Usagi Yojimbo nº 29: Doscientos jizo

 

Edición original: Dark Horse Comics – junio 2015
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – julio 2017
Guión: Stan Sakai
Dibujo: Stan Sakai
Entintado: Stan Sakai
Portada: Stan Sakai
Precio: 12,30 euros (tomo en tapa blanda de 208 páginas)

 

Dos años y medio después de la aparición del último tomo recopilatorio de la serie regular de las aventuras del conejo guardaespaldas, ve la luz Doscientos jizo, vigésimo novena entrega de las andanzas en tapa blanda del personaje creado por Stan Sakai. Este lapso de tiempo se explica por un período previo en el cual, el autor nipón-americano ha sufrido varias tragedias familiares y se ha embarcado en proyectos especiales como una versión de 47 Ronin o Senso, una posible última historia de las aventuras de Usagi (o un anuncio de nuevas andanzas de su descendiente espacial). Si a ello sumamos el hecho de que en fechas muy recientes Planeta DeAgostini ha lanzado en España los dos tomos que recuperan el periplo en Fantagraphics Books del personaje, hay que reconocer que la afición no ha estado huérfana de material, tanto nuevo como clásico.

Doscientos jizo toma su nombre de la aventura central –que no única- de los números recopilados en el tomo. Un jizo es una estatuta que representa al bodhisattva Jizo Bosatsu, al que se considera guardián de las personas que viajan, de la maternidad y de la infancia. En una aldea, un escultor se esfuerza por elaborar dos centenas de estas figuras, en la esperanza de que al alcanzar esta meta su pueblo se vea libre de la amenaza de unos bandidos. En sus vagabundeos, Miyamoto Usagi llegará a la localidad y, fiel a su tradición de meterse en lías, tomará partido por la población y hará amistad con el artista. Sakai presenta aquí una historia muy similar a las que ya ha elaborado y que, en buena medida, hermana a su creación con el Yojimbo de Akira Kurosawa (del que es obvio y reconocido deudor) y con relatos similares ambientados en el salvaje oeste o en cualquier caserío alejado del mundo. Aunque la aventura no sea original, mantiene el gancho y la fuerza propios de la colección, sirviendo además como excusa para que don Stan vuelva a ilustrar a la parroquia lectora sobre otro aspecto de la cultura japonesa. No es la primera vez, sin embargo, que los jizo participan «activamente» en una aventura de Usagi, pues en una historia corta, asistimos a un relato de homicidio y vindicación, desde la silenciosa perspectiva de una de estas esculturas. Aquí, constituyen el vehículo a través del cual una persona intenta canalizar sus frustraciones y sus esperanzas de un futuro mejor.

Las otras historias contenidas en el tomo presentan varios aspectos de interés, que redundan en los valores que conforman la calidad narrativa y divulgativa de la colección. Para empezar, tenemos otro aspecto de los contactos entre el Japón del S. XVII y las potencias europeas coetáneas, concretado en el intercambio artístico. Usagi ha de escoltar a un joven pintor japonés que ha aprendido en el viejo continente las técnicas de sus colegas europeos. La introducción de otras técnicas en el sector es percibida con hostilidad por los maestros nipones, que han decretado la muerte del muchacho.

Para seguir, tenemos un nuevo encuentro entre el conejo guardaespaldas y otro de sus amigos, el inspector Ishida. Este sagaz policía y el habilidoso espadachín serán los improvisados investigadores de un doble asesinato, acontecido en una posada durante una noche de lluvia. Sakai juega aquí a ser Agatha Christie y deleita a la afición con un juego de deducciones digno de Sherlock Holmes que, además, le permite lanzar conexiones entre este relato y el que constituye el núcleo del tomo.

En resumen, tenemos una nueva entrega de las variadas aventuras de Miyamoto Usagi, pudiendo disfrutar de duelos a espada, misterios detectivescos, atmósferas sofocantes y, desde luego, del deseo de que no tarde mucho en llegar el próximo tomo.

Avance de Doscientos Jizo (Dark Horse Comics)