Ahora que esta próxima la publicación en Francia del tercer álbum de la serie
La verdad es que debe de resultar complicado intentar aportar algo nuevo en un género tan trillado como éste usando los ingredientes tradicionales; un protagonista duro y enigmático, un entorno criminal plagado de gánsters y mafiosos, mujeres hermosas y egoístas, policía corrupta y dinero sucio. Pero Nury lo consigue. Sus armas son el ritmo trepidante, los argumentos originales y una violencia subterránea que impregna toda la trama.
El primer álbum de la serie lleva por subtítulo Rio Bravo. En él asistimos a las penalidades que sufre un ladrón profesional (Tyler Cross) a la hora de realizar un “sencillo” encargo; ha de robarle 20 kilos de heroína, por encargo del capo Di Pietro, a un gánster llamado Tony Scarfo que curiosamente es su ahijado. Para ello Cross cuenta con su amante CJ y con un matón llamado Ike. Todo sale mal y Tyler Cross acaba solo, vagando por el desierto, a pie, con una bolsa llena de heroína valorada en medio millón de dólares pero con solo 21 dólares y 80 centavos en el bolsillo. Entonces llega a un pequeño pueblo minero cruelmente dominado por la familia Pragg y donde está a punto de celebrarse una boda…
El segundo álbum apareció con el subtítulo de Angola, una prisión estatal donde transcurre la mayoría de la historia. Tyler Cross acaba arrestado y condenado por la traición de sus cómplices. En la prisión planea su fuga, mientras rumia la venganza, pero para ello ha de llegar vivo al día siguiente…
La habilidad del guionista consiste en atraparnos con argumentos que nos resultan muy reconocibles y conseguir que parezcan novedosos. Desde la presentación del personaje principal y su “cliente”, que nos recuerda poderosamente a el inicio de la novela El sueño eterno de Raymond Chandler, hasta las peripecias de Cross en la cárcel que son ligeramente más duras que las del personaje encarnado por Paul Newman en la película La leyenda del indomable de Stuart Rosemberg, todo tiene un aroma a plato conocido pero cocinado de forma diferente.
El principal rasgo que define el estilo de Fabien Nury es su sequedad. El guionista resuelve planteamientos y confecciona tramas de manera directa, sin adornos, potenciando la acción frente a la reflexión que suele circunscribir a los breves comentarios de un narrador omnisciente. Por otra parte la violencia, siempre presente en el género negro, es reflejada en esta serie de una manera cruda, sin concesiones, de un modo que puede resultar incómoda para el lector pero que en ningún caso es gratuita ni es tratada de manera banal.
Otro aspecto en el que Nury pretende renovar las convenciones establecidas es la inclusión de personajes femeninos alejados del estereotipo de la serie negra. En un género donde predominan las obras llenas de masculinidad e incluso, en ocasiones, de misoginia la participación de personajes como CJ, Stella Bidwell y Delilah Frachette aportan un valor distinto y más atractivo a las arquetípicas acciones de mujeres fatales o novias eternas.
Pero a parte de la habilidad de Nury para renovar los viejos códigos de la serie negra, otro punto fuerte de Tyler Cross es el espléndido trabajo de Brüno como dibujante y de Laurence Croix como colorista.
Partiendo de un estilo muy contrastado que usa el blanco y negro puro sin tonos de grises, el artista de Inner City Blues compone su página de manera eficaz y atractiva. No utiliza una plantilla fija de distribución de viñetas porque la adapta a cada escena, pero utiliza de manera excelente el recurso de dividir la plancha en cuatro o cinco tiras de una sola viñeta que le permiten encuadrar como en una película realizada en formato cinemascope, este recurso lo usa a menudo en el primer álbum donde los espacios abiertos son habituales. Sus escenas nocturnas son espléndidas, de las mejores que he visto últimamente, y la descripción de los protagonistas es original puesto que combina expresionismo con caricatura lo que le da una personalidad específica a cada personaje.
Por otra parte, Laurence Croix se adapta perfectamente al estilo de dibujo de Brüno y con una paleta, generalmente monocroma, de colores planos imprime en las secuencias una atmósfera diferenciada, opresiva y atractiva que enriquece narrativamente el dibujo.
Otro atractivo visual de la serie es el marcado contraste que existe entre los espacios abiertos del primer tomo y los opresivos del segundo resuelto por ambos artistas de manera excelente. Brüno lo consigue usando el encuadre y la distribución de los elementos dentro de la viñeta, Croix con su paleta de colores, potenciando los contrastes violentos entre colores en algunos momentos o combinando colores similares en otras secuencias.
Fabien Nury es conocido por encargarse de las series W.E.S.T. – junto al también guionista Xavier Dorison – de Yo soy Legión y Érase una vez en Francia ya en solitario. Nacido en 1976, Nury destaca por su capacidad de utilizar el esquema tradicional de los diferentes géneros para aportarles una visión personal y renovadora. A parte de las citadas, de su producción destacan obras como: Muerte al Zar, Silas Corey o Las crónicas de Legión siempre acompañado de grandes artistas.
Por su parte Brüno – pseudónimo de Bruno Thielleux – nació en Alemania en 1975. Es conocido por la serie Inner City Blues con guion de Fatima Ammari-B de la que han publicado 3 tomos. Otros trabajos recomendables son Biotope y Commando Colonial junto al novelista Appollo, Atar Gull junto al guionista de Tyler Cross Fabien Nury o Junk con Nicolas Pothier. Actualmente también participa en la elaboración de una revista on-line de BD llamada Professeur Cyclope.
Los dos primeros tomos de Tyler Cross están plagados de referentes – conscientes o inconscientes – de obras clásicas del género negro tanto de películas, como de novelas e incluso de cómics. Los novelistas Dashiell Hammett y Raymond Chandler están presentes en planteamientos y escenas, pero también Jim Thompson y Richard Stark. En general, la serie nos lleva a referentes estéticos como los de Alack Sinner, Los escorpiones del desierto, Sin City o 100 balas.
Rio Bravo, el primer tomo, nos recuerda en algunos tramos a las innumerables versiones de novela La llave de cristal de Hammett, pero también a momentos de la película El último refugio de Raoul Walsh o Red Rock West y Kill me again, ambas de John Dahl.
La leyenda del indomable o Brubaker, dos películas de Stuart Rosemberg, son el principal antecedente que nos viene a la memoria cuando leemos el segundo tomo titulado Angola, pero en sus páginas también encontramos algo de la película Cadena Perpetua de Frank Darabont y si nos fijamos podremos descubrir un velado homenaje a la obra de Frank Miller y David Mazzucchelli titulada Daredevil: Born Again.
Un cóctel de referencias bien mezclado que acaba creando una serie refrescantemente distinta. Dura y a veces violenta.
La publicación de los dos tomos a cargo de la editorial Dibbuks es bantante correcta, cuenta además con númerosos extras en forma de textos del propio Nury y bocetos de Brüno. El único inconveniente que le puedo atribuir a la edición es el tamaño, algo pequeño, que hace añorar las medidas de un álbum europeo para apreciar mejor el trabajo de Brüno y Croix. El precio de cada álbum me parece razonable.
Tyler Cross es una serie respetuosa con la tradición de la serie negra, pero al mismo tiempo renovadora y refrescante. Cuenta con un estilo seco y duro, con un arte eficaz y atractivo y con una perfecta compenetración entre escritor y artistas lo que la convierte en una de las apuestas más seguras a la hora de escoger una obra de género negro sin equivocarse.
Esperamos que la inminente publicación del tercer tomo en Francia comporte la correspondiente edición por parte de Dibbuks en España. Aunque un integral con los tres tomos y a mayor tamaño tampoco estaría mal. Ahí queda la idea…
Salut!
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 9
8.7
Renovadora
Una serie de género negro original y atractiva
Tebeazos! Los tengo junto a los Parker de Cooke.