Usagi Yojimbo Saga nº 2

 

Edición original: Mirage Studios / Dark Horse Comics – marzo 2015
Edición España: Planeta DeAgostini Comics – enero 2018
Guión: Stan Sakai
Dibujo: Stan Sakai
Entintado: Stan Sakai, Sergio Aragonés
Color: Tom Luth
Portada: Stan Sakai
Precio: 35 euros (tomo en tapa blanda de 672 páginas)

 

En menos de un año, Planeta DeAgostini ha publicado en España los cuatro primeros tomos recopilatorios de las aventuras de Miyamoto Usagi, cubriendo con ello un período que, originalmente, abarcó una década. Una oportunidad inmejorable para acercarse a la más popular de las creaciones del autor japonés-americano Stan Sakai y de tener una edición cronológicamente ordenada de las andanzas del espadachín sin señor, pródiga en documentación adicional, bocetos y artículos laudatorios. En esta ocasión, toca hablar de la cuarta entrega, disponible desde el pasado mes de enero y segunda de las dedicadas al tercer volumen de la serie original, publicado bajo el estandarte de Dark Horse. Un tomo muy recomendable, porque recoge la que, para muchas personas, es la historia definitiva del personaje, la laureada Segadora.

En las aventuras narradas en este tomo, encontramos un mundo consistente en el que los principales actores y actrices del cada vez más caudaloso río de la historia están ya bien asentados. Sin embargo, este bagaje no es impedimento para que la afición novata se suba a este tren en marcha, siendo esta cuarta estación del viaje una ocasión ideal para hacerlo. Una introducción alusiva al origen del personaje, un conjunto de historias cortas y una aventura larga de protagonismo coral, constituyen el contenido de este grueso tomo:

«Regreso a la llanura Adachi: esta historia corta, que sirve de prólogo a las aventuras recopiladas, presenta el retorno de Usagi al lugar donde su señor, Lord Mifune, así como su clan, fueron vencidos por las fuerzas del señor oscuro Hikiji. La traición del general Toda -contada en la primera aventura del personaje- cambia el curso de la contienda y condena al protagonista a una vida de vagabundeos y perfeccionamiento de la espada, al tiempo convierte al artero vencedor de su señor en una fuerza en ascenso, en el complicado tablero de juegos de la política del Japón del S. XVII. Un parpadeo lleva a Usagi a reencontrarse con su pasado y al público a conocer el origen de su condición de samurái sin señor, la causa de su característica cicatriz y la condición del señor oscuro como un antagonista cada vez más lejano. Como curiosidad, hay que indicar que el entintado corre a cargo de Sergio Aragonés, padre gráfico de Groo.

«Estaciones: bajo esta denominación genérica, la parroquia lectora podrá encontrar una sucesión de historias cortas, cada una de las cuales aporta pequeñas piezas para la aventura larga inmediatamente posterior y para otras a medio o largo plazo. El humor, la acción, la intriga, el misterio, el terror, el drama y la tragedia, se dan cita y se turnan para que seamos testigos de la versatilidad de este cómic y de la habilidad de su autor para moverse y combinar estos géneros. La afición recién llegada tendrá ocasión de conocer a los no-tan-secundarios habituales de la serie, como la dama Tomoe Ame, el joven señor Noriyuki, el cazarrecompensas Gennosuke Murakami, la peligrosa samurái Inazuma o el terrorífico Jei. La aventura El prado marchito -en la que Usagi conoce y se bate en duelo con otro estudiante guerrero- será el detonante a larga distancia de la historia larga Duelo en Kitanoji, en tanto que su inmediata continuación, Una promesa en la nieve, constituye un bello relato sobre el valor del amor paterno-filial. Como curiosidad, hay que indicar que la historia El kaki verde cuenta para la ocasión con el coloreado de Tom Luth.

«Segadora: veinte años después de su primera publicación en Estados Unidos y diecinueve desde su galardón con el prestigioso premio Eisner. Volvemos a encontrarnos con esta monumental aventura en la que, una vez más, Miyamoto Usagi vuelve a cruzarse en el camino de algo más grande que él. En esta ocasión, será una conspiración de ocho grandes señores que quieren poner fin al Shogunato y devolver el poder efectivo al Mikado. Para ello, intentarán recuperar -magia negra mediante- uno de los símbolos del poder imperial: la espada Segadora, perdida desde hace varios siglos. La aventura comienza con un largo prólogo en el que Sakai demuestra el enorme trabajo de documentación realizado en la serie y permite que la afición conozca algo más de la mitología y la historia japonesas. Intriga política y brujería se entrelazan para abrir nuevos caminos en la historia del mundo de Usagi.

«Sombras grises: tras el espectacular fin de fiesta, don Stan da a su protagonista un pequeño respiro y le implica en intrigas de menor calado, pero igualmente siniestras. En esta parte, hace su aparición un nuevo secundario -a sumar a la larga lista preexistente- en la persona del inspector Ishida, un sagaz funcionario policial al que Usagi asiste en alguna de sus pesquisas, mientras acaba embrollado en el asunto de la sucesión de un señor feudal sin herederos oficiales, pero con un hijo natural habido con una célebre cortesana.

Este tomo tiene para mí una significación especial, por dos motivos. El primero, porque contiene la recopilación de Estaciones, mi primer contacto con el personaje -en otro tiempo y otra vida-. El segundo, porque incluye la aventura que me ganó definitivamente para la causa, a través de su espectacular trabajo al narrar la historia de Segadora. El origen de la espada lleva a la afición desde el origen mítico de Japón hasta el período histórico en el que la reliquia se pierde. La narración de la última batalla de las guerras Genpei entre los clanes Taira y Minamoto, marca la desaparición de Segadora y el inicio del Shogunato, de ahí que se justifique el intento de su recuperación por parte de los conspiradores que desean el fin del gobierno militar y la restitución del poder real del emperador. La espada puede tener origen divino y ser una hoja excepcional, pero su valor simbólico es lo suficientemente grande como para desencadenar una nueva guerra civil. La estrategia de emplear a los cangrejos Heike -relacionados con la ruina del clan Taira y el destino de su último señor- evoca una historia de lealtad más allá de la muerte -que Sagan aprovechó en Cosmos para explicar la influencia humana en la selección natural de una especie– y refleja muy bien cómo es el Japón del S. XVII imaginado por Sakai: un mundo donde política, ciencia y magia conviven y donde la naturaleza de animales antropomórficos de sus habitantes es, como ya he dicho en muchas ocasiones, mera anécdota.

Para terminar, solamente me queda la recomendación constante de esta serie, en cualquiera de sus formatos.

Página de la edición original (con páginas de muestra)