Cuando pensamos en los trabajos de George Pérez lo primero que se nos pasa por la cabeza no es Ultraforce. Aquellos números que dibujó para el Ultraverse de Malibu Comics están lejos de ser su obra más recordada o su obra más querida. Pensar en George Pérez es pensar en el legendario JLA/Vengadores, en la no menos legendaria Crisis en Tierras Infinitas, en El Guantelete del infinito, en Wonder Woman, en los Nuevos Titanes, en sus sendas etapas en los Vengadores… pero no en Ultraforce. ¿Por qué iba alguien a dedicar un artículo a recordar lo que hizo el artista con los héroes del Ultraverse?
El niño que descubrió un universo
En octubre de 1995 el niño tenía once años. Por aquel entonces ya tenía cierta familiaridad con los cómics de Marvel gracias a una surtida colección heredada de su tío, que le permitió leer, entre otras cosas, los primeros números del Excalibur de Chris Claremont y Alan Davis, aquella historia de la Patrulla-X de Chris Claremont y John Byrne en la que Kitty Pryde era perseguida a través de la Mansión-X por un demonio en Nochebuena o el arco argumental de los Cuatro Fantásticos de John Byrne en el que un debilitado Galactus tomaba a Nova como su nuevo heraldo. Aquellas primeras lecturas habían cimentado los gustos del niño y habían marcado con claridad sus preferencias, que eran (y aún son) más bien clásicas, pero la década de los noventa fue una época salvaje y sus cantos de sirena le habían alcanzado.
Los Hombres-X, los preferidos del niño, ya habían pasado por las manos de Rob Liefeld y de Jim Lee y entonces estaban a punto de entrar en La Era de Apocalipsis, donde un tal Joe Madureira llevaría el estilo amerimanga a los tebeos de Marvel de una forma sorprendente. En aquellos años también se estaba publicando la línea 2099, poblada por versiones extremas y radicales de unos personajes a los que el niño apenas había empezado a conocer. Aquellos fueron los años de Veneno, del Motorista Fantasma, de Morbius, de los Hijos de la Medianoche y de todos esos antihéroes oscuros y violentos tan propios de la época. El niño era consciente de que muchos de aquellos cómics eran malos, sí, pero también le resultaban novedosos, embriagadores y excitantes.
En octubre de 1995 el niño tenía once años y aquella Marvel noventera era todo su mundo. Entonces, una mañana, pasó por el kiosco que solía visitar y se encontró con el tercer número de una colección titulada Ultraforce. El niño no tenía ni idea de lo que era el Ultraverse ni conocía a los personajes que habitaban en él, pero el dibujo de aquel número le pareció algo absolutamente espectacular. Era como si el dibujante hubiese combinado aquel estilo clásico que tanto le gustaba con toda la potencia, el atrevimiento y el descaro de los tebeos de los noventa. Aquel número era increíble. Era violento. Era sexy. Era teatral y dramático. Era un derroche de acción y testosterona. ¡Lo tenía todo! Y lo que es más importante: era una puerta abierta hacia todo un nuevo universo que esperaba ansiosamente a que el niño lo explorase.
George Pérez era el dibujante de ese cómic que tan feliz hizo al niño aquella mañana de octubre de 1995. Hoy, algo más de veinticinco años después, ese niño quiere viajar de nuevo al universo que conoció aquel día para homenajear al artista que se lo descubrió. Hoy ese niño, ya bastante crecido y convertido en redactor de esta web, te invita a visitar el Ultraverse según George Pérez.
La apuesta superheroica de Malibu Comics
En verano de 1991 se publicó el X-Force #1 dibujado por Rob Liefeld, alcanzando la sorprendente cifra de cinco millones de ejemplares vendidos en el mercado americano. No mucho después, el X-Men #1 de Jim Lee pulverizó ese record al superar la barrera de los ocho millones de copias. Buena parte de aquellas cifras se debían a las peculiares condiciones del mercado de venta directa, a estratagemas como las múltiples portadas variantes y a la especulación pura y dura, pero a nadie pareció importarle. Había empezado el boom del cómic de los noventa, que alcanzó su cenit cuando los principales artistas de la Casa de las Ideas se fugaron para crear su propia editorial, Image Comics, en 1992.
Muchas editoriales quisieron seguir la estela del éxito de Image y una de ellas fue Malibu Comics, empresa fundada a mediados de los años ochenta gracias a la financiación del productor de cine y televisión Scott Mitchell Rosenberg. Sus primeros títulos mezclaban licencias más o menos conocidas (Planet of the Apes, Robotech) con tebeos poco remarcables como Ex-Mutants o Dinosaurs For Hire. Llegado el boom de los noventa, Malibu lanzó el Ultraverse, su propio universo superheroico inspirado en los de otras editoriales como Image o Valiant, además de hacer sus primeros experimentos transmedia. Su fusión con la desarrolladora de videojuegos Acme Interactive creó Malibu Interactive, que se encargó de producir varios títulos para Mega Drive y Sega CD. También llegó a participar en el rodaje de un corto con actores reales, Firearm (1993), que fue lanzado en VHS antes de continuar en las páginas de una de las series del recién nacido Ultraverse. Incluso participó en la producción de una serie animada de trece episodios protagonizada por Ultraforce, el grupo estrella de su propuesta superheroica.
Para explotar al máximo las ansias completistas del momento, este nuevo universo se basó en colecciones muy interrelacionadas y en constantes crossovers. Los personajes saltaban de un título a otro prácticamente todos los meses, invitando de forma descarada al lector a comprarlos todos para poder seguir la historia del Ultraverse al completo. La calidad y el interés variaban mucho de una cabecera a otra, desde luego, pero la sensación de coherencia que transmitía el conjunto tenía su atractivo.
Estaba claro que las pretensiones de Malibu Comics pasaban por aprovecharse del boom de aquella época y llevarse una pequeña tajada del mercado, pero la empresa también tuvo sus puntos fuertes. Durante un tiempo llegó a tener al mejor equipo de coloristas de la industria, lo que hizo que sus cómics se publicasen en un papel de mejor calidad para poder apreciar el trabajo que realizaban sus artistas con las pioneras técnicas digitales de aquellos años.
En cuanto a los personajes del Ultraverse, muchos eran claros refritos de otros héroes mucho más populares y pocos lograron escapar de los excesos estilísticos tan propios de los noventa: hombres con cuerpos hipermusculados, mujeres con cinturas de avispa, dientes apretados, cadenas… Aún así, el universo superheroico de Malibu Comics tenía cierto encanto. Después de todo, detrás de sus colecciones podíamos encontrar a autores tan competentes como Mike W. Barr, Steve Englehart, Steve Gerber, James Robinson, Barry Windsor-Smith o George Pérez. Entre la avalancha de cómics mediocres del Ultraverse podían encontrarse pequeñas joyitas como el Rune de Barry Windsor-Smith o el Ultraforce de George Pérez. Por desgracia, hablar sobre este universo también implica hablar sobre un tema muy desagradable.
Vamos a quitarnos esto de encima antes de poder seguir adelante: aquel tercer número de Ultraforce que mencionaba en la anécdota del principio, al igual que otros muchos cómics de este sello, fue escrito por Gerard Jones. Este guionista, que pasó tanto por Malibu Comics como por Marvel y DC, fue detenido en 2016 por posesión de pornografía infantil. En 2018 se le declaró culpable y fue sentenciado a ocho años de prisión. No se puede ignorar este hecho, pero esta es la primera y última vez que se le va a mencionar en este artículo. Aquí hemos venido a celebrar el trabajo de George Pérez y a hacer un poco de arqueología comiquera, no a explorar la historia negra del medio. No obstante, volviendo a leer el relato de Topaz en Ultraforce #3 para escribir este texto sentí un escalofrío cuando el personaje habla sobre lo que les pasa a las chicas de dieciséis años de su mundo cuando llega el momento de la tregua con sus enemigos. Es triste, pero el fantástico dibujo de Pérez en las páginas de esta colección quedará por siempre empañado por las despreciables acciones de este escritor. También quedará por siempre empañado el bonito recuerdo de aquella mañana de octubre de 1995, que ahora está asociado a estas circunstancias tan turbias.
Volviendo al tema que nos ocupa, vale la pena comentar que el Ultraverse llegó a España a través de Cómics Forum, que lo publicó parcialmente entre 1995 y 1997: ocho números de Mantra, cuatro números de Firearm, diez números de Freex, cuatro números de Night Man… La propuesta de Malibu Comics no tuvo mucho éxito en nuestro mercado y pasó bastante desapercibida para los lectores, salvo quizá por aquellos cómics en los que estuvo implicado George Pérez. Precisamente esa es la parte del Ultraverse que vamos a repasar a continuación.
Break-Thru
Break-Thru fue un evento que reunió a todos los personajes del Ultraverse para descubrir el secreto tras su creación. Fue publicado entre noviembre de 1993 y enero de 1994 y, salvando las (enormes) distancias, fue el equivalente en este universo a la Crisis en Tierras Infinitas de DC. Destacó por el fantástico dibujo de George Pérez, capaz de hacer que unos personajes a priori poco interesantes resultasen atractivos, dinámicos y espectaculares. Aunque todas las series del Ultraverse se vieron afectadas por el evento, lo cierto es que basta perfectamente con leer los dos números de la miniserie principal para seguir su argumento. De hecho, es posible que leer las dos entregas de Break-Thru sea una buena forma de iniciarse en el Ultraverse… aunque, salvando las (gigantescas) distancias, sea algo así como leer Crisis en Tierras Infinitas para iniciarse en el Universo DC.
El Ultraverse se caracterizaba por estar poblado por humanos que habían sido alterados por las energías de una misteriosa entidad alienígena oculta en la luna, convirtiéndose en seres superpoderosos conocidos como ultrahumanos o simplemente ultras. Break-Thru venía a ofrecer algunas pistas sobre el origen de los ultras y para ello conectaba con los sucesos narrados en la colección de los Exiliados (nada que ver con los Exiliados de Marvel). Con todos los miembros del equipo muertos, la única superviviente se había conectado con las energías de la entidad extraterrestre y había perdido el control sobre sus poderes lumínicos, amenazando con lanzar un estallido de luz ultravioleta capaz de acabar con toda la vida del planeta.
La única forma de evitar la tragedia era viajar hasta la superficie lunar y romper la conexión. Sin embargo, había alguien que pretendía evitar que los ultras descubrieran el origen de sus poderes. Un ultrahumano inmortal conocido como Rex Mundi, que llevaba miles de años manipulando la historia desde las sombras, reunió a un grupo de villanos para evitar que los héroes pudieran contactar con la entidad. Por otro lado, su equivalente femenino, una mujer conocida como Alternate, movió los hilos para ayudar a los ultrahumanos en su misión. Como es lógico esperar, el resultado fue una sucesión continúa de peleas e intercambios de golpes entre los dos bandos hasta que finalmente se produjo el esperado contacto y se inauguró la “nueva era de los ultras”, una nueva etapa para el Ultraverse.
En las páginas de Break-Thru nos encontramos con algunos de los personajes más destacados de Malibu Comics, como Hardcase, antiguo actor y líder de un equipo caído en combate que ejerce de héroe duro y veterano; Prototype, un joven ultra equipado con una armadura de alta tecnología fabricada por una corporación multimillonaria; o Prime, un niño de trece años aficionado a los cómics de superhéroes que tiene el poder de adoptar un cuerpo adulto e hipermusculado que le proporciona superfuerza y capacidad de vuelo.
Todos estos personajes venían de sus distintas cabeceras, realizadas por diversos autores y con estilos que podían diferir bastante de una a otra. De ahí la importancia del dibujo de George Pérez: al unificarlos con un estilo sólido y homogéneo, el artista consiguió transmitir, quizá por primera vez, que realmente todos formaban parte de un mismo universo. Hasta entonces costaba un poco creer que, pese a las continuas visitas de unos personajes a las series protagonizadas por otros, el Rune de Barry Windsor-Smith transcurriese en el mismo mundo en el que actuaban Mantra o Night Man, por ejemplo.
Pérez consiguió sacar a relucir lo mejor de todos estos personajes que, en manos de otros autores menores, no tenían mucho que ofrecer. El artista incluso tuvo que lidiar con algunas circunstancias incómodas que dificultaron su trabajo y le obligaron a usar la imaginación, como el hecho de que, por una serie de circunstancias narradas en su serie regular, Prime carece de boca durante todo el evento. Evidentemente, Pérez ya era todo un veterano entonces y contaba con una ingente cantidad de recursos, saliendo airoso del desafío.
Algo que nos ha quedado claro a lo largo de toda su obra es que Pérez siempre logra brillar con luz propia cuando se enfrenta al reto que suponen este tipo de historias multitudinarias en las que decenas de personajes tienen que gozar de su momento de protagonismo, en las que los combates se extienden a lo largo de múltiples páginas y en las que hay que seguirle la pista a varias tramas que transcurren en paralelo. Es posible que el Ultraverse empezase a resultar realmente vibrante en Break-Thru, pese a que su argumento no daba para mucho. El mérito fue del artista, por supuesto.
Este pequeño evento fue publicado por Cómics Forum bajo el título Ultraverse: Break-Thru, dividido en dos entregas. Ambas se lanzaron en diciembre de 1996 e incluían un par de textos explicativos para situar a los nuevos lectores que se adentraban por primera vez en el Ultraverse. Nótese que en España se publicó cuando Ultraforce ya se encontraba en los kioscos, aunque la historia es cronológicamente anterior.
Ultraforce
La joya de la corona del Ultraverse fue sin duda Ultraforce, la colección didicada al supergrupo que venía a ser algo así como el equivalente a los Vengadores del Universo Marvel. Ultraforce reunía a los héroes más destacados de Malibu Comics: algunos de ellos contaban con sus propias cabeceras, mientras que otros ya se habían dejado ver en múltiples colecciones antes de dar el salto al equipo. Hardcase desempeñaba el rol del líder reticente, Prime era el músculo y Prototype el imprescindible héroe tecnológico tan presente en aquella época. A ellos se les uniría Ghoul, el cadavérico cuerpo resucitado de uno de los fallecidos Exiliados que ahora tenía el poder de hablar con los muertos; Contrary, una mujer despampanante dotada de poderes psíquicos y con un don especial para la manipulación; Topaz, una reina guerrera procedente de una dimensión en la que hombres y mujeres libraban una guerra permanente; y Pixx, una joven con la capacidad de proyectar imágenes mentales.
Decíamos antes que muchos de los personajes del Ultraverse eran claros refritos de otros héroes mucho más populares y esto es muy evidente en Ultraforce. Hardcase es el Capitán América con el trasfondo actoral del Hombre Maravilla, Prototype es un héroe con armadura como Iron Man, Prime es una versión inmadura y un tanto rebelde de personajes como Thor o Superman, Topaz es una Wonder Woman algo pasada de vueltas y Contrary bien podría ser la hermana gemela de la Reina Blanca de la Patrulla-X. Ghoul y Pixx son los personajes con unos referentes menos evidentes, aunque tampoco hace falta tirar mucho de memoria para encontrar a personajes capaces de comunicarse con los muertos o de proyectar ilusiones psíquicas.
Una vez más, a Pérez le tocó lidiar con los vaivenes del Ultraverse y por eso durante los primeros números Prime abandonó su diseño habitual para vestir un atuendo con cadenas y pinchos acompañado por una cicatriz en el ojo; una estética indudablemente noventera que el artista consigue hacer algo más digerible y que en manos de otros dibujantes no tan talentosos hubiese sido poco menos que un esperpento. Otros personajes del grupo fueron bastante más agradecidos de dibujar y le permitieron sacar a relucir sus muchos recursos: el estilo de Topaz recuerda a Wonder Woman y a Starfire, dos personajes con los que Pérez se manejaba con total dominio, mientras que la similitud entre Prototype y Iron Man permitió que el dibujante utilizase el tipo de composiciones que esperaríamos ver en un cómic de los Vengadores: los enemigos que se reflejan en el casco cuando el héroe se lanza a la batalla, los ojos vistos a través del visor como medio para expresar la situación del personaje sin mostrar su rostro, etc.
El arte de Pérez en Ultraforce resulta expresivo y teatral, tal y como demanda la historia, soltándose cuando el guion así lo requiere. La piel de los héroes aparece perlada de sudor después de los duros combates y sus trajes se hacen jirones con los golpes, sus miradas están cargadas de ansiedad y tensión en los momentos previos a la acción, sus ojos se muestran desorbitados y sus bocas desencajadas en las escenas de mayor dramatismo… Ultraforce no será una obra maestra, pero es un tebeo realizado con el buen hacer de un artista que se echa mucho de menos cuando no está al cien por cien (como sucede en el caso de Ultraforce #2, número que sólo pudo abocetar y que tuvo que ser acabado por otro dibujante). Es en esos momentos en los que queda bien claro quién era el que estaba tirando del carro.
Además, parece que el dibujante se lo pasó muy bien en esta etapa inicial de la colección. La cantidad de detalles que pueden encontrarse en las ruinas de la ciudad subterránea en la que transcurre uno de los números o el cuidado que puso para conseguir que todas y cada una de las poses de Contrary resultasen sexys sin llegar a ser obscenas (algo bastante complicado cuando el personaje en cuestión tiene unos pechos enormes y va prácticamente semidesnuda a todas partes) parecen indicar que Pérez disfrutó realizando estas páginas. ¿Y por qué no iba a hacerlo? Ultraforce era un cómic de segunda y a veces los excesos propios de su década le suponían un pesado lastre, pero contaba con un variopinto surtido de personajes, tenía acción a raudales y las interacciones entre los miembros del equipo eran interesantes y creíbles. Los hombres eran fuertes y apuestos. Las mujeres eran poderosas, inteligentes y sexys. ¡Este cómic podía hacer que las hormonas de cualquier chaval de su época se revolucionasen! Las continuas insinuaciones de Contrary se llevaban la palma, claro, pero Hardcase, con su larga coleta y sus pectorales cubiertos de vello asomando por encima de su armadura, no se quedaba muy atrás.
Entre todos esos superhombres fornidos y supermujeres exuberantes, destacaban los dos personajes que no encajan en esa descripción: Ghoul y Pixx. El primero por ser un muerto viviente con un cuerpo medio descompuesto y la segunda por ser una muchacha de pelo corto y vestimenta alternativa que puede recordar un poco a la de Júbilo de la Patrulla-X, otro personaje propio de aquella época. También la dinámica entre ellos es una de las más interesantes: Ghoul se interesa por la joven desde el primer momento, ya que sus poderes le hacen percibir algo extraño en ella (¿una muerte que se acerca?). Mientras tanto, Pixx le rechaza y le insulta continuamente a causa de su aspecto (y de su olor). El cómic prácticamente telegrafía lo que le va a suceder a la chica al final de su primer arco, pero cuando llega el momento de la verdad lo resuelve con tanto dramatismo como efectividad. Los dos últimos números de este arco suben las apuestas y mantienen en vilo al lector hasta llegar a la esperada conclusión.
Siendo este un tebeo de superhéroes para adolescentes, a día de hoy sigue sorprendiendo por lo explícito de algunas de las escenas que dibuja Pérez. El destino final de Pixx está plasmado con todos sus terribles y dolorosos detalles, pero el cómic ya había mostrado antes grandes dosis de violencia. ¿Cómo olvidar esa viñeta en la que Ghoul era desmembrado? Ultraverse #3 incluso mostraba unas escenas de sexo tan directas que hubiesen sido impensables en un cómic de Marvel o DC. La década de los noventa fue una época salvaje, desde luego.
En cuanto al argumento, el primer arco argumental de la colección (Ultraforce #0-6), que es la parte de la que se encargó George Pérez antes de ceder el testigo a otros dibujantes, estuvo ocupado por una historia en la que una recién formada Ultraforce hacía frente a la amenaza de una civilización subterránea que volvía para reclamar el mundo de la superficie después de milenios de exilio. Gracias a que uno de sus miembros se había transformado en ultra al exponerse por casualidad a las energías liberadas durante el crossover Break-Thru, este “pueblo del fuego” aspiraba a apoderarse de las tierras del “pueblo del aire” que le había expulsado a las tinieblas mucho tiempo atrás. Ese ser subterráneo dotado de ultrapoderes, Atalon, fue lo más parecido a un archienemigo que llegó a tener Ultraforce durante su trayectoria.
Pérez dotó al villano de un aspecto contundente en el que, más allá de su hiperdesarrollada musculatura, destacaban sus ojos, muy propios de un habitante de las profundidades de la tierra. Puede que no fuese el más distinguible de sus diseños, pero al menos el personaje tenía cierta entidad y cierta presencia, que ya es más de lo que se podía decir de otros muchos villanos del Ultraverse. Lo que no era especialmente original era su poder para manipular la gravedad, pero eso ya es otra historia.
Vamos a repasar por encima el argumento de este arco y el papel de Atalon en él. Mientras la sociedad comenzaba a cuestionar las acciones de los ultras y clamaba por una fuerza que los mantuviese bajo control, Atalon y su “pueblo del fuego” atacaron y saquearon diversas bases militares por todo el mundo hasta apoderarse de un considerable arsenal nuclear. Después, el villano utilizó sus poderes gravitatorios para alzar una nueva isla en mitad del Caribe y declararle la guerra al mundo de la superficie, amenazando con lanzar las bombas.
Con sus miembros inmersos en sus propias luchas internas, el primer intento de la recién nacida Ultraforce por frenar a Atalon acabó en fracaso. Tuvo que ser Contrary la encargada de manipular sutilmente a sus compañeros para que superasen sus diferencias y le diesen una nueva oportunidad al grupo, demostrando que ella era una especie de líder en la sombra mientras que Hardcase era el rostro público de Ultraforce. Puesto que Ghoul había sido capturado en su primer y fallido combate, Pixx, sintiéndose culpable por haberle tratado tan mal, se ofreció voluntaria para participar en el nuevo plan de Contrary para frenar a Atalon. Llegaba así la recta final del arco, que concluía con un par de giros inesperados que es mejor no comentar aquí y que dibujaban un escenario con mucho potencial. Desgraciadamente, dicho potencial nunca tuvo ocasión de ser explotado.
La salida de Pérez de la colección supuso un considerable bajón en la calidad de los números posteriores y los cambios que sufrió Malibu Comics poco después sólo sirvieron para hacer que el primer arco de Ultraforce brillase aún más en comparación con el resto de contenidos del Ultraverse. Esta primera historia de Ultraforce fue lo mejor que nos ofreció el universo de Malibu con muchísima diferencia y no hay ninguna duda de que el artista tuvo mucho que ver en ello.
Ultraforce fue publicada por Cómics Forum entre julio de 1995 y julio de 1996. Arrancó con un número 0 y llegó hasta el número 10. George Pérez dibujó tanto el número 0 como las entregas 1 a 6, que abarcan el arco del combate contra Atalon que hemos comentado en este apartado.
Vengadores/Ultraforce
A mediados de los noventa, el boom del cómic americano empezó a declinar y las cosas empezaron a irle mal al Ultraverse. Las ventas de sus títulos bajaron de forma notable y su división de videojuegos empezó a generar grandes pérdidas. Malibu Comics canceló varias de las colecciones dedicadas a los ultras y el futuro de la empresa empezó a peligrar. Parece que DC fue la primera en mostrarse interesada en comprarla, aunque finalmente fue Marvel la que acabó haciéndose con ella.
Durante muchos años se rumoreó que la compra se debió a que la Casa de las Ideas envidiaba al departamento de coloreado de Malibu Comics, muy superior al suyo propio. Sin embargo, es mucho más probable que quisiera hacerse con su cuota de mercado (estimada en un 5%) antes de que cayese en manos de DC. Después de todo, Marvel cerró el tan cacareado estudio de coloristas un año después de la compra. Es más, puede que los rumores acerca de que Marvel envidiaba el color de sus cómics fueran lanzados por los propios responsables de Malibu Comics, temerosos de que los lectores abandonasen en tropel sus series ante los rumores de una compra inminente. Sea como fuere, el hecho es que el Ultraverse pasó a estar controlado por Marvel y eso supuso muchos cambios.
Acabada la etapa de George Pérez en Ultraforce, la colección contempló la llegada del Caballero Negro y Sersi desde las páginas de los Vengadores (donde se había visto que abandonaban Tierra-616 al finalizar la Saga de Proctor). Aquello era el principio de lo que acabaría convirtiéndose en un gigantesco crossover entre los ultras y los Héroes Más Poderosos de la Tierra que alteraría para siempre el Ultraverse.
Titulado Black September y compuesto por un preludio más dos especiales, el crossover no fue especialmente brillante, aunque sí contó con algunas ideas interesantes. Loki, el dios asgardiano de las mentiras, y el Gran Maestro, uno de los Primigenios del Universo Marvel, se enfrentaron por la posesión de las seis Gemas del Infinito en uno de sus juegos. Loki reclutó a los héroes del Ultraverse, mientras que el Gran Maestro usó a los Vengadores como peones. De esta forma, el primer especial permitió que los ultras se enfrentasen con algunos de los personajes marvelitas en los que se habían inspirado: Hardcase contra el Capitán América, Prototype contra Iron Man y Prime contra Thor. No obstante, la gran sorpresa de Black September consistió en la introducción de una séptima Gema del Infinito capaz de otorgarle consciencia a las demás, dando lugar a una nueva entidad cósmica capaz de alterar universos a su antojo llamada Némesis.
El dibujo del primer especial recayó en manos de un dibujante de segunda y no era especialmente brillante, pero George Pérez se encargó de dibujar el segundo, salvando así el evento en el último momento. Esta segunda parte del crossover se abría con Némesis fusionando el Universo Marvel con el Ultraverse y generando combinaciones tan inesperadas como un Hulk mezclado con Ghoul. Pérez tuvo ocasión de lucirse diseñando a estas versiones alternativas de los personajes, algunas de las cuales quedaron bastante resultonas. Al final, estos seres amalgamados participaron junto a los ultras y los Vengadores en una de esas luchas multitudinarias tan características del artista, que sirvió para derrotar a Némesis y reiniciar la cronología del Ultraverse para allanar el camino al inevitable relanzamiento bajo el control de Marvel.
Nació así el Nuevo Ultraverse, con todas las colecciones protagonizadas por los ultras relanzadas primero con un número especial numerado “infinito” y luego con un nuevo número uno. Su principal atractivo es que ahora iban a contar con la presencia de algunos personajes del Universo Marvel que se habían desplazado al Ultraverse, como el Caballero Negro o el Juggernaut. Sin embargo, la Casa de las Ideas demostró lo poco que le importaba el universo de Malibu Comics cuando este reinició se llevó por delante a personajes tan destacados como Hardcase o Contrary, que en la continuidad del Nuevo Ultraverse nunca habían llegado a existir.
Cómics Forum publicó el crossover entre los Vengadores y los héroes del Ultraverse en tres entregas. La primera fue Ultraforce/Vengadores: Preludio, en julio de 1996, que conectaba directamente con el último número del primer volumen de Ultraforce. Ya en septiembre de 1996 se publicaron los dos especiales Vengadores/Ultraforce y Ultraforce/Vengadores, que narraron los acontecimientos de Septiembre Negro. De todo aquello lo único que mereció realmente la pena fue el Ultraforce/Vengadores dibujado por Pérez.
La muerte del Ultraverse
El Nuevo Ultraverse nacido tras el crossover tuvo una vida muy corta: en poco más de un año todos los nuevos títulos fueron cancelados. El segundo volumen de Ultraforce, ya con el Caballero Negro integrado en sus filas, duró quince números, mientras que los All New Exiles liderados por el Juggernaut sólo llegaron a los once entregas. El agonizante universo de Malibu Comics sobrevivió a duras penas a base de continuos crossovers con los personajes de Marvel, la mayoría de ellos poco memorables. Entre 1995 y 1996 tuvimos Ultraforce/Spider-Man, Prime vs. The Incredible Hulk, Prime/Captain America, Night Man vs. Wolverine, Night Man/Gambit, All New Exiles Vs. X-Men y Rune/Silver Surfer.
Lo más destacado fue un pequeño evento, Phoenix Resurrection, publicado a mediados de 1996, en el que la Fuerza Fénix hacía su aparición en el Nuevo Ultraverse y los ultras tenían que hacer equipo con los mutantes, pero ni siquiera ese crossover con los Hombres-X sirvió para salvar a los personajes de Malibu Comics. Las pocas colecciones que habían logrado llegar hasta entonces, como Ultraforce, echaron el cierre en diciembre de 1996. Para entonces Marvel tenía serios problemas propios, pues la mala gestión de su presidente y el estallido de la burbuja que la especulación había generado en el mercado americano habían llevado a la editorial a declararse en bancarrota. La Casa de de las Ideas apenas podía mantener su propia línea de cómics, así que continuar publicando también los de Malibu era una locura. Por tanto, las cancelaciones fueron fulminantes.
Pese a todo, en febrero de 1997 se lanzó un one-shot con el objetivo de concluir de forma definitiva la historia del Ultraverse. Titulado Ultraverse: Future Shock, abordaba las contradicciones entre el Ultraverse original y el Nuevo Ultraverse surgido tras Black September. A día de hoy, sigue siendo la última vez que se ha publicado algo relacionado con este universo.
La gran mayoría de los cómics mencionados en este apartado no llegaron a ver la luz en nuestro país. Lo último que se editó en España del Ultraverse fueron los dos especiales de Ultraverse: La Resurrección de Fénix de Cómics Forum (noviembre de 1996 y enero de 1997)… y seguramente su publicación se debió más al hecho de que se trataba de un crossover con la Patrulla-X que al interés que pudiese haber en nuestro mercado por los ultras.
Unos años después de la muerte del Ultraverse, ya en 2003, se habló de que Marvel había recurrido a Steve Englehart para relanzarlo y recuperar así a algunos de sus personajes más reconocibles. Aquel intento no llegó a materializarse, seguramente por algún tipo de problema legal, y desde entonces figuras tan importantes como Joe Quesada y Tom Brevoort han dejado claro que no vamos a ver de nuevo a Hardcase, Prime y compañía.
A día de hoy el Ultraverse es algo semiolvidado que sólo aparece de vez en cuando a título de curiosidad. Las posibilidades de que se vaya a recuperar en el futuro son prácticamente inexistentes y se rumorea que la causa sería uno de sus fundadores, el productor Scott Mitchell Rosenberg, pues parece que alguna cláusula contractual del acuerdo de compra obligaría a Marvel a recurrir a él en caso de utilizar las viejas propiedades de Malibu Comics. No sabemos si esto es cierto, ya que los términos del acuerdo son confidenciales, pero tiene sentido. Lo que sí sabemos con seguridad es que el Ultraverse no va a volver a corto ni a medio plazo. A los que lo seguimos en su momento nos queda el consuelo de saber que sigue estando por ahí, en alguna parte del multiverso marvelita, escondido bajo la denominación de Tierra-93060.
En conclusión
Además de repasar, aunque sea de forma superficial, la historia del Ultraverse y de rememorar la década de los noventa, que es una época sobre la que me encanta escribir, creo que el objetivo último que busca este texto es demostrar lo especial que es George Pérez. Hasta cuando estaba trabajando con personajes de segunda o tercera fila, en un universo nacido en uno de los peores momentos creativos de la historia del cómic americano, conseguía hacer tebeos memorables. Tan memorables, de hecho, que aún recuerdo con claridad a aquel niño, ojeando boquiabierto las páginas del tercer número de Ultraforce una mañana de octubre de 1995. ¿Cómo no van a ser legendarias sus obras con los grandes espadas de cada editorial cuando incluso un trabajo menor como este derrocha tanta energía, tanta intensidad y tanta pasión?
Ese es el verdadero poder de George Pérez: hacer que todo lo que dibuja se vuelva vibrante y atractivo. Da igual que los personajes sean refritos, que la historia esté muy manida o que el escenario resulte falto de originalidad, que Pérez siempre conseguirá sacar el máximo partido posible de la materia prima con la que esté trabajando en ese momento. Dale unos personajes noventeros diseñados con un gusto cuestionable que él te devolverá a los héroes de una fantástica epopeya atemporal. Dale un argumento con un poco de acción y unas dosis de drama que él te ofrecerá unas páginas trepidantes y desgarradoras. Dale un universo un tanto mediocre como el Ultraverse y él lo elevará hasta las alturas, donde por unos instantes podrá codearse de tú a tú con los grandes cosmos de ficción que todos amamos.
Por eso George Pérez es especial. Supo ver las virtudes ocultas en algo tan árido como podía ser el Ultraverse de los años noventa y dio lo mejor de sí para que todos pudiésemos verlas como si siempre hubiesen estado ahí, justo delante de nuestras narices. Eso es lo que siempre hace. La mayoría de la gente, cuando se coloca delante de un bloque de piedra, no ve nada más que un simple bloque de piedra. Los auténticos artistas, cuando se colocan delante de un bloque de piedra, son capaces de ver la escultura que se esconde en su interior y emplean todo su esfuerzo y su dedicación para que salga a la luz; para que los demás puedan verla también. George Pérez es un auténtico artista, qué duda cabe. Es más, George Pérez es el artista por antonomasia de los tebeos de superhéroes.
Gracias por todo, George. Por Ultraforce, por los Vengadores, por los Nuevos Titanes, por Wonder Woman y por tantas otras cosas. De todo corazón, gracias por todo lo que nos has dado.
El Ultraverso lo descubri tardia mkente, precisamente en ese especial Avengers/Ultraverse. Me quedo la curiosidad y desde entonces empece a investigar sobre ellos. Realmente Perez se lucio en estos especiales y creo que el Ultraverso le dio la oportunidad de dibujar superheroes en situaciones que se verian despues en comics como Invencible o la Autoridad años antes de que se volvieran mainstream.
(Lo de lo que acontece en Ultraforce 3… sin intención de defender a Jones, creo que se esta malinterpretado la página en cuestión, porque lo que yo vi fue una referencia a un dato biologico correcto. Si, el tipo fue condenado, y admitio su culpa, merece estar preso y su nombre ahora resulta infame. Pero creo que hay que ver bien esto de separar el artista de la obra y no terminar viendo algo donde no lo hay, por distorsiones propias. Y ojo que a mi tambien me huele raro toda la narrativa que hizo en Prime y de la cual creo que el mayor perjudicado fue el pobre Norm Breyfogle. Tal vez deberia analizarse ese capitulo de Ultraforce mejor para hablarse de ello. Pero este no es el lugar para discutirlo, nos desviariamos demasiado del homenaje a Perez. Aunque no se donde podria hablarse del tema con la cabeza fria.)
Es cierto, este no es el mejor momento para discutir el tema. De momento dejémoslo en que los guiones de este señor eran un poco turbios y que el hecho de que fuese encarcelado por el motivo por el que fue encarcelado hace que esa parte turbia resalte un poco más. Quién sabe, quizá en el futuro haya otras ocasiones de comentarlo y analizarlo.
Con lo que sí estoy de acuerdo es con eso que dices de que el Ultraverse se adelantó a algunas situaciones que luego se verían en otros títulos más exitosos. The Authority es de 1999, Invincible de 2003, pero en 1995 Ultraforce ya estaba forzando los límites hasta los que podía llegar un cómic mainstream de superhéroes. Ya sabemos cómo eran los tebeos de la década de los noventa, pero no recuerdo que hubiese muchas colecciones que llegasen a ser tan explícitas como esta, especialmente respecto al sufrimiento y la violencia (lo que le ocurre a Pixx es el mejor ejemplo). En ese sentido, siempre merece la pena echarle un ojo al Ultraverse por lo que tuvo de «pionero». Y también por Pérez, por supuesto.
Totalmente de acuerdo. (En ambos puntos).
Wow, Miguel Angel, impresionante! Has sacado oro de una veta agotada y sin perder d vista al homenajeado. Pedazo de artículo, me ha encantado!