Torpedo 1936 Integral

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Edición original / España: Torpedo 1936 Integral, Octubre 2014, Evolution Comics, Panini Comics. Contiene material publicado originalmente entre 1981 y 2000 por Toutain Editor y Glénat España.
Guión: Enrique Sánchez Abulí.
Dibujo y tinta: Jordi Bernet, Alex Toth.
Formato: 720 páginas en B/N editadas en cartoné.
Precio: 60 €.

 

Pocas veces tiene un reseñista la oportunidad de hablar sobre algo único. A pesar de que términos como “obra maestra” se utilicen con demasiada asiduidad, uno no encuentra la ocasión para reseñar tebeos que estén a la altura de semejante apelativo, porque si no, saldría un porcentaje demasiado alto de obras maestras al año. Y eso es improbable, máxime cuando atendemos a la descripción de obra maestra que dicta la lógica. Esto es, la constatación de que semejante producto es capaz de revolucionar su entorno y crear un paradigma que será imitado por autores siguientes. Torpedo 1936 no sé si supone una obra imitada por otros. Mucho me temo que no. Pero sí es cierto que entra dentro de esa acepción que indica que una obra maestra es aquella en la que un autor (o autores) llegan al pico de su capacidad como artistas, dando lo mejor de sí mismos. Con las aventuras del canalla Luca Torelli –canalla de verdad, no como a estos falsos rockeros a los que se les ha regalado el apelativo-, Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet alcanzan unas cotas en la calidad de sus creaciones que superó su trabajo anterior. Jamás ha lucido tan bien el arte del dibujante de Kraken, como nunca han estado tan acertados los diálogos del guionista de Kafré.

Panini tiene el tino de presentar en un voluminoso, caro y pesado volumen todo el material protagonizado por Luca Torelli, desde las primeras páginas dibujadas por el maestro Alex Toth hasta la última aventura publicada en 2000. Torpedo 1936 narra las vicisitudes de un buscavidas de origen italiano, un matón y asesino a sueldo, en la Norteamérica de los violentos años treinta. Todos los clichés del noir en su versión hard boiled son retratados con descaro, pero con suma destreza. Los bajos fondos, las guerras de gansters, la corrupción del sistema político y de la policía, las femmes fatale, los robos, secuestros, asesinatos y los tiros, las Thompson llenando la noche de terror y el alcohol fluyendo por cuerpos desesperados. Entonces, ¿qué tiene de particular la vida de Luca Torelli? Básicamente, su visceralidad, su cercanía. Este es un tebeo donde, y a riesgo de sonar cursi, me atrevo a defender, que sucede una alquimia reservada a los pilares de la cultura, en cualquiera de sus formas. Esto es, la magia de la intimidad, el zarpazo de la verosimilitud. Torpedo no pretende ser realista, pero en nuestras carnes, su lectura se hace real. Solo hay que zambullirse en sus páginas para ser, de manera tajante, trasladado a un universo reconocible, palpable, que existe en su propia burbuja, y del que, con maestría, Abulí y Bernet te llevan de la mano. Esas viñetas cargadas de tinta negra, donde las ruedas chirrían en persecución y el trompetista lanza su solo en aquel bar lleno de humo, se antojan tan reales como la pantalla donde estás leyendo esto. ¿Cómo se consigue el milagro? Ojalá existiera una fórmula matemática para desarrollar el talento. Si bien esta no existe, sí podemos echar una ojeada al tebeo para desgranar lo que funciona.

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De entrada, la calidad de los guiones de Abulí radica en varios factores. El primero, lo certero de sus diálogos. El guionista demuestra una impecable capacidad para jugar con los arquetipos del género, ya sean estos el matón iletrado de pocas palabras, el ayudante dicharachero, el político engolado y corrupto, la bella damisela que esconde puñales en su lengua y un largo etcétera, de modo que cada carácter venga cincelado no solo a través de sus acciones, sino de sus palabras. Mientras Torpedo demuestra su analfabetismo, dispara no obstante juegos de palabras que constatan que hay un cerebro detrás de esas facciones duras. Mientras Rascal, su ayudante, trata de corregir la gramática de su jefe, cada requiebro denota la cobardía de un personaje que no podría sobrevivir sin ser rémora de alguien más fuerte que él. Abulí confecciona sus personajes como víctimas de su entorno. Y como tales, su vocabulario, su manera de vestir y sus modales aparecen como subrayado de que la educación y el origen condiciona y define al ser humano. Aún así, con cierto orgullo obrero, Abulí demuestra que la inteligencia no está condicionada por la clase social y aprovecha, siempre que la trama se lo permite, para hacer denuncia de la impunidad del sistema político o de la inutilidad del cuerpo de policía. El guionista sabe además que se mueve en aguas de dudosa moral, pero, a pesar de que el héroe es un asesino, a sueldo para mayor descaro, procura no justificar sus acciones, mucho menos juzgarlo. Su vida es miserable. Sus actos, crueles y reprochables, pero la vida es una constante lucha entre el azar –cruel e injusto- y la autodeterminación de cada uno. De modo que lo que sí defiende es que cada uno se salga con la suya en la medida de cuánto ha luchado por ello o como resultado de una perspicacia mayor que la de sus contrincantes. No obstante, como el tipo listo que es, Abulí no duda en llenar sus relatos de giros irónicos, que llevan la balanza de un lado a otro de la moralidad, tal y como sucede en la vida real, donde, recordemos, ganan siempre los malos. Si no, mirad las noticias, leed los periódicos, y preguntaros, donde van a estar Blesa, Rajoy o la Infanta dentro de unos años y donde vais a estar vosotros. Ellos, tenedlo por seguro, tendrán la barriga llena de buen alimento, buen techo y la cabeza tranquila. Incluso más de uno recibirá loas en su muerte. Tú, en cambio, a pesar de la nobleza de tus actos, a pesar de la buena educación que supongo te habrán dado tus padres, es probable que no llegues a ver ni una miserable pensión. Este pesimismo, o realismo como dirían otros, rezuma cada página de cada historia de Torpedo. Pero Abulí, que no parece un cenizo, aplaude las cosas simples de la vida, aquellas que sirven como bálsamo, refugio y motor para continuar. Así, Torelli disfrutará de algunos buenos polvos, llenará su gaznate de los mejores espirituosos y dispondrá de algún banquete, que, intuimos, le dará la suficiente energía como para aguantar el siguiente embate. ¿Esto que consigue? Acercarlo al lector, claro. Estoy seguro de que tratarás de llenar tu vida de consignas solemnes y profundas dignas de Coelho, para darle sentido a tu vida y olvidar las miserias que te rodean, pero, créeme que, lo que al final recordarás cuando tengas un pie en la tumba serán las risas de tus amigos y los mejores polvos que hayas logrado echar.

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Torpedo, es, por tanto, una fuerza de la naturaleza, un ejemplo de lo visceral, engalanado por la pobreza y envuelto para regalo por una vida dura, siempre al límite de la civilización y con un ojo en lograr medrar, sobrevivir, en una jungla salvaje, la de asfalto, como metáfora clara de la supervivencia del más apto. Para esto, el noir es perfecto continente, de modo que Abulí juega con consignas del género, desde las pensadas por Thompson o Hammett, pasando por Peckinpah o Milius. Y esto es más de lo que el lector medio espera de lo que a priori parecía un mero homenaje al género policíaco después de la Gran Depresión.

Todo lo anterior no funcionaría si la pareja de baile fuera coja. Abulí aprovecha las virtudes de su compañero de batallas y lo fuerza a sacar lo mejor de él. Y vaya si lo consigue. Imagino –espero- que el lector medio haya leído Clara de Noche, Custer, Andrax o alguna otra de las obras del Bernet. Si no, corre a tu librería, hay saldos a patadas como para hacerte con una buena biblioteca del catalán. Bernet es nuestro Velázquez del tebeo. Un genio, dicho con todas las letras, una artista fundamental, una figura y un figura. Un tipo de talento descomunal cuyas páginas hacen temblar las piernas de los más grandes dibujantes norteamericanos. Si Abulí es el gran director de orquesta, el que marca el ritmo y permite que la melodía vaya por donde tiene que ir, Bernet es el solista que arranca la lágrima con sus solos. Vale, diréis, ya está otra vez el canario pesado éste exagerando y babeando por sus ídolos. Puede ser. Soy pesado e irreflexivo cuando algo me gusta, como todos, pero la calidad de las páginas de Bernet chilla su propia evidencia. Y en Torpedo, Bernet no sólo está notable, como suele pasar, sino que resulta soberbio. Las desventuras de Torelli son la cumbre de su arte. No recuerdo una obra en la que sus tintas luzcan mejor, ni donde la secuenciación en viñetas esté más lograda. Pero donde destaca el trazo del dibujante, tal y como pide el guión, es en la caracterización de personajes. Cada rostro, cada gesto, cada movimiento, está cargado de la necesaria personalidad como para conseguir que un monigote a lápiz cobre vida ante nuestros ojos. Los personajes respiran, sufren, ríen y aman tanto o más que tu vecino. Y sus vidas son más interesantes, no cabe duda. Y si los personajes viven gracias a Bernet, el entorno los envuelve con total expresividad y gusto por el detalle. Tal es la minuciosidad de ciertas viñetas, que éstas parecen estampas del Nueva York de 1936. Las calles rezuman vida, los bares huelen mal, los coches traquetean por las carreteras y no hace falta sino el trazo de Bernet para que podamos ver, oír e incluso oler todo lo anteriormente citado. De modo que el dibujante logra lo que deberían todos los que empuñan el lápiz: trasladarnos a la realidad que nos sugieren.

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Entonces, ahora sí, si el guión sorprende por su capacidad para crear personajes y situaciones y el dibujo mejora lo anterior, podemos afirmar que estamos ante una obra maestra, seguro, donde la capacidad de sus autores, de los mejores profesionales del país, es llevada a un extremo casi imposible de repetir.

Y esto lleva a pensar, como reflexión final, que Torpedo es nuestro Corto Maltés, nuestro Astérix, nuestro Tintín. Así debería ser recordado y venerado por lectores de aquí y allí. Y como tal, debiera ser publicado, una y otra vez, hasta que al lector español, ese tan preparado para vanagloriar todo lo que viene de fuera, sea capaz de aplaudir uno de los pilares del tebeo patrio, una joya que por sí misma justifica la existencia del tebeo nacional. Y si en Bruselas hay murales pintados dedicados a la obra de Franquin, aquí aprovecho para vocear: ¡alcaldes, concejales de cultura y demás chupópteros de esta tierra torpe e iletrada, el hijo predilecto de Abulí y Bernet bien se merece un tributo! ¿Una estatua, quizás?

  Edición original / España: Torpedo 1936 Integral, Octubre 2014, Evolution Comics, Panini Comics. Contiene material publicado originalmente entre 1981 y 2000 por Toutain Editor y Glénat España. Guión: Enrique Sánchez Abulí. Dibujo y tinta: Jordi Bernet, Alex Toth. Formato: 720 páginas en B/N editadas en cartoné. Precio: 60 €.…

Review Overview

Guión - 10
Apartado Gráfico - 10
Interés - 10

10

Torpedo 1936 es una de las obras maestras del tebeo nacional y como tal, debería encontrar un lugar en tu estantería.

Vosotros puntuáis: 7.8 ( 34 votos)
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fiti23
fiti23
Lector
29 octubre, 2014 8:34

Me está empezando a interesar por todos los elogios que escucho de él,pero es bueno para uno que como yo no lo conoció en su momento??

KimotatomiK
KimotatomiK
Lector
29 octubre, 2014 10:35

Si es muy bueno, aunque no te recomendaría esta edicion, es demasiado grande y pesada. Aun se pueden encontrar a buen precio los tomos de Glenat.

Jose Angel Ares
Jose Angel Ares
Lector
29 octubre, 2014 11:12

Imprescindible sí o sí.

marcus
marcus
Lector
29 octubre, 2014 14:22

Pues es normal, si el reseñista considera que está hablando de una Obra Maestra las valoraciones llegarán hasta el 10 o estarán muy cerca, yo creo que no sobran.
Una de las mejores reseñas que he leído en tiempo aquí porqué también nos desnuda un poco a todos, creo.
Quizás, como regalo de cumpleaños, quizás como autoregalo de Navidad, quizás… Puede que el precio sea ajustado, no lo sé, pero sigue siendo mucho para mi y me haría renunciar a otros 3 o 4 buenos cómics.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
29 octubre, 2014 14:41

Aunque me gustaría mucho leermelo he de decir que tiene dos handicaps enormes: el precio y el formato. Sobretodo, si como decís por ahí todavía circulan anteriores ediciones más manejables.

Enrique Doblas
Autor
29 octubre, 2014 14:57

Raúl… menuda entrada, genial!
Ahora, gente, ayudadme.
Yo tengo una edición en grapa que creo sacó Glenat hace mucho tiempo. Si la tuviera completa, tengo que comprobarlo en mi tierra natal, me faltaría algo del integral? alguién lo sabe?
Muchas gracias

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
30 octubre, 2014 0:59

Yo soy de los que consideran Torpedo 1936 una joya. Para mí, es un imprescindible. La única pega que le pongo a la edición de Panini es la misma que le ponía antes de comprar el tocho: es demasiado voluminoso. Debería haber salido en, al menos, un par de volúmenes..

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
30 octubre, 2014 4:47

Pues yo estoy estos días liado con el integral. Un lujazo, oygan.
Para uno que no consiguió nunca tener todos los albumes de Torpedo
por una u otra razón, lo dicho, un lujo. Los 60$ también, claro, pa que nos vamos a engañar.
Siendo sincero, eso si, debo darle la razón a Mr.Retran cuando comenta lo de los dos tomos.
Cierto es, si. Aunque algo más caro nos hubiera salido, supongo. 40 x tomo?
Por lo demás, estupenda reseña, Mr.Silvestre. Ya está en mis favoritos.
Me ha gustado mucho cuando compara a Torpedo con Corto, Asterix y Tintín.
Que gran verdad! Torpedo es una Obra Maestra con Mayúsculas, que debería ser lectura obligada
por cualquier medio de enseñanza, como bien dice usted, en esta tierra torpe e iletrada,
exactamente igual que El Quijote.
Joer! Ya parecemos aquí Don Arturo PR 😉

Ah, una cosita más…
«no como a estos falsos rockeros a los que se les ha regalado el apelativo»

Eso no nos lo dice usted en la calle, jeta a jeta, a mis amigos y a mi…
http://simpsons.skewsme.com/img/rolling_stones_simpsons_1.jpg

Rockeros Saludos

manolin
manolin
Lector
30 octubre, 2014 8:44

¡¡Coño Baldrocker!! ¡¡¡que guapa esa foto tuya con los Hermanos Calatrava!! Yo una vez me hice una con los Morancos, que me los cruzé por la calle , pero no es lo mismo, je,je,je,…

frankbanner49
frankbanner49
Lector
30 octubre, 2014 10:48

(error.your comment is too short,blablablabla…)

+1 🙂

Mimico
Lector
30 octubre, 2014 12:12

Buf! Con esta valoración en la reseña y los comentarios de la gente me están haciendo considerar su compra. A mí la verdad es que no me desagrada el formato integral, ya me conocen. Lo que sí me echa para atrás son los 60€…
En fin, lo pondré en la lista de posibles adquisiciones.

manolin
manolin
Lector
30 octubre, 2014 12:56

Raul Silvestre: ¿Torpedo Canalla?? ¡¡¡canalla era el Makinavaja!!! ¡¡je,je,je!!!

Y oye tienes razón en lo de los grupos que nombras, lo de Café Quijano era directamente de risa, disfrazados como si estuvieran en la Cuba Colonial o no sé-que-coño y con canciones que pretendian ser canallesco-bohemias y en realidad eran de un machismo rancio que tiraban para atrás como la de la Lola.

Omar Little
Omar Little
Lector
30 octubre, 2014 14:25

Si lo de Pereza era «rock canalla», escuchar media cancion de la primera epoca de The Dwarves (por poner un grupo al azar) acarrearia ir directo al infierno sin posibilidad de redencion

Jade81
Jade81
Lector
8 mayo, 2015 13:03

Mi primer contacto con Torpedo fue alla por los años 80, cuando leia el Cimoc, Creepy…
Siempre he sentido un cariño especial a este personaje y hace unos años los compañeros del trabajo me regalaron una edición completa de 5 tomos en tapa dura que es la joya de mi corona. 🙂 Absolutamente recomendable para los amantes de comic.