Fuego en el cuerpo. Una entrevista a David Rubín

Tres años después, volvemos a compartir mesa y confidencias con David Rubín, autor incansable que está triunfando en librerías gracias a su último trabajo: El Fuego.

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Habían pasado (casi) tres años desde que nos sentamos con David Rubín por última vez. Normalmente, en dicho periodo pueden pasar muchas cosas pero lo cierto es que nuestra vida cambió apenas un par de semanas después de publicar aquella última entrevista al autor orensano. El coronavirus llegó para parar el mundo y la pandemia se asentó durante demasiado tiempo. Sin embargo, la rueda, de la que siempre habla el artista de obras como Ether o Rumble, no paró de girar. A comienzos de 2020 a Rubín se le iluminaban los ojos con la ilusión de un niño al hablar de El Fuego. Por entonces, tan solo pudo mostrarnos las primeras páginas y explicarnos muy a vuela pluma lo que nos íbamos a encontrar en su lectura. Aunque el COVID retrasó su llegada a librerías, siempre de la mano de Astiberri, David Rubín comenzó su particular tour para presentar su obra magna en distintas ciudades de la piel de toro. Así pues, tres redactores, que funcionan a modo de los mosqueteros, decidieron unir fuerzas para citarse con el huracán gallego. El Fuego se ha propagado como solo este elemento de la naturaleza sabe hacer. Nos sentamos alrededor de Rubín con unos refrigerios encima de la mesa. La entrevista se convierte en un torbellino comiquero. Rubín derrocha pasión explicando la situación del cómic actual, hablando de sus compañeros, de sus referentes y de lo que está por venir. Los privilegiados redactores de Zona Negativa asisten ensimismados a la genialidad que desprende un autor único.

David Rubín se enciende un cigarro con El Fuego tras ser entrevistado por Zona Negativa.

Entrevista a David Rubín

Es como lo de hoy, ¿para qué coño me hago yo una gira por veinte ciudades? Pues porque hay que defender el trabajo, porque me ha costado un huevo sacarlo adelante, porque ha sido una apuesta para este país y lo quiero defender bien. Y por otro lado porque es necesario, vas a una ciudad y ese día te saca un medio de ahí y no se habla solo de ti, se habla de cómic. Generas que la gente venga a la librería, además a librerías pequeñas.

ZONA NEGATIVA (ZN): Si te parece comenzamos por El Fuego, ya que es la obra que estás presentando ahora. Después de mucho tiempo colaborando con otros guionistas ¿Cómo ha sido la vuelta al cómic como autor completo?

DAVID RUBÍN (DR): Sí, bueno yo no tengo una sensación de haber dejado de trabajar como autor completo, aunque han pasado diez años, no tengo esa sensación porque durante todo este tiempo yo he seguido trabajando en este proyecto. A veces más intensamente y otras de un modo más dilatado, pero siempre estuve ahí, sobre todo con la parte del guion. Muchísimo tiempo. La parte del dibujo ya fue en 2020 cuando me puse y lo gordo fue desde 2021 hasta la mitad de 2022. Pero siempre le estuve dando vueltas a ese tema. Y luego también cuando trabajo con otros autores en colaboración tampoco tengo esa sensación de estar haciendo solo de dibujante, porque siempre me aseguro de que en las historias que intento embarcarme y colaborar sean historias que me interesa contar y que tengan cosas que me aporten tanto a nivel personal como profesional. Que me hagan crecer. Cosas que digo «pues esto me mola porque nunca lo he dibujado» o «nunca me he enfrentado a este tipo de historia pues venga, vamos a hacerlo». Y luego porque tampoco suelo trabajar como si el guionista fuese el director de la peli y el dibujante el cámara, así no consigo trabajar bien, no me siento cómodo. Yo vengo de ser autor completo, así es como me he formado y lo que hago siempre es establecer un diálogo con los autores y compañeros con los que trabajo. Al final lo que termina siendo el guion final que acabas dibujando es un «medley» de un montón de ideas en las que tú también aportas. Y además luego es que el guion, ya sea propio o de otra persona, es como una tabla de salvación, no es una Biblia que tenga que seguir a rajatabla. Así que por el camino cambio muchas cosas o no… según voy viendo. A veces, porque se me ocurren modos mejores y otras simplemente para no aburrirme. De forma que busco retos y digo “esto se puede hacer así pero vamos a ponerlo un poco más difícil y darle unas vueltitas más” porque al final lo que el lector ve en la página no es guion y dibujo sino la traslación que ha hecho el dibujante del guion. Por lo general, el guion lo lees, lo entiendes, lo asimilas y luego lo regurgitas a través de tu visión. Tú estás mostrando tú visión del guion a los lectores, no el guion, ese es el truco para pasarlo bien dibujando y para realmente sentirte como lo que es esto, un trabajo en equipo.

ZN: ¿El David guionista le exige mucho al David dibujante? Porque hay autores que (pasa más con dibujantes que se pasan a guionistas) se dedican a dibujar lo que les mola. En tu caso es distinto porque ya empezaste como autor completo, pero ¿sientes que te obligas a dibujar cosas?

DR: Hombre, pero a saco. Por ejemplo en El Fuego había un montón de cosas que mientras iba escribiendo pensaba “¿esto seré capaz de dibujarlo?” (Risas). Prácticamente todo lo que he dibujado en El Fuego eran cosas que no había hecho antes, situaciones y tal, eran cosas que técnicamente tenía que esforzarme mucho más de lo normal, no solo podía tirar de oficio y ya está. Tenía que esforzarme mucho más porque en la secuencia de Roma, por ejemplo, no puedes dibujar una calle inventada o una calle cualquiera ¿no? El impacto de verdad que tiene ese capítulo que sucede en Roma es que ¡es Roma de verdad! Yo he paseado por esas mismas calles que salen ahí, son todo zonas emblemáticas. No puedes inventarte un portal donde no lo hay. Entonces, eso fue muchísima documentación. Revisar archivos antiguos que tenía por ahí en discos duros de haber sacado fotos con otros móviles que ya no tengo de cuando había estado allí otras veces. Si quieres impactar en el lector con una historia de ciencia-ficción o, como en este caso, que además pretendidamente el detonante de la historia es algo muy pulp, algo mil veces visto, como un meteorito que llega a la Tierra… no puede haber cosa más tonta que esa, ese era mi reto, empezar con algo mil veces visto y darle la vuelta al tinglao, llevarlo a algo más íntimo. Entonces para mí supuso un reto continuo. De hecho el mayor reto era que cuando ya tenía el guion hecho y había dibujado hasta treinta páginas estalló la pandemia, entonces paré totalmente y le di prioridad a otros trabajos como Cosmic Detective y un par de encargos que tenía por ahí. Más que nada porque fue un momento que no se sabía qué iba a pasar, cuánto iba a durar eso, todo se colapsó y entonces dije “hostia, voy a asegurar aquí el poder seguir metiendo comida en la nevera”. Y entonces paré casi durante un año El Fuego y yo creo que le vino muy bien a la obra porque aprendí mucho para bien y para mal en la pandemia, como yo creo que a todos nos ha pasado. La pandemia ha sido una especie de ensayo del fin del mundo. Me vino muy bien hasta para ver cómo reaccionaba la gente, cómo afloraba lo mejor y lo peor de las personas. Cómo reaccionabas tú incluso, así volví a revisar el guion para eliminar las partes superfluas, yendo a la síntesis prácticamente total, eliminando todo texto que no fuese necesario. Eliminé una gran cantidad de voz en off del protagonista, al final. Puse un poco de distancia y dije “esto parece metido ahí solo para decirle al lector mira qué bien escribo” ¿Se entiende todo igual? Pues fuera, fuera y fuera. Aunque sea una historia en la que el ego tiene una historia capital en él es intentar apartar tu ego en beneficio de la historia. Además me había fijado que en mis otras obras usaba el “yo” para hablar de mi mismo, para hablar de mis cosas. Aquí hago lo mismo pero en el fondo estoy usando el yo para hablar más de lo colectivo, de lo común. Es como que el protagonista, Alexander Yorba, no deja de ser un reflejo de la sociedad, tanto de la que vivimos ahora como la que se vive en esa ficción de El Fuego. Entoces mientras lo vemos pudrirse a él vemos pudrirse al mundo. Eso hace que me evite meter un montón de cosas de cómo está la cosa en Bangladesh ¿no?, viéndolo a él y siguiendo su periplo ya te da toda la información para saber cómo va el mundo. Todo eso fue también un reto, conseguir sintetizar eso y conseguir a través del dibujo dar la información con encuadres, en segundo plano aquí y allá… generar sensaciones y dar pequeñas informaciones sublimminales al lector que ayudan a completar la experiencia al lector y que incluso en futuras revisiones si quiere puede encontrar nuevas lecturas e indagar más.

ZN: Eso me parece incluso una de las mejores cosas de las dos, no hay una necesidad de sobreexplicarlo. Sobre todo en Cosmic Detective hay cosas que no las explicáis ni falta que hace.

DR: Claro, es que muchas veces eso es cagarla. A mi por ejemplo me gusta mucho Christopher Nolan hasta que empieza a sobreexplicar, ¿pero por qué me explicas eso? Me da igual cómo funciona los viajes en Tenet, me da igual que anden corriendo patrás y palante, eso ya me flipa y ya está. Déjame montarme a mí la peli ¿sabes? Yo creo que hay que darle un poco de cancha al lector. No llevarlo por railes, no tomarlo por tonto.

ZN: Y exigirle un poco

DR: Claro. En el fondo estás haciendo partícipe al lector de la obra. En parte él es también autor. Es como cuando escuchas una canción en un momento de tu vida y te genera unas emociones y en otro momento la misma canción te genera otras, y la canción sigue siendo la misma. Pues es un poco cómo intento que funcionen las cosas aquí con los tebeos, conseguir que el lector se involucre. Tú al final lo que haces es disponer las piezas del puzzle pero él al final forma la imagen. No tienes que explicar todo. No tienes que subrayar cada cosa. No tienes que tomar por idiota al lector.

ZN: También en ambos, una cosa que nos gusta particularmente, es que los dos tienen un montón de recursos propios del tebeo. Onomatopeyas, encuadres, elipsis… creemos que es algo que se está perdiendo un poco, porque se tiende a una relación que es clon del cine.

DR: Sí es que ahora hay muchos tebeos, sobre todo en Estados Unidos, mayormente aunque también en otros lados, que prácticamente son storyboards. Casi parece que lo hacen ya para ver si les compran la serie alguna plataforma. Y a mi me parece una pena porque el medio del cómic tiene un lenguaje tan rico… y por más que hay ya un montón de hallazgos, cosas que se han usado de una manera fascinante un millón de veces y crees que está todo dicho de repente te aparece un Chris Ware o un Frank Miller en su momento que le dan la vuelta a todo. Y en el fondo el cómic es un medio joven frente a otros como la literatura, aún queda mucho por explorar. No se trata tampoco de buscar la quinta esencia, sino simplemente de seguir explorando este lenguaje tan rico y este medio tan rico que tenemos entre las manos. Y es una pena ir a coger recursos de otro, sobre todo teniendo recursos tan propios como es la onomatopeya que está en desuso, o la elipsis.

ZN: Sobre todo la onomatopeya que no la puedes pasar así como así al cine…

DR: Sí, está claro, o haces algo así en plan risas o no te funciona. En cambio aquí metes una onomatopeya en un momento jodido y el lector automáticamente la asume.

ZN: Volviendo a las escena que contabas del paseo por Roma, cuando la estábamos viendo pensamos “esto en un desplegable hubiese sido la hostia”. ¿Os llegasteis a plantearlo?

DR: No, porque…mmm…

ZN: ¿Es muy caro?

DR: No solo por la parte del dinero. Esa, al igual que la parte final, el epílogo podría ganar en desplegable, de hecho están cortadas las páginas para que hagan ese efecto. Pero no porque me parecía que eso es algo que rompería mucho el ritmo de lectura, además a mitad del libro y sacas eso, te paras… Al revés, yo lo que quería era mantenerte pegado mientras estás leyendo. Además esa secuencia marca un impás , venimos de una secuencia que viene de un momento muy desagradable, la secuencia de Amsterdam, y ahí pisas un poquito el freno. Es posiblemente la parte más tranquila del tebeo, está en la parte central y marca un eje. Y al mismo tiempo es posiblemente la más triste. Pero era necesario sacar ahí por de dónde venimos y a dónde vamos, al tercer acto, en donde ya se desata el infierno. Es el terror más absoluto y ya reina la desesperanza, entonces tenías que darle un impás ahí, que el lector coja un poco de aire, para que conozca otras facetas del protagonista y te prepara mucho más para todo lo que viene después, que ya es el golpetazo.

ZN: Has hablado de que la pandemia te paró todo, de hecho te hicimos una entrevista un poco antes…

DR: Sí, sí, me acuerdo que fue justo antes.

ZN: Y repasándola ahora el argumento es básicamente el mismo pero lo que nos dices ha cambiado mucho…

DR: Lo que cambié es el modo de enfocar algunas cosas, de presentar algunos aspectos. Me forcé a ser lo más honesto posible. Me di cuenta de que cuando estaba escribiendo, inconscientemente, estaba pensando “esto lo van a leer mis padres, esto lo va a leer mi pareja, esto…” y en el fondo estaba suavizando ciertos aspectos, mostrándolos de otra manera un poco más indulgente. La pandemia, y todo lo que fue, me enseñó que hay que ser honestos. Cualquier día nos vamos y no sabes cuánto vas a estar. En la pandemia todos vivimos un momento que no sabíamos si nos íbamos a morir o no. Que ibas a la compra y no sabías si ibas a volver. Entonces eso me hizo valorar mucho más lo que tienes cerca. Y también el haber pasado ese tiempo en compañía de mi familia me hizo valorar aún más eso que tenemos. Y entoces, de cara al guion, me di cuenta de que tenía que ser mucho más honesto. Conmigo mismo y con el lector. Dejar ese qué dirán y esas preocupaciones y que sea lo que dios quiera. Ser honesto de verdad con lo que quería contar y cómo lo quería contar. En el fondo es una ficción, no es autobiográfico ni nada de eso. Sí que se basa en vivencias propias, pero eso le pasa a cualquier creador. Antes estaba con Jon Bilbao, que luego vamos a hacer la presentación en Joker, y él como escritor… hablamos de que le pasa lo mismo. Tú como escritor hablas de vivencias tuyas, de emociones tuyas que te han generado una cosa u otra y luego a partir de eso creas ficciones. A mi no me ha pasado nada exactamente como se está contando ahí, simplemente me han pasado un montón de cosas a lo largo de mi vida y me fuerzo a tener que rebuscar en cajones que tenía ya bien cerrados, en tener que mirar hacia zonas que prefería mantener la vista apartada de ella… pero cuando miras hacia ahí ya lo haces de otra manera, como espectador, como alguien que ha aprendido cosas y ha superado unas etapas vitales y un poco todo eso es con lo que fui montando el libro. Y siempre siendo lo más honesto posible.

Presentación en la librería Joker de El Fuego. De izquierda a derecha: Fernando Tarancón, David Rubín y Jon Bilbao.

ZN: Sí, se nota eso y se nota la libertad. Parece que has dicho “venga, esto va a salir así, ya estoy consolidado en el mercado norteamericano con lo cual tengo una cierta libertad para que esto pudiera ser un fracaso” que por suerte no lo ha sido.

DR: No, por suerte no (risas). Evidentemente no quería que fuese un fracaso pero es verdad que fue mi apuesta por el cómic nacional. Yo esto podía haberlo enviado directamente para allá y luego aquí que lo sacase Astiberri y ya, pero a través de una compra de derechos. Sin embargo preferí que fuera algo de aquí.

ZN: Y no se ven cortapisas ni nada, es decir, se nota que has contado lo que querías contar y como lo querías contar…

DR: Sí, de hecho según iba haciendo secuencias se lo iba pasando a gente de la editorial y ya me iban diciendo “sabes que esto igual no lo van a querer…” y yo pensaba “da igual, ya lo querrán” (risas). No tengo prisas.

ZN: Cuando revisas el guion de Cosmic Detective se tocan algunos temas en común como la familia o la culpabilidad ¿Tuviste alguna tentación de cambiar cosas?

DR: No porque en el fondo también en Ether se tocan esos temas, en El Héroe se tocan esos temas. Son leitmotifs que en el fondo también son tuyos, es tu obra y son recurrentes. Yo creo que cualquier autor en cualquier medio, cine o música, hay mucho temas que estás continuamente girando en torno a ellos, que los abordas desde diferentes ángulos… intentando conocerlos mejor. Pero en el fondo son cosas que te obsesionan, que se meten en tú cabeza y de un modo u otro se acaban filtrando en tú trabajo.

ZN: Sí, al final la palabra “autor” es un poco eso ¿no?

DR: Es lo que te digo, incluso con lo que hago para fuera intento buscar eso. Cuando fue Ether yo vi que ahí había un hilo del que tirar para construir algo con Matt (Kindt). Cuando me ofrecieron participar en Black Hammer, justamente había muchas cosas detrás que me interesan, estaba la familia, la hija, el legado… en el fondo siempre estamos dando vueltas a las mismas mierdas (risas).

ZN: Porque en cierta manera digamos que estas son las dos caras de la ciencia-ficción. Tienes la más reflexiva, la más “ballardiana”…

DR: Sí, El Fuego es más rollo Ballard y Cosmic Detective más Philip K. Dick.

ZN: Pero también El Fuego tiene esa parte de Dick de cuando su realidad se desmorona y tiene que afrontarla.

DR: Sí, claro, también, pero sigue siendo más Ballard, más desesperante. Ballard no te da tregua, no te deja esperanza de ningún tipo.

ZN: Vamos con Cosmic Detective y tenemos que hacerte una pregunta. ¿Qué es Kirby para tí? Venga, expláyate (risas)

DR: Para mí lo es todo. Yo creo que hago tebeos y cogí mi afición a los tebeos gracias a Kirby. La primera vez que leí a Kirby era en estos tebeos de ediciones Vértice que los vendían como en unos plastiquitos que venían de saldo… todo mezclado ahí y que no sabías qué te iba a tocar. Muchas veces había cosas de Los Cuatro Fantásticos o del Capitán América con la Bomba Loca… y era todo muy caótico porque te llegaba un número y no sabías cómo continuaba ni de dónde venía (risas), te lo inventabas tú. Por su energía y por su fuerza gráfica me llegaba cuando era un chaval, incluso cuando aún no sabía leer, no sabía ni su nombre pero era el que más me molaba. Me metía ese gusanillo en el cuerpo que decía “qué gustirrinín me da esto” (risas) y luego cuando ya controlé más empecé a buscar cosas de él ahí por donde podía. Que era lo que encontrabas.

ZN: Sí, yo me acuerdo que en ocasiones venían las portadas pegadas y no sabías ni lo que había dentro.

DR: Sí, valía cien pelas y lo que tocara. Sí, es cierto que desde crío me marcó mucho y luego ya con los años pues entendí mucho mejor todo eso, fui indagando en su personalidad, en su historia y para mí es un ejemplo a seguir total. El tío era un héroe absoluto, dibujando y creando universos que se sacaba de la manga mantenía a su familia, vivió una infancia jodida, fue a la puta guerra, volvió… un luchador nato, un tipo de la calle y eso se refleja también en su arte. Es contundente, es algo poderoso, tiene la fuerza de.. No sé.. Un cuadro de Pollock o una cosa así, algo que te pega una hostia. No tenía el preciosismo de un Barry Windsor-smith o de un Gene Colan con las sombritas tan colocadas. Que me encantan también, pero Kirby era más algo primigenio que notaba que a mi me estaba hablando de tú a tú directamente al interior. Y hoy en día sigue siendo así, estoy cansado mientras curro o no puedo más pues hago así, estiro la mano a la estantería, pillo un libro cualquiera de los que tengo de Kirby y paso las páginas y esa explosión loca ya como que me revive y ya tengo como media hora más de darle caña a la viñeta.

ZN: Hay algún otro autor como Kirby que cuando te atasques digas “venga, no sé cómo resolver esto voy a ver cómo lo haría…”

DR: Sí, hay mucha gente. Sobre todo más que fijarme en cómo hace las cosas o cómo las resuelve es mirar la portada me llega o simplemente pasar las páginas muy rápido me da la energía que necesito. Depende para lo que sea pues recurres. Miller es alguien a quien recurro mucho, sobre todo en una obra que no le gusta a casi nadie que es el DK2, voy a ella, la paso muy rápido y me transmite mogollón. El trabajo de Mazzucchelli en Born Again también me flipa o en Big Man, son cosas que hay que tener cerca, aunque ya casi no las leas o haga años de ello siempre está bien ojearlas o tenerla en la mano un rato. Pero hay varios y no todos de un solo género. A veces cojo también un Valerian o un Blueberry y es lo mismo, me quedo así mirando. Carlos Giménez además en varias etapas. Me gusta cómo coge la figura y cómo la deforma pero a la vez todo está en su sitio. Tiene un montón de cosas muy guays.

Carlos Giménez brindando por la buena salud de El Fuego

ZN: Aquí hay Kirby de una manera muy sutil hasta la escena en que el protagonista se encuentra con el dios que le cuenta el pasado, que eso es una orgía de New Gods a saco. Eso sería como cumplir tu sueño como fan de Kirby ¿no?

DR: Era hacer una secuencia hiperloca, además muy larga. Todo dobles páginas y tal. De hecho en principio iba a haber textos ahí y cuando estaba dibujado llegó Jeff (Lemire) y dijo “Esto va así sin nada”. No hace falta meter un puto texto ahí. Es mucho más potente así la secuencia.

ZN: Es un poco lo que hablamos antes… imagínate cómo lo haría Kirby

DR: Claro, claro, es que es un poco ese rollo. Además Cosmic Detective empieza con un rollo muy noir, con cosas un poco raras y tal pero en el fondo es… bueno digamos que la gente me decía “¿y el cosmic detective dónde cojones está?” (risas) pero amigo, cuando llega el “cosmic” te quedas loco (risas). No llega hasta el tercer acto pero cuando llega… Qué tercer acto más kirbyano. Yo creo que lo importante cuando haces un homenaje como en el caso de Cosmic Detective, que es algo que ya había hecho en El Héroe, es que no debes copiar las cosas, no debes copiar sus trucos, es más asimilar tú parte entendiendo su arte. Meterlo en tu ADN y a partir de ahí crear tú. Vas a crear algo tuyo y que al mismo tiempo recuerde a lo que quieres pero sin copiar. De hecho no hay Kirbydots…

ZN: Ni ningún plano con la mano enorme

DR: Ni las típicas perspectivas Kirby. Eso sería lo fácil, eso lo podría hacer cualquiera, lo guay es que veas a Kirby ahí sin copiar a Kirby y lo veas super claro.

ZN: ¿Ha sido muy diferente trabajar con Matt Kindt y con Jeff Lemire juntos que con ellos por separado?

DR: No, para nada, de hecho tenemos la suerte de que, como ya habíamos trabajado por separado, nos conocemos bien. Ellos son muy amigos además y también, antes de Cosmic Detective, nos conocíamos físicamente, por lo que teníamos una confianza, un rollo mutuo… es que tenemos confianza total, yo les decía “mira esto está mal” o “¿pero cómo metisteis esto aquí? Esto no pega, no se justifica” y estamos continuamente con ese toma y daca, ellos igual, es un diálogo continuo. Tanto con uno como con otro, ya sea juntos o separados, trabajo de la misma manera. Ellos me presentan una sinopsis, yo la leo bien, la estudio y las ideas que me surgen a través de ella se las planteo a ellos. Les digo “esto está guay”, “aquí me molaría añadir una secuencia aprovechando esto de aquí en lo que salga esto otro”… y ellos “pues de puta madre esto” o “esto no”… y vamos haciendo una especie de.. Ir encajando las piezas entre los tres hasta que ya tenemos muy claro cómo queremos que sea la estructura de todo, el enfoque de la obra, y cuando eso lo tenemos claro, ellos se ponen a escribir y me lo mandan. Y luego ya es lo que os decía antes, lo voy interpretando sobre la marcha. Hay partes en el guion de Cosmic Detective que son directamente “El tío llega a una boca de riego que en verdad es un transportador interdimensional, entonces lo toca, lo absorbe y aparece encima de una autopista” y pone entre paréntesis en el guion “David haz tu magia” (Risas). Entonces yo me invento, a ver, hay tres viajes interdimensionales que hace el protagonista a lo largo del libro, no puedo hacer siempre igual, porque la primera vez “Ah que guay”, la segunda ya la gente dice “hostia pero esto es lo mismo”, entonces intenté buscar en cada uno de ellos un recurso distinto para que se teletransportara por dimensiones de un modo diferente y que cada una fuera impactante. Y ahí es cuando llego a la última, parto en viñetitas y en cada una ves cómo va pasando por diferentes dimensiones, una dimensión es como si dibujara Herriman, en otra Kirby, en otra Miller, Dave Gibbons y te da esa sensación de que sin explicar nada el lector ya entiende que son muchas dimensiones y de paso te sirve para hacer un homenaje, muy explícito, pero que queda muy integrado y muy natural.

ZN: De hecho en esta relectura he estado mirando a ver quiénes eran. ¿Ha sido muy difícil pasar del lenguaje de un comic-book, con lo que implica estas obras en las que tienes libertad para alargar o acortar las escenas?

DR: No, al revés, es más difícil lo otro, es más difícil saber que tienes solo 22 páginas para contar las cosas. Hay veces que dices “joder, esto a mi me pedía una página más para que respire un poco más la secuencia” y no puedes, tienes que buscarte la vida para buscar otra composición de página que funcione bien para poder contar eso. Tienes que dar muchas más vueltas a la cabeza, en cambio en un formato grande como este no piensas de modo episódico, aunque sí que piensas cada capítulo pero lo haces más de modo global. Al ponerte a dibujar tienes más claro cómo quieres narrar. Por ejemplo en El Fuego si te fijas al principio la narrativa está algo más fragmentada, está todo más enjaulado. Son viñetas verticales. En el primer acto, cuando vamos presentando al tío, según va avanzando en su odisea, por un lado autodestruyendose y por otro también autorrealizándose ¿no? Aprendiendo a convivir con toda esa mierda que arrastraba y dejando un poco atrás la mentira pues las viñetas se van abriendo, se van espaciando todo más. Son formas sutiles de ir transmitiéndole información al lector y de marcar ritmos. Sobretodo ritmos de lectura, que yo creo que es lo que más me divierte a la hora de narrar tebeos, es generar diferentes ritmos de lectura y a jugar con eso para que, según organices la página, crear diferentes emociones. Eso es algo que me encanta.

ZN: En ese sentido, ¿crees que la grapa como formato puede ser un lastre?

DR: No, un lastre no. Es otro formato más que también tiene sus cosas buenas y que te obliga a buscarte la vida para conseguir cosas guays. El problema es cuando, como pasa muchas veces, el formato episódico de grapa no se usa como tal, que se está pensando ya en el recopilatorio y entonces te lees una grapa y no te cunde. Porque no estás viendo principio, nudo y desenlace, estás viendo una parte del todo pero sin identidad propia. Yo creo que, y es lo que intento cuando trabajo en ese formato, la parte de la grapa en sí, aunque forme parte de un arco argumental que va a ser una lectura más potente cuando lo lees entero, pero que por sí misma para la gente que se la va a comprar mes a mes pues que le cunda, que tenga un comienzo que impacte, que en algún momento tienes que subir los pistones, luego que bajarlos y terminar siempre por lo alto. Son trucos que vas sacando a base de oficio y te das cuenta que tiene que funcionar como una entidad como una mini novela gráfica ¿no? Y así es como funcionaba Ditko o Kirby, tenían eso muy bien metido. Kirby, si os fijáis en muchas de sus obras, siempre empezaba primero con una splash page, pasabas, doble splash page a cañonazo, te quedabas loco ahí y luego ya casi todo el tebeo era rejilla de dos por tres y al final ¡Pam! Terminaba ahí a lo loco. Lo tenía muy bien medido, sabía perfectamente cómo engancharte, en la página tres ya tenías que seguir leyendo y a partir de ahí ya podía contarte la milonga que fuera, la gilipollez más grande, que tú te la tragabas (Risas).

ZN: Incluso en Los Cuatro Fantásticos, en la saga de Galactus por ejemplo a la mitad te acababa de contar la historia y empezaba la siguiente, que es una cosa acojonante.

DR: Sí, sí, sí, claro.

ZN: Cosmic Detective salió como un crowdfunding ¿Crees que el futuro del cómic va hacia ese formato?

DR: Pues no tengo ni idea. La verdad. No lo sé. Yo creo que es una herramienta más que está disponible y que está bien que esté ahí, que se use. A nosotros nos sirvió para dar un golpe en la mesa y decirle a muchos editores “oye, que estamos aquí y si nos ponemos todos tontos los que sobráis sois vosotros, cuidarnos un pelín”. Y vaya si funcionó. Ese es el tema, pero yo no me planteo vivir de los crowdfunding ni tengo en mente hacer alguno, pero sí que es verdad que es un modo en el que ganas mucho más dinero, ganamos cuatro veces más dinero, aunque te lea mucha menos gente. La gente participa menos pero ganas más, pero yo también quiero que me lean y también quiero que funcione todo como una industria, sea aquí o sea en el extranjero, que todas las partes que contribuyen a que este medio siga vivo, editoriales, autores, librerías, distribuidoras, la crítica, los divulgadores, ¡coño! a vosotros (risas).

ZN: Bueno (risas) nosotros somos un colectivo sin ánimo de lucro, pero sí

DR: Eso es, que nos vaya bien a todos de verdad. Eso lo prefiero aunque de entrada gane menos pasta porque a la larga creo que funciona mejor para todo el mundo. Un crowdfunding te puede apañar en un momento dado a tí a nivel personal, pero ¿en qué beneficia al resto?, ¿Cómo hace que la industria crezca? Te parchea un tema a tí solo pero ni siquiera te da para vivir. Yo creo que hay que pensar más a largo plazo, aunque sea un camino más pedregoso. Es como lo de hoy, ¿para qué coño me hago yo una gira por veinte ciudades? Pues porque hay que defender el trabajo, porque me ha costado un huevo sacarlo adelante, porque ha sido una apuesta para este país y lo quiero defender bien. Y por otro lado porque es necesario, vas a una ciudad y ese día te saca un medio de ahí y no se habla solo de tí, se habla de cómic. Generas que la gente venga a la librería, además a librerías pequeñas. No voy a una Fnac o a una Casa del Libro, que podría hacerlo, pues no, lo hago en librería pequeña porque ellos son los que apuestan de verdad por mi trabajo y por el de los demás. Y porque se crean sinergías. Yo voy a firmar a una librería y, a lo mejor, X personas que van normalmente a otra librería pues ese día van a esa porque vas tú, la descubren y la librería gana visibilidad, gana clientes, y ganas tú, porque la librería se preocupa de vender bien tu trabajo. Yo creo que es un poco como… vuelvo a lo de la pandemia, cuando usábamos las mascarillas, las primeras azules que no te protegían a ti, sino que protegían a los demás de ti, pero tu estabas protegido porque las personas que te encontrabas las llevaban también, entonces estábamos cuidando de los demás y yo creo que esa debe ser un poco la filosofía si queremos hacer que crezca un poco esta industria donde todos los actores de verdad podamos vivir de ella. No solo todos menos los autores, que es lo que suele pasar en España. Y no se puede ser fatalistas, esto es como ligar, osea tu vas y dices “oye es que llevo meses sin follar, estoy desesperado ¿follas conmigo?” Pues te va a decir “Puto loco ¡vete!” (risas). Si quieres hacer que la gente se acerque a tu trabajo tienes que fascinarlos y eso implica un montón de cosas. Mi trabajo no solo es dibujar y escribir, es también hacer que la gente lea. Somos embajadores de la lectura y la gente llega a mis tebeos por los tebeos de otros y al revés. Es un ciclo de retroalimentación que hay que entenderlo de esa manera. Claro que esto no sucede de la noche a la mañana, no vas a llegar y besar el santo, pero ni yo ni nadie. Esto es una maratón. Gana el que más aguante. Yo llevo veinte años publicando y diez viviendo en exclusiva del cómics. Antes incluso de trabajar para Estados Unidos pero tuve que pasar unos primeros días en los que saqué ocho libros que me daban dinero pero no me daba para vivir. Pero tampoco hay que dejar de sacarlos, gracias a que sacaba uno al año y que le hacía promoción me llegaban nuevas historias. Que te muevas hace que la gente lo quiera, que las librerías lo sigan teniendo en stock, que se siga reimprimiendo… con cada nuevo libro me ocurre eso. Ahora en esta gira me encuentro a gente de todas las edades y muchos me comentan que se están iniciando en la lectura del cómic, gente que le gusta leer, que se lee su novela o dos novelas al mes ¿sabes? Y que están descubriendo que el cómic también puede ser para ellos. Lo ven algo fascinante, algo nuevo… y ven que vas a su ciudad y dicen “voy a probar con este”, y se va corriendo la voz e igual ese tío o esa tía te viene con cinco más. Al principio cuando hacía presentaciones venían ocho o diez personas y ahora hay veces que… bueno, no sé cómo estará hoy el tema pero ya pregunto para no agobiarme porque a veces se va de las manos totalmente (risas). En esta gira algunas librerías han dado número por tramo horario para que no se colapsara la librería. Venía gente y se les decía “los números tal a tal id a tomar un café” porque todos juntos ahí es un puto lío. Al final ese es el tema y vas viendo que igual no estás tan equivocado. Igual pues…

ZN: Funciona

DR: Pues que sí, que consiste en eso, en ir poco a poco peleando. Esto no es ganar la guerra, es ganar pequeñas batallas.

ZN: Claro, el objetivo final es lo que ha pasado este año en Francia, que el libro más vendido ha sido el cómic El mundo sin fin de Jean-Marc Jancovici y Christophe Blain y se ve con normalidad. Aquí si se da esa noticia…

DR: Y va pasando, pero poco a poco…

ZN: Con Paco Roca que es el más vendido

DR: Paco Roca o Moderna de Pueblo que ya tiran mucho más que la mayoría de los novelistas. Yo creo que es la autora más vendida ahora en cómics.

ZN: Agustina Guerrero también lo peta, sí.

DR: Eso es, y hay veces que como que dentro del gremio no se les tiene en consideración y mira, párate a pensar por qué están ahí y lo que hacen. Ahora hay quien quiere volver a la revista, pero ¿dónde vas con eso? O a la grapa o hay que volver al kiosco, ¡pero si no hay ya! Es como decir ¡Que vuelvan los zepelines y mandamos a tomar por el culo a los aviones! (risas). Hay que ser más realista, también algo más imaginativo y más ambicioso. Dejar un poco de lado la falsa modestia y tomarse un poco en serio el tema. Somos autores de tebeos, estamos cumpliendo un sueño y haciendo que la gente sueñe. Eso es algo importante, disfrútalo un poco, creetelo un poco e intenta transmitir esa energía, esa necesidad y ese amor que tú tienes por el medio incluso a gente que no haya leído un tebeo en su vida. Hay que aprender a hacer tebeos guays, eso es lo primero, pero también hay que aprender a venderlos, nuestro trabajo como autores no es solo fabricar los tebeos es también contagiar ese interés.

ZN: Por ir acabando, en la última entrevista que te hicimos nos dijiste que tu sueño era hacer un western

DR:

ZN: Y parece que algo hay por ahí ¿nos puedes contar algo?

DR: Sí, os puedo contar algo porque lo vamos a anunciar en la charla de hoy en Joker. Vamos a hace Jon Bilbao y yo un western. Los libros que está sacando él ahora de Basilisco son una trilogía más este otro en cómic que va a formar parte de ese universo. Es un rollo muy guay que llevamos años trabajando. Esto se gestó un día aquí, cuando tuvimos esa entrevista, que fue el día que Fernando (Tarancón, editor de Astiberri) nos presentó, hicimos buenas migas y empezamos a hablar de western y una cosa llevó a la otra. Nos pusimos con el tema, el guion ya está y es una maravilla absoluta, es una cosa seca y dura. No va a ser Blueberry, va a ser una cosa más jodida. Es un tebeo áspero de cojones, como debe ser un buen western ¿no? Más rollo Peckinpah, algo sucio, algo salvaje. De hecho lo voy a hacer en blanco y negro, volver a los grises, con muchas texturas… En cuanto acabe con un par de series que estoy haciendo para Estados Unidos es cuando me voy a poner.

ZN: Tenemos ya el hype muy arriba.

DR: Va a estar guay. Yo solo espero estar a la altura del magnífico guion que ha escrito Jon Bilbao. Que además he trabajado con él igual que os comentaba antes con estos (Lemire y Kindt) él da la sinopsis, luego los dos aportamos ideas y luego él ha construido todo a partir de esa mezcla.

ZN: Muchas gracias, David.

DR: No, gracias a vosotros.

Enlaces de interés

Reseña de El Fuego, escrita por Diego García Rouco.

Reseña de Cosmic Detective, escrita por Raúl Gutierrez.

Reseña de Mitos Nórdicos 1, escrita por Igor Álvarez Muñiz.

Entre copas – Entrevista con David Rubín realizada por Sergio Fernández Atienza y Diego García Rouco.

Reseña de Rumble 4: Alma sin piedad, de Igor Álvarez Muñiz.

Reseña de Ether 2. Los Gólems de Cobre, de Raúl Gutierrez.

Reseña de Sherlock Frankenstein y la Legión del Mal, de Igor Álvarez Muñiz.

Reseña de Cuaderno de Tormentas: Crónica de los deambulares por Ciudad Espanto, de Diego García Rouco.

Reseña de Ether. La muerte de la última Llama Dorada, de Diego García Rouco.

Entrevista a Marcos Prior y David Rubín con motivo de Gran Hotel Abismo, de Pedro Monje.

Reseña de La ficción, de Alejandro Ugartondo.

Reseña de Beowulf, de Raúl Silvestre.

Entrevista a David Rubín, de Pedro Monje.

Reseña de El Héroe: libro uno, de David Fernández.

Zona Negativa entrevista a David Rubín, de David Fernández.

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