Mi barrio es un lugar de gente poco variable. Cambian las personas pero poco sus costumbres. Y es que en el extrarradio todo parece permanecer inmóvil
Andrés G. Leiva es un historietista nacido en 1969 en Córdoba que además ejerce como profesor de arte. Su debut en el cómic se produce en 1998 con Historia de Iván, recientemente reeditada por Bandaaparte editores, ese mismo año recibe el áccesit en el concurso de cómic convocado por inJUVE. Su siguiente trabajo en solitario llego tres año después con Bichos Raros (Universidad de Córdoba). Un año después comenzó a publicar con Sinsentido debutando con El misterio de Electra / Horrible hórreo. En 2005 publicó Juana de Arco. Su siguiente obra fue Evelyn, el extraordinario caso del doctor Corman ganadora en 2009 del primer premio del concurso de cómic de Sinsentido en el año 2009. En 2014 apareció su nuevo trabajo Serie B, editada por Dibbuks. Además ha participado en varias revistas y fanzines como Androito ke-ke, Dos Veces Breve, Tos o La resistencia, también ha colaborado en libros colectivos como Lanza en astillero (Sinsentido), Tapa Roja (Sinsentido), Nuestra Guerra Civil (Ariadna) o Plagio de Encartes (Sinsentido).
Años 1982. Leiva, Manu y El Canijo son tres amigos que siempre van junto a todos los sitios. Comparten sus inquietudes, sus miedos, ilusiones y problemas personales. Y su mayor preocupación ahora es el fin del mundo que los predicadores americanos auguran que ocurrirá la tarde del dos de octubre de 1982. Con objetos cotidianos que irán cogiendo, construirán máscaras, trajes y todo lo necesario para sobrevivir a toda costa al juicio fi nal. Aunque no todo acabará como ellos imaginaban.
En Uno de estos días, Leiva nos cuenta una historia que es una ficción autobiográfica. Se desarrolla en el barrio en el que creció y en su ambiente además refleja las inquietudes y gustos del autor en esa época de su vida sin embargo es una fabulación salida de su imaginación pero que bien pudo ser realidad. Un nuevo género para un autor que siempre se ha caracterizado por no repetirse nunca, ni en géneros ni en estilo gráfico. Esta es una de sus características más notables, ya que esas ganas de innovar hacen que cada obra suya sea distinta a la anterior y eso como lector es un estimulo para acercarse a sus nuevos trabajos. Es una obra que tiene un componente sentimental y uno social o casi documental, aunque la historia tenga un toque inocente y amable que la hace muy agradable y le resta crudeza a alguna de las terribles cosas que cuenta.
Básicamente es una historia de amistad entre adolescentes que responden a varios de los arquetipos habituales en este tipo de historia aunque es cierto que son reales, tenemos al introvertido fantasioso, al salido fanfarrón y al malote con problemas familiares. Les vemos construir sus identidades forjadas por su amistad pero también por sus problemas familiares, escolares y sociales, además hay sitio para el despertar sexual y los primeros amores. A través de su mirada hacemos un repaso por la época con la música, a los cómics y la televisión que veian pero sin ningún espacio para esa nostalgia que provoca que se mitifique y edulcore todo lo relacionado con los años ochenta. Por el cómic aparecen muchas de las cosas que fascinaban a los adolescentes por aquella época como el heavy, las revistas de cómics o el programa de Giménez del Oso que forma parte muy importante de la historia.
La historia nos transporta a un barrio de extrarradio, en este caso el barrio donde se crio el autor, pero era un tipo de barrio que existía en todas la grandes ciudades. Barrios donde la pobreza, el paro y el abandono avocaban a parte de sus habitantes más jovenes a la droga. Y de la droga se pasaban a la delincuencia, lo que hacía que los barrios se degradaran más, algo que como dice Leiva al principio del álbum provoca que después de más de treinta años su barrio no haya cambiado. Esto incrementa el valor del cómic ya que además de contarnos una historia, nos relata de primera mano como eran las condiciones de vida en esos barrios, donde se crecía jugando en las campas mientras a poco metros había nidos de jeringuillas. Leiva nos lo muestra sin ningún tipo de adulteración abriéndonos una ventana al pasado que los libros de historia no nos mencionan. Vemos como una generación que tras años de vivir en blanco y negro, liberada del yugo de la dictadura quería devorar la vida y experimentar lo que no les habían dejado, aunque en el proceso su vida acabara convirtiéndose en un infierno por culpa de las drogas.
El estilo de Leiva siempre ha estado influenciado por varios artistas, en sus primeros trabajos por Corben y Mattotti, pero en esta obra nos recuerdo muchísimo al de autores franceses de la nouvelle bd como Christophe Blain, Joann Sfar y sobre todo a Baru. Como ya hemos dicho es una autor que en cada nueva obra experimenta y en está opta por unas líneas sueltas hechas con rotring que otorgan a la historia mucha frescura y naturalidad. Sus diseños de personajes son un claro ejemplo de la realidad de esos años, lo mismo sucede con la ambientación que nos transporta a las tardes de Colacao y bocatas de Nocilla. La composición y el ritmo son perfectos consiguiendo que la lectura de la obra se haga clara y corta. Es una historia contada en un largo flash-back desde el presente pero que a diferencia de lo habitual es en el presente donde no hay colores, pero en el grueso de la historia que se desarrolla en el pasado tiene un color fantástico. En este caso aplicado con acuarela, abandonando las ceras que uso en sus anteriores obras con Sinsentido. Como en su anteriores obras, el color es lo más destacado de su trabajo.
Dibbuks nos ofrece una edición muy cuidada como es habitual en ellos, buen papel, buena reproducción y un diseño muy cuidado. Un nueva nuestra del gran catalogo de una editorial que siempre apuesta por propuestas nuevas, asumiendo riesgos pero con un resultado que suele justificar la inversión.
Uno de esos días es una mirada real a la España de los ochenta, al día a día de un barrio del extrarradio, pero también es una mirada a la adolescencia que sigue compartiendo problemas con la de hoy. Todo ello, sin que Leiva caiga en la tentación de dar una mirada nostálgica, consiguiendo una historia que cualquiera puede disfrutar, sin necesidad de haber vivido en esos años.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 7.5
7.8
Adolescencia
Andrés G. Leiva nos trae un relato sincero y alejado de la nostalgia de una época dura sobre todo en los barrio del extrarradio. Como es habitual con un trabajo gráfico destacadísimo.
Ganas de leerlo
Si ahora saliera una jeringuilla en un parque, saldría en todos los telediarios..
Como hemos cambiado (en muchas cosas, para bien, afortunadamente)