Una fracción de segundo, de Guy Delisle

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Portada Una fracción de segundo, de Guy Delisle

Edición original: Pour une fraction de seconde – La vie mouvementée d’Eadweard Muybridge FRA (Delcourt, 2024)
Edición nacional/España: Una fracción de segundo (Astiberri, 2024)
Guion: Guy Delisle
Dibujo: Guy Delisle
Color: Guy Delisle y Enki Dupaquier
Traducción: María Serna
Rotulación: Ana González de la Peña
Maquetación: Alba Diethelm
Corrección: Soralla Pollyo
Edición: Laureano Domínguez
Formato: Cartoné. 208 páginas. 22€

Una vida tratando de parar el tiempo.

«Tienen ante ustedes al hombre que ha detenido el tiempo.»

Guy Delisle (Quebec, 1966) empezó a tener reconocimiento como historietista gracias a dos obras autobiográficas en las que relataba sus experiencias en países de realidades tan poco conocidas como son Corea del Norte (Pyongyang) o China (Shenzhen). A diferencia de otras obras posteriores como Crónicas birmanas o Crónicas de Jerusalén en las que viajo a esos países acompañando a su mujer que trabajo como cooperante en estas dos primeras obras vivió en esos países mientras trabajaba en proyecto de series de animación. Es gracias a sus estudios como dibujante de animación como descubrió al inglés Eadward Muybridge (1830 – 1904), uno de los grandes pioneros de la fotografía y el cine que hoy en día ha caído bastante en el olvido pese a codearse con los grandes inventores de su época, ser la primera persona que capto el movimiento de los caballos al galope y la primera que proyecto una película. Unos logros tan fascinantes como su propia vida que estuvo llena de altibajos marcados por su ambición y su volcánico carácter que le llevo a ser la primera persona en ser declarada inocente pese a matar al amante de su mujer a quemarropa y ante testigos. Unos ingredientes con los que el autor canadiense ha creado Una fracción de segundo, un magnífico cómic recién editado por Astiberri, como el resto sus obras, en el que se aleja del relato autobiográfico para hacer algo de carácter más documental, pero increíblemente ameno al igual que hizo en la estupenda Escapar y se convierte en un nueva nuestra de su versatilidad como autor.

En Una fracción de segundo, Delisle nos cuenta de forma muy sencilla y documentada tanto la fascinante vida de Muybridge y sus diferentes inventos para tratar de conseguir capturar el movimiento como todo lo que rodea a la invención de la fotografía y los primeros pasos del cine. Para conseguirlo el autor de Crónicas de juventud alterna la vida del inventor con otras escenas en las que no va relatando los diferentes progresos en la evolución de la fotografía y el cine que van realizando algunos de sus coetáneos de forma que por las páginas de la obra se pasean figuras tan reconocidas como Edison, Tesla, los hermanos Lumière y un largo etc. entre los que se encuentra varios pintores retratistas que vieron con esos inventos dejaban su arte como algo obsoleto. Además, también vemos explicaciones de las diferentes técnicas que van empleando e incluso Delisle integra algunos de las fotografías más famosas que realizo Muybridge a lo largo de su vida, que en el caso de las de paisajes naturales salvajes suponía un enorme riesgo y quejaban ver esa parte de aventurero y explorar que conforman la biografía de un personaje que se alejaba por completo de cualquier ortodoxia viviendo una existencia marcada por la ambición, la inventiva y los problemas personales y profesionales que le provocaba su forma de ser.

A lo largo de las páginas de la obra Delisle consigue equilibrar a la perfección las partes personales de la vida del inventor con su pulsión por capturar el movimiento de forma que la obra más que leerse se devora, ya que es imposible desconectar de una vida tan intensa y azarosa. Si a través de la parte dedicada sus inventos podemos conocer tanto parte de su personalidad como los avances técnicos que impulso cuando conocemos sus peripecias personales podemos ver también algunos aspectos de la moral de una época en la que la justicia, y toda la sociedad, era tremendamente machista y se plegaban ante los intereses de los poderosos como Leland Stanford, potentado político y poderoso presidente de la compañía ferroviaria Central Pacific que fue el financiador de los intentos de Muybridge por capturar el movimiento de los caballos al galope. Este experimento es el eje sobre el que pivota la interesante relación entre ambos y el cómic y la forma en la que se comporta el millonario intentando apropiarse de los hallazgos del pionero de la fotografía es un ejemplo sobre cómo muchos presuntos inventores fueron simplemente gente que se apropio del ingenio de gente que trabajaban para ellos.

Cuando antes nos referíamos al carácter documental de la obra no tenía únicamente que ver con el exquisito nivel de documentación que podemos ver en sus páginas también con la distancia que el autor canadiense toma con la historia que le lleva a no caer en ningún momento en la tentación de juzgar los actos de su protagonista tratando de presentar su vida de la forma más imparcial posible y también de representar lo más fielmente posible su compleja personalidad. Aunque si es cierto que por toda la obra podemos ver ese sentido del humor algo socarrón que ya es marca de la casa.

El estilo gráfico directo y sencillo de Delisle se enfrenta en este trabajo ante su mayor reto, ya que con su economía de líneas y simplificación de todos los elementos que componen cada viñeta debe mostrarnos los increíbles paisajes que fotografió Muybridge y, sobre todo, la descomposición del movimiento de galope de los caballos. Sin embargo, sale muy bien parado de ambos retos, en particular del segundo gracias a sus años trabajando en animación. Por lo demás nos volvemos a encontrar con su habitual claridad narrativa que le permite saltar por diferentes escenarios sin que la lectura se ralentiza y hacer las partes más técnicas realmente amenas. En el apartado gráfico también hay que destacar el uso narrativo del color para potenciar determinadas escenas y objetos y la forma en la que incorpora las fotografías reales de su protagonista a las páginas.

Con Una fracción de segundo Guy Delisle nos ofrece un retrato fascinante de la vida de Muybridge y de los orígenes de la fotografía y el cine. Uno de sus mejores trabajos en el que al igual que sucede con su protagonista nos demuestra su inquietud por explorar el medio en el que trabaja sin caer en la tentación de acomodarse en las fórmulas que le funcionan bien.

Lo mejor

• El ameno y documentado paseo por los primeros años de la historia de la fotografía y el cine.
• El retrato de la fascinante vida de Muybridge.
• La claridad narrativa de Delisle.

Lo peor

• El injusto olvido en el que ha quedado Muybridge.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...
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