“Una marioneta es un espejo que refleja a los humanos. Su fuerza es una espada que atraviesa la voluntad. Su corazón alberga los espíritus del Bien y del Mal”
La figura de Stan Lee estará siempre asociada al cómic estadounidense del que por méritos propios forma parte de su historia. El legado que ha dejado a su paso es bien conocido en todo el mundo siendo una de las pocas superestrellas de la viñeta -y ligadas al cómic superheroico- que ha logrado convertirse en un verdadero icono de la cultura popular. El mejor producto de marketing concebido por Stan Lee fue él mismo, proyectando su magnética personalidad en toda empresa en la que se embarcó a lo largo de su dilatada y exitosa carrera. Lo hizo en su faceta como guionista, como editor, showman, productor, actor y especialista en cameos. Lo suyo era puro inconformismo y a lo largo de los años no dejó de probar cosas nuevas y apuntarse a los retos más diversos que le salían al paso. Por ello, aunque puede que a alguien le pille por sorpresa, no le resultará extraño tampoco descubrir que Stan Lee llegó a probar suerte en el mundo del manga. Y este hecho nos habla, tanto de esa necesidad de Stan Lee de probarse a sí mismo, como de su proyección y reconocimiento a nivel internacional.
En 2008, Stan Lee -a la nada desdeñable edad de 85 años- se convirtió oficialmente en mangaka, lo que le obligó a adaptarse a los enfoques y estilos propios del cómic japonés. Lo hizo con dos proyectos paralelos que recogían también su herencia en el cómic superheroico estadounidense: Heroman y Ultimo. La primera de ellas fue un acuerdo a tres bandas entre Marvel Comics, Square Enix y el estudio BONES en el que The Man también ejerció como productor a través de su compañía POW! Entertainment. Todo ello derivó en una obra escrita por Stan Lee y dibujada por Tamon Ohta que se serializó en la revista Monthly Shōnen Gangan entre 2009 y 2012 para recopilarse a posteriori en cinco volúmenes. El anime de BONES se estrenó en 2010 en TV Tokyo y se prolongó duramente veintiséis episodios (incluyendo algún cameo de su creador).
En la historia de Heroman se pueden adivinar influencias del trabajo del propio Lee en la Casa de las Ideas, algo seguramente buscado y pretendido. De esta manera, en este manga encontramos a Joey Jones, un joven estadounidense huérfano que vive con su abuela en Senta Shiti -localidad ficticia ubicada en Los Ángeles- intentando compaginar estudios y trabajo. Este sosia de Peter Parker tiene el sueño de poder comprar un Heybo, un robot de última generación que está causando furor entre la gente, pero con su salario no se lo puede permitir. Un día, Joey recoge uno de estos juguetes estropeados de la basura y lo bautiza como Heroman aunque de primeras no logra repararlo. En ese momento, la raza alienígena de los Skrugg llega a la Tierra con intenciones hostiles, pero accidentalmente transforman a Heroman en un robot gigante que Joey utilizará para convertirse en un héroe.
Stan Lee consideraba a Heroman como “un nuevo héroe para el siglo XXI”; una fusión del prototipo de superhéroe de Marvel Comics y el género mecha japonés. Los resultados fueron más bien modestos pero suponen en cierta medida un antecedente al boom de las temáticas superheroicas en el manga actual con series como My Hero Academia, One Punch-Man o Last Hero Inuyashiki. Un rasgo muy característico del genio de Stan Lee, anticiparse a los tiempos que corren. Lo hizo a lo largo de su carrera con sus héroes de pies de barro, abordando temas polémicos en sus guiones, dando la espalda a la censura de la época y ofreciendo un espacio -a veces con mayor fortuna y otras con menos- a personajes representativos de las minorías y colectivos más desfavorecidos de la sociedad. Y todo ello dentro de un macro-universo interconectado por el que se movían sus creaciones y las de sus compañeros.
La segunda serie de este particular affaire oriental de Stan Lee tuvo por título Ultimo –Karakuri Dôji Ultimo en el original- y viene a confirmar todo lo que acabamos de comentar. La productora POW! Entertainment también estuvo implicada en este trabajo que se publicó en la revista Jump Square de la editorial japonesa Shūeisha. No obstante, el capítulo piloto se lanzó en la revista Jump SQ. II en Japón y en la versión norteamericana de la Shōnen Jump publicada por Viz Media. Para la ocasión, Lee contó con un compañero de excepción, el creador de Shaman King Hiroyuki Takei que trabajó como asistente junto a Eiichiro Oda (One Piece) para Nobuhiro Watsuki (Rurouni Kenshin). “Me siento profundamente honrado por esta gran oportunidad de colaborar con un galardonado artista y escritor de la talla de Hiroyuki Takei” -comentaba Lee en 2008- “Espero con entusiasmo que la combinación del estilo de narración estadounidense combinado con el aclamado estilo japonés de Takei-san resulte en nuestra creación conjunta Ultimo un original y emocionante tipo de manga que atraerá a los aficionados al cómic en todo el mundo.”
Stan Lee era plenamente consciente del impacto que el manga y el anime estaban teniendo en ese momento en Estados Unidos. También sabía que era un tipo de publicación que solo podía incrementar su cuota de mercado en un futuro, solo había que ver como en la última década había influido a multitud de autores del cómic estadounidense y también el impacto que estaba teniendo a nivel cinematográfico. En una entrevista con el editor de la Otaku USA Magazine señalaba la finalidad de toda historia: «La manera japonesa de acercarse a una historia es un poco distinta. Por ejemplo, cuando escribo una historia en América, me toma poco tiempo introducir a los personajes y llevarlos a un punto culminante. Es muy interesante para mí, acostumbrado a un estilo, trabajar con esta gente que trabaja con un estilo ligeramente diferente. Pero el objetivo es el mismo: crear personajes que la gente pueda creerse en historias tan interesantes y excitantes que mantengan al lector para volver por más».
La historia de Ultimo comienza en Kioto, en el Japón feudal del siglo XII, cuando un bandido de noble corazón lidera a sus secuaces contra el poder de los nobles asaltando a ricos comerciantes en los caminos para ayudar a paliar el hambre y la miseria de su pueblo. En una de sus pesquisas su destino se cruza un personaje extravagante y misterioso llamado Dunstan -basado en la propia persona de Stan Lee– que transporta consigo dos inquietantes marionetas que según él representan el Bien y Mal, llamadas respectivamente Ultimo y Vice. Estas marionetas son en realidad androides, unos “infantes autómatas” que su creador ha fabricado como simple pasatiempo para descubrir cuál de ellos es más poderoso. Nueve siglos después, un joven estudiante de bachillerato de nombre Yamato y su compañero Rene Kodaira, encuentran una de las marionetas en un anticuario y la batalla entre el Bien y el Mal retoma la lucha que habían dejado aplazada durante siglos.
La intención de Stan Lee y Hiroyuki Takei con Ultimo era crear un híbrido entre el cómic superheroico estadounidense y el shōnen manga más clásico, aunque en este caso -y al contrario que pasaba con Heroman– encontramos más similitudes con el cómic japonés que con el cómic de superhéroes de toda la vida. En parte, Ultimo recuerda en muchos aspectos a Shaman King de Hiroyuki Takei, tanto por los derroteros que maneja la trama como por su apartado visual. La sombra de Stan Lee se aprecia, especialmente, en el planteamiento del relato, con esa livianez suya tan cargada de matices que hemos visto en muchos de sus trabajos. Todas las señas de identidad del shōnen están presentes en esta obra en la que destaca el espectacular tratamiento de la acción habitual de las publicaciones japonesas. Por otro lado, el humor presente en la obra es típicamente de corte oriental, con los habituales gags ligeramente subidos de tono y situaciones llenas de inocentes malentendidos.
Ultimo es una lectura agradable que no encontró su público en su día, un producto correcto, pero lejos de los icónicos personajes creados por Stan Lee para el cómic estadounidense. La prueba la tenemos en la incompleta publicación de esta obra en España por parte de Panini Comics que la comenzó a editar en 2011 para cancelarla solo un año después de haber lanzado siete de los doce tomos que componen la edición original. La editorial descartó en 2016 recuperar la cabecera por sus malas ventas, según la compañía porque “los cuatro lectores que la están reclamando serán los mismos cuatro que lo compraban, no es viable”. No sería descartable que a raíz del reciente y triste fallecimiento de Stan Lee, la editorial dirigida por Alejandro Martínez Viturtia cambiase de idea en unos años que apuntan estarán llenos de tributos y homenajes al famoso guionista.
Ultimo, y también Heroman, las incursiones de Stan Lee en el manga, representan a día de hoy una curiosidad en su carrera, pero también una muestra de la vitalidad de un autor que nunca daba un “no” rotundo a nada. De hecho, Stan Lee no solo coqueteó con el manga, sino que en 2017 estuvo implicado en el desarrollo de un anime llamado The Reflection en el que colaboró con el guionista Yasuyuki Suzuki y el director Hiroshi Nagahama (Mushishi, Las Flores del Mal). El proyecto animado por el Studio Deen y producido por Crunchyroll es una serie de doce episodios que narra la lucha entre el superhéroe Xon y el villano I-Guy, quienes obtuvieron sus poderes después de un desastre global llamado The Reflection. En el tráiler de la serie, como no podía ser de otra manera, Lee hace de narrador en off en sintonía con la música compuesta por Trevor Horn, ganador en 1995 de un Premio Grammy como productor de Kiss From A Rose.
Lo que podemos comprobar con todo esto es que Stan Lee nunca llegó a abandonar su pasión por lo que hacía, muy al contrario que otros de sus compañeros retirados de la circulación hace años a pesar de ser más jóvenes. Siempre supo reinventarse, como el personaje del Doctor Dunstan que aparece en Ultimo que podría servir como metáfora de la efervescencia y genialidad creativa del afamado guionista y de su faceta como showman cultivada a lo largo de los años. Esto también nos lleva a reflexionar sobre la labor del creador de Los 4 Fantásticos, Spider-Man o Hulk, porque es indudable que su personalidad y su fórmula es muy reconcocible en cada una de las historias que abordó en vida. No se escapa Ultimo de esta apreciación, pese al cambio de estilo y mentalidad que supone adaptarse a la dinámica del manga. En relación con esto, Stan Lee afirmaba haber disfrutado con la experiencia que calificaba como un “reto tan educativo como divertido”. Y, con su acostumbrado humor, aseguraba haberlo pasarlo bomba paseando por Beverly Hills con su yukata de araña.
Valoración Final
Guión - 6
Dibujo - 6
Interés - 7
6.3
Curioso
En Ultimo -y también en Heroman o su trabajo en el anime The Reflection- Stan Lee demuestra su capacidad de adaptación y su voluntad por asumir riesgos más allá de su zona de confort. Su trabajo como mangaka dista de ser lo mejor de su carrera, pero resulta una curiosidad simpática en la que se adivinan algunas de sus señas de identidad y temas recurrentes adaptadas a la dinámica del cómic japonés.