Un Spirit de celuloide: Dificultades reales e irreales

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La semana pasada, Toni Boix explicaba en un interesantísimo artículo por qué le parece difícil –o casi imposible– trasladar un cómic como The Spirit, del inmortal Will Eisner, al terreno del séptimo arte. Más allá de los pormenores concretos de la adaptación que actualmente realiza Frank Miller (tales como el aspecto visual o detalles en la caracterización de personajes), nuestro redactor nos proponía un análisis mucho más concienzudo y exigente para demostrar la inviabilidad de base del proyecto. Razones teóricas, que tenían sus raíces en la propia naturaleza del medio tebeístico.

Aunque largo, el texto de Toni Boix resulta fácilmente resumible: la calidad y maestría del Spirit de Eisner depende de factores que están íntimamente ligados a la esencia del cómic; y éstos no pueden ser extrapolados, exportados, a ningún otro medio artístico (incluyendo al cine, claro). Dichos factores eran, básicamente:

  1. Todas las innovaciones formales que incorporo Eisner al noveno arte (títulos, etc.).
  2. Diversos elementos narrativos presuntamente aglutinables sólo en el cómic que chocarían o son irreproducibles: iluminación cinematográfica, gestualidad teatral, exageración expresiva –que identificaba con la sobreactuación–, maleabilidad gráfica, etc.
  3. Los cambios en el género al que se adscribe la obra, conseguidos mediante a) la serialización b) la posibilidad de llevar dos líneas narrativas al mismo tiempo (los toppers) y c) los cerrados; es decir, los saltos que se producen entre viñeta y viñeta y que permiten que éstas sean en sí mismas unidades narrativas autocontenidas.

Como habréis apreciado, he variado un poco el orden expositivo que Toni siguió, en aras de empezar primero por lo más liviano y acabar por lo más complicado. Y así, lo primero de lo que nos toca hablar es de las innovaciones formales. Me sería fácil acudir al detalle y desmontar un tópico tan característico como es el de la inadaptabilidad de las cabeceras de Eisner con algo tan sencillo como los títulos de crédito de La Habitación del pánico, pero me apetece ser un poco más abstracto y etéreo.


Títulos de crédito de La Habitación del Pánico
(David Fincher, 2002)

Cuando hablamos de innovaciones en un medio artístico, hablamos de acontecimientos revolucionarios que cambian el modo en que las obras en dicho medio se gestan, se producen y se consumen. Eisner innovó enormemente con su The Spirit y, llegado el caso, es probable que el aficionado busque reconocer la obra del genial creador en la adaptación… pero olvida –olvidamos– que una adaptación, una buena adaptación, no debe imitar al original sino conseguir a través de un medio distinto los mismos hitos que aquél. ¿Sería posible una versión cinematográfica del enmascarado de azul que reprodujese fielmente los hallazgos formales de Eisner? No lo sé; puede ser… pero lo que resultaría muy probable es que nos decepcionara por su falta de alma y de capacidad de asombro: lo que funciona en el cómic siendo propio del cómic es imposible que produzca pasión en el cine, y sólo puede aspirar a mediocre producto fallido. ¿Para qué reproducir fielmente cuando se cuenta con lo genuino?

No. Una verdadera adaptación; una adaptación que fuera consciente de que a Eisner hay que rendirle homenaje en espíritu y que hacerlo en forma no sería más que una burda copia, sería aquélla cuyos responsables se propusieran renovar la sintaxis y el lenguaje fílmicos en el mismo grado en que «el maestro» revolucionó los propios. ¿Es esto complicado? ¿Podría hablarse de dificultad? Indudablemente… pero no de imposibilidad como en el caso anterior. Y de lo que desde luego estoy seguro es de que un The Spirit que supusiera para el Cine lo que una vez supuso para el Cómic (así, ambos con mayúscula) dejaría a Eisner mucho más tranquilo en su tumba, y a nosotros mucho más boquiabiertos.

Cierro ahora esa línea discursiva y me centro en la que hacía referencia a la iluminación cinematográfica, la «sobreactuación» teatral, la maleabilidad gráfica y demás. Respecto a esa iluminación… si algo nos han demostrado la mayor parte de los montajes teatrales contemporáneos es que un buen maquillaje y unos técnicos competentes pueden generar una serie de variables en este sentido absolutamente asombrosas que resultan no ya limítrofes con el claroscuro, sino directamente con el tenebrismo. Puestas en escena como la de El Rey Lear de Calixto Bieito con José María Pou, la de El retrato de Dorian Gray adaptada por Savater o la de La metamorfosis de La Fura dels Baus –aquí con trampa– así nos lo desmuestran. Eso, claro, si no entramos en películas con clara vocación teatral como Dogville.


Montaje de La Metamorfosis de Kafka, a cargo
de La Fura dels Baus

Pero es precisamente el hecho de que se afirme que una de las claves de Eisner –la gestualidad exagerada que Toni identificaba con la sobreactuación– es propia del Teatro y no del Cine (donde chocaría), lo que me resulta especialmente indefendible. En primer lugar porque los actores «con tablas» saben perfectamente la distinción entre sobreactuación y gestualidad (la capacidad de hacer que cada movimiento sea perceptible por el espectador y al mismo tiempo orgánico e integrado en la actuación). En segundo lugar, porque Stanislavski le dedicó casi un libro al tema, ahondando en la necesidad de potenciar la gestualidad sin incurrir en una exageración que invalidaría la propuesta dramática de las obras naturalistas/realistas. Y en tercer lugar porque ya el mismo Shakespeare definía en un monólogo de su Hamlet al que temen todos los actores (porque podría ponerlos evidencia) lo que un intérprete jamás debe hacer. No me resisto a reproducíroslo al menos en su mejor parte: «[…] tú deja que te guíe la prudencia. Amolda el gesto a la palabra y la palabra al gesto, cuidando sobre todo de no exceder la naturalidad, pues lo que se exagera se opone al fin de la actuación, cuyo objeto ha sido y sigue siendo poner un espejo ante la vida […] He visto actores (elogiados por otros en extremo) que […] se contonean y braman; de tal modo que parece que los hombres fuesen obra de aprendices de la Naturaleza, viendo lo vilmente que imitan a la humanidad. Exageración ésta que dista mucho por otra parte de ser ajena al cine, con aclamados resultados en muchos casos en los que en absoluto nos chocan (¿alguien ha dicho Al Pacino? ¿alguien ha susurrado Jack Nicholson? ¿alguien ha coreado Daniel Day Lewis?).

Y ya si el debate se centra en que la maleabilidad de la imagen cinematográfica no puede compararse a la del cómic bastaría con citar como ejemplos los magníficos planos de Marlon Brando en Apocalypse Now, la estética de cómic de Dick Tracy, toda la parte final de Kill Bill vol. I –un auténtico «tour de force» en el campo de la experimentación en este sentido–, Amelie, Pushing Daisies y un largo etcétera que podría llevarnos hasta el Sergio Leone de La muerte tenía un precio. El empleo combinado de montaje, iluminación y primeros planos en esta película resulta fundamental a la hora de crear el retrato psicológico de los personajes o de, directamente, influir en la percepción que de ellos se crea el espectador.


Day Lewis en Gangs of New York: exageración, caricaturización,
plasticidad visual… y aún así drama

Y ahora ya llegamos al punto en el que nos toca hablar de los cambios de género y los cerrados entre viñetas. En primer lugar, cabe destacar que el propio Toni se contradice: demuestra que en una misma historia –incluso en una misma viñeta– es posible cambiar el tono y luego aduce que la serialización tiene mucho que ver en esos saltos tragicómicos. Desde luego, es probable que así sea pero vaya por delante que lo primero indicaría que una obra compacta (como pueda ser la cinematográfica) tiene espacio también para esa característica de nuestro querido Spirit. En todo caso, hay muchas maneras de conseguir la serialización en el Séptimo Arte. Una posibilidad sería por supuesto el acometer varias entregas –de hecho creo recordar que está anunciada una trilogía– pero la otra sería establecer un carácter episódico dentro de la propia obra como ya hicieran Sin City, Jim Jarmush en su Coffee and Cigarettes o incluso Woody Allen en la mismísima Melinda y Melinda (y cito ésta porque incluye de una forma casi teórica eso de los cambios de género).

Ahora bien, esos cambios; ese llorar en una escena y reír en otra; ese estar tensos y a la vez distendidos… todo ello no es ajeno al mundo cinematográfico. Es más, en muchas ocasiones el cine consigue que lo hagamos a la vez, generalmente a través de una secuencia cómica cuyo subtexto resulta trágico. Me viene a la cabeza El Apartamento de Wilder, pero también una de las escenas finales de La vida es bella (cuando van a matar al personaje de Benigni pero éste sigue haciendo el payaso para abstraer a su hijo de la tragedia). Asimismo, Tarantino se muestra muy eficaz en aunar comedia, hiperviolencia y thriller; Costa-Gavras hizo en Arcadia una curiosa mezcolanza entre género de asesinos en serie, humor negro y crítica social (con sorprendentes resultados); Veronica Mars (al igual que la formalmente más reconfortante Brick) consiguió una brillante mezcla de neonoir y drama adolescente; Kiss Kiss Bang Bang salta con gracilidad de la tensión a lo absurdo, etc. No obstante, tal vez la escena que se lleva la palma en estas lides es una de la La lista de Schindler… aislada nos resulta graciosa, pero aún así nos da casi vergüenza admitir que podemos encontrar cierto humor en ella.


Y ya para ir finalizando, es cierto que la yuxtaposición de viñetas autocontenidas es un recurso único del cómic. Pero el cine se muestra igualmente ducho en la gestión de planos a través del montaje. Desde Eisenstein y su Acorazado Potemkin hasta el propio Tarantino, pasando por Soderbergh, Godard, Hitchock, Kurosawa o Paul Thomas Anderson –y hablo de corrido– los grandes directores y montadores nos han ofrecido suficientes muestras de cómo manipular las emociones sabiendo seleccionar qué enseñar, cómo hacerlo y en qué momento. Y controlar cuándo un espectador se sobrecoge, ríe, llora o se tensa es en realidad definir el género a cada momento con precisión milimétrica. Ahí queda eso.

CONCLUSIÓN: Una adaptación de The Spirit al cine es plenamente posible sin perder las características que hicieron de él una obra maestra en el mundo del cómic, dado que los rasgos puramente formales del segundo pueden ser vehiculizados mediante rasgos formales propios del primero sin perder identidad y sin menoscabo conceptual.

Pero indudablemente, en el espíritu de una adaptación de Eisner debería ir implícita –y el espectador conocedor de su obra así lo debería exigir– una revolución cinematográfica acorde a la que sufrió el cómic tras el paso del autor. Así que, la gran dificultad reside en encontrar un genio y que además éste no busque adaptar The Spirit a su propio lenguaje, sino que desarrolle uno completamente nuevo a nivel formal y artístico. ¿Es Frank Miller este visionario? Muchos pensamos que NO. Como mucho, se quedará en recién llegado con talento. Y eso es siendo optimistas.

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Parasiempre
Parasiempre
22 mayo, 2008 12:38

Por fin, alguien lo ha dicho.
Efectivamente, hoy en día, con todos los adelantos técnicos que hay, sólo hay que tener ganas de hacerlo igual que en el cómic de bien.
Por supuesto que hay que hacer concesiones, pero no convertir una peli en una concesión entera.
A ver, ejemplos hay a patadas, evidentemente en Batman Begins y en The Dark Knigth han hehco concesiones para adpatar el comic lo mwjor posible a la pantalla pero todos reconocemos a Batman, al resto de los personajes y a la historia en si misma. Eso es Batman.
Lo mismo pasa con Spiderman, aunque nunca podré entender porque si es plausible que un tiío se ponga un pijama de araña y otro tío no pueda vestirse de duende.
Lo mismo con los X-men, Synger consiguió darles un lenguaje en pantalla increible, mucho más «realista» que el del cómic, pero todos reconociamos a los personajes y a la historia.
Joder, ahora porque ya nos hemos acostumbrado, pero os acordais el yuyu que había sobre como pdrían plasma a Lobezno bien en pantalla?, y mira tú, al final, entre el Jackman y el Synger lo consiguieron.
Sigo pensando lo mismo, si se han hecho pelis de comics que en su día fueron revolucionarias como Superman, Batman Begins, Spiderman, X-Men, (incluso Las Tortugas Ninja) o más recientemente 300 o Sin City, se puede hacer lo mismo con Spirit.
Es más, seguro que el Snyder lo clava (se que esto es adelantarme mucho) con Watchmen, incluso a pesar de las concesiones de siempre, la adaptación de V de Vendetta salió muchísimo mejor de lo que jamás me hbiera imaginado.
Por todo ello, no comprendo como un cómic como Spirit no s epuede trasladar ala pantalla con toda la imaginería del mismo y hay que recurrir a hacer Sin City 1.5.
Si hasta pelis como Los Increibles que no adpatan ningún cómic en concreto, aunque se basan en todos ellos, ha conseguido pillarle el punto al asunto.

Parasiempre
Parasiempre
22 mayo, 2008 12:45

Se me olvidaba, hasta Joe Johnston le pilló el punto a Rocketeer, del genial y tristemente fallecido Dave Stevens.
Y si digo que hasta The Shadow y hasta El Hombre Enmascarado tienen sus aciertos, me pegais?.

Sergio Robla
Autor
22 mayo, 2008 12:48

No seré yo quien lo haga. Phantom me encantó, con sus peros. Y The Shadow algo menos.

Mercucio
Mercucio
22 mayo, 2008 14:23

¿esque no os acordais de las horribles imagenes y el trailer en plan sin city que nos han colado?

el spirit de eisner NO es el de Miller….ni por asomo.

Phantomas
Phantomas
Lector
22 mayo, 2008 14:28

Como punto de partida, estoy de acuerdo con José: como ser posible sí creo que sea posible adaptar The Spirit a la gran pantalla. Ahora, personalmente no creo que me gaste el dinero en ir al cine a ver el Spirit de Miller.

«si se han hecho pelis de comics que en su día fueron revolucionarias como Superman, Batman Begins, Spiderman, X-Men»

Va, acepto Superman, pero creo que mucho más revolucionarias que el resto que cita Parasiempre fue, por ejemplo, Matrix (sin ser exactamente una película de SH’s y aunque tampoco me mate).

Anteo Janus
Anteo Janus
22 mayo, 2008 14:49

Ante todo, mis respetos por esas dos argumentaciones más que aceptables. Pero quisiera hacer incapié, como he hecho ya en otros foros sobre lo erroneo de estas discusiones sobre las adaptaciones comic/literatura al cine (aunque sean apasionantes para mi corazoncito de aficionado).
No tengo nada que añadir al análisis de Spirit como tebeo, estoy de acuerdo con todo y con todos, pero el caso de la traslación cinematográfica discrepo en lo que todo el mundo dice se debe esperar de la película.
1.- Nadie me discutirá que la historieta y el cine aunque compartan muchisimos elementos comunes, son medios radicalmente diferentes.
Creo que hablar de adaptación ya de por sí es falaz. Lo máximo que puede aspirar un cineasta es el colgar una frase diciendo «inspirado en la obra de Will Eisner».
El cineasta va a tomar una serie de elementos presentes el tebeo y va a plasmarlos en su obra, la cuál va ser absolutamente diferente al original. La narrativa cinematográfica no admite la fidelidad. La estética cinematográfica no admite la fidelidad. La película como obra artística no admite la fidelidad.
2.- Todo el mundo obvia que el cine también es un negocio. El target de la película no somos los amantes de Spirit, que somos tres gatos, sino el enorme número de potenciales espectadores que no tienen ni la más mínima idea de quién es Will Eisner, ni de la importancia de su obra y que los tebeos se la traen floja. Por lo tanto no somos el ombligo del mundo, y los productores legitimamente van a pensar en verde dolar.
A ese público va dirigida y la película debe ser atractiva y comprensible para ese público.

Anteo Janus
Anteo Janus
22 mayo, 2008 14:53

3.- Esto no excusa a Frank Miller de hacer una buena película. Pero eso es lo que debe hacer, una buena película, no una buena adaptación, traslación, copia o lo que sea. El Spirit de Frank Miller deberá ser juzgada y criticada por sus méritos o deméritos propios, con criterio fílmico.
Otra discusión es que si Miller tiene el talento y la experiencia para ser un buen Director, pero de eso discutiremos cuando veamos la película.

Perdón por la parrafada y un cordial saludo a todos.

Anteo Janus
Anteo Janus
22 mayo, 2008 14:56

Perdón, ya se que hincapié es con hache… XD

Rodrigo
Rodrigo
Lector
22 mayo, 2008 15:30

En caso de querer ser lo más fiel posible al «Spirit» de Eisner ¿no creeis que una dirección al estilo del «Dick Tracy» de Warren Beatty seria lo ideal?

Bueno. Tampoco es el apocalipsis (eso lo seria si el film fuese de Mark Steven Johnson, el Uwe Boll del comic) Basta con tomarse el film como un «Ultimate Spirit».

zape
Lector
22 mayo, 2008 15:32

Coincido contigo José,la clave está en la equivalencia no en la fotocopia.Para mi esto era clave en el fracaso de Sin City que agotaba sus recursos a los diez minutos(el prologo era genial,el resto pura reiteración),esto era un problema tambien en 300 y lo será en Watchmen,la ilustración no tiene ningun valor en si misma,reproducir punto por punto los detalles escenográficos es un sinsentido.No se si conoces la adaptación de «Diabolik»,bueno,en la edición en DVD viene un interesantísimo extra donde Stephen Bissette,habla al respecto explicando como el cine equivoca el lenguaje del comic y se dedica a reproducir viñetas si comprender la dinámica narrativa interna de las mismas en contraposición a como Bava lo realiza en este film viñeteando el plano,no mediante pantalla partida sino a traves de la puesta en escena.En cuanto al Spirit de Miller creo que tiene más que ver con la actual indigencia creativa del antaño magistral re-creador de Daredevil.

Lord Deu
Lord Deu
22 mayo, 2008 15:47

Citando al articulo:
¿Para qué reproducir fielmente cuando se cuenta con lo genuino?

Esta es la pregunta de fondo, ¿la respuesta?, la mia va por el tratar convertir en aun mas rentable, algo que es popular de segundo orden, como lo es el noveno arte.
En resumen es dinero, ¿difusion del comic?, lo dudo.
¿Que podemos aportar a la obra con una adaptacion….?
Muy pocos realizadores pasan por estas simples preguntas, por lo mismo siempre existira un recelo de parte de los que nos hemos acercado a estos titulos, sin exigir una «traduccion» , muchas veces innecesaria.

Sergio Robla
Autor
22 mayo, 2008 16:30

También está eso de «puede dar lugar a una película entretenida», cosa que nunca está de más.

IchabodCrane
IchabodCrane
22 mayo, 2008 17:10

Coincido plentamente con lo expuesto en este artículo. Y entiendo desde ya el porqué de no hablar del target y lo económico. Pero desafortunadamente, me parece que ahí está el quid de la cuestión. Esto, como dice algún usuario por ahí, es cuestión de generar dinero. Suena espantoso, pero es la realidad. Soy uno de los que más quisiera ver a un Spirit mucho más fiel a su original de tinta y papel, y también soy parte de una minóría abrumadora. Vamos, si hasta coleccionistas de comics hay que nunca han leído un número del Spirit y se piensen que Eisner es un premio que dan por ahí! Ni hablar de los «civiles» que van al cine sólo por ver cine y que no son lectores de comics. Pero se puede hallar un equilibrio que satisfaga a todos los grupos, porque ya se ha hecho antes (Spiderman es un buen ejemplo).
La realidad es que el nombre de Fank Miller ha aparecido en dos de las películas más promocionadas de los últimos años, y eso le da a la adaptación del Spirit un puntapié publicitario inicial tremendo.
Creo que aquellos que nos llamamos lectores del Spirit no deberíamos esperar de su versión cinematográfica más que una interesante secuencia inicial dónde con algún elemento del fondo (manchas en una pared, siluetas de edificios, o lo que sea) podamos ver como se forma el título de la película. Creo que eso es lo más cercano al cómic que vamos a poder ver.

Y es que lo demás…para ser sincero, lo que se ha visto hasta ahora no deja de parecerme un tanto irrespetuoso para con la obra de Eisner. Me parece que a Miller se le subieron muchísimo los humos. Tal vez espere que en algún momento entreguen los «Premios Miller», como para estar a nivel…

Estoy muy errado si les digo que me hubiera gustado más que una película así hubiera estado en manos de Darwyn Cooke en lugar del Miller?

Perodón por lo extenso gente…

blackink
blackink
22 mayo, 2008 18:18

Sin City (y otras obras de Miller) me resultan un tanto pretenciosas en su argumento y con Spirit se corre el riesgo de que el bueno de Frank se tire a la piscina de los argumentos profundos y en realidad no encuentre agua sustancial.

Por cierto, se sabe algo de ese proyecto de Batman contra Al Qaeda?

IchabodCrane
IchabodCrane
22 mayo, 2008 19:09

José, no fué mi intención decir que la calidad se opone a lo rentable. Temo haberme expresado mal.
El asunto es que en el gran cuadro de las cosas, los estudios y compañías productoras que financian este tipo de proyectos están mucho más interesados en el dinero del Box Office que en el respetar o no la obra original de la cual es adaptada cada producción. Seguro, la calidad del producto que financian les interesa mucho, pero más les interesa lo que va para sus arcones.
La intención primordial es vender a las grandes masas, y que si a las minorías les gusta, mejor.
Con esto no quiero dar por cerrado ningún análisis, ni dejar de debatir respecto a la posibilidad on no de llevar al «Spirit» a la pantalla grande con fidelidad, por supuesto. Es sólo que me parece que se pueden hacer las cosas con un equilibrio adecuado, generando una buena taquilla como a los estudios le interesa, respetando la escencia de la obra original e innovando desde el medio en cuestión. Se ha hecho antes.
Personalmente, no creo que Miller tenga lo que hece falta. Espero equivocarme.

Mr. Zaxxx
Mr. Zaxxx
22 mayo, 2008 19:37

>>>Me sería fácil acudir al detalle y desmontar un tópico tan característico como es de la inadaptabilidad de las cabeceras de Eisner con algo tan sencillo como los títulos de crédito de La Habitación del pánico>>>

Menos mal. Pensaba que ibas a mencionar los títulos de los capítulos de «Héroes» (sería cansino demostrar que se puede hacer una película basada en un tebeo argumentando que ya hay películas que se basan en otros tebeos).

zape
Lector
22 mayo, 2008 19:56

Por cierto, los créditos de «La habitación del pánico» guardan,ademas,ciertas reminiscencias con los del maestro Saul Bass para «Con la muerte en los talones»

zape
Lector
22 mayo, 2008 20:11

Por eso añado,»ademas»,coincido contigo en que si hay un medio con capacidad para integrar y fagocitar cualquier otro tipo de lenguaje ese es el cine,luego depende de la voluntad/talento de los artista y del gusto por el riesgo de los productores,que no suele ser mucho.El ejemplo que pones de Leone es acertadisimo y yo lo haria extensible a gran parte del cine de género que se realizó en Europa desde medidos de los 50 hasta mediados de los 70,del cine de forzudos con Steve Reeves a el giallo,esto es a la época gloriosa de las coroducciones.

Jose Maria Beroy
22 mayo, 2008 20:28

Un texto excelente, muy bien documentado y escrito y de tesis muy razonable. Personalmente pienso que cine y cómic, con todas sus diferencias, son parientes cercanos. Me tomo la libertad de enlazarlo en el blog de la Escola Joso, si no hay inconveniente. Un cordial saludo.

Puly
22 mayo, 2008 21:56

A pesar de que muchos no opinan igual, yo creo que las adaptaciones de comics deberían ser como el Hulk de Ang Lee o como la reciente Meteoro, entiéndase con esto que, para mí, un comic en la pantalla debe ser una excusa para intentar trascender el lenguaje convencional del cine y lelvarlo más allá, para arriesgarse, para romper con los convencionalismos. Para una narracion lineal (en todo sentido) ya están otras películas, hagamos del comic en la pantalla algo más interesante visualmente. Yo creo que Iron Man podría ser mucho mejor película si su director se habría animado a explorar, a inventar lenguajes, a trascender. Pero beh… no todos opinan como yo. Y lo bien que hacen.

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 9:22

Siento haber tardado tanto en volver a intervenir, cuestión de internet disponible.
D. José Torralba, sí había leido vuestros artículos con detenimiento. Por eso mismo presenté mi desacuerdo. En tus conclusiones afirmas:
«Pero indudablemente, en el espíritu de una adaptación de Eisner debería ir implícita –y el espectador conocedor de su obra así lo debería exigir– una revolución cinematográfica acorde a la que sufrió el cómic tras el paso del autor.»

Ese es el sentir generalizado, es lo que veo que desean, esperan o exigen la gran mayoría de los fans en todos los foros.
Pero a mí me resultan esas expectativas equívocas e injustas.
Las Revoluciones en todas las artes las llevan a cabo los genios, que como todos sabemos no son seres que aparezcan a menudo. Y desde luego, cuando un genio revoluciona un arte lo hace presentando un punto de vista totalmente original, aunque tenga como referencia multitud de obras y artistas anteriores.
Eisner era un genio en su medio. Su genialidad no es extrapolable. Miller es un autor enorme del comic, no creo que su talento sea extrapolable al cine.
Es injusto pedirle a Miller y a cualquier otro que hiciera la adaptación, una revolución cinematográfica o una obra maestra. Igual de injusto que pedírselo a Jon Favreau con su Iron Man.
Es más, si fuera capaz de hacer una obra maestra, lo más probable es que comenzáramos a hablar de las influencias y referencias cinematográficas del autor, y Eisner solo sería una referencia más, y hablariamos de Eisner tanto como de Kurosawa, Peckinpah o Welles, por poner un ejemplo hipotético.
La revolución Eisner habría perdido la partida igualmente.

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 9:41

Cito:
«Pero lo que sí le exigiría a una película de Eisner, lo que vendría a constituir una buena adaptación cinematográfica (inspirada, que no copiada, pero adaptación al fin y al cabo) es su capacidad para revolucionar el Cine como su original hizo con el Cómic.»

A mi me pasa igualmente, pero la pasión de fan nos pierde. ¿Dónde está esa adaptación del Quijote que revolucionó el mundo del cine? ¿Dónde está ese Hamlet que marcó un antes y un después en la forma de dirigir?
Dos obras colosales con muchísimas adaptaciones cinematográficas, pero éstas, desde luego, no suelen pasar a la historia del cine con mayúsculas.

No soy quién para decir a nadie qué debe esperarse de nada, pero, siendo justos, tampoco se me ocurre ninguna adaptación al comic de una película que haya dado lugar a una obra maestra o revolucionaria del medio.
Un cordial saludo.

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 9:45

Cito:
«No exigirle a Miller que revolucione aunque sea mínimamente el cine sería como decirle “convierta la obra en lo que nunca fue: una más del montón”. ¿Es injusto? Pues tal vez sí; pero nadie le dijo que se metiera en este fregado…»
La obra original permanece inalterada, si Miller hace una bazofia el Spirit de Eisner va a seguir siendo genial, y si hace una maravilla de película tampoco va a ser mejor el comic.

Cannonball
23 mayo, 2008 9:58

>>¿Dónde está esa adaptación del Quijote que revolucionó el mundo del cine?

Ejem, tienes tanto la version de Welles (creativa y libre a mas no poder, acorde al espiritu de la obra) y la de Kontzincev, demasiado fiel, para mi gusto… pero claro, la obra de Cervantes es demasiado extensa y compleja (en el fondo y en la forma) para poder reducirla a dos o tres horas, asi que las comparaciones siempre van a ser injustas

Cannonball
23 mayo, 2008 10:04

A mi si que se me ocurre una adaptacion que cinematograficamente es una obra maestra, Akira XD

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 12:02

Permitanme replicar, y también decir que agradezco tener esta discusión caballeros de tan alto nivel.
Esos ejemplos, y era consciente de ellos cuando hice la afirmación.
El Quijote de Welles, no es ni lo mejor de su cine, ni por supuesto de suma importancia en la historia del cine, como lo es la obra de Cervantes a la Literatura. Eso no quita que sea una obra valiosisima, con grandes hallazgos y con una virtud que ya ha señalado Cannonball, la libertad, que conduce a Welles a plasmar sus inquietudes personales y artísticas tomando como pretexto e inspiración la obra original. Digamos que un fiel seguidor del Quijote, podría afirmar que es poco «cervantina», si no desligamos el espíritu y los valores universales de la obra, de la forma y elementos que utiliza Cervantes para contar la historia.
El Quijote de Kontzincev no lo he visto… sorry. Pero el Hamlet de Olivier tampoco pasó a ser de las grandes obras del cine por ser excesivamente ortodoxa.
Y que no se me malinterprete, digo una vez más que son muy buenas películas, y el parecerse o no parecerse a sus originales no les quita valor en absoluto, pero que no están a la altura en el cine, de la importancia del Quijote y Hamlet en la literatura.
Y rectificarme si me equivoco, Akira y Ghost in the Shell son adaptaciones al cine de los comics originales… y me gustan muchisimo más que estos.
Cito:
«Por otra parte de las obras de teatro diría que más que adaptarse, se interpretan cinematográficamente.»
Si vieras películas relativamente recientes como Vanya en la Calle 42 de Louis Malle o Looking for Richard de Al Pacino, retirarias esta frase rapidamente… XD

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 12:07

Leed mi comment, me refiero a una adaptación de una película al comic. Se que es un género escaso, pero ¿algún comic sobresaliente que sea una adaptación de una película?
Y no he leido aunque tengo ganas el Atmosfera Cero de Steranko.

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 13:50

Disculpa, pero no interpreté bien lo que querias decir con: «se interpretan cinematográficamente», creía que te referías a algo así como teatro filmado. Aclarame, por favor, lo que querias decir.
Por otro lado, si empezamos a matizar lo que es adaptación, inspiración y tal, entramos en un terreno para ensayos y en una discusión de días.
Volviendo al principio de todo, planteo que si a un cineasta se le ocurre hacer con el Spirit de Eisner la misma, digamos, «operación» de El Corazón de las Tinieblas/Apocalipsis Now, Romeo y Julieta/West Side Story o Los Siete Samurais/Siete Magnificos (por poner ejemplos variados)… ¿estaría traicionando a Eisner y a su obra? ¿O debe tener el mayor parecido posible en sus planteamientos al original para no caer en ello?
Mi opinión es que lo importante es que se haga una película digna, y esa dignidad o ausencia de la misma, ya la decidiremos cada uno con sus propios pareceres, pero que el parecido o fidelidad al original o sus ausencias no redunda en la calidad del film, ni constituyen ningún tipo de traición al mismo. Si queremos disfrutar de The Spirit de Will Eisner genuinamente, ya tenemos un montón de tebeos maravillosos.
Por último, buen ejemplo el Drácula de Mignola… Un comic, adaptación de una película, que a su vez es una adaptación de una novela, ¿quién da más? … XD

Anteo Janus
Anteo Janus
23 mayo, 2008 13:53

Al final estamos de acuerdo en más puntos de los que pensamos… XD

Anteo Janus
Anteo Janus
26 mayo, 2008 8:41

Siento haber tardado tanto en responder, pero solo tengo que decir que ha sido una excelente discusión y que nuestros puntos de vista han llegado a confluir al 90%. Gracias y un cordial saludo.

Maesemediarock
Maesemediarock
31 mayo, 2008 14:58

Declaraciones de Frank Miller :

Frank ha explicado que si ha elegido el negro como color para «The Spirit» es porque el azul, en los tests visuales, lo hacía parecer demasiado camp y le restaba misterio al personaje. Eso con respecto al cambio cromático en el vestuario de «The Spirit».

En relación con el mayor miedo de los fans, esto es, que Frank haya «sincityzado» la obra maestra de Will Eisner, el genio neoyorkino lo ha dejado claro. No es este el caso; «The Spirit» va a ser, a pesar de la confusión a la que haya podido llevarnos el traje, una película a todo color y muy lejos temáticamente de «Sin City» de la que Miller ha revelado que planea convertirla en trilogía cinematográfica.

Pinchando aquí – http://www.superherohype.com/news/spiritnews.php?id=7278 podréis acceder a la entrevista completa con este maestro moderno del noveno arte, que estrenará su esperadísima adaptación el próximo 25 de Diciembre.