Top Indie: Lo mejor del cómic independiente norteamericano en 2023

Al igual que el año pasado, toca comenzar este top indie con Madman, de la cual Planeta ha publicado el segundo tomo en 2023. Es verdad que vamos despacito, en Estados Unidos ya está disponible el quinto y Dark Horse ha anunciado el sexto y último, pero la gran creación de Mike Allred sigue generando interés, al menos entre nuestros redactores y esperamos que también entre los lectores. Definitivamente es una obra que merece la pena tener por su calidad en el dibujo, el autor está impresionante y da gusto ver cómo ha ido avanzando a lo largo de los años, pero también por las historias que plantea, con un toque retro pero mucha personalidad.

En este segundo volumen se sigue indagando en la verdadera identidad de nuestro Madman, Frank Einstein, mientras nos divertimos con aventuras muy variadas, que pasan por la fantasía y la ciencia-ficción, y muy locas, en el sentido más literal. Un tomo con un dibujo impresionante, muy bien cuidado y lleno de extras, todo en orden cronológico e incluyendo diversos cruces, como el que tiene con Superman o con Powers, acompañado de autores de la talla de Brian Michael Bendis, Mike Baron, Steve Rude o Michael Avon Oeming. Sin duda una buena forma de empezar un top.

¡Y Chew también repite! En el top de reediciones del año pasado entraron sus dos primeros tomos, no es de extrañar, se trata de una serie de una grandísima calidad que merecía un formato así, además de que algunos de sus tomos en rústica estaban agotados desde hace tiempo. Teniendo en cuenta estos antecedentes es lógico que el tercer y último tomo entrase también en esta categoría. No engañamos a nadie, por aquí hay más de uno que es muy fan del gran trabajo de John Layman y Rob Guillory en esta serie y que serían capaces de morder el brazo a alguien si este tomazo sacado por Planeta no apareciera en el top.

¿Qué se puede decir de Chew que no hayamos dicho ya en las múltiples reseñas o menciones en las diferentes secciones? Pues que es una de las grandes obras del presente siglo y nunca está de más reivindicarla. Chew nos presenta un mundo en el que la gripe aviar pegó muy fuerte y está prohibido comer pollo. En este escenario conocemos a Tony Chu, un agente de policía con una capacidad muy especial, es un cibópata, cada vez que come algo llega a su mente todo el proceso por el que pasó el alimento, cómo se hizo, quién lo manipuló y bajo qué condiciones. Con ello se cuece una historia que mezcla humor, drama, género policiaco y muchísimas locuras, y que en este tomo nos lleva a un final espectacular.

Un hombre depresivo y con pensamientos suicidas termina de sucumbir y decide lanzarse desde lo alto de la azotea de su edificio con el fin de poner fin a su sufrimiento, solo para descubrir durante la caída que se arrepiente y que quiere seguir viviendo. Es entonces cuando ocurre lo impensable: el mismísimo Diablo salva la vida del infeliz y le propone un trato: si quiere continuar conservando la vida que le ha salvado, deberá pagarle con la vida de otros. El hombre decide entonces cumplir con su obligación de la forma más productiva posible: matando a criminales y otra escoria de la ciudad.

Así arranca Kill or be killed, la peculiar reimaginación de Ed Brubaker y Sean Phillips del arquetipo del justiciero enmascarado. Una serie trepidante y maravillosa con la que el dúo criminal por excelencia volvió a hacer lo de siempre con un toque distinto. En su día tuvimos la mala fortuna de disfrutar de sus cuatro tomos de manera errática debido a un momento de transición en la gestión de los derechos por parte de Panini, pero este año nos han compensado con el lanzamiento de toda la colección en un volumen único de esos que sirven para fortalecer los deltoides, y nosotros que lo celebramos. A fin de cuentas, en esta vida solo hay dos certezas: una es la muerte y la otra, que si Bruphillips saca lo que sea, va directo a nuestro top. Y si no nos creéis, seguid leyendo.

Está claro que Ed Brubaker y Sean Phillips convierten en oro todo lo que publican. De hecho, tras el anuncio de su próximo trabajo (Houses of the Unholy), nuestro compañero Edu Sesé decía medio en broma, medio en serio, aquello de “la voy apuntando en el top 2024. Y es cierto, más que estar abonados, esta exitosa pareja debería ser premiada con la máxima distinción honorífica de esta sección. Sin embargo, no todo el monte es orégano. El genial guionista nacido en Bethesda (Maryland) ha tenido sus aventuras con artistas de la talla de Jason Lutes, Marcos Martín o Steve Epting. Precisamente, con este último firmó para La Casa de las Ideas una de las series más recordadas del Capitán América. Phillips es mucho Phillips, pero el talento de Brubaker es tan inmenso que casi cualquier compañero de baile le sienta como un guante.

Aunque en España ya habíamos podido disfrutar con las aventuras de Velvet Templeton, Panini tuvo a bien volver a publicar Velvet, esta vez, en formato integral. Quince números que se leen de una sentada gracias al buen hacer de Brubaker, Epting y, porque no decirlo, Elizabeth Breitweiser. Al más puro estilo James Bond, Velvet es una historia de espías ambientada en la Guerra Fría cuya protagonista, la secretaria del director de una agencia ultrasecreta, es mucho más de lo que parece. De hecho, con la muerte de uno de los mejores agentes del ARC-7, Velvet comienza una investigación que le hace ponerse en el disparadero. Como si de una película de Hitchcock se tratara, Velvet se convierte en una falsa culpable que tratará de reunir pistas alrededor del mundo para entender qué diantres está ocurriendo. Praga, Londres, Belgrado, Viena, Nueva York… escenarios en los cuáles tiene lugar la acción más desenfrenada en medio de un complot a gran escala.

La obra maestra de Bill Watterson tuvo una nueva edición este año, perfecta para que más lectores descubran a uno de los mejores dúos de la historia del cómic americano. Calvin es un niño hiperactivo con mucha imaginación y perspicacia que odia la comida saludable que cocina su madre, irse a dormir pronto y hacer los deberes. Hobbes es su amigo imaginario, un peluche de tigre que, cuando los adultos no lo observan, se convierte en un tigre parlante con la misma perspicacia que Calvin, pero algo más de cinismo y sabiduría. Bueno, sólo un poco más de sabiduría, que por algo es un tigre.

Calvin y Hobbes es una de las tiras más inteligentes y divertidas que uno podría leer. Sus dos protagonistas viven aventuras propias de un niño de cinco años y su tigre como perderse en el bosque o intentar reparar el grifo del lavabo sin supervisión de un adulto. También hay historias alocadas como el intento de Calvin por crear una máquina de clonación para no hacer los deberes. Y muchísimos gags y observaciones sobre todo tipo de temas, ya sea el alto contenido de azúcar en los cereales para niño o las subvenciones al arte, siempre desde el punto de vista de este dúo, tan ingenuo como es de esperar, pero también más sagaz que un adulto.

Releída hoy, la serie no ha perdido ni un ápice de su frescura y emotividad. Imposible no encariñarse de Calvin y Hobbes tras verlos pelearse, discutir las virtudes de la televisión o gastarle bromas de mal gusto a la pobre Susie Derkins. A los lectores adultos sorprenderá lo genial que Watterson retrata la visión del mundo que tenemos todos cuando somos niños y lo bien que ridiculiza aspectos universales de la vida en nuestra niñez. Los lectores más jóvenes encontrarán a dos grandes referentes y modelos a seguir. ¿Quién no querría tener a dos amigos como Calvin y Hobbes?

Este es el texto más difícil de escribir de este Top Indie. No porque estemos hablando de una obra extremadamente compleja, sino porque no sabemos qué decir sobre esta Las Muchas Muertes de Laila Starr que no hayamos dicho a estas alturas. Mostramos nuestro interés por ella en una entrega del Novedades USA; la alabamos en el Magazindie, pidiendo su publicación en español; luego, en una entrega de nuestro Reseñotron; la recomendamos en la sección de Novedades Destacadas; y por último, le dedicamos una reseña volviendo a explicar por qué es ésta una de las obras del año. Por si no fuera suficiente, uno de los redactores de la sección indie volvió a ensalzar esta miniserie en un breve artículo para la revista oficial de Planeta Cómic, la editorial responsable de traerla a territorio hispanohablante.

Obviamente, si no paramos de hablar de una serie, eso es que nos ha gustado muchísimo. Si aún no la habéis leído, hacedlo ya. Ni falta hace que leaís una sinopsis, probablmente os gustará tanto como a nosotros; pero si estáis dudando, leed cualquiera de nuestras opiniones o escuchad el Resoñotron. Nos agradeceréis la recomendación.

Puede que no a todo el mundo le suene el nombre de Kate Beaton, pero es muy probable que la gran mayoría haya visto alguna vez una de sus viñetas. Y es que la autora canadiense llevaba años triunfando gracias a su hilarante Hark! A Vagrant, una colección de chistes inspirados principalmente en personajes de la literatura y la historia clásica. Así, dada esta trayectoria fue una sorpresa inesperada saber que estaba trabajando en el lanzamiento de su primera novela gráfica, y que esta no solo no sería una obra de humor, sino que se encontraría a mil jodidas millas de él. Pero mayor fue la sorpresa al leerla, amigos. Porque si no a todo el mundo le sonaba el nombre de Kate Beaton, eso ya no volverá a ocurrir.

En Patos: Dos años en las arenas petrolíferas, Beaton nos cuenta su experiencia personal durante los dos años que, tras terminar sus estudios universitarios, pasó trabajando para saldar su préstamo estudiantil lo antes posible. Y lo hizo donde la gran mayoría acudía en su Canadá natal cuando necesitaba un oficio: en las plantas petrolíferas de Alberta. Allí, la aún autora en ciernes experimentó una época desafiante en la que se vio obligada a convivir con un sexismo asfixiante, fruto de un ambiente de trabajo prácticamente masculino y cuyos empleados vivían, por norma general, en condiciones psicológicamente delicadas debido al aislamiento. Beaton realiza así un colosal tour de force en el que nos abre por completo su intimidad y su sufrimiento con total sinceridad, a la vez que nos comparte las reflexiones que la llevaron a cambiar su manera de pensar sobre cosas como el ecologismo y el poder destructivo de las grandes corporaciones, para las que tanto ella como los compañeros que la acosaron no eran más que piezas de usar y tirar. Norma Editorial fue la más rápida del condado en hacerse con ella, una obra imprescindible que le ha granjeado a su autora unos más que merecidos Eisner a Mejor obra autobiográfica y Mejor autor completo.

La trama de Do a Powerbomb! nos presenta a Lena Steelrose, aspirante a luchadora profesional que vive a la sombra de su madre, una antigua luchadora legendaria. Pese a su talento, Steelrose no parece tener mucho éxito en su objetivo; pero la situación da un vuelco cuando un nigromante superpoderoso se presenta ante ella y la invita a participar en el mayor torneo de lucha libre del espacio-tiempo. El dúo ganador obtendrá un premio de valor incalculable: resucitar a alguien de su elección.

Do a Powerbomb! destaca por todo aquello que suele resaltar en las obras de Warren Johnson, empezando por unos personajes muy carismáticos y con los que empatizamos de inmediato. De este modo, se dispone un escenario con la capacidad de hacer sentir lástima al lector incluso cuando los que pierden son los teóricos antagonistas. Lo que al principio parece un planteamiento simplemente pasado de vueltas, con seres de todo el espacio-tiempo pegándose en mallas bajo seudónimos chispeantes, de pronto se convierte en duelos cargados de dramatismo, casi shakesperianos, guiados por algo tan puramente humano como el deseo de recuperar a un ser querido. Esa es precisamente la magia de las historias de este autor; ensamblar conceptos absurdos, exagerados o pasados de vuelta uno tras otro para dar forma a obras con un peculiar pero enorme corazón.

El dibujo de Warren Johnson, personal y espectacular a partes iguales, vibra de forma contagiosa gracias a los colores de Spicer. Una simbiosis prácticamente perfecta cuyas fronteras solo se evidencian cuando se comparan las páginas en blanco y negro con las coloreadas.

Lo que Johnson y Spicer consiguen con Do a Powerbomb! supone un triunfo más en su personal fórmula mágica: conceptos locos, personajes entrañables y mucho corazón. Una historia sobre lucha libre multiversal capaz de emocionar hasta hacer soltar la lagrimita.

Hay algo que no se le puede negar a Netflix, y es que dio en el clavo al explotar una de las pasiones inconfesables de la gran mayoría del público: el true crime. Nos flipan las historias reales sobre casos escabrosos y asesinos en serie tan psicópatas que parecen sacados de la ficción. Pero la realidad es que la ficción suele estar inspirada en estos casos reales. Casos como el de Eddie Gein, uno de los serial killers más truculentos de la historia de Estados Unidos, que combina trauma infantil con madre abusiva, sexualidad oprimida y necrofilia. Un caso único que ha servido de inspiración a personajes tan populares como el Norman Bates de Psicosis, el Leatherface de La Matanza de Texas o el Buffalo Bill de El silencio de los corderos. Y también para uno de los cómics que en nuestra redacción, morbosos que somos, más nos ha gustado esta temporada.

¿Habéis oído lo que ha hecho Eddie Gein? ejerce como biografía de El Carnicero de Plainfield con una precisión escalofriante. El novelista Harold Schechter, escritor especializado en el true crime, da el salto al cómic con un trabajo formidable que sabe combinar los datos de un trabajo de documentación exhaustiva con ese pequeño grado de conjeturas que dan lugar a un relato que funciona tanto desde un punto de vista académico como desde el lado más humano. Un cómic que brilla con fuerza especialmente por el sensacional trabajo de Eric Powell, veterano autor creador de The Goon, que con su precioso estilo realista en blanco y negro, como si de un caricaturista de bloc y carboncillo se tratara, nos sumerge a la perfección en ese ambiente de América profunda de mediados de siglo XX. Una de las tapadas del año, imprescindible para los amantes del lado más oscuro del ser humano.

Todos conocemos ese miedo casi estereotípico que sienten muchos niños a un ente sin definir que podría acecharlos desde el armario o la cama de su habitación, esperando a ese momento en el que se quedan solos y a oscuras para atacar. En El armario, Tynion parte de este concepto para preguntarse lo que pasaría si uno de los entes de los que hablan los niños fuera real… aunque quizá no de la forma en que imaginamos.

Dicha premisa se entrelaza con el drama de una unidad familiar que no parece llegar a encajar como debería. Se recogen elementos que se han transformado en cotidianos como las relaciones decadentes o los divorcios y, a continuación, se recubren de una capa de terror que resulta tan fina como efectiva. Al final, el proceso de un divorcio puede ser una experiencia verdaderamente traumática para un niño. Esas sensaciones se han intentado reflejar en infinidad de obras, pero pocas veces se han representado de forma tan cruda como aquí.

Todo ello se apoya en Thom, el padre de la familia. Thom es un personaje que fundamenta su interés en la complejidad y la contradicción. Por un lado, su intención parece ser siempre la mejor, parece querer desesperadamente hacer las cosas bien. Por otro, vemos cómo vuelve a caer una y otra vez en los mismos comportamientos problemáticos que lo han conducido a un bucle de infelicidad vital asfixiante.

Los conceptos mencionados se ejecutan con maestría a través de los trazos de Gavin Fullerton y el color de Chris O’Halloran, capaces de crear un ambiente de penumbra perpetua con el que cada viñeta se convierte en una fuente de desasosiego. Los personajes parecen cobrar vida a través de una expresividad que se ensombrece por la oscuridad omnipresente. Con dicho contraste, El armario acentúa la superposición de terror en la cotidianidad. Puede que su propuesta sea menos explícita que la de otras obras del género, pero justo por ello su calado tiene un alcance potencialmente mayor.

En Night Fever se nos presenta a Jonathan Webb, un padre de familia con una vida tranquila que viaja a Europa por negocios. Sin embargo, últimamente hay algunas cosas que inquietan a Jonathan. Se replantea más que nunca el rumbo que ha tomado su vida y le resulta imposible dormir. Ya en Europa, ante la falta de sueño, acaba deambulando por las calles que lo rodean hasta toparse con un lugar de lo más extraño; una especie de culto de la alta sociedad. Allí conocerá a Rainer, un hombre misterioso que le hará descubrir un mundo nuevo, uno sin reglas ni límites.

En esta ocasión, Brubaker y Phillips se alejan del género negro que más los caracteriza para plantearnos una obra profundamente psicológica, tan encerrada en la mente de su protagonista que por momentos resulta febril ―como el propio título insinúa―. A lo largo de sus cerca de 100 páginas se nos guiará por un recorrido de intensidad ascendente que llevará a Jonathan a replantearse cada aspecto de su vida y del mundo que lo rodea, hasta llegar a la más inquietante de la preguntas: ¿quién es él realmente?

Todo ello se narra con la maestría habitual de Phillips, quien traslada las palabras de Brubaker con una naturalidad evidente para regalarnos un trabajo en el que se nota que ha disfrutado todavía más de lo normal, en parte por haber podido dibujar escenarios europeos, con los que se siente más familiarizado. El color de Jacob Phillips acompaña a la narración con sumo acierto y contribuye a la sensación de que estamos ante una noche laberíntica y eterna.

Night Fever es un caramelito irresistible para los amantes de este dúo de artistas y de las buenas historias en general. Jamás había resultado un descenso a la locura tan reconfortante.

Érase una vez una historia sobre la identidad, sobre la familia, sobre el amor. En 2020 apareció en escena Trung Le Nguyen, un autor de esos para los que un debut normalito no es suficiente. Publicada por Random House Graphic, The Magic Fish conquistó a crítica y público con una historia sensacional de esas que se clavan con fuerza en el corazón. No dejábamos de preguntarnos cuándo tendríamos la oportunidad de disfrutarla en nuestro país, porque parecía claro que las editoriales estaban desaprovechando una obra con un potencial enorme, tanto para su público juvenil objetivo como para cualquier aficionado al cómic en general. Y llegó. La espera se ha hecho larga, pero bien está lo que bien acaba, y a finales de este 2023 por fin fue Astronave la que se hizo con la obra y la trajo a nuestras tierras. Y ya se sabe que Astronave, el sello infantil y juvenil de Norma, es una editorial que suele tener ocultos muchos pelotazos entre su catálogo.

El pez mágico nos cuenta la historia de Helen, una vietnamita emigrada a Estados Unidos tras la guerra, y de Tiến, su hijo adolescente nacido ya en suelo yanqui. Madre e hijo tienen la peculiaridad de tener como lengua materna idiomas distintos, y tienen la costumbre de practicar juntos mediante la lectura de cuentos clásicos. Mediante este recurso narrativo, Nguyen adapta su propia experiencia como inmigrante y homosexual para contarnos una historia que engarza temas como el desarraigo de los refugiados, la identidad sexual y la familia a través de la versatilidad de los cuentos clásicos. Todo ello con un dibujo de impecable factura, que exuda magia por cada uno de sus poros y que te llena el corazón como un abrazo en un día de invierno. Astronave ha vuelto a acertar de pleno, y otro año más logra colarse en nuestro top con una de las mejores obras del año.

Si hablamos de cómics de terror este año no puede faltar Otoñal, una obra de Vault Comics que llamó la atención lo suficiente al otro lado del charco como para que ECC se fijara en ella y la publicase en un solo tomo en nuestro país. Da igual que estemos hablando de autores semi-desconocidos, como son Daniel Kraus, que escribe su primer cómic aquí, aunque se le conoce por sus obras como novelista o por trabajar con Guillermo del Toro, con él creó Trollhunters o La forma del agua, y también Chris Shehan, al que apenas hemos visto en La Casa Slaughter y poco más, sin embargo la calidad de Otoñal es envidiable.

Otoñal es la historia de una joven que, tras la muerte de su madre, decide volver a su pueblo natal con su hija. La obra tontea con todas las ideas que uno se pueda imaginar sobre los pueblos, monstruos, bosques, brujas, sectas y demás. Pero ¿cuánto de eso es real y cuánto está en la cabeza de Kat? La grandeza de Otoñal no es solo lo que nos cuenta, que resulta gratamente interesante, sino cómo nos lo cuenta y cómo sus autores nos llevan por la historia de una madre soltera poco común en un pueblo, de apariencia, abierto.

Hay escenas que dan grima, pero sobre todo juega con la pausa basada en el relato del día a día, muy bien manejada por parte de los autores. ¿Podéis oír las hojas crujir?

Con un equilibrio difícil de conseguir, James Romberger conquistó los votos necesarios para ser incluido en esta selección de las mejores obras del año 2023. Aquel consiste en ofrecer una obra de gran nivel artístico para abordar un tema de dramática actualidad de manera comprometida y siendo a la vez una lectura entretenida. Esto es conseguido gracias a un trabajo de investigación de muchos años, canalizado a través de la producción artística también elaborada durante mucho tiempo.

La cuestión del cambio climático es el punto de partida del autor, reflexionando sobre la ciudad en la que crecería y viviría su hijo al ser adulto. Con ello, imagina una Nueva York sumergida por el derretimiento de los casquetes polares (de ahí el título de la obra) en la cual los habitantes que queden en los barrios bajos estarán condenados a la supervivencia. Cabe la mención, dado que también se involucra con la cuestión socioeconómica de la fragmentación generada por la desigualdad.

Asimismo, la historia plantea una pregunta filosófica sobre las decisiones de vida y cómo una pequeña acción cambia el curso de la vida. Para esto, presenta tres vertientes de la misma narración modificada levemente pero que cambia profundamente según la decisión que toma el protagonista en un momento particular.

En cuanto a lo artístico, se vale del blanco y negro con usos particulares de los grises que le da un toque que ha sido calificado de experimental, y si bien es algo muy habitual en otros mercados le da un toque de atractivo final a la obra.

Qué ganas teníamos de volver a leer a Joe Kelly y a Ken Niimura. No es que no hayamos podido disfrutar de otros trabajos de estos dos dispares autores, pero lo que deseábamos con todo nuestro corazón era volver a verlos juntos. Y es que con Soy una matagigantes (2008), esta dupla creativa demostró que se conjugaba como una única mente, y 15 años ya eran demasiados sin volver a disfrutarlos. Sin embargo, 2023 ha puesto fin a ese anhelo, y es que la pareja ha vuelto a la acción de la mano de Image Comics para traer una nueva miniserie con la que han dado en el clavo una vez más.

Sargento Inmortal nos cuenta el peculiar viaje de Jim Sergeant, un tosco detective de policía de la vieja escuela a las puertas de la jubilación, y de Michael, su timorato y dolido hijo con el que nunca ha tenido una buena relación. Cuando una inesperada pista descongela un antiguo caso sin resolver, Jim se ve obligado a emprender un viaje contrarreloj junto a su hijo para dar con un asesino al que ha perseguido durante 30 años. Con este planteamiento Kelly y Niimura nos meten de lleno en una historia de personajes, un relato sobre la brecha generacional con unos diálogos brillantes que se aleja de los blancos y negros para dar forma a un reparto de protagonistas complejo y fascinante. Ken Niimura, por su lado, vuelve a dejarnos con la mandíbula en el suelo al dar una nueva clase magistral sobre cómo narrar y transmitir con un dibujo minimalista, casi un story board que, irónicamente, se sale de las páginas de pura emotividad y dinamismo. Astiberri ha sido en esta ocasión la portadora del nuevo trabajo de esta pareja creativa, una que nos demuestra que sigue funcionando como un reloj suizo.

No deja de ser curioso (y desolador) que, en el momento de la historia en el que más acceso tenemos a todo tipo de información, más prolifere la desinformación. Estados Unidos siempre ha sido una gran fuente de las más peculiares teorías conspiranoicas, y sus relatos han servido para inspirar numerosas historias de ficción, pero lo que no nos esperábamos era que alguien las usara todas. Ahí aparecieron el guionista de moda, James Tynion IV, y el artista Martin Simmonds, para llevar a cabo la macedonia más lunática posible y sacar como resultado un cómic brillante que pone la piel de gallina.

El Departamento de la Verdad nos cuenta la historia sobre una agencia secreta gubernamental que se encarga de tapar una verdad inimaginable: cuanto más se cree en una idea, más se materializa en la realidad, lo que supone un enorme peligro para la existencia que el departamento se encarga de mantener a raya… pero también de usar en su provecho. Un thriller de espías con magia que supone un auténtico deleite para los aficionados a la mitología conspiranoica estadounidense y que, gracias al brutal arte de Simmonds, se convierte en una verdadera historia de terror en la que lo más escalofriante de todo es ver reflejada la neurosis que invade nuestro mundo. La serie ha alcanzado ya los cuatro tomos, y por segundo año consecutivo repite en nuestro top, esta vez como la más votada por nuestra redacción.

¿Otra vez Tynion? Otra vez Tynion. Perdonad que seamos tan grupis, pero es que no es para menos. A fin de cuentas, hablar de Hay algo matando niños es hablar de la serie que empezó todo para el guionista de moda en la escena yanqui, la serie que lo elevó a lo más alto y nos descubrió a un sensacional Werther Dell’Edera, con mención especial al color de nuestro Miquel Muerto. La historia de Erica Slaughter y su infatigable lucha contra monstruos de pesadilla que se alimentan de niños conquistó a propios y a extraños desde su primer número, y por aquí seguimos muy a bordo de una serie de terror que es una clase magistral sobre cómo crear una trama misteriosa y adictiva, pero sobre todo, sobre cómo crear a una protagonista icónica que ya es historia viva del cómic.

Este año solo hemos podido leer en nuestro país el quinto tomo de la serie, que inicia un nuevo arco argumental tras la saga de Archer’s Peak y el interludio del cuarto tomo. Pero en la redacción nos ha bastado y sobrado para volver a incluirla entre lo mejor de la temporada por tercer año consecutivo. Era obvio: el arranque del arco de Tribulation nos ha puesto los dientes largos, con una introducción cocida a fuego lento que ha servido para presentar a un nuevo villano y un nuevo monstruo. El arte de Dell’Edera no deja de crecer y crecer con cada tomo, y si como nosotros os coméis las uñas por poder continuar, ahí tenéis el también recomendable spinoff de La Casa Slaughter para ir saciando vuestras ansias.

El Heladero ha vuelto para quedarse. El año pasado se situaba en este top como uno de los grandes estrenos de 2022, pero en su avance ha conseguido convencer a la redacción de que su carácter antológico nos hace disfrutar de sus deliciosos sabores en las entregas posteriores. Para quien aún no esté al tanto, Ice Cream Man es una serie creada por W. Maxwell Prince y Martín Morazzo en Image Comics y aquí publicada por Moztros que nos cuenta una historia de terror diferente en cada capítulo, ten iendo como nexo de unión la aparición, a veces de forma directa y otras no tanto, del heladero que da título a la colección.

Este año hemos podido leer cuatro tomos con capítulos memorables, como Palíndromo, Mira cómo todo desaparece o Descensos seguros, mientras que de vez en cuando nos sueltan alguna pequeña perla sobre quiénes o qué son en realidad el Heladero o el Vaquero de negro. Pero la realidad es que W. Maxwell Prince y Martín Morazzo han conseguido trascender todo eso, que no importe tanto esos seres sino disfrutar de esas pequeñas historias de terror, muy variadas e imaginativas, que nos encontramos en cada uno de sus tomos.

La serie sigue adelante en la actualidad, de hecho Moztros ya ha anunciado un nuevo tomo para el mes que viene, esperemos que en 2024 sigan con esa línea y esa calidad.

Que Lazarus es una de las mejores series que hay en el mundo de las viñetas es una obviedad. No obstante, su cadencia irregular no es soportable para todos los lectores. De esta forma, mientras Igor Álvarez Muñiz y Sergio Fernández Atienza son algo así como sus fervientes acólitos capaces de sacrificarse si fuera necesario en favor de la obra, Edu Sesé se lo toma con calma acumulando número tras número en su pila de lectura. A pesar de las numerosas amenazas, Edu sigue retando al jefe de indie mes a mes. Otra gran redactora perjudicada es Mònica Rex. La mandamás de la sección de manga se niega en rotundo a tener que releer la historia desde el principio porque la memoria da para lo que da.

Pues bien, los hambrientos seguidores recibieron el pasado año una doble ración de Lazarus con cierto truco. El libro de referencia, una enciclopedia necesaria para agrupar la extensa mitología de la serie, sirvió como auténtico telonero de la trama principal: el séptimo tomo.

Lejos de dar síntomas de agotamiento, la serie, que publica Norma Editorial en nuestro país, está que arde. Podemos confirmar sin temor a equivocarlos que este séptimo volumen es uno de los mejores de esta franquicia. Nuestro amado Greg Rucka se saca varios conejos de la chistera para dejarnos con la boca abierta. Personajes que teníamos (casi) olvidados vuelven para tener más protagonismo que nunca, a la par que nuevas revelaciones nos permiten visualizar el pasado antes de que el mundo se fuera al garete. La combinación de Michael Lark, en el dibujo, y Santi Arcas, en el color, funciona a las mil maravillas para dar vida a este futuro distópico con intrigas propias de Juego de tronos.

Otro año, otra serie regular de Ed Brubaker y Sean Phillips en el Top Indie. Deberíamos plantearnos descalificar las series de este dúo para así poder dar una oportunidad a otros cómics, pero es cierto que muy pocos equipos creativos pueden competir contra estos dos titanes del cómic anglosajón. Este 2023 hemos podido disfrutar de dos tomos más de las peripecias de Ethan Reckless. O mejor dicho, un tomo con las peripecias de Ethan Reckless y otro con una aventura en solitario de su ayudante Anna.

En El Fantasma dentro de ti, la pobre Anna tiene que investigar el misterio de una mansión en Hollywood aparentemente encantada, una premisa mil veces vista que Brubaker y Phillips consiguen hacer interesante al abordarla como una historia de género negro que rinde tributo al cine de terror clásico. Es también una tierna historia sobre la dificultad de crecer con padres tan humanos que no siempre pudieron ser la persona que su hija necesitaba. Ya con Reckless de vuelta al tajo, Sígueme en mi caída nos cuenta la historia más brutal de la serie hasta la fecha. Buscando en la América profunda a una mujer desaparecida, Reckless se encuentra con los criminales más sanguinarios que haya podido conocer en su vida, unos criminales tan crueles que estará dispuesto a matarlos a toda costa.

Con estos dos tomos, publicados en 2022 en América, Panini zanja su deuda con los lectores, que ya podemos disfrutar de todo el material de Reckless publicado hasta la fecha. Este 2023 Brubaker y Phillips han estado ocupados con otras novelas gráficas, una de las cuales también se encuentra en este Top. Puede que en 2024 podamos disfrutar de un sexto tomo de esta serie, que esperemos llegue a España con menos retraso que estos dos tomos.

Ha sido una de las series emblema de la Image Comics de los últimos años -¡tuvo hasta adaptación a la pequeña pantalla!- y también la obra más personal hasta la fecha de uno de los últimos aspirantes a guionista superestrella estadounidense. Rick Remender ha basculado su carrera entre los trabajos por encargos y su más que interesante faceta como autor para el mercado independiente. En los últimos diez años se ha rodeado de algunos de los dibujantes más talentosos del medio produciendo historias más grandes que la vida como son Ciencia Oscura, Low, Tokyo Ghost, Siete para la Eternidad y, por supuesto, y entre otras muchas, Clase Letal. Una cómic excelsamente dibujado por Wes Craig y coloreado por Lee Loughridge del que hemos podido leer este año su final en nuestro país. Y de la manera acostumbrada, Remender ha reventado en mil pedazos nuestras expectativas y lo que pudiésemos esperar de la conclusión de este título.

En retrospectiva, Clase Letal se ha ido definiendo paulatinamente como una historia sobre el paso de la adolescencia a la edad adulta. Uno de los caminos más recurrentes de la ficción, pero pocas veces expresado con tanta crudeza, melancolía y desmitificación como las que Remender imprime a su relato. Las “clases letales” más importantes de la serie no eran las del plan docente de la Escuela Kings Dominion de Artes Letales, si no las de vida que acaban interiorizando a golpes Marcus y compañía a lo largo del tiempo. El enemigo a batir es el estresante mundo de los mayores, con sus obligaciones y responsabilidades. La lección última es la toma de conciencia sobre la propia una mortalidad, sobre la adquisición de miedos muy reales como la enfermedad, las deudas económicas, las relaciones paternofiliales y a cualquier amenaza que ponga en riesgo la estabilidad y futuro de los tuyos.

El final de Clase Letal es una sentida y cariñosa despedida que -de una manera u otra- no deja títere con cabeza.

¿Qué sucede cuándo una épica historia de fantasía, de esas del bien contra el mal, concluye? ¿Cómo se ve afectado el mundo en el que transcurre la historia? ¿Y qué pasaría si por una vez el mal ganase? A estas preguntas nos dan respuesta Simon Spurrier y Matías Bergara en Coda, una serie que satiriza y exalta el género de la fantasía. Al comenzar la serie, las fuerzas del mal ganaron hace tiempo ya la épica batalla, dejando el mundo devastado y sumido en la anarquía. El protagonista de la serie, un bardo apodado Hum, sólo quiere salvar a su amada, pero la búsqueda de una cura le llevará jugar un papel clave en el destino de lo que queda de su mundo.

Las mejoras sátiras son aquellas que aman el género que ridiculizan, que deconstruyen el género para quedarse con lo mejor de él, y Coda no es una excepción. Moldeando clichés habituales de este género al de las historias postapocalípticas (vemos mucha influencia de, cómo no, Mad Max) y tomando un tono iconoclasta, la serie nos atrapa con su humor y acción, pero nos cautiva con su introspección y emotividad. Lo absurdo y cómico de muchas situaciones hacen que nos encariñemos con el pobre Hum, un cínico con el corazón de un romántico, que a lo largo de la serie se irá convirtiendo, de la forma más lógica y natural, en lo que más odia: un héroe.

En este viaje metafórico y literal hay fantásticos personajes secundarios, giros de guion, discusiones políticas y cliffhangers adictivos. Y los mejores diálogos y personajes cínicos que Spurrier ha escrito hasta la fecha. Todo ilustrado magníficamente por Bergara, un fuera de serie, cuya visión del género de la fantasía es un auténtico soplo de aire fresco. No creo exagerar al decir que de todas las series de fantasía publicadas en el mercado indie este año, ésta es sin duda las más interesante a nivel visual. Sólo por eso ya debería estar en la pila de lecturas de cualquier lector con buen gusto.

Las historias de casa de encantadas siempre han tenido un especial atractivo para los aficionados al género de terror. Pero ciertamente, resulta difícil aportar a día de hoy algo novedoso a este tipo de propuestas. Y eso puede ser más cierto cuando hablamos del medio audiovisual, más propenso a reproducir en la pequeña y gran pantalla clichés y tópicos en cadena que han perdurado a lo largo de las décadas, pero no tanto en el cómic que por sus propias características y por particularidades narrativas siempre obliga a sus autores a reinventarse y buscar nuevas maneras de aterrorizar (o al menos impactar) a los lectores.

En este punto entra Odio este sitio, la maravillosa serie del guionista Kyle Starks y el dibujante Artyom Topilin. Una obra que rebosa una inquietante organicidad y un ánimo contestatario delicioso que fluye a través de un apartado gráfico con apuntes algo delirantes. Estamos ante un título ligero y tremendamente divertido en su planteamiento, pero con un trasfondo y unos personajes que captan nuestra atención desde el primer minuto de metraje. Y decimos metraje porque Odio este sitio es una auténtica fiesta, un espectáculo al que su equipo creativo imprime un ritmo realmente trepidante… ¡con el aroma de la mejor serie B!

Pero Odio ese sitio también es de un cómic con mucha textura, la que le otorga la hibridación entre el trazo de Topilin y el sobrenatural color de Lee Loughride. Esta historia una vez empezada no deja que la abandones, algo similar a lo que hace esa granja perdida en mitad de ninguna parte con Truddy y Gabby. Unas protagonistas realmente cañeras que no están dispuestas a dejarse asustar por ningún fantasma, alienígena o criatura de ningún tipo o condición.

En definitiva, en Odio este sitio encontrarás ese cruce entre Asalto a la comisaría del distrito 13, Señales y Posesión Infernal que no sabías que necesitabas leer.

Temas relevantes, personajes carismáticos, un dibujo genial, mucha personalidad… Cosmoknights es una divertidísima aventura espacial. Ambientada unos 150 años en el futuro, la humanidad ha dominado los viajes espaciales y poblado multitud de planetas en los que expandirse; pero no todo son avances en esta nueva sociedad. La expansión planetaria viene acompañada de la vuelta de la nobleza y de una sociedad dividida en estratos, con familias que reclaman vidas cómodas y lujosas como su derecho legítimo.

Mientras tanto, en uno de los planetas que sirve como nuevo hogar para la humanidad, Pan y Tara disfrutan de su tiempo juntas como lo haría cualquier adolescente. Salen de fiesta, comen patatas, dan paseos a la luz de las dos lunas… El problema es que Tara no es cualquier adolescente. Es una princesa. Y el tiempo hasta la justa por su mano se está agotando. En una semana, su vida tal y como la conoce llegará a su fin.

Pero Tara no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados mientras la deshumanizan por culpa de un estúpido torneo. No tiene recursos, no tiene experiencia, no tiene un plan; pero tiene a Pan a su lado, y juntas emprenderán un viaje épico a lo largo del cosmos en busca de la libertad.

Cosmoknights ofrece una lectura de ritmo prácticamente perfecto, con una mezcla ideal de escenas de acción y diálogos interesantes pero amenos. Esto, junto a unos personajes muy carismáticos que generan una enorme empatía, da como resultado una historia que invita a seguir pasando páginas desde el primer momento, ya sea por interés o por resultar tan puramente entretenida. El tono aventuresco se combina con temas y personajes de sumo interés. Si a esto se le añaden un universo construido con mimo y un apartado gráfico genial, el resultado es una obra tremendamente divertida desde el principio y rebosante de personalidad, de esas que cuesta dejar de leer… y con justas espaciales para acabar con el patriarcado.

Y para cerrar el top tenemos una de las sorpresas de la temporada. Si bien su guionista, Matthew Rosemberg, no ha conseguido destacar por su trabajo en las dos grandes, aunque alguna joyita dejó, y su dibujante Tyler Boss aún no es demasiado conocido en el medio, ambos realizaron hace unos años una miniserie maravillosa titulada 4 kids walk into a bank, por lo que su nuevo trabajo, como mínimo, merecía nuestra atención. Y menos mal que ha sido así, ¿Qué lugar está más lejos de aquí? no debería correr el riesgo de pasar desapercibido en las estanterías de la librería, pues estamos ante una serie misteriosa, emocionante y con mucho corazón, que nos mantiene pegados a las páginas desde el minuto uno.

Los autores nos presentan un grupo de jóvenes que se refugian en una tienda de discos donde han creado su micro-sociedad. Cada vez que llega alguien debe escoger un disco que le representa y así pasará a formar parte de La Academia, que es como se denominan. Pero no están solos, hay otros grupos de jóvenes, cada uno con su territorio y sus reglas, así como unas normas comunes puestas para evitar guerras. Lo cual no quiere decir que sean reglas justas ni agradables.

Pero aún hay más. Están Los Extraños, unos seres que les traen nuevos jóvenes, así como hacen desaparecer a los adultos, que parecen vigilarlos ¿o quizás mantenerlos ahí? Mientras tanto muchos se empiezan a preguntar si hay algo más que esos territorios que conocen. Un misterio que promete mucho.