Torso. El descuartizador de Cleveland

 

Guión: Brian Michael Bendis y Marc Andreyko
Dibujo: Brian Michael Bendis
Edición España: Planeta DeAgostini (2003)
Contiene: Torso Nº 1-6 USA (Image Comics, 2000)
Formato: Tomo rústica de 280 páginas
Precio: 12,00€
Valoración:

 

El primer crimen suele ser, por razones obvias, la obra más importante a la que cualquier criminal, autor o guionista debe hacer frente en su carrera. No existe el asesinato perfecto, por lo tanto, tampoco la obra infalible, pero eso suele ser lo maravilloso de la literatura (gráfica en este caso). Porque el retrato puede ser descuidado e irregular en su narración y en los recovecos de su relato pero las manchas del homicidio pueden clavarse en nuestra mente con brutalidad, saña y alevosía, violentando la convencionalidad de nuestra imaginación. En los años noventa, parece que fue hace ya un siglo, el grupo de matarifes estadounidenses formado por el guionista Brian Michael Bendis y su cómplice Marc Andreyko, publicarían para Image Comics una serie limitada llamada Torso. Por entonces, Brian Michael Bendis no era ya aprendiz, era un delincuente reincidente, un autor que había comenzado desde los bajos fondos, como ilustrador y caricaturista, para descubrir que ese era un trabajo en el que no se sentía cómodo, pasando pronto al otro lado, instigando, confabulando e ideando sus propios crímenes y perversiones. Para entonces nuestro protagonista ya se había adentrado decididamente en terrenos peliagudamente oscuros, concibiendo para editoriales como Caliber Press e Image Comics relatos caracterizados por su apego al género negro, con sus fríos y parlanchines detectives y policías, sus espías adustos y meticulosos, sus modernas femmes fatales, capaces de defender ellas mismas su honor, y sus delicuentes comunes y asesinos megalómanos.

El adelante estas características serían visibles en trabajos como Goldfish, Fire, Jinx o la mencionada Torso. Esta última sería el particular canto de cisne de esta etapa de la carrera del popular guionista, una auténtica demostración de fuerza y una disección narrativa con la que conseguiría en 1999 que su excelencia fuese reconocida por el gremio con un premio Eisner y sendas nominaciones a los premios Eagle y al prestigioso International Horror Guild como Mejor Relato Gráfico. La historia de Torso se sitúa en los convulsos años treinta del pasado siglo, tomando como base de su trama los truculentos crímenes del conocido como Asesino de los torsos de Cleveland o el Carnicero loco de Kingsbury Run. El despiadado responsable no identificado de una docena de asesinatos extremadamente violentos llevados a cabo entre 1934 y 1938 y focalizados en el estado de Ohio, crímenes que impactaron a la opinión pública por su crueldad, los cadáveres hallados habían sido macabramente mutilados, diseccionados y decapitados. Este caso sería investigado por el entonces Director de Seguridad Pública de Cleveland, el popular agente del tesoro estadounidense Eliot Ness, personaje mitificado a posteriori por las series de televisión y películas en las que se narraban sus aventuras, como sería el caso del serial emitido entre los años cincuenta y sesenta protagonizado por Robert Stack y Los Intocables, el clásico del cineasta Brian de Palma.

Este monstruo sin nombre del que nos hablan Brian Michael Bendis y Marc Andreyko en su cómic suele ser considerado el primer asesino en serie estadounidense de la historia del país, aún cuando podemos encontrar destacados precedentes en siglos anteriores, como el del llamativo licenciado en medicina, estafador y timador Herman Webster Mudgget, el conocido como Dr. Holmes, propietario del horripilante Castillo Holmes, personaje del que ya hablamos en nuestro especial Serial killers, psycho killers y comic books. No obstante, la categoría de caso irresoluto del Descuartizador de Cleveland acabaría distinguiéndolo del habitual criminal, como ya había pasado en 1888 con el británico Jack el Destripador del cual Alan Moore y Eddie Campbell nos ofrecieron su personal interpretación en From Hell, obra maestra que plantea cierto paralelismo y correspondencia con el Torso de Brian Michael Bendis y Marc Andreyko. Para empezar, sus responsables juegan con las teorías existentes y conocidas respecto a la identidad de sus horribles protagonistas y nos ofrecen de paso un retablo de la época lleno de datos y personajes históricos e interpretaciones. Estos se entrelazan con el suspense y el misterio del relato y el componente humano de tan dramáticos acontecimientos que sus habilidosos guionistas reflejan mediante diversas y complementarias tramas secundarias en las que se aprecia la verdadera dimensión de sus respectivas propuestas.

En todo caso, las similitudes entre estas dos obras se acaban ahí mismo, en el From Hell de Alan Moore y Eddie Campbell tenemos una verdadera obra maestra, del género y del cómic, narrada de una forma realmente convencional pero también impecable, siendo el revulsivo el genio vertido en su discurso y planteamientos. En el otro lado, tenemos el Torso de Brian Michael Bendis y Marc Andreyko, un «cómic trampa» en el que ya encontramos el sello característico de su guionista, definido por su personal apología de la narrativa postmoderna, unos arquetípicos e intratables personajes y unos fluidos, ágiles y cotidianos diálogos. Es decir, Torso logra seducir al lector anteponiendo la forma al contenido y convirtiendo esta misma, valga la redundancia, en el nuevo contenido, en un vehículo que atrapa por las apariencias y marca su paso a ritmo de cadencia cinematográfica. De esta manera, Torso se convierte en un laboratorio de pruebas para el mad doctor estadounidense, y su voluntarioso ayudante, descuartizando y diseccionando las posibilidades propias del cómic con su afilada imaginación y sirviéndose de todos los recursos a su alcance -fotografías de archivo, recortes de periódicos, fondos degradados, etc- para perpetrar su crimen ante el conmocionado y desorientado espectador, presumiendo de una esquizofrénica narrativa en la que casi cada viñeta está pensada para ser única, sin complejos ni preocupaciones por el conjunto.

El despliegue de medios puesto en liza en Torso por Brian Michael Bendis y Marc Andreyko resulta apabullante y absorbente, la forma de contarnos su relato obliga necesariamente a reinterpretar la obra desde su punto de vista, exigiendo en algunos pasajes al lector un esfuerzo casi físico y no tanto intelectual. La historia muta constantemente, un aliciente que hace por sí mismo obligada esta lectura, pero su tono y predisposición experimental nos dejan también, en ocasiones, momentos caóticos, difíciles de seguir e incluso harto confusos que se acaban perdiendo en el blanco y negro del dibujo. Esta descontrolada manera de enfocar la historia deja patente la sombra de Frank Miller en los primeros pasos de Brian Michael Bendis en el mundo del cómic, origen prematuro de su particular storytelling y las maneras que le han llevado a convertirse en uno de los guionistas más importantes de principios del siglo XXI. Por otro lado, Torso, como comentábamos a tenor de su comparación con el From Hell de Alan Moore y Eddie Campbell, también pone sobre la mesa un destacado trabajo de investigación; el autor de Sam & Twitch, Alias, Powers o Daredevil, realiza aquí un concienzudo trabajo de documentación llamando a todas las puertas y sirviéndose de las fuentes como materia prima. Este sería un bagaje que Brian Michael Bendis se llevaría consigo a otras latitudes, diviendo para siempre al público entre los detractores de su estilo y los incondionales de su trabajo.

Por su parte, la historia en sí misma, pese a la preponderancia de la forma sobre todo lo demás, tiene sus propios alicientes, como buen relato de género negro presenta personajes bien caracterizados y partícipes de su reconversión en una historieta alternativa y deudora del film noir. El dibujo envilecido por las sombras nos remite a clásicos cinematográficos como El Halcón Maltés de John Huston, Perdición de Billy Wilder o Los sobornados de Fritz Lang, trasladando a la obra todos los clichés y la imaginería de este tipo de relatos. En el certero guión de Brian Michael Bendis y Marc Andreyko nos topamos con las pesquisas de los detectives Myrlo y Simon en su búsqueda del criminal culpable de sembrar el terror en Cleveland, pero ni estos, ni el despiadado asesino, son las verdaderas estrellas del escenario, un papel que queda reservado al expeditivo Eliot Ness y su pretendida tragedia personal. La frustración por su incapacidad por resolver el caso y su previsible caída en desgracia mueven la historia hacía adelante, mientras en el trasfondo queda la recreación de una época en la que el trabajo policial no contaba con los mismos recursos y prácticas de hoy en día, planteándonos un mundo que se nos puede antojar lejano en algunas cuestiones, en el mismo y diametralmente opuesto sentido que se nos hace desagradablemente cercano en otras, como puede ser la morbosa y tendenciosa labor de los medios de comunicación y la veleidad de la opinión pública. Posiblemente en Torso, Brian Michael Bendis y Marc Andreyko no consigue legarnos una obra maestra debido a su irregularidad, pero la llegan a bordean y cercar peligrosamente

Reseña de Sam & Twitch de Brian Michael Bendis y Alex Maleev
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