bien sabido que gran parte de las mini series que han acompañado la cabecera principal han seguido la tónica de ser reinterpretaciones y actualizaciones de la gran historia de Marvel. A Jason Aaron y Mike del Mundo les tocó actualizar el mito de Weirdworld, unas tramas presentadas por Doug Moench y Mike Plogg por diversas cabeceras episódicas, con un aire a mundo de fantasía al estilo Tolkien. Aaron prefirió contar la historia en unos parajes del todo sugerentes con Arkon, un remedo de Conan ideado por Roy Thomas en los sesenta, en vez de tirar por los personajes originales, el Elfo Tyndall de Karn y su compañera Velanna.

Hechiceras, monstruos, magos, espada y brujería en estado puro. Unas aventuras mayormente desconocidas que merecen ser descubiertas por el lector actual. Con una errática cadencia de publicación, su debut oficial se produjo en Marvel Super Action (allá por 1976) en un glorioso blanco y negro, para seguir su peripecia en Marvel Premiere#38 unos meses después. Hasta 1979 no supimos más de estos simpáticos elfos, cuando Moench, acompañado ahora por John Buscema, empezaría a relatar nuevas historias en el magazine Marvel Super Special (#11-13). De nuevo desaparición y vuelta a emerger en Epic Illustrated (#9-#11-13) y Marvel Fanfare ya en los inicios de los años ochenta. A pesar de esta aparente dispersión, la permanencia en los guiones del bueno de Doug da la suficiente coherencia narrativa para apreciar un sword & sorcery marca Marvel. A los lápices nombres como los ya citados Mike Plogg, John Buscema o el de Pat Broderick.

La pervivencia del Weirdworld en el panorama post-SW ya nos da una razón de peso para su publicación en España. Es más, la propia editorial americana sacó al mercado un integral el año pasado lo que deja el camino allanado para Panini, algo más de 300 páginas para disfrute del personal.

7 – Omega el Desconocido. Sí, ya se. La salida al mercado de Omega convertiría este 2016 en un auténtico atracón Gerber, pero es que un fan declarado como un servidor estaría eternamente agradecido. Además, esta serie es tan buena que merece una oportunidad sí o sí. Para el que no conozca al personaje, hablamos de la creación más extraña de Steve Gerber, un proyecto arriesgado y una de sus mayores apuestas en su estancia de la Casa de la Ideas. En 1976 el guionista estaba viviendo un momento dulce con éxitos como Howard el Pato y decidió arriesgar el todo por el todo para obtener luz verde para este proyecto que involucra androides, habitantes de lejanos planetas y como estos terminan por instalarse en nuestro planeta. Toda una obra inclasificable que únicamente duró diez números. El autor tuvo que recurrir a otra cabecera bajo su dirección, Los Defensores, para poner punto y final a las tramas pendientes.

Aunque la obra rezuma un evidente espíritu Gerber, hay que acreditar a Mary Skrenes como acompañante en las tareas literarias y a Jim Mooney como encargado del apartado gráfico, aparte de un par de fill-ins a cargo de Scott Edelman y Roger Stern. Con la segura publicación del Hombre-Cosa y de Howard, junto con la pausada recuperación de sus Defensores, sería la perfecta cuadratura del círculo el disfrutar en MLE de este Omega el Desconocido. Y no sería descabellada la inclusión de la serie moderna de 2009, a cargo de Jonathan Lenthem. Debido a la nula participación del personaje en el Universo Marvel, quedarían todas sus actuaciones recogidas en un manejable volumen.

6 – Namor. Con esta serie hundimos las raíces del MLE en los años sesenta, a finales de la década para ser exactos. Lo correcto sería comentar que las hundimos en los cuarenta pues el Príncipe Submarino es uno de los estandartes de la Era Timely. Creado por el legendario Bill Everett, Namor es un híbrido de humano y atlante con el peso bajo de sus espaldas de mantener su reino oceánico a buen recaudo, a la vez que se enfrenta a los peligros que provienen de la malvada superficie y de sus enemigos submarinos. Aliado de la Antorcha Humana original y del Capitán América, fue un personaje tremendamente popular pero, al igual que a muchos, el declive del mundo de los superhéroes en los cincuenta pareció congelar su desarrollo. Unos audaces Stan Lee y Jack Kirby se atrevieron a traerlo de vuelta en la nueva Era Marvel de los cómics y desde entonces se instaló plácidamente en la actualidad. El Sub-Mariner vivió aventuras y desventuras varias pero un autor del bullpen lo tenía en mente desde que entró en nómina de la Casa de las Ideas. Ese guionista era Roy Thomas, un declarado amante de la Golden Age.

Namor se convirtió en habitual secundario en la editorial, principalmente en la colección de los 4 Fantásticos pero Lee pensaba en el retorno del Príncipe Submarino como un hito y era necesario explotar sus posibilidades en solitario. Así que se siguió el procedimiento habitual, lanzarle al duro escrutinio público vía una de las cabeceras compartidas que tanto abundaban, debido a los problemas de distribución de aquellos días. Tales to Astonish fue la colección elegida, un antiguo compartimento que aglutinaba historias de monstruos, y que pasó a glosar las aventuras de El Hombre Hormiga y Hulk cuando los superhéroes tomaron por asalto la editorial. A partir del #71 serían el Gigante Verde y nuestro atlante los protagonistas de la serie. Con Stan a los guiones y Gene Colan a los lápices, da comienzo el periplo individual de Namor. En este formato se mantuvo hasta el número 101, tras el mayor enfrentamiento protagonizado por los dos colosos visto hasta el momento.

En ese instante entra Thomas en acción, compartiendo los créditos con Archie Goodwin de un especial (o cabecera fallida, más bien) titulado Iron Man & Sub-Mariner. El bueno de Roy se pondría a los mandos de la nave de la primera serie en propiedad para el Príncipe Submarino en 1968. Con la ayuda en la parte artística de John Buscema, su hermano Sal o Marie Severin pondría su empeño en darle un sentido a este personaje sacado de la Golden Age. Le otorgaría un origen acorde y le dotaría de un repertorio de enemigos y secundarios; en definitiva, lo necesario para consolidarse como un personaje importante en la producción de la empresa. Y tal cosa posibilitó una duración de setenta y dos números, más cruces y especiales (entre ellos, dos King Size). Una buena cantidad de cómics que nos daría carnaza para varios MLE, aunque mis preferencias se centrarían en los cuarenta ejemplares que corrieron a cargo de Thomas, pues a partir de ese #40 entran a formar parte de la cabecera autores como Gerry Conway, Steve Gerber o el primigenio creador de la criatura, el mismísimo Bill Everett, que, sin desmerecer, no aportan apenas nada a la mitología de Namor creada por el pupilo preferido de Lee.

Muchos dirán que el Namor de John Byrne tiene prioridad frente a estas viejas aventuras del atlante. No tengo ninguna duda de que tarde o temprano acabará por hacerse realidad ese anhelo, y más sabiendo el predicamento que tiene el canadiense en las altas instancias de Panini. Pero con esa misma seguridad, cuando eso ocurra, la línea elegida será otra distinta.

5 – Killraven. Da comienzo el top cinco con uno de los autores a reivindicar en la producción de los años setenta. A muchos el nombre de Don McGregor no le resultará del todo familiar. Eso es algo imperdonable que se debe subsanar a no más tardar. Y que mejor aperitivo que publicar unas aventuras repletas de acción y con todos los ingredientes de la ciencia ficción como es el serial protagonizado por Jonathan Killraven. Comencemos, de todas formas, por el principio, para ponernos en situación.

En la Marvel de los setenta tenemos un editor como Roy Thomas que abriría diversos campos en la producción de la editorial, entre ellos el terror o la ciencia ficción. Sobre éste último género vamos a hablar. Un colaborador habitual de Roy, el dibujante Neal Adams, sentía una especial admiración por la obra de H.G. Wells, “La Guerra de los Mundos”. Invasiones extraterrestres que subyugan a la raza humana; ahí había caldo para buenas historias. El editor buscó espacio para dar salida a su idea y se fijaron en Amazing Adventures, otra cabecera contenedor donde se habían expandido Inhumanos, la Viuda Negra y la Bestia de la Patrulla X. La historia de Steve Englehart había llegado a su fin, dejando el camino despejado para un nuevo experimento. En Amazing Adventures#18 debuta un escenario del todo aterrador, una ciudad de Nueva York de un universo alternativo, ubicada cronológicamente en 2018, totalmente dominada por extraterrestres. La cabecera del cómic nos dejaba a las claras que las ideas principales estaban extraídas de la novela de Wells. En ese panorama tan aciago tenemos como última esperanza a Killraven. Escrito al alimón entre Thomas y Gerry Conway y diseñado gráficamente por Adams (que para los amantes de mensajes subliminales, con esa vestimenta daba para mucho juego), este héroe de la resistencia humana pondría todo su empeño en detener el avance alienígena, primando el elemento acción sobre todo lo demás. En esta línea prosiguen los siguientes números a cargo de Thomas, Conway o Marv Wolfman, ya con Adams fuera de juego, sustituido por Howard Chaykin o Herb Trimpe.

El statu quo cambia radicalmente en Amazing Adventures#21 con la entrada de McGregor en acción. Don era un escritor especialmente comprometido, que añadió un buen puñado de elementos estimables a sus historias, por los que siempre tuvo que lidiar con la censura existente, a todos los niveles. A su llegada apreciamos una evidente transformación, pues del festival de acción pasamos a enfocar las aventuras de Killraven como un canto a la lucha por la libertad. Actitud fácilmente extrapolable a la América de la época y al mundo en general. Pero no solo de grandes ideas vive el hombre. McGregor supo tratar de manera majestuosa las relaciones personales que ponía sobre la mesa, convirtiendo el amor y la amistad en dos pilares fundamentales de la cabecera. A nivel gráfico estuvo acompañado por Trimpe, artista heredado cuando recibió el encargo, y por un brillante Craig Russell, elevando la calidad media ostensiblemente.

Nada dura para siempre y la experiencia de McGregor con Killraven termina en Amazing Adventures#39. Unos números repletos de calidad y buenas ideas. Lo cierto es que el personaje no tiene cabecera en curso, ni se avista en el horizonte; tampoco está en el calendario cinematográfico, ni participa como secundario en ninguna serie televisiva; su única valía se localiza en lo que aporta al lector. Y solo por eso, ya merece ser publicada con honores.

4 – Dinosaurio Diabólico. Hablemos de Jack Kirby. Tras la salida repentina a inicios del año setenta rumbo a DC Comics, el Rey decide volver a la que siempre ha sido su editorial de cabecera en 1975. Con un puesto de autor-editor (es decir, hago lo que me da la gana y nadie tiene potestad sobre mi trabajo) se hace cargo de varias colecciones: Capitán América (recopilada en Marvel Gold), Eternos, Pantera Negra (ambas en MLE), la adaptación de 2001. Una Odisea en el Espacio y Dinosaurio Diabólico. El pasado 2015 tuvimos una fuerte ración de Kirby en la línea, pues aparte de los ya citados Eternos y Rey de Wakanda, disfrutamos de su aporte en tomos como el de Ka-Zar o el de los Inhumanos. Este 2016 no debiera ser tan prolífico, pues poco queda ya por publicar como autor completo, pero un regalo a sus abundantes fans sería bien recibido. A sabiendas que 2001 es un imposible por problemas de derechos, nos queda la serie del Dinosaurio y su simpático acompañante, Moon Boy.

Bien, esto va a ser sencillo. Hay un dinosaurio, hay un mono y juntos de dedican a vivir aventuras en un mundo donde coexisten dinos y humanoides. Todo lo ridículo que suena este planteamiento en manos de cualquier autor, se torna en manos de Kirby en un proyecto tan personal como incomprendido. El bueno de Jack tuvo como fijación la explicación de los orígenes del mundo y para ello mezcló una buena cantidad de elementos históricos con mitología y pseudociencia. Ese extraño batiburrillo acompañó a Kirby en la mayor parte de su producción de los setenta, destacando sobre todo sus historias acerca de Celestiales, Eternos y Desviantes. Pero tanto en 2001 como en este Devil Dinosaur, se pueden apreciar trazas de esa fijación tan particular. El mundo entonces no estaba preparado para esa colección y terminó de forma abrupta tras unos escasos nueve números.

Quiere la providencia que tras las Secret Wars, el buen Dinosaurio haya retornado a la actualidad editorial, esta vez al lado de una compañera humana, la nueva Moon Girl. Habiendo sido anunciada la publicación de esta nueva serie en España, no sería una mala sinergia que se produjera la ansiada reedición de este clásico del Rey de los cómics. Cierto problema supone su escasa cantidad de páginas, pues nueve números dan para poco. Pero desde aquí no se duda de que Panini sepa encontrar apariciones estelares, por aquí y por allá, de nuestro diabólico dino para poder llenar y completar un volumen en condiciones.

3 – Spiderwoman. La década de los setenta vio nacer las primeras cabeceras protagonizadas exclusivamente por féminas. No lancemos las campanas al vuelo, pues estos movimientos fueron simples maniobras para evitar que otros pudieran hacer versiones femeninas de sus trasuntos masculinos. Por lo que, desgraciadamente, en vez de tirar por otorgar valores de nuevo cuño, los creativos optaron por reciclar conceptos en clave mujer. Lo que en un principio puede ser un movimiento más bien torpe se pudo voltear cuando lo propios autores pudieron desplegar las capacidades de las nuevas heroínas: Ms Marvel, Spider-Woman y un poco más tardía, Hulka.

Uno de los que renegaba de tales maniobras era Marv Wolfman. ¿Una versión mujer de Spider-man? ¿Hasta ese punto se había llegado? Rápidamente cambio de opinión cuando observó de cerca el tratamiento dado por Archie Goodwin, nada que ver con Peter Parker. Fue el primero en ofrecerse para guionizar a la nueva Mujer Araña, con la ayuda en el apartado gráfico de Carmine Infantino. La llevo por sendas más bien oscuras y trato de separar lo máximo su camino del de Spiderman. Aun así, el autor más recordado en el periplo de Jessica Drew es Chris Claremont, auténtico visionario y especialista en dotar en profundidad y trasfondo a sus personajes. También se cuenta con la participación en este viaje de autores como Michael Fleisher o Ann Nocenti, que vino con el encargo de poner fin a su vida. Cincuenta números de cabecera regular (más el episodio de presentación en Marvel Spotlight#32 y apariciones estelares varias) suponen el bagaje de la primera serie protagonizada por Spider-Woman, material para varios MLE.

Este fue uno de los títulos rumoreados en los comienzos de la línea. Rápidamente fue descartado por no contar con materiales suficientes para su publicación. A pesar de eso, persisto en mi ilusión de ver recuperada esta serie algún día. Solo por la etapa Claremont ya vale el desembolso a realizar. De todas formas, no podemos olvidar el papel preponderante que ha jugado Jessica en tiempos recientes en el Universo Marvel. Y se mantiene en plena forma gracias a los nuevos aires que le ha dado el equipo creativo formado por Dennis Hopeless y Javier Rodríguez en el panorama actual. Lo que me reafirma en que Spider-Woman merece ver reeditadas sus historias de origen sin falta.

2 – Jungle Action. ¿Recuerdan que habíamos comentado algo de Don McGregor? Pues de vuelta a hablar de su libro. En realidad, su gran obra, su aportación a la maduración al género, una maravilla en toda regla. Después de expresar mi más absoluta y entregada admiración, veamos en qué consisten las historias publicadas en Jungle Action.

Ésta era una cabecera antológica nacida en los años cincuenta, cuando Marvel era conocida como Atlas, donde éramos testigos de los escarceos de personajes como Lo-Zar, Jungle Boy o Leopard Girl. Básicamente, explotación simplona de la obra de Edward Rice Burrows, el creador de Tarzán. No merece más; corramos un tupido velo. A inicios de los setenta decide recuperarse y, curiosamente, los primeros números son reediciones de historias de los cincuenta muy parecidas a la cabecera original. El cambio viene en el número cinco cuando se anuncia historias en solitario de Pantera Negra. Publicidad un poco engañosa pues ese ejemplar incluye una reedición del Avengers#62, con protagonismo destacado de T’Challa, pero no dejaba de ser una historia de los Vengadores. Es el #6 el que merece nuestra atención. Don McGregor y Rich Buckler se hacen cargo de las aventuras individuales del jefe wakanda y deciden que su ámbito de actuación será su país natal y sus secundarios oriundos del África negra. Se corta cualquier vínculo con los Vengadores y los 4 Fantásticos y se comienza un camino propio para Pantera Negra. Y no se puede decir que el envite sea sencillo pues McGregor somete a T’Challa a un via crucis personal al enfrentarse al peligroso Killmonger. Una situación que provoca una honda transformación en el personaje.

Si los guiones son una apuesta arriesgada y madura, qué podemos decir de la entrada de Billy Graham en la colección. El dibujante otorga un sello muy personal a la cabecera, con esos comienzos donde los letreros se entremezclan con la acción, formando un conjuntado collage. Tanto el trabajo de Graham, como el de Buckler y el del maestro Gil Kane, que también participó en la cabecera, raya a una gran altura.Una maravilla gráfica que merece ser apreciada en toda su intensidad.

De nuevo, lamentar que los caminos de Pantera y McGregor se separarán antes de tiempo. Quizás fueran las ventas, quizás el autor había tocado demasiado la fibra sensible con su última historia acerca del Ku Klux Klan… Jungle Action#24 supone el cierre de la cabecera, que volvería poco después esta vez con el rutilante Black Panther como reclamo y con un autor de prestigio como pocos, el gran Jack Kirby. Parece que las tramas de Don McGregor han quedado algo sepultadas, parcialmente olvidadas, y pienso que no merecen tal tratamiento. En un único tomo, tendríamos una etapa para el recuerdo.

1 – Master of Kung-Fu. Y el sueño se cumplió. Llevábamos años escuchando que las historias protagonizadas por Shang-Chi eran poco menos que un imposible debido a problemas de derechos. Años en que habíamos descartado una edición acorde de uno de los símbolos de la moda del Kung-Fu en la Casa de las Ideas. Y en esas llega Marvel y nos suelta este bombazo: Shang-Chi comenzará a recopilarse en este año 2016. Muchos corazones estallaron de alegría y de alboroto.

El personaje es una amalgama de elementos, tales como la celebérrima serie de televisión Kung-Fu, las películas de James Bond y las novelas de Fu Manchú (escollo principal hasta ahora para su reedición). Creado por Steve Englehart y Jim Starlin, dos jóvenes apasionados por todos esos temas, nació en las páginas de la enésima revista antológica, Special Marvel Edition. Los números quince y dieciséis fueron para el artista marcial e inmediatamente la colección antológica pasó a renombrarse como Master of Kung-Fu a partir del #17. La duración de la serie es para agarrarse los machos pues llegó a alcanzar la estimable cifra de 125 números, más especiales y anuales varios. A lo que habría que añadir las historias del magazine Deadly Hands of Kung-Fu, donde compartía protagonismo con otros especialistas del género como Puño de Hierro o los Hijos del Tigre. Como se puede apreciar, unas historias que van a tardar algunos años en recopilarse de forma íntegra. Pero lo importante es que se ha echado a andar y que cada vez estamos más cerca de tener entre manos la etapa en la que formaron pareja creativa Doug Moench y Paul Gulacy. Y eso es motivo suficiente de celebración.

Alto el carro. ¿Este año se publica el primer integral en USA y quieres tenerlo ya aquí? ¿Y tiene que ser en MLE y no en OG? Bueno, he comenzado mi alocución expresando el carácter irreal de esta lista. No en vano, hace algunos meses era algo poco menos que impensable. Y por época y trasfondo cae en territorio de los Marvel Limited Edition. Soy consciente de que, si se publica, lo más probable es que sea ya para 2017. Aunque, en términos cuánticos, de enero de 2017 a diciembre de 2016, no va tanto, ¿verdad?