Uno de los rasgos por los que se caracteriza la carrera profesional del malogrado KAMIMURA Kazuo es la importancia que la mujer tiene en sus obras, en las que su figura se erige como protagonista indiscutible en el centro de todas las historias, como ocurre en Una mujer de la era Shôwa, poniendo su delicada situación social bajo el foco de atención de los lectores, con el talento innato y la sensibilidad narrativa que lo identificaban como uno de los mangakas más importantes de su época. Lejos de conformarse con una situación cómoda en la industria, este autor siempre actuó de acuerdo a sus convicciones, agitando la conciencia de sus lectores, tocando tabúes con atrevimiento, denunciando las injusticias sufridas por la población japonesa en el convulso período de posguerra y contribuyendo a promover cambios sociales, resultantes de la superación de actitudes opresoras y el deseo de alcanzar estándares sociales más justos. Demostró una gran capacidad de trabajo, ya que en su época de mayor actividad llegó a dibujar más de 400 páginas al mes, pero tristemente vio su vida truncada a la temprana edad de 45 años, falleciendo a causa de un cáncer de faringe.
Tras publicar Historia de una geisha y El club del divorcio, ECC Ediciones trajo a nuestras librerías en julio de 2018 la tercera, y por el momento última, obra de sensei Kamimura, con la que dotaron de mayor prestigio su estimulante catálogo manga, un trabajo en el que este autor persigue, una vez más, las constantes e inquietudes de su carrera, y en el que colabora con KAJIWARA Ikki, guionista de la famosa Ashita no Joe, mítica serie sobre el boxeo, lárgamente esperada por estos lares.
Shôko Takano es la hija de la más bella geisha del barrio de Yanagibashi y de un prometedor crítico, opositor abiertamente declarado al régimen militar encabezado por Hideji Tôjô, responsable de la expansión territorial japonesa y de la participación del país en la II Guerra Mundial. Cuando su padre desaparece al ser buscado por la kenpeitai, la policía militar nipona, su madre es detenida y torturada para encontrarlo, pero soporta sin decir una palabra todas las vejaciones y golpes a los que es sometida hasta que su destrozado cuerpo no puede aguantar más, falleciendo poco después a causa de las heridas. Huérfana de madre y con su padre desaparecido, Shôko se convierte en una niña callejera que consigue sobrevivir en los bajos fondos de Tokio durante los bombardeos y la represión posterior a la capitulación japonesa.
El azar, las injusticias, la necesidad, un estricto código moral y el ansia por sobrevivir la llevan a cruzar su camino con el de dos prostitutas, someterse a los abusos de los soldados americanos y a convertirse en la líder de una banda callejera de niñas sin familia, antes de volver a encontrase con su padre, al que desprecia y repudia por haber permitido que su mujer muriese para salvar su pellejo. Tras encontrar al responsable de la muerte de su madre y vengarla, Shôko sobrevive durante unos años en la calle hasta que es enviada por los responsables de un juzgado de menores a un centro de reeducación, donde deberá enfrentarse al maltrato de las internas y los celadores.
Kajiwara y Kamimura exponen las terribles condiciones en las que vivía la población japonesa durante y después del mayor conflicto bélico de la historia, haciendo especial hincapié en las terribles desgracias que consumían las vidas de las mujeres. Es una historia cruda y dolorosa, una crónica certera que pone el dedo en la herida de todas esas mujeres que fueron oprimidas, pero también ensalza las cualidades y la fortaleza que las llevaban a sobreponerse a los horrores y sobrevivir, sin perder la esperanza de un futuro mejor.
Por desgracia, la obra quedó inconclusa, viéndose interrumpida en un momento de la trama muy interesante, con una Shôko alzándose como una figura imponente, adorada por los herederos morales de quienes otrora trajeron la desgracia a su vida. A pesar de que solo podamos leer el conocido como “capítulo bermellón”, desarrollado a lo largo de todo el tomo, se trata de una obra que merece ser muy tenida en cuenta, puesto que el trabajo desempeñado por sus autores hasta este punto es una muestra de su buen hacer, y la lucha de mujeres como la protagonista jamás debe ser olvidada.
El discurso de la obra se ve reforzado por la habilidad de Kamimura para reflejar gráficamente la experimentación de una vida de dolor y sufrimiento, acompañar a la protagonista en el viaje sin retorno que se ve forzada a emprender y potenciar las emociones transmitidas a los lectores, llevándolos de la mano de forma delicada y firme al mismo tiempo. Como hace en todos sus trabajos, consigue reflejar la sensibilidad de sus personajes femeninos a través de su delicado trazo y de su característico estilo para el diseño de personajes. Destaca el uso del negro que inunda las viñetas para reflejar los pozos de miseria a los que se ve abocada la protagonista, de la que al mismo tiempo emana el fulgor de la resistencia a dejarse llevar, a la victoria de quienes le han traído la desgracia, y la firme decisión de sobrevivir en un mundo hostil.
El único volumen de Una mujer de la era Shôwa fue publicado por ECC Ediciones en julio de 2018, siguiendo el patrón impuesto para este tipo de títulos. Se trata de un tomo con encuadernación flexibook y sobrecubierta, de tamaño A5 (150×210 mm), a un precio de 18,95 euros. Se trata de una edición realmente bonita, ya que además de tener un cuidado diseño y un tamaño que permite apreciar mejor el arte de Kamimura, presenta las cuatro o cinco páginas a color con las que da inicio cada capítulo de la historia, reproducido a partir de los originales hallados en el estudio del autor y los añadidos realizados para la impresión de la revista Apache, en la que se publicó periódicamente, y cuenta con unas agradecidas notas de traducción, que permiten conocer mejor las diferentes referencias culturales utilizadas por los autores.
VALORACIÓN GLOBAL
Guión - 8.4
Dibujo - 9.2
Interés - 8.9
8.8
Yo, mujer
Una mujer de la era Shôwa es una muestra más del virtuosismo de Kamimura, autor esencial del que esperamos que sigan llegando nuevas obras a nuestro país.