Trece colecciones All-New Marvel Now! que deberían vender más

A su favor hay que decir que tras la dubitativa introducción, la magia del guionista de Avengers: Earht’s Mightiest Heroes comienza a surtir efecto con una divertida interacción entre personajes plagada de referencias a las series juveniles de los noventa y la continuidad más oscura del universo Marvel (desde La Guerra de la Evolución hasta Hijos de Medianoche).

Con Justicia y Speedball como eje y espíritu del grupo, la serie no inventa nada dentro de las dinámicas de grupo, pero sabe tirar de los clásicos con desparpajo a base de hacer a Araña Escarlata más Lobezno que Lobezno, las intrigas de Namorita o la hilaridad de una Aracely enamorada del dicharachero Robbie Baldwin por ser “Tan oscuro e intenso”. Diversión superheroica sin pretensiones para los fans del grupo original, aquellos que echen de menos colecciones como Young Justice o los Teen Titans, o los que gusten del lado más desmadrado del universo Marvel entre animales parlantes, demonios milenarios y caballeros espaciales.

Cualquier excusa es buena para relatar batallitas en forma de flashbacks o sobreexposición de referencias a la continuidad por mucho que pueda perjudicar a la narración o el desarrollo de la historia. Si se nos ocurre una idea tan bruta como que los Invasores participaron en el lanzamiento de la bomba atómica de Japón, será más importante la retrocontinuidad en si que las implicaciones morales que pueda tener.

Todavía fuera de peligro en su quinto número a pesar de que la temida frontera cada vez está más cerca, una serie para aquellos que estén dispuestos a perdonar las caracterizaciones toscas por la recuperación de elementos clásicos, si hay un mínimo sabor a la Guerra Kree-Skrull o los Vengadores de Busiek.

Pudiendo describirse como el Arrested Development de los superespías psicotrópicos, las ventas todavía no acaban de decidirse con su destino. Y aunque en su tercera entrega se frenó la masiva caída entre el primer y segundo número, la zona de peligro está demasiado cerca como para mostrarse tranquilo con el destino de tan vertiginosa serie.

Ofreciendo dosis de diversión, acción y aventuras condensadas en 20 páginas, ideal para los que hayan disfrutado de Ojo de Halcón, los Enemigos Superiores de Spider-Man o tenga curiosidad por descubrir como sería Misión Imposible guionizada por Scott Pilgrim.

O al menos, solo así podría describirse a una serie que incorpora a personajes como Azote o el Elfo con Pistola en el universo Ultimate, entre tráfico de estupefacientes, cuerpos putrefactos y guerras de bandas con las Sociedad Serpiente convertidos en el sueño húmedo de una distopia mood. La temperatura sube en las calles de Nueva York, mientras Fiffe presta especial atención a la interacción entre sus superheroinas (con Spider-Woman y Bomba a la cabeza) y la combinación entre el trazo mitad Joshua Middleton mitad Igor Kordey de Pinna y los colores de neón de Nolan Woodward aportan un resultado todavía más extraño.

Principalmente para los lectores de Ultimate Spider-Man que deseen disfrutar de más aventuras del grupo reclutado en su enfrentamiento contra Roxxon, sean unos nostálgicos empedernidos de los ochenta o quieran echar un vistazo a las maneras narrativas de Fiffe.

Con un marcado carácter aventurero, en el que predominan los viajes por todo el mundo en un entorno plagado de conspiraciones, secretos y medias verdades… David continúa haciendo su magia sacando petróleo del bagaje de su nueva colección de personajes secundarios, mientras DiGiandomenico se convierte en su mejor aliado a la hora de crear un entorno que destila vida y dar a la cabecera uno de los mejores acabados gráficos que haya tenido en toda su historia. Y si bien lo visto hasta ahora supera en solidez a lo que nos ofreciera David durante su primer año al frente de la agencia de Detectives X-Factor, las comparaciones probablemente le hagan un flaco favor ante la falta de la chispa que añadían Madrox y Layla.

Para Davidófilos de mente abierta, fans de X-Factor que echen en falta una colección con clase y desarrollo de personajes entre los títulos actuales de la Patrulla-X, cualquiera que tenga un mínimo de cariño por cualquiera de los personajes implicados o los que quieran descubrir por DiGiandomenico es un portento de dibujante en general.

Sin embargo, las ventas tampoco son demasiado espectaculares a pesar de haberse establecido con cierta calma entre las 25.000 unidades. ¿Son suficientes para una serie que cuenta con el favor generalizado de la crítica desde que comenzó a publicarse? ¿Qué ocurrirá si el cambio de dibujante por Ron Wimberly pasa factura? ¿Nos adentraremos en la zona de peligro? ¿Qué hace falta para que una superheroína venda por encima de las 28.000 unidades?

De momento las aventuras de la superheroína de color esmeralda parecen resistir con leves descensos como lo hiciera el X-Factor de Peter David en su día. Solo esperemos que esta situación se mantenga o -en todo caso- vaya en aumento, y podamos disfrutar de Jennifer para rato.

Y aunque la serie congenia la frescura jovial de las películas de los Vengadores con el brío creativo de Journe Into Mystery entre mentiras, engaños y complot que nos llevan desde los salones de Asgard hasta las más pintorescas localizaciones de La Tierra y los Nueve Reinos, las ventas de la serie se han establecido en la parte modesta de la tabla, aferrándose a las 27-26.000 unidades en sus cuatro últimos números.

Con el cruce con Thor en pleno Original Sin a la vuelta de la esquina, quizás sea la oportunidad para que la serie remonte en ventas y los lectores se den cuentan de lo que se están perdiendo. Mientras cabe preguntarse como es posible que una serie con tanto ritmo, vueltas de tuerca e imaginación como esta no tenga mejor posición en la lista de ventas.

Naves espaciales, invitados especiales, pueblos alienígenas, concilios espaciales y las contradicciones mismas de ejercer como superhéroina son las claves de una colección que en sus cuatro números publicados hasta la fecha se ha establecido en las 26.000 unidades. Teniendo en cuenta que en el volumen anterior vendía mil unidades más cuando se encontraba en la misma numeración, todavía está por ver si la nueva serie de Carol Danvers conseguirá mantener el interés entre sus lectores o pronto se verá enfrascada en artimañas editoriales para prolongar la vida de sus aventuras en solitario.

De momento, el caza-bombardero de los Vengadores tiene confirmado hasta el número siete, y con su presencia en los Guardianes de la Galaxia es muy probable que no tarde en llegar algún revulsivo. Especialmente recomendado para todas las Carol Corps del mundo, fans de la Capitana Marvel y de la space opera en su sentido más clásico.

Pero de lo que no hay duda es de que la aportación de Noto a los lápices eleva la colección a otro nivel, dotando a las aventuras de la espía rusa de una elegancia y belleza difíciles de resistir. En lo que respecta a las ventas, la colección de Natasha ha aminorado el descenso entre las 27-26.000 unidades, superando en 10.000 al volumen anterior de Marjorie Liu, Duane Swierczynski y Daniel Acuña. A punto de superar a esta última también en longevidad, Edmondson ya puede presumir de de haber firmado la cabecera más exitosa independientemente de lo que dure a partir de ahora y de que a algunos no nos termine de convencer.

Recomendable para aquellos que crean que se puede ser superheroína a la par que espía, y que quieran disfrutar viendo a la viuda repartiendo estopa de la buena entre la gente mala de red de espionaje internacional. O al menos, cuando no está acogiendo gatos o dando palizas a maltratadores. Más Alias (la de Jennifer Garner) que Nikita, la viuda ofrece acción sin descanso en dosis concentradas de 20 páginas, con conciencia social.

El incidente de Alejandría es el detonante de una despiadada guerra que va más allá de las luchas de ideales entre los clanes de la familia mutante o los prejuicios inter-especies. Un perversa vuelta de tuerca al espíritu del Gung-ho! y semper fidelis desde la amoralidad del monopolio de la industria armamentística actual, en la que brilla el desarrollo de personajes, referentes que van desde Strikeforce Morituri a El Señor de la Guerra y un endiablado ingenio en el que hasta la forma de hablar de los personajes o el diálogo más intrascendente puede regresar para saltarnos a la cara cuando menos lo esperamos.

Con la frialdad cibernértica de Rock-He Kim y espectacular Arte de Jorge Molina de su lado, X-Force de Spurrier es todo lo que a la etapa de Warren Ellis le gustaría haber sido. Un sueño húmedo de Rob Liefeld (spoilers) cargado con el cariño por los personajes de Christopher Yost, la contundencia desencadenada de Remender y algunas gotas de despiadada mala leche británica al más puro estilo Milligan. X-Force en estado puro para los que busquen acción estratosférica y adrenalina envenenada.

Sin embargo, las ventas no parecen haber sido tan entusiastas con el trabajo de del Mundo y Haden Hackman, y en su segundo número la serie de la letal asesina creada por Frank Miller ronda por unas no demasiado impresionantes 26.600 unidades. Si continuará en descenso u ocurrirá como con la serie de Ojo de Halcón de Fraction y Aja y el boca oreja le permitirá remontar en la tabla de ventas todavía esta por ver, pero desde luego la serie merece mucha más suerte de la que está teniendo hasta ahora.

A la búsqueda de una suerte de “Grendel” legendario en competición contra los más retorcidos antagonistas surgidos de la imaginación de Del Mundo, recomendable para cualquiera que le guste de verdad el cómic y tenga ojos en la cara.

Para los que ver a Frank Castle convertido en una suerte de “Charles Bronson” afable mientras los habitantes de Los Angeles hablan de la necesidad de un héroe como Punisher, el que venda 2.000 unidades más de lo que vendía la etapa de Rucka y Chechetto en la misma numeración probablemente ses más de lo que pueden soportar. Para los que tengan más manga ancha con las aproximaciones que se puedan dar a diferentes personajes y estuvieran hartos del Punisher sombrío, probablemente disfruten de acción y tiros a la mejor tradición de la vieja escuela. Para fanáticos del Call of Duty, la guerrilla urbana y el Punisher de Thomas Jane.

Y funciona entre otras cosas porque Smith sabe hacer reconocibles a su personaje y entorno. Pero sobre todo, por un Tradd Moore que se convierte en la estrella indiscutible de la función con su estilo amerimanga / grafitero. El guión ni siquiera se molesta en intentar restarle espacio en una serie de premisa sencilla y eminentemente gráfica, en la que el dibujante de El Extraño Talento de Luther Strode cuenta con vía libre para apretar el acelerador, como una suerte de Adam Pollina ciclado a golpe de óxido nitroso. Sintiéndose muy cómodo entre llamaradas, calaveras, montañas de psicotrópicos y cuerpos monstruosos, Moore se convierte en el amo y señor del asfalto ilustrando esta aventura al más puro estilo shonen, con protagonista de buenos adentros forzado a flirtear con fuerzas peligrosas y el Mr. Hyde más imponente visto en mucho tiempo como nuevo genio del crimen en la ciudad angelina. Festival de monstruos entre pintadas de barrio y asfalto quemado. Con 27.750 unidades vendidas en su tercera entrega, todavía se encuentra lejos de los temidos 20.000, pero aun es pronto para saber como evolucionará.