Segundas oportunidades en barrios de segunda
De vez en cuando se nos olvida que el nombre de nuestra sección es “cómic independiente norteamericano”. No porque nos pongamos a reseñar cosas libanesas, sino porque, al ejemplo de cualquier yanqui que se precie, olvidamos que Norteamérica contiene otro “pequeño” país llamado Canadá. ¡Allí también hay cosas que nos toca reseñar! Y, aunque evidentemente la producción estadounidense es incomparable por su importancia y su tradición, el país de la hoja de arce tiene una producción de autores y de publicaciones muy a tener en cuenta.
Al menos, eso es lo que piensan en La Cúpula. La editorial barcelonesa siempre se ha caracterizado por centrarse mayoritariamente en licencias americanas de corte más underground, sensible y alternativo, y en Canadá siempre ha sabido encontrar cosas interesantes. Tan interesantes como uno de sus últimos estrenos: Utown.
Publicada originalmente en formato webcomic entre 2019 y 2022, Utown es una novela gráfica creada por CAB, alias tras el que se esconde la autora Caroline Breault. Aunque la hemos visto realizar portadas para franquicias como Hora de Aventuras o Historias Corrientes, su debut como autora completa fue a través de la serie Hiver Nucléaire (2014), publicada por la editorial canadiense Front Froid en francés y licenciada en EEUU de la mano de BOOM! Studios. En España tuvimos un primer contacto con ella gracias a El espíritu del bosque, la obra de Axelle Lenoir en la que ejercía como colorista, pero con Utown, su siguiente trabajo independiente en la editorial francófona, podemos disfrutar por primera vez en español de su labor como autora integral.
Utown es el nombre del escenario en el que tiene lugar la obra, un barrio de mala muerte en pleno proceso de rehabilitación. Eso sí, “rehabilitación” no significa solo abrir nuevas cafeterías hipsters y construir nuevos pisos desorbitadamente caros, sino también derribar lo anterior. Lugares como el edificio Milton, un centro sin cédula de habitabilidad en el que vive un buen puñado de personas más o menos desestructuradas. Entre ellas se encuentra Sam, un dibujante fracasado que vive día a día entre cervezas de más y la compañía de Edwyn, un adolescente huérfano que encontró refugio a su lado huyendo del centro de menores. Ahora, el inminente desahucio pondrá a prueba la madurez de Sam y los lazos de la comunidad del barrio.
Lo que CAB nos presenta con su segunda obra es, sobre todo, un alegato en contra de la gentrificación, un fenómeno de candente actualidad, por desgracia. La autora nos sumerge en una historia íntima protagonizada por toda esa clase baja, que por mucho apego que sienta por su hogar acaba viéndose desplazada cuando los que gobiernan deciden trabajar por la ciudad en lugar de por sus ciudadanos. Utown no deja de ser un remedo de tantos y tantos distritos al estilo de Malasaña o Meatpacking, donde el precio a pagar por tener un barrio más verde, más prestigioso, más trendy… es forzar poco a poco a marcharse a los que no tienen el suficiente nivel económico para subirse a ese tren.
Sin embargo, hay que destacar que el mensaje de CAB consigue entrar gracias a que, lejos de centrarse en un mensaje reivindicativo explícito, pone todo el peso de su cómic en sus personajes y en las pequeñas historias que viven en medio de ese escenario. El mensaje está ahí, pero el pilar fundamental de Utown es su intimismo. Resulta interesante la elección de su protagonista, Sam, porque lejos de personificar a esa clase baja desplazada a partir de un personaje modélico, humilde pero honrado y trabajador, la realidad es que Sam es un liante y un flojo en toda regla. El clásico perfil de treintañero de sueños frustrados que cae en una espiral depresiva de autodestrucción y de enfrentamiento con los demás, como queriendo flagelarse por no haber conseguido nada. Sam es, en cierto modo, el “villano” de la historia, y resulta muy interesante el trabajo de reflexión y empatía que hace la autora sobre él.
Porque en parte, Utown también nos habla sobre las relaciones tóxicas y las personas que nos hacen daño, precisamente a través de ese protagonista y sus interacciones con el resto del reparto. Y lejos de dar un mensaje contundente hacia un lado o hacia otro, la obra opta por abrirse a todas las experiencias posibles, todas ellas igual de válidas. Hay personas que, al sentirse en una situación de debilidad, optan por alejarse de esas personas tóxicas y poner distancia hasta que arreglen sus conflictos personales. Y hay quien, al tener una personalidad fuerte, sabe ver que detrás de esa persona tóxica a veces se esconde alguien que necesita una oportunidad para salir de su espiral de destrucción. Ambos enfoques son muy bien tratados por la obra a partir de sus personajes, logrando crear un relato emotivo en el que no se trata tanto de que todos acaben juntis, sino de que cada uno encuentre el camino para crecer como persona de la manera más sana posible.
En el apartado artístico, CAB destaca por un estilo de dibujo muy cartoon, con cierto toque europeo que podría evocar a autores como Zerocalcare. Su estilo a plumilla le da un aspecto urbano perfecto a la obra, mientras que la potente expresividad de sus rostros sostiene el relato íntimo que la autora nos cuenta. La canadiense opta por dibujar en blanco y negro, pero añadiendo sombreados a partir de tramas digitales que llenan las páginas de falsos tonos de gris y le aportan una gran profundidad y un estilo diferencial.
Utown supone un interesante debut de CAB en nuestro país, una obra en la que su autora nos habla de la gentrificación, pero también de las relaciones tóxicas y las segundas oportunidades a través de un trabajo de personajes sentido e íntimo. Es un placer que La Cúpula siga explorando mercados diferentes a los habituales para descubrirnos nuevas obras como esta.
Lo mejor
• CAB logra hablar de la gentrificación mediante personajes muy humanos y falibles.
• Su dibujo cartoon le da mucha frescura a la obra.
Lo peor
• Es una obra sosegada, no es para los lectores que busquen algo trepidante.
Guion - 7.5
Dibujo - 7.7
Interés - 7.5
7.6
Emotiva
La Cúpula nos sorprende con una interesante obra sobre las segundas oportunidades y la gentrificación despiadada.