Edición original: Fantagraphics Books – enero 1989
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – noviembre 2002
Guión: Stan Sakai
Dibujo: Stan Sakai
Entintado: Stan Sakai
Portada: Stan Sakai
Precio: 7,13 euros (tomo en tapa blanda de 144 páginas)
El verano es una buena ocasión para ponerse al día en materia de lectura y para revisitar obras ya leídas tiempo atrás. En mi caso es conocida por la parroquia negativa mi querencia por la creación de Stan Sakai, el ronin metido a guardaespaldas Miyamoto Usagi. La versión lagomorfa del legendario espadachín Miyamoto Mushashi estaba llamada a ser un personaje más dentro de la obra The Adventures of Nilson Groundthumper and Hermy, pero acabó por tener vida propia, hasta el punto de ser a su vez la piedra angular de un inmenso escenario en el que se desarrollan las vidas cotidianas de individuos que bien podrían haber vivido en el Japón del S. XVII, gobernado por los shogunes. Durante treinta años Sakai ha seguido contando historias del experto espadachín, enriqueciendo su universo y haciendo que los personajes maduren a través de sus experiencias.
La publicación en España de esta serie comenzó en el otoño de 1998 con la salida, de la mano de Planeta DeAgostini Comics, de Sombras de muerte, el recopilatorio de la colección editada en Estados Unidos por Dark Horse. No eran las primeras historias del personaje, que habían visto la luz bajo otros sellos, pero éstas no estaban disponibles en primer término, así que los lectores de aquellos tiempos nos encontramos con referencias a historias inéditas (algo nada raro en aquellos días) y con un personaje y un entramado bastante desarrollados. En aquellos días la única referencia existente del personaje era un videojuego para los ordenadores de 8 bits editado por Firebird en 1988 y etiquetado bajo el título Samurai Warrior. El hecho de que Usagi y una de las tortugas ninja –Leonardo- se cruzaran en varias ocasiones había hecho posible que el conejo guardaespaldas se paseara por la popular serie de dibujos animados que una versión edulcorada de los quelonios mutantes protagonizaba. En un mundo sin Internet, ésas eran las referencias más próximas a una colección que pasaba y pasa por ser una de las mejores de cuantas pueblan los tebeos de autor. Durante año y medio vieron la luz cinco tomos hasta que, en la primavera de 2000, Segadora señalaba un parón en la publicación de la colección de Dark Horse y anunciaba la llegada, por fin, de las primeras andanzas de nuestro amigo orejudo, pero también una nueva cadencia de publicación, la anual, que retrasó notablemente la llegada de novedades y que no se ha corregido hasta fechas muy recientes. El camino del vagabundo es el tercer tomo de esa “serie clásica” y el octavo en el cómputo total de la edición de Planeta.
En esta ocasión, tenemos en España el cuarto de los tomos recopilatorios, cronológicamente hablando, donde el estilo gráfico de Sakai se aproxima más al dibujo moderno con el que deleita actualmente a los lectores estadounidenses y donde aparte de duelos y batallas hay espacio para el drama (Amor de madre), el humor (La taza de té, La torre) o el terror (La espada de los dioses, donde hará su primera aparición el malvado Jei). Usagi y sus compañeros son ahora más altos y menos redonditos, pero don Stan aún no ha llegado a la imagen definitiva. Las historias siguen el esquema habitual en el que los vagabundeos del protagonista le llevan a protagonizar todo tipo de aventuras y desventuras, pero en esta ocasión no estamos ante un arco argumental largo (como aconteciera en la entrega anterior, Samurai) sino ante una sucesión de relatos cortos. Esta alternancia se ha mantenido hasta la actualidad, pero revisando con perspectiva algunas de estas historias puede comprobarse que algunas han tenido profunda influencia en los derroteros posteriores de la serie. Resulta paradójico que el número donde aparece por primera vez el terrorífico Jei dedique la portada al encuentro entre Usagi y Leonardo, pero ¿quién sabe entonces que el lancero del alma negra se convertiría en uno de los más pertinaces adversarios del samurái? Algo podría intuirse en el hecho de que Gennosuke Murakami y el espadachín ciego Ino hicieran sendas reapariciones. El primero aparece ya firmemente asentado en su papel de secundario cómico / sinvergüenza de buen corazón y el segundo adquiere dimensiones trágicas. Hasta Manchado, la mascota de Usagi, tendrá su protagonismo y su influencia en los años posteriores. Si tuviere que escoger un tomo que englobara los elementos definitorios del personaje probablemente escogería éste.
Para cuando una reseña de Vagabond?????