La Crónica Negra de Fujiyama
«Los recuerdos del pasado están volviendo a mí»
Hay obras que, sin conocer absolutamente nada acerca de ellas, por algún motivo llaman nuestra atención. A veces, es por el dibujo que podemos atisbar en sus páginas promocionales. Otras, por los nombres que están detrás del cómic en cuestión. Y en algunas ocasiones, simplemente, nuestro cerebro ve un “algo” que le insta irrefrenablemente a consumir ese producto determinado.
Esta fue mi experiencia personal con Una Muerte Asfixiante y Solitaria (Furitsumore kodoku na shi yo). Como lector, suelo consumir muchos más superhéroes, cómic independiente estadounidense, y europeo y patrio, más o menos en ese orden de preferencia. Pero rara vez me acerco al manga. No se trata de que no me gusten las obras tan variadas y distintas que provienen de Japón, sino de que en esta vida, no solemos tener tiempo para todo y por eso, sacrificamos muchas cosas que seguramente podrían interesarnos.
Pero cuando en las novedades de Septiembre de Panini Cómics, encontré el primer tomo tankobon de esta serie, este seinen en particular despertó poderosamente mi interés. Y es que, no vamos a negarlo, estamos ante lo más parecido a un true crime en vivo y en directo que he leído en mucho tiempo, y no puedo negar mi fascinación por ese tipo de productos.
En este caso, se nos presenta al detective de policía Jin Saeki, que presta servicios en la comisaría del municipio de Fujiyama, a quien se le da un aviso de robo. En principio, estamos ante un caso sencillo para el avezado detective, en el que además no pone especial interés. Por un lado, porque desde el principio se nos dice que aunque un poco atolondrado, Saeki es muy perspicaz e inteligente y por otro, porque la víctima del robo, aparentemente sin violencia, es un acaudalado ciudadano al que, francamente, tampoco es que este asunto le castigue demasiado económicamente.
Sin embargo, nada es lo que parece. El dueño de la mansión lleva desaparecido mucho tiempo. No está en la casa. Y en ésta, lo que Saeki encuentra son los cadáveres de varios niños que supuestamente convivían en dicha mansión y que habían sufrido cruentas torturas físicas y emocionales antes de morir.
Saeki, hijo de un padre maltratador y proveniente de una familia desestructurada, tomo este asunto como algo personal y de esta forma, el guionista ITÔ Shôta construye una prometedora historia de crímenes e investigación policial en la que la realidad del caso se mezcla con los sentimientos y vida privada del policía protagonista, aventurándose que poco a poco todo desembocará en una espiral de dolor y odio que en algún momento pondrá la guinda del pastel a esta tarta que actualmente ya lleva cinco tomos en Japón y está todavía lejos de terminar.
En lo relativo al dibujo, aquí tenemos a INORYU Hajime, quien ya colaboró con Itô Shôta en The Killer Inside, un thriller que demostró que ellos dos juntos eran mucho mejores que por separado, una suerte de Ed Brubaker y Sean Philips nipones. Inoryu mezcla un estilo muy realista y duro (especialmente en las escenas en las que se muestran signos de violencia) con una limpieza y suavidad especialmente expresiva en lo relativo a los rostros y a la anatomía de los personajes, la cual entiende a la perfección.
Está claro que no estamos ante el mejor manga del año, y que es muy pronto para valorar una serie abierta tan solo por un tomo, pero no podemos negar que el despegue de esta serie deja con ganas de más y quizás, con el tiempo, estemos ante un título muy destacado.
Lo mejor
• El dibujo de Inoryu transmite muy bien la crudeza del guion.
• Un comienzo muy prometedor para tratarse tan solo de un primer tomo.
Lo peor
• No saber de cuántos números totales estamos hablando, lo que puede poner en riesgo la calidad del producto cuando éste se pueda valorar como un todo.
Guión - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 7
7
Prometedor
ITÔ Shôta y INORYU Hajime nos llevan al rincón más oscuro del alma del ser humano en este prometedor Seinen en que la muerte lo impregna todo.