V de Vigilantes: “Entre libremente, y por su propia voluntad”

73
3039

“-¡Bienvenido a mi casa! ¡Entre libremente y por su propia voluntad! No hizo ademán de adelantarse a recibirme, mas permaneció allí como una estatua, como si su gesto de bienvenida lo hubiera convertido en piedra. No obstante, en el momento en que traspasé el umbral, avanzó impulsivamente; extendí la mano y tomó la mía con una fuerza que me hizo estremecer, sensación que no alivió el hecho de que su contacto fuese tan frío como el hielo: parecía más la mano de un hombre muerto que vivo”.

Cuando Jonathan Harker se introdujo, por primera vez, en el Castillo del conde Drácula no sabía los horrores que allí se albergaban. Afortunadamente, nosotros estamos preparados para enfrentarnos a las tentaciones y a luchar contra los atractivos temores que los vampiros nos producen. Hace algunas semanas, con motivo del aniversario de Zona Negativa, preparé un “V de Vigilantes” especial; uno dedicado a la figura cultural del zombi. Cada uno de los monstruos clásicos nos produce un interés especial. En aquel artículo muchos compartisteis con el resto vuestro interés por los vampiros; interés también propio. Por eso llevo tiempo pensando en acometer un texto similar pero basado en la aristocracia nocturna. Escuchad, ya comienzan a abrirse los ataúdes. Varios seres inmortales de tez blanquecina aparecen de súbito. Tienen sed. ¡Entrad por vuestra propia volunta! Sois bienvenidos.


Sanguijuelas y aristócratas

El vampiro es uno de los personajes más fascinantes que ha creado la mente humana, de eso ya no hay duda. Se trata de un hijo bastardo y maldito de supersticiones antiguas de culturas antiguas; enemigo acérrimo de la religión, y símbolo de la parte más oscura y sombría de los seres humanos. El vampiro siempre ha estado ahí, presente de una forma u otra en el imaginario colectivo durante muchos siglos. Desde las leyendas a la literatura de terror; desde las páginas de los libros a los fotogramas de la pantalla grande; elemento cultural, personaje inmortal, fascinante icono que también ha llegado con éxito al noveno arte.

“Las cualidades animales, aún preliterarias, que tenía para el mundo clásico, judío y mesopotámico van desapareciendo con el paso del tiempo; el hosco ser animalizado, con carácter brutal, de las leyendas eslava, se estiliza hasta adquirir una apariencia casi humana”, explica en la antología literaria sobre El Vampiro de Jacobo de Siruela. Una evolución que mantiene la misma esencia: la de su fortaleza, la de su inmortalidad, la de su necesidad de sangre. Vampiros.

Vampiros, sí, una palabra que produce fascinación y temores a partes iguales. Lejos de ser un mito muerto, los vampiros gozan hoy en día de una salud excepcional (seguramente debido a que su mantenimiento artificial…). Las sombras de los strigois planean sobre nuestras cabezas desde hace mucho tiempo. Son más que una moda pasajera. El miedo a lo desconocido y los mayores deseos del hombre se esconden en su origen. Pero, ¿qué es un vampiro? Comencemos por el principio.


La RAE, en su Diccionario, define al “vampiro” como un “espectro o cadáver que, según cree el vulgo de cierto países, va por las noches a chupar poco a poco la sangre de los vivos hasta matarlos”.

La palabra vampir apareció en letra impresa, por primera vez, en Alemania, a principios del siglo XVIII. Se utilizaba para designar algo tan dudoso y tan insano como un cadáver que, tras abandonar su tumba, se dedica a succionar por las noches la sangre de los vivos, prolongando así su incierta existencia. Conocemos el nacimiento de esta palabra; sin embargo, no podemos precisar su origen como figura del imaginario ya que su rastro va ramificándose y perdiéndose en diferentes culturas de la antigüedad.

Hacia el 600 antes de Cristo, Tse-Chan refiere que un hombre muerto puede convertirse en un demonio temible y acechante si su alma rehúsa salir de su cuerpo. El elemento erótico también aparece muy temprano: en una vasija prehistórica se representa a un hombre copulando con un vampiro femenino, cuya cabeza ha sido seccionada del cuerpo. La sangre, el erotismo y la muerte conforman ya su escenario, que va esparciendo, poco a poco, por todo el planeta.

Siguiendo con este repaso a los vampiros primigenios debemos hacer una nueva parada en la tradición hebrea, donde se reconoce fácilmente en la figura de Lilith (un poderoso demonio alado de cabellos largos y serpentinos que, según la tradición rabínica, fue la primera mujer de Adán). De rasgos similares no encontramos en árabe una clase de genio o djinn llamado Gul (también es un demonio femenino que frecuenta los cementerios buscando su frío y repugnante alimento). Pu Sung- Ling nos dejó en 1679 el mejor cuento de vampiros chino, dentro de su Liao Chai.

En la India antigua, por el contrario, no es frecuente hallar vampiros similares, en cuanto a los rasgos, a los de occidente. Allí están los vetalas y los rakshasas, de características similares a los mencionados. En el mundo griego aparecen las primeras identificaciones del monstruo entre el séquito de Hécate, la reina de los espectros. Debemos mencionar aquí a Empusa, un demonio femenino capaz de cambiar de forma, que solía visitar a hombres dormidos y acostarse con ellos mientras les chupaba la sangre. La versión latina de Empusa se denomina Lamia. Este ser fue la tentación del mismísimo dios Zeus que acabó teniendo varios hijos con ella; aunque sólo se salvó Escila, ya que Hera, presa de los celos, los mató a todos.

Las leyendas eslavas hablan del vurdalak: muertos que volvían de sus tumbas para alimentarse, primeramente, de sus propios familiares. Hay quien ve en la figura de estos vampiros una transposición de la enfermedad (por eso los familiares más cercanos eran los primeros en perecer por culpa de la plaga).

“El vampiro es una forma repleta de sugerencias y de absolutos: es el mito poliédrico por excelencia. Casi todas las culturas complejas del mundo tienen su folclore o su cuentística vampírica; […] Pero la cultura que explora de manera más sistemática su maligna naturaleza es la occidental, incluido aquí Oriente Próximo, por nuestro origen común. Por ello este mito es tan complejo como nuestra rica pero retorcida historia”, afirma Nicolás Cortés Rojano en su análisis sobre el mito del vampiro titulado El Espíritu de la Noche.

Los vampiros resultan atractivos a los seres humanos porque no tienen trabas morales, porque son capaces de hacer todo lo que les viene en gana en cualquier momento y sin tener que lidiar ni con una autoridad superior ni con su propia conciencia (al no tener sombra, ni reflejo). La mezcla entre su parasitismo, su ferocidad, su atractivo, su aparente fragilidad es lo que verdaderamente atrae.


Esta atracción se ve recompensada, la mayoría de las veces, con la muerte. Los vampiros no dan nada, sólo toman. Y toman todo lo que tenemos, succionan nuestra sangre, nos absorben la vida: gota a gota. Es una necesidad, desde luego, necesita sangre para mantenerse en pie, caminando impertérrito sobre un mundo al que ya no pertenece (y eso, en el fondo, es triste). No muere porque ya está muerto. Su permanencia entre la vida y la muerte es una de sus características básicas.

“En este sentido, el de estar en tierra de nadie y en la de todos, no vivo pero con un remedo de vida, recuerda un poco a los virus, esos extraños vecinos en la frontera de lo inanimado y la vida. Por otro lado, en el sentido de que no da y sólo toma, recuerda a los agujeros negros, tal y como fueron teorizados en un principio: cuerpos cada vez más densos que atraen y tragan todo lo que se acerca a ellos, incluso la luz”, añade Javier Arries en su libro Vampiros. La historia de nuestra eterna fascinación por el señor de la noche.

Otra de las claves para entender a la naturaleza de estos seres monstruosos y fascinantes la encontramos en la oscuridad, tal y como apuntaba Arries en su anterior frase. El momento de aparición de los no-muertos es la noche.

Tiene su por qué: por la noche los seres humanos estamos desprotegidos. No somos capaces de ver con la misma facilidad cuando el astro rey desaparece del cielo. La noche es el lugar de los miedos. En la noche todos los terrores salen a pasear y todos los gatos son pardos. Las sombras oscuras permiten a los “chupasangres” escabullirse y acercarse a sus víctimas con mayor rapidez, sobre todo cuando están desprevenidas. Los rayos del sol los dañan, ya no pueden sentir su calidez. Están condenados a vagar por las noches, ante la fría mirada de la luna; una luna de sangre (que es cómplice de sus fechorías).

La sangre es vida

“¡Ah, la sangre! ¡Por fin, después de un largo ayuno, saboreaba la sangre que bombeaba ese corazón ansioso, tierno e indefenso de mujer! […] Dame toda tu sangre”. Esta frase es parte de un diálogo que la escritora Anne Rice incorpora en su libro Sangre y Oro, parte de sus Crónicas Vampíricas, y me sirve para ilustrar una de las características de los vampiros que permanece inmutable (su sed de sangre, de la que venimos hablando). Algo parecido utiliza Stoker en Drácula, su obra maestra:

OTRO NIÑO HERIDO

La “señora ensangrentada”

Acabamos de recibir noticias de que otro niño que se extravió la noche pasada ha sido descubierto a últimas horas de esta mañana bajo un tojo, en la parte de Shooter’s Hill de Hampstead Heath, que es quizá una zona menos frecuentada que las demás. Presentaba en el cuello las mimas heridas minúsculas que en el resto de los casos. Se encontraba terriblemente débil y estaba muy demacrado. Una vez recobrado parcialmente, también este niño contó la consabida historia de haber sido engañado por la “señora ensangrentada”.


A parte de su sed de sangre, otros son los rasgos comunes que presentan los personajes vampíricos. Ornella Volta, en su libro Il Vampiro(1962), presentaba una síntesis contrastada de sus rasgos morfológicos. Para esta autora los vampiros difieren levemente según sus zonas, aunque todos comparten unas características:

– Rostro delgado, de una palidez fosforescente.

– Espeso y abundante pelo en el cuerpo, cuyo color suele ser rojizo, como el vello en la palma de sus manos.

– Labios gruesos y sensuales que encubren sus agudos colmillos, cuya mordedura tiene poderes anestésicos.

– Uñas extremadamente largas.

– Orejas puntiagudas semejantes a los murciélagos.

– Olor nauseabundo.


La vampiresa también tiene una serie de características. Conserva todos sus atractivos humanos, sin perder sus encantos. Es delgada y de formas armoniosas, pálida, melancólica, inquietante y sutilmente voluptuosa. Sus ojos suelen ser negros y profundos, con una extraña intensidad, en consonancia con su larga cabellera suelta sobre los hombros. Su boca, “fina y fría como la muerte”; sus dientes blancos, largos y afilados (sobre todo en los colmillos que suelen asemejarse a dos lanzas o dos alfileres).


Javier Arries en su citado libro plantea un intento de clasificación de los vampiros que pueblan la imaginería, la literatura, el cine, el cómic y las leyendas tradicionales. Me parece muy interesante:

1. Vampiros psíquicos: Se alimentan directamente de la fuerza vital de sus víctimas.

2. Vampiros residentes en cadáveres: Incluimos bajo este epígrafe a todas las entidades vampíricas que habitan u ocupan un cadáver reciente.

3. Vampiros creados mediante la hechicería: Muchas tradiciones mágicas de todo el planeta emplean técnicas para crear “criados mágicos” o familiares, como se denominaban en la brujería europea.

4. Vampiros obsesionantes: En algunos casos la entidad sobrenatural obsesiona o llega a poseer a una persona viva.

5. Brujos vampiro: Son muchas las culturas en las que se piensa que algunos hechiceros, y sobre todo brujas, desarrollan vampirismo psíquico y aprenden a desdoblarse para atacar a sus víctimas.


¿Cómo acabar con ellos? Es sencillo: el agua bendita y los ajos suelen ser muy buenos repelentes (ya hemos visto sus efectos en Abierto hasta el Amanecer o Jóvenes Ocultos, por ejemplo); los círculos de poder, realizados con velas o sal son la mejor de las defensas contra sus ataques; una buena estaca afilada (en ocasiones acompañada de un martillo) es la mejor arma (que se lo pregunten a Van Helsing o alguno de los posteriores cazavampiros), aunque algunos objetos punzantes pueden servir igual de bien; cortarles la cabeza hace que el vampiro se destruya, así como el fuego y la luz solar. ¡Ah! Y no olvidemos que sólo pueden entrar en una casa si se les invita previamente. Nosotros decidimos si les dejamos entrar o no.


Stoker, Coppola, Lugosi, Meyer…

La literatura y el cine nos han aportado múltiples ejemplos de vampiros y vampiresas. El Drácula de Stoker y Coppola, inmortalizado por Gary Oldman, es el que viene a mi mente en primer lugar. Me enamoré, como el vampiro protagonista, de Mina Harker y la escena de la absenta, el beso de sangre y toda la sensualidad de los colores elegidos por el director y la encargada de vestuario aún flotan por los almacenes de mi memoria. “He cruzado océanos de tiempo para encontrarte”, qué hermosa frase. Otras versiones del conde vampiro por excelencia son las de los actores Christopher Lee y Bela Lugosi. Las capas señoriales y la austeridad de sus trajes negros son la imagen que más permanece en el imaginario colectivo (y ahora que se acercan Halloween y el día de los difuntos, seguro que vemos a muchos disfrazados de esta forma). El director alemán Werner Herzog reinterpretó el mito original en su Nosferatu.


En la literatura hay que mencionar a Polidori, a él le debemos el primer esbozo de lo que será la imagen clásica del vampiro literario: aquella del aristócrata vil, frío y enigmático, pero sobre todo perverso y fascinante para las mujeres. Este ayudante y médico personal de Lord Byron se basaría en el propio Byron para crear a su vampiro: Lord Ruthven (antesala de Drácula). En el apartado literario aparecen muchísimos grandes autores que han dedicado sus obras a los seres de la noche. Anne Rice modificó el mito y convirtió a los vampiros en seres más cercanos a los humanos, transgrediendo sus características básicas. Lestat es su creación más conocida.


El escritor de Maine, Stephen King, realizó un libro El misterio de Salem’s Lot que era, de alguna forma, un homenaje al Drácula clásico, al surgido de la pluma de Bram Stoker. Ludwig Tiek, E.T.A Hoffmann, Allan Poe, Théophile Gautier, Alexei Tolstoi, Charles Baudelaire, Sheridan Le Fanu, M. R. James, Francis Marion Crawford, Richard Matheson (su Soy Leyenda es de lo mejorcito en el género)… son algunos de los mejores escritores de literatura de terror que han escrito sobre vampiros. A todos sus relatos de vampiros habría que sumar otros dos fenómenos literarios (que ya son fenómenos globales gracias al cine y la televisión): Crepúsculo, de Stephenie Meyer, y True Blood (la saga de Sookie Stackhouse) de Charlaine Harris.


“Desde que los vampiros habían empezado a salir del ataúd (como se suele decir medio en broma) cuatro años atrás, había estado deseando que uno viniera a Bon Temps. Si en nuestro pequeño pueblo ya teníamos a todas las demás minorías, ¿por qué no la más nueva, los muertos vivientes reconocidos por la ley? Pero, al parecer, el norte de Luisiana no resultaba demasiado atrayente para los vampiros. Por el contrario, Nueva Orleans era un auténtico punto focal para ellos: todo por Anne Rice, ¿verdad?”. Cómo no se le va a coger cariño a la dulce y despreocupada Sookie, protagonista de los libros de Harris (e interpretada en la pequeña pantalla por Anna Paquin).


En España también se han hecho varias obras de temática vampírica destacables. Aquí mencionaré un par de ellas, junto con sus respectivos autores. Comenzamos por Gothika de Clara Tahoces. En este libro aparecen reminiscencias muy claras a los clásicos. Además, en la página web de la escritora y grafóloga aparece una interesante entrevista a Javier Arries sobre su obra de vampiros que ya he mencionado en esta columna. Os recomiendo leerla. Otra novela interesante es la de Iván Martínez Hulin, compañero de Zona Negativa. En su Diario de un Cazador. Linaje abarca el tema del vampirismo desde el punto de vista de su enemigo por excelencia: una cazadora de vampiros. Si queréis más información sobre su libro la podéis encontrar en esta página. Y el género también se sustenta gracias a los relatos cortos; yo mismo he coqueteado con los vampiros (bueno, más bien con las vampiresas) en varias ocasiones. Un relato de los que más orgulloso estoy es Exotránsito en el que hay vampirismo. Si os apetece leerlo pinchad en el vínculo.

Hay muchísimos vampiros y vampiresas famosos. Seguro que vosotros, queridos lectores, tenéis a vuestros favoritos. Os invito a compartir con todos nosotros el que más os gusta por medio de vuestros comentarios. Comienzo yo. Elijo a dos: Drácula (vampiro masculino) y Clarimonde (vampiresa).

Viñetas ensangrentadas

En el cómic el modelo de vampiro que más se ha utilizado ha sido la mezcla entre el vampiro más salvaje, más bestial, y el aristocrático cínico y lánguido que utiliza todas sus dotes de seducción ante sus pobres víctimas.


En este apartado, el dedicado al uso del personaje vampiro en el tebeo, debemos empezar por las múltiples adaptaciones que el Drácula de Stoker ha sufrido (con mayor o menor suerte). “Primero fue la serie de Marvel The Tomb of Drácula, que apareció en 1972 dibujada por Gene Colan, quien con su grafismo recargado pero enérgico dio el tono que requería el personaje. La colección fue creada por un equipo editorial y por Gerry Conway, que aprovechó la fuerza mítica del personaje”, explica Nicolás Cortés Rojano en El Espíritu de la Noche, dentro de un epígrafe dedicado, precisamente, al vampiro en la historieta. “La serie, que acabó por problemas entre el equipo artístico y el director editorial, James Shooter, tuvo gran éxito de 1972 a 1979. Sin embargo, hay que decir que la caracterización era excesivamente pobre y que por desgracia en anda aprovechaba todas las posibilidades del personaje”, continúa.


La primera portada de la colección fue dibujada por el mítico Neal Adams y marcaba un poco la idea de la serie: Drácula con una chica en los brazos, algo esperable. Posiblemente la mejor adaptación al cómic de la obra de Stoker la realizó el dibujante español Fernando Fernández en Creepy. Su uso del color, el ritmo de cada escena, su paleta de colores… hacen de este cómic una obra de arte.

Drácula también ha aparecido como personaje de reparto y como antagonista en multitud de ocasiones (en cómics de horror, pero también de aveunturas).. Hace poco lo pudimos ver en la temporada ocho de Buffy. La Cazavampiros (que estamos disfrutando directamente en papel y en donde aparecen vampiros para dar y tomar, como no podía ser de otra manera), pero también tuvo un par de apariciones con Spiderman (a finales de los setentaa) y con la Patrulla-X (en 1986).


Sin embargo el vampiro clave de Marvel no es Drácula, sino Morbius, el vampiro viviente, uno de los enemigos más bizarros que tiene Spiderman (aunque se ha enfrentado a otros héroes de la editorial). Morbius tiene mucho que ver con la figura del científico bondadoso y benefactor caído en desgracia. Se relanzó, posteriormente, la historia de Morbius se relanzó con la colección Hijos de la medianoche, en los setenta, colección que acogió a muchos personajes sobrenaturales de la “casa de las ideas”, desde El motorista fantasma, hasta Blade, pasaron por aquí.


Aunque el peso pesado del vampirismo en Marvel fuera Drácula, también publicaron un magacín llamado Vampire Tales desde mediados de 1973. Se trataba de una revista muy variada que traía cuentos, adaptaciones de relatos clásicos… En esta publicación volvió a destacar Morbius, dibujado por Rick Buckler (aunque aparecían personajes como Blade, Lilith y Satana). En los noventa Morbius vuelve a gozar de serie propia.


Otras dos series Marvel con los vampiros como protagonistas son Blade y Hannibal King, aunque en esta ocasión ofrecían mezcla de géneros. Los dos héroes, que son vampiros “buenos”, combaten contra Deacon Frost, un vampiro malvado y elitista. También el Doctor Extraño protagonizó una serie limitada de nombre Versos Vampíricos.


La revista Creepy fue, sin duda, un clásico en este tipo de publicaciones sobre vampiros, en ella se contribuyo al desarrollo de Lilith, la hija de Drácula, que había sido creada por Marvel Cómics.

En la línea de los vampiros femeninos en el cómic aparece Vampirella. “En su creación intervinieron varias firmas prestigiosas, pero fue el guionista Forrest J. Ackerman, personaje peculiar y carismático en el mundillo de la fantasía y la ciencia ficción, quién le imprimió una personalidad lúdica y erótica”, afirma Cortés Rojano. “Además desarrolló un interesante acercamiento entre el relato de terror y el de ciencia ficción, pues Vampirella proviene de un planeta habitado por vampiros que han creado una civilización basada en sus macabras costumbres y en una cierta perversidad”. Frazetta fue el dibujante encargado de dar forma y estilo al personaje en la portada del primer número, aunque quien acompañó a Ackerman en las páginas interiores fue Tom Sutton.


La lista de personajes vampíricos o versiones de Drácula que se pueden encontrar en el mundo del tebeo podría llegar a ser interminable. Por ello no me extiendo más. Si alguno considera oportuno añadir algún dato más sobre algún otro vampiro que comete sus fechorías por las viñetas, es bienvenido a hacerlo en los comentarios. Hay parodias, hay versiones de Batman en las que se enfrenta a vampiros (incluso se transforma en uno de ellos)… las posibilidades son casi infinitas.


Termino con 30 días de noche y sus continuaciones (las dos más conocidas son 30 días de noche: Días Oscuros y 30 días de noche: regreso a Barrows) es otra historia de vampiros realizada originariamente en formato cómic (aunque ya cuenta con una adaptación en la pantalla grande y el anuncio de una secuela directa al DVD). La historia de este cómic es original: en un lugar de Alaska, un pequeño pueblo, cada año sufren un mes completo de suma oscuridad. Un grupo de vampiros se enteran de este fenómeno y asediarán el pueblo hasta arrasarlo y alimentarse de todos los habitantes. Qué ocurriría si la mayor debilidad de los vampiros: la luz del sol, no vuelve a salir hasta dentro de un mes. La pesadilla comienza. Steve Niles y Ben Templesmith se combinan para crear una obra muy entretenida y con un estilo, tanto narrativo, como visual, fuera de lo común.


Se esconden entre las sombras; se mimetizan con los paisajes rurales y urbanos; se les siente y se les presiente; nos invocan desde y nos atraen hasta los rincones más oscuros y lúgubres; consiguen papeles protagonistas en las más taquilleras de las películas; se cuelan en nuestros salones mediante las pantallas de nuestros televisores; nos acompañan durante nuestra lectura previa a conciliar el sueño. Bandas de rock y de metal cantan sus acciones y los pertenecientes a tribus urbanas oscuras emulan sus formas, sus vestimentas, queriendo ser como ellos.

Aún en nuestros días, la grandísima capacidad de sugerencia, la abundante producción literaria y cinematográfica que ha generado la figura del vampiro, demuestra el peso que tienen los “no-muertos” en el imaginario colectivo. Más allá de tópicos como el murciélago o los colmillos, el vampiro se ha impuesto, ha conseguido dejar su impronta. El ansia de la vida en la muerte, el deseo imposible de la inmortalidad de la carne (que no del alma), podrían representar las frustraciones más antiguas y ocultas de los seres humanos. En palabras de Claude Kappler: “Si el vampirismo fascina es porque representa, con inmensa fuerza, una imagen del hombre contemporáneo”.

Sus colmillos siguen igual de afilados que siempre y su sed de sangre es insaciable.

Nos leemos.

Subscribe
Notifícame
73 Comments
Antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
View all comments
jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 8:58

Demasiadas imágenes y prevalencia en el texto del Drácula de Coppola: partiendo del mayoritario desacierto de las adaptaciones cinematográficas de clásicos de la literatura, nunca una película fue tan fiel a una novela a lo largo de su metraje para desmarcarse tan radicalmente de ella en su final, tanto en lo narrado como en el espírtitu del personaje…^

Aviso de Spoiler

…redimiéndose ante dios por el amor a Mina Harker en vez de mordiendo el polvo con una estaca atravesándole su seco corazoón mientras era pulverizado por los rayos del amanecer

Aviso de Spoiler

¿Por qué con esa caracterización de Gary Oldman, esa Mina Harker, ese castillo, esos Cárpatos… tuvieron que rodar ese desaguisado de final? ¿Qué pasó, testaron ante un público «cualificado» el final auténtico y tuvieron que cambiarlo porque no toleraban que el auténtico final de la historia? Luego nos extraña el éxito de esos productos descafeinados que pretenden hacerse pasar por historias de vampiros…
Y ya poniéndonos puntillosos, la primera gran película de vampiros fue el Nosferatu de Murnau (que quería utilizar a Dráucla pero no consiguió los derechos, lo que no obvió que la viuda de Stoker lograra que se destruyeran buena parte de las copias de la peli protagonizada por Max Schrek). Herzog se limitó a hacer un remake de esta peli considerada como una de las máximas expresiones del cine expresionista (vlr) alemán y lo tuvo bastante fácil con la elección del prota, Klaus Kinski, tan feo que casi sólo necesitaron retocarle las orejas, lo que no obiva que sea el viejo de la gran Natsha.  En fin, que Herzog no reinterpretó el mito original, reinterpretó una película que había reinterpretado el mito original por la imposibilidad de adaptarlo fielmente.

José Torralba
21 octubre, 2009 10:21

Sí señor, jorgenexo… de hecho durante el rodaje corrió el rumor de que el propio Max Schrek era un vampiro, algo que se exploró en la estupenda La sombra del vampiro, una especie de docudrama ficcionado sobre el rodaje que vira al fantástico a las primeras de cambio. Una pequeña perla cautivadora con un Willem Dafoe mucho mejor que el desmotivado Kinski de Herzog, en mi opinión.

Raúl Martín
21 octubre, 2009 11:01

No soy especialmente fan de los vampiros, pero barriendo para casa destacaré a Cassidy de Predicador como uno de mis chupasangres favoritos. Creo que Ennis creó a un personaje muy humano y repleto de matices, a la par que mostró el la colección el fenómeno creado alrededor del vampiro en alguna que otra ocasión.
Dentro del campo de los superhéroes, también me gustaría recordar a El Confesor de Astro City, un párroco convertido en vampiro que se autoflagela vistiendo una dolorosa cruz.

Por cierto Diego, ¿cuál es la obra de Edgar Alan Poe que trata sobre vampiros? Es que he leído bastante a ese autor y no sabía que tratase dicho tema.

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 11:49

Hostia, es verdad, había olvidado totalmente a nivel consciente La sombra del vampiro, qué guapa peli y qué intepretación de Dafoe… Gracias, José, te debo una. ¿De uqé año era? Voy a buscarla…

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 11:53

Respecto a lo de Poe, es cierto: salvo reinterpretación muy libre de algún cuento que se me escapa, no veo vampiros en Poe y tengo frescos todos sus cuentos de antes del verano…

José Torralba
21 octubre, 2009 11:54

Pues del 2000 (y te mentiría si te dijera que no lo he tenido que buscar… sabía por donde andaba pero no con seguridad xD). Aquí la ficha en imdb para más detalles. Y de nada jejejeje

Sobre Poe… hablo de memoria pero tal vez Berenice y especialmente Ligeia puedan verse como novelas pseudovampíricas bajo una óptica muy muy libre, como dice jorgenexo. Más allá de esas no caigo ahora mismo…

lagrannube ha vuelto
21 octubre, 2009 12:43

Diego!
Has hecho un buen trabajo de investigación y compilación, por lo que me ha gustado mucho tu artículo! enhorabuena! 

También entiendo que estés tan enamorado del Dracula de Coppola. Estoy de acuerdo contigo, «he cruzado océanos de tiempo para encontrarte» es una frase que enamoraría a cualquiera. (a mi la primera).
Sin embargo, echo en falta quizá un breve repaso por todas las teorias que afirman que la invención de los vampiros no es otra cosa que una salida «mágica» a la incomprensión de una enfermedad extraña y desconocida….Simplemente a modo de curiosidad creo que deberías haber incluido algo sobre este tema.
De todas formas, admito que son mucho más interesantes los componentes inexplicables, mágicos y literarios que rodean a estos personajes tan nocturnos…

UN beso!

(Fdo. lagrannube, quien prefiere los vampiros a los zombies)

I´m with a Skrull!
I´m with a Skrull!
Lector
21 octubre, 2009 12:46

Cierto, se te olvido mencionar la porfiria, lo justo para no meterte en temas medicos pero si al menos como referencia.
Por lo demas me ofende terriblemente Crepusculo, los vampiros de anne rice son afeminados a mas no poder, los de crepusculo creo que son incatalogables, mi hermana dice que quiere uno para poner en el salon para ahorrar en electricidad.

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 12:52

Si en «La sombra del vampiro» salía el bueno de Udo Krier… quien, serendipiamente que diría mi paisano Iker Jiménez, veo que interpretó en su época a Dracula, además de hacer de memorable líder vampiro en el primer Blade. (Y al barón Frankenstein, a Jack el destripador, a Jeckyll/Hide… este tío ha interpretado a más «clásicos» que Paul Naschy, la virgen. La verdad es que con esa cara, no me extraña).

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 12:53

Y no tan clásicos, que ha interpretado hasta a Hitler. ¡Qué tío!

Iván Martínez Hulin
21 octubre, 2009 13:41

Está feo que lo diga yo, pero ya que estamos, podrías haber mencionado a Clara Tahoces y a un servidor, que somos compañeros, coñe. Ja, ja, ja… Vale que no movemos franquicias millonarias con nuestros libros, pero al menos, nos hemos dedicado a escribir sobre el tema.

Ains…

Saludos.

I´m with a Skrull!
I´m with a Skrull!
Lector
21 octubre, 2009 13:55

La publicidad se paga Ivan ¬¬

Raúl López
Admin
21 octubre, 2009 13:59

Y yo aprovecho también para meter la cuña publicitaria de que Jose Antonio Fideu y Vicente Cifuentes han publicado este mes Alma en Planeta de Agostini también de temática Vampírica.

Visperas
21 octubre, 2009 14:35

Jajajaja, qué lastima que no tenga nada para publicitarme…
Ya en el tema, la verdad es que últimamente he disfrutado más con las historias de zombis que con las de Vampiros. Los chupasangres están ya un poco sobreexprimidos pero tengo que admitir que he disfrutado de True Blood como el que más, aunque no sea solo por los vampiros sino por toda la ambientación.

zape
Lector
21 octubre, 2009 15:31

La Hammer, siempre la Hammer; el vampiro ultrasexual dinamitando/dinamizando los cimentos gazmoños y pacatos de la sociedad, sacando lo latente a la luz con ese combinado de perversidad suntuosa, colorido arrebatador y maldad sofisticada absolutamente iresistible.
Lástima que el vampiro halla perdido toda peligrosidad despeñandose por la profilaxis y la ñoñeria, ¿cabe mayor pacatría que Crpusculo la historia de amor casta y requetecasta entre una fémina y un vampiro que no pueden consumar?, apología del calentón y la contención de beso sin humedades. Desnaturalización total de la mitología y de la subyugante unión de sexo y sangre, de colmillos penetradores y lánguidos ojos entornados en éxtasis erótico.
Más allá de aquel vampiro mexicano-gijones que te recomendé, rescatar uno de los films más sulfurosos y caletorros sobre el mito, encima en su versión sáfica: «La hijas de Drácula» o en su título original «The vampyres» (igualito, ya ves), cinta de culto perteneciente a la etapa británica del español José Ramón Larraz (aquí una reseña, mia claro y próxima ampliación en vuestro blog de cabecera, mio tambien claro).

José Torralba
21 octubre, 2009 15:54

Ufff, en esa línea una escena que me encanta es la de Catherine Deneuve y Susan Sarandon en The Hunger, de Tony Scott. El realizador en cuestión no es que me chifle (a excepción de la frescura de Amor a quemarropa poco le salvo) y la película no es que sea una maravilla, pero ver el esplendor de la Deneuve a sus cuarenta años –mucho más atractiva que de joven, debo añadir– seduciendo y mordiendo a una turbada Sarandon es una experiencia de lo más húmeda.

Dentro de la línea cómica e ilustre, El baile de los vampiros, de Roman Polanski, siempre fue de mis favoritas.

Y en un terreno más indie, me entusiasma la Ravenous de Antonia Bird… sé que el mito que explora es el del wendigo, pero todo el trasfondo atávico, salvaje y nietzscheniano que hay tras los vampiros se encuentra de formas mucho más reconfortantes en esta película que en el noventa por ciento de las aproximaciones contemporáneas al tema.

Y me haré con esa The Vampyres, zape, ¡tras leer la crítica cualquiera se resiste! A ver si la desarrollas más en la esbilla cinematográfica.

Juanen
Juanen
Lector
21 octubre, 2009 16:14

Hola a todos. A mi me molaria que pusieseis que libros os han gustado y cuales no sobre vampiros.
Yo recomiendo la trilogia de  La Mascarada de la Muerte Roja. Un libro de que me encanto por toda la accion que tiene y por la recreacion del Mundo de Tinieblas.
Tambien me ha gustado mucho el primer libro de True Blood.
Dracula por supuesto.
Salem´s Lot me gusto (pero tampoco exageradamente).
La Historiadora no esta mal pero me esperaba mucho mas. Fue decepcionante.
Crepusculo lo odio (y fui tan ****** que me lei hasta la mitad del 3º, donde ya no aguante mas, porque mi mujer me decia que era muy emocianante). Es lo mas moña que he leido en mi vida.
Mis proximas lecturas seran seguir con la saga TRue Blood y quiza empezar con lo de Anne Rice. Pero lo de Anne no lo tengo muy claro. A mi me gusta que haya accion y que salgan bastantes vampiros (como en los del Mundo de Tinieblas).
¿Alguna recomendacion?

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 16:17

Joder, zape ¿»halla» perdido?

zape
Lector
21 octubre, 2009 16:25

La verdad que «El ansia» es un pestiño de mucho cuidado (tanto flou y tanto haz de luz…) pero tiene cosillas y esa es, desde luego, una de ellas. «Ravenous» acaba por desperdiciar gran parte de sus aciertos y de la fabulosa ambientación natural por culpa de un esteticismo no siempre bien enfocado y de una motaje y ritmo equivocados, aun así no es un título despreciable y el mito que ataca resulta de lo más sugerente, encima todo removido con influencias «licantropicovampiricocanibalísticas» (toma ya, dilo sin respirar) y western revisionista.
The vampyres será ampliada con suculentas imagenes, queda prometido. En este estilo muy recomendable también «Drácula y las mellizas» («Twins of evil» en el original) con las gemelitas Collinson tentadas por el mal y desde luego todos los acercamientos laterales a la Cramilla de Le Fanu que realizó la Hammer, como «The vampire lovers» con la gran Ingrid Pitt o la menor pero simpática «Lust for a vampire». Hala que esto parece «mis obras completas».

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 16:26

Joder, Torralba, la escena de la Denueve y la Sarandon en El Ansia, con «el duo de las flores» de Delibes de fondo… no sabes tú poco ni nada (a mí, además, la peli me encanta, no creo que haya muchas expresiones más puramente ochenteras a todos los niveles, ese Bowie…). Y no sólo, eso, sino que reivindicas Amor a quemarropa, El baile de los vampiros y Ravenous. Creo que ya se lo he pedido antes a alguien de la lista (¿qué ha sido de Javimetal?, hace tiempo que tengo una importante pregunta que hacerle), pero… ¡cásate conmigo! Eso sí, sólo si eres capaz de apreciar otra peli vampírica tan ochentera que con sólo verla te brotan hombreras espontáneamente… ¡Jóvenes ocultos!

zape
Lector
21 octubre, 2009 16:33

Ostia, «halla», madre mía… (hum!! «halla perdido» curiosa paradoja léxica) merezco penitenciar y zampar moscas como un Renfield cualquiera, no se puede estar a dos cosa a la vez. Por cierto, estoy en pleno ataque «cinerreico» y rescato la fundamental «Vampiros lesbos» («Las vampiras» y siempre en su versión internacional íntegra) del inaprensible Jesús Franco, donde, aparte de contar con el protagonismo de una Soledad Miranda bella como un incendio, propone la idea genial de un Van Helsing (el impagable Dennis Price) que persigue a la vampira no para destruirla sino con la intención de ser convertido y así experimentar la vida eterna.

Iván Martínez Hulin
21 octubre, 2009 16:41

Que era broma, compañero, tranquilo. Ja, ja, ja…

Aún así se agradecen tus palabras.

Un abrazo.

José Torralba
21 octubre, 2009 16:48

A mí El Ansia me pasa como a zape… tiene su cosillas y la Deneuve, con su ankh y su esplendorosa madurez, es la mayor de ellas. Sí reivindico Ravenous que, pese a la crítica –cierta y quirúrgica por otra parte– que le hace zape, la encuentro disfrutable al máximo con esa ambientación que nos recuerda que la naturaleza también puede ser opresiva. Respecto a su ritmo, me falla hacia el final con su clímax desacompasado, pero la presentación deja muy a las claras lo que se va a ver. Honesta como pocas (excepto cuando aspira a cierta trascendencia) y rozando el gran cine de género.

Y Jóvenes ocultos es lo más ochentero-cómico-terrorífico (un cóctel nuclear) que me he echado a la cara. Es tremenda, ideal para una tarde de sábado en la apetece ver al Kiefer Sutherland más perturbado. Hay días que la odio y hay días que la disfruto como un enano. A ser posible en un programa doble con la Vampiros de John Carpenter, que la acabo también de recordar. Otro filme un tanto tramposo en tanto en cuanto imposta un carácter de serie B que no tiene pero que me parece entretenidísimo: Woods diciendo palabrotas y ciscándose en la madre de todo el mundo y un vampiro cabrón, sádico y sanguinolento que borró de un plumazo todo el estecicismo romanticón –que no romántico– que trajeron consigo los noventa (sublimado ahora con la Meyer).

Respecto a casarme jejejej deja, deja… que uno va muy bien por la vida sin comprometerse y además soy heterosexual irredento xD

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 16:50

Hostia, zape, ¿usted es es ben wade? Dios, tiene que estár totalmente sonado… disculpe por haber osado corregir su ortografía: si  escirbe «halla perdido», se escribe «halla perdido», no se diga más. No quiero avenirme a contrariar al individuo que hizo la crítica de «El esqueleto de la señora Morales»…

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 16:54

Interesante que cites a los Vapiros de Carpenter. ¿Quién salía en su Drácula 3000? Exacto, Udo Krier. Creo que por fin voy a animarme a tener un hijo, sólo por el placer de llamarle Udo.

José Torralba
21 octubre, 2009 17:03

Ahhhhh Soledad Miranda… qué criatura tan hermosa. Pocas veces he visto a una mujer tan angelical y al mismo tiempo lasciva. Respecto a Vampyros lesbos, es de lo más casposo/eróticofestivo/estrambótico/plástico (por imposible que parezca) que me he echado a la cara. Revisarla en clave de comedia no tiene desperdicio. Ya el tráiler proporciona un gran avance de lo que se puede esperar de ella: género puro y duro como sólo el mejor Franco era capaz de proporcionar.

zape
Lector
21 octubre, 2009 17:04

Si, yo soy ben wade y vosotros no. Ahora conquistaré el mundo. Me alegró te gustasé la reseña de «El esqueleto de la señora Morales», es una obra maestra con mucha menos prensa de la que se merece.
Que peliculón los Vampiros del maetro Carpenter, los primeros veinte minitus, hasta la apoteósica secuencia del motel son un primor, filigrana perfecta de ritmo, narración y puro nervio. Luego decae un poco pero es el mejor Garth Ennis sin Garth Ennis que vi nunca.
Por cierto, jorgenexo, ¿tienes cuenta en filmaffinity? ¡Descúbrete!

José Torralba
21 octubre, 2009 17:06

Sí, es puro Ennis, de hecho iba a decirlo en el comentario pero me fui a por café de sobremesa y al volver se me había olvidado xD

zape
Lector
21 octubre, 2009 17:12

Soledad Miranda es indescriptible, tenía ese atractivo inconsciente que es el auténticamente demoledor. Había comenzado en el cine folklórico y Franco la reconvirtió en musa malsana, lástima lo joven que murio…en cuanto aparecía ya solo podias mirarla a ella.
La vampiras es uno de los clásicos «franquianos» por antonomasia, entre un Orson Welles sin presupuesto, el delirio «arty» y la explotación sexy más desvergonzada.

zape
Lector
21 octubre, 2009 17:16

Ah! por cierto jorgenexo, para que alimentes tu fervor por el estrambótico Udo Kier te lo recomiendo muy mucho en la descacharrate serie «fantaterrorificohospitalaria» (y lo repito, como soy) «Riget» («El reino») de Lars Von Trier, ese gran cómico incompendido. No puedo describirtelo con palabras pero en el último capítulo de la brevísima primera temporada acaba por ser literalmente parido.

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 17:28

No, no tengo cuenta, ni suficientemente bagaje como para hacer ni críticas ni comentarios a las mismas con un mínimo de enjundia, sobre todo en los marginales ámbitos en los que usted tiende a moverse: me superan ampliamente y soy incapaz de aguantar tres minutos de cualquier peli del tío Jess, por ejemplo. Y con las pelis de terror en general y de la Hammer en particular soy muy selectivo, no veo obras maestras en cada film con un altar de cartón piedra sobre el que está tumbada y narcotizada una turgente hembra ataviada con un escotado salto de cama… Pero me he encontrado con sus críticas al buscar opiniones sobre algunos filmes, por ejemplo, recuerdo haber consultado las entradas de The Fountain o de Historia de O (en la que sale, no puedeo evitarlo ¡Udo Krier!), y me resultaron bastante útiles (si bien no comparto demasiado su opinión sobre «La fuente de la vida»).

José Torralba
21 octubre, 2009 17:28

Lo de Miranda fue una auténtica pena aunque mi alma de esteta funcional y finalista no deja de apreciar la inmortalidad que tienen las bellezas que mueren antes de tiempo. Marilyn, Kelly, Schneider… lamento las películas que no hicieron y las vidas que se truncaron, pero habría odiado verlas marchitarse como le pasa a Liz Taylor (ésta sí que habría sido una gran vampira cinematográfica en su época… lo tenía todo: morbo, dureza, frialdad, erotismo). Puede que lo que acabo de decir suene a barbaridad –de hecho lo es– pero así lo siento. Los mitos deberían ser inmortales e imperecederos en el imaginario colectivo. Deberían ser vampirizados por el bien del Cine xD

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 17:29

No me hablo con Lars Von Trier tras ver Anticristo, lo siento.

José Torralba
21 octubre, 2009 17:33

Ufff Lo mejor que puedo decir de Anticristo es que es estética y malsana como pocas… ¡pero cómo me aburrí! No conecté demasiado con Von Trier aquí, demasiado simple la historia que cuenta para las formas y el tiempo que emplea. Sin embargo en Dogville me encantó. Y ya que has sacado su vena de comediante… ¿has visto El jefe de todo esto? Aún tengo coñas con el monólogo del deshollinador en la ciudad sin chimeneas xD

Y sí… zape tiene un vasto conocimiento del cine que se me escapa de mala manera. De hecho comento poco en su blog por eso: las tres cuartas partes de las películas que reseña no las he visto; aunque a decir verdad, algunas las estoy viendo ahora. Y no sé que es mejor: si poder comentar lo que he visto o que me descubran cosas que no.

En otro orden de cosas… ¿alguien sabe cuándo se estrena Thirst, de Park Chan-Wook?

zape
Lector
21 octubre, 2009 17:40

Ssi, en fin, jorgenexo, no lo puedo evitar, el aire libérrimo y la increible gramática, entre lo musical y lo puramente onírico (cuando no directamente chorras) del buen Jesús Franco (el de los 60 y primeros 70 el resto es excremento al que no redime ni su cualidad de botarate intento amateur) me seduce sin remedio. Y el horror «chèz» Hammer, pues también y desde luego la maestria escénica de Terence Fisher (nacida de la tensión entre movimiento y estatismo dentro del encuadre, ahí queda eso) y su asombroso pulso narrativo unido a la audacia conceptual que se propone superan con mucho los altares de cartonpiedra y las beldades en «negligé», que también están requetebien ¡qué coño!
Y oye que en Filmaffinity escribe cualquiera (literal), me alegro de haberte servido hombre.
Ay! Jose yo también tengo esa malsana inclinación, creo que es connatural a cierto fetichismo cinéfilo. Romy Schneider, madre de Cristo, verla demolida y aun así bellísima en «Lo importante es amar» perturba de mala manera.

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 17:44

No, si a mí también me encantó Dogville. Por eso quizás me horrorizó tanto Anticristo, en la que con un par de innecesarias secuencias salidas de madre da al traste con un planteamiento que personalemente no me estaba disgustando. Pero tenía que meter lo de la muela, joder… Dogville es precisamente, todo lo contrario.

zape
Lector
21 octubre, 2009 17:48

«El jefe de todo esto» es la risión, acaba por saturar un poco lo de la «automavisión»(o así) pero muestra a las clara el alma de bufón tocapelotas del danés. «Anticristo» no la he visto, valga el pareado, pero a este hombre lo tengo por el director peor interpretado del cine moderno, la mayoría crítica lo ve como una especie de tipo reconcentrado intelectual que va a revelar «LA VERDAD» a cada título, cuando lo cierto es que se está cachondeando de ello (y de nosotros) a la cara y por la cara. Es un gran humorista y la gran mayoría de sus títulos son una enorme broma venenosa («Manderlay» es buen ejemplo) que desafía frontalmente al espectador. Es el gran fingidor, un equilibrista, un mago y un domador de fieras en su propio circo de tres pistas. Un cachondo, vamos, no hay más que ver sus ruedas de prensa, como le encanta pinchar y desnudar la pseudo-transcendencia.

José Torralba
21 octubre, 2009 18:01

Bueno, yo siempre lo he entendido como dices: es un subversivo en un mundo de provocadores. Sólo hay que ver el final de Dogville para darse cuenta de que lo que quiere es pegarle al espectador en todos lo morros. El problema de la sesudez viene porque a veces es tan frontalmente directo a la hora de desnudar el alma humana y las corrupciones de lo social que bordea el drama. Por eso y por sus personajes al límite. Tal vez donde este problema sea más patente es en Rompiendo las olas (con… con… joder, ¡¡¡con Udo Kier!!! fetiche de Trier, por otra parte… sale en casi todas sus películas).

jorgenexo
jorgenexo
21 octubre, 2009 18:18

Udo, Udo, Udo..

Blade
Blade
21 octubre, 2009 21:53

Puf, que aqui huele a ajo… creo que tendre que sacar las estacas. Le guarde una a Edward «No tengo de vampiro mas que el nombre, por sangron» Cullen .Es la unica saga de vampiros que no me gusta nada de nada, y eso que aqui en México tenemos a ChiquiDracula, El Vampiro Teporocho y demas fauna. Al menos ESOS VAMPIROS SI CHUPAN SANGRE, (y mas los de 30 Days of Night, que son unos atascados. Se me hace que son parientes de los de Salem’s Lot).

Para ver cual es el verdadero destino de Edward Cullen les dejo un link:
http://www.joblo.com/index.php?id=29082

Sergio Robla
Autor
22 octubre, 2009 10:29

Pues a mí Ravenous me mola mucho. Los Vampiros de Carpenter me decepcionaron como peli de vampiros y como peli de Carpenter, pero tiene su aquel. Soy leyenda me gustó hasta que se pasaron el forro la parte en que se explica qué tiene de leyenda. Salem’s Lot me gustó cuando la vi de pequeño y me decpcionó cuando la vi ya crecidito, pero su nueva versión volvió a encantarme (y el libro más). El Ansia me gusta, pero con los peros que ya habéis puesto muchos más arriba, ¿alguien que se haya leido el libro? Y Los viajeros de la noche es sencilla y directa, pero es una de las películas que más me molesta que no se hayan dignado a doblar para su edición en DVD… Me tendré que conformar con el VHS 🙁

I´m with a Skrull!
I´m with a Skrull!
Lector
22 octubre, 2009 11:26

Pero Ravenous casi trata mas sobre el mito del wendigo que sobre el vampirismo. Alguno de los presentes ha tenido como yo la desgracia de ver revenant (tambien conocida como Vampiros Modernos)? en la que tambien sale Udo Kier?Y Legado de Sangre? esta en primera instancia no me parecio mala, pero revisionandola, me di cuenta que quizas me deje llevar por la estetica mas que por el argumento.

Sergio Robla
Autor
22 octubre, 2009 12:04

Ravenous es el wendigo, sin matices. Yo lo comentaba porque ha salido el tema. Me han entrado ganas de volver a verla…

Revenant no la he visto. Salía Casper VanDien, ¿verdad? Sería un motivo para no hacerlo…

I´m with a Skrull!
I´m with a Skrull!
Lector
22 octubre, 2009 12:38

Si, esa xD

José Torralba
22 octubre, 2009 12:46

Sips, de hecho dije: «Y en un terreno más indie, me entusiasma la Ravenous de Antonia Bird… sé que el mito que explora es el del wendigo, pero todo el trasfondo atávico, salvaje y nietzscheniano que hay tras los vampiros se encuentra de formas mucho más reconfortantes en esta película que en el noventa por ciento de las aproximaciones contemporáneas al tema.»

Iván Martínez Hulin
22 octubre, 2009 19:01

Gracias, Diego, por la inclusión en lista. Ja, ja, ja… un lujo, sí señor.

Un abrazo.

Luis Carlos
Luis Carlos
22 octubre, 2009 21:41

  El mito del vampiro ha cambiado con el tiempo… el vampiro clásico era una criatura sobrenatural vulnerable a lo sagrado (y como bastaba con cantar un villancico como Mary´s little boy/Oh my lord! de Boney M para cargarselo se dedicaban a crear logias masónicas para imponer el laicismo y así erradicar toda posibilidad de que un creyente le estropeara la caza).

 Ahora es una especie de mutante inmune al agua bendita y al crucifijo, (hoy día muchos frikis no creen en un Dios que causa temor a los vampiros como endemoniados).. ahora son una metáfora del aristócrata tirano, el fascinante pero odioso tiburon que se aprovecha de las clases trabajadoras, odiado y envidiado por igual…

 * ¿No se ha mencionado la riquisima mitologia vampirica del juego de rol Vampiro: la Mascarada de la editorial White Wolf?

 * Blade era un dhampiro, un nacido con sangre de vampiro, pero luego se convirtió en vampiro posteriormente por ser mordido por Morbius.

 * ¿Teneis algo contra la triologia cinematográfica de Underworld? Eran pelis de acción pura y dura, pero reflejan la visión actual de los chupasangres.

 

José Torralba
22 octubre, 2009 21:52

Luis Carlos, te animo a leerte la reseña de Alma que he sacado hoy 😉

Y en otro orden de cosas, también echo en falta la saga de videojuegos Legacy of Kain, que tienen una mitología apabullante.

I´m with a Skrull!
I´m with a Skrull!
Lector
22 octubre, 2009 23:47

Underworld = el vampiro de Anne Rice + pistolas, como no se va a tener algo en contra de esa trilogia? se ha venido tomando como dogma el vampiro de anne rice y ahora pasa lo que pasa, que te salen hijos tontos como los de Crepusculo, pero al igual que ahora se toma el vampiro de Rice como referencia en su momento se tomó la imagen de dracula con traje y capa, y su pavor a la figura de Dios en cualquiera de sus formas, cuando realmente los mitos de los vampiros tienen su origen en el de los hombres lobo, e incluso en el de muertos vivientes que vagan de noche para comer y regresan a sus tumbas. Lo que no se es de donde ha salido la tonteria esa del dhampiro, vamos si, conozco el bloodrayne, pero salvo ahi, no he leido nada o visto nada que haga referencia con ese nombre a un vampiro diurno.

Dr. M
Dr. M
22 octubre, 2009 23:54

La tonteria esa del dhampiro creo que proviene del folklore y no de la ocurrencia absurda de algun escritor inepto como podriamos pensar. Y dentro de la ficcion tienes, entre muchos otros, a Vampire Hunter D o al Dhampyr de la linea Bonelli, que me parece se ha publicado por aqui

Dr. M
Dr. M
23 octubre, 2009 0:04

Por cierto, lo de tomarse de dogma al vampiro de Rice, creo que estamos algo equivocados con eso. Piensa que ese aspecto romantico siempre ha pertenecido al vampiro tradicional, desde el Dracula de la Hammer tan elegante y sensual como terrorifico, hasta el Dracula de Coppola, donde el Conde se parecia mucho mas a Lestat, Louis y demas. Lo que ocurre es que cada vez se ha ido acentuando ese aspecto romantico como reclamo comercial, y funciona. Pero los vampiros del cine siempre han sido romanticos, con excepciones de jovenes ocultos y viajeros de la noche, entre otros. Y si, los vampiros de las leyendas tienen mucho que ver con los hombres lobo, pero no tienen su origen en ellos, es diferente, las dos leyendas nacieron de los mismos temores pero tomaron caminos diferentes

José Torralba
23 octubre, 2009 0:22

Los vampiros suponen la ausencia de lo moral; los hombres lobo suponen la presencia de lo animal. Unos ejemplifican el miedo hacia lo que podemos llegar a ser y otros el miedo a lo que podemos volver a ser. Son caminos diferentes pero complementarios, creo yo, en tanto en cuanto ambos no dejan de ser entes deshumanizados.

Dr. M
Dr. M
23 octubre, 2009 0:26

Entonces responsabilizamos a Rice de la normalizacion de los vampiros, pero, ¿realmente fue la pionera en humanizar a los vampiros? ¿Y realmente lo encontramos tan reprochable o tan solo respondemos ante algo que, con su adaptacion cinematografica (que no con su primera novela), genero toda una corriente y una moda entre las adolescentes como ahora ocurre con Crepusculo? Creo que vampiros humanizados en la historia de la ficcion no existen pocos, a fin de cuentas Blade, aun pudiendo considerarlo algo distinto (dhampir), era en esencia eso: un vampiro «normalizado» dentro de la sociedad, con sus obsesiones, pero «humanizado». Y ahi tenemos tantos otros vampiros de ficcion que tratan de llevar una vida «normal», como Hannibal Knight o Nick Knight (protagonista de la serie Foever Knight, de 1989), y nadie se rasga las vestiduras ante ellos, asi, ¿de verdad lo reprochable a Rice es la normalizacion de los vampiros? Yo diria que no, y pienso que el argumento que mas se uso para criticar a Lestat y compañia es su «amaneramiento», cosa que ya mostraban tambien muchos vampiros antes que Rice. ¿Entonces? Lo de siempre, la moda de ir en contra de los modas, aquello que lo que habia antes era mejor y bla bla bla

José Torralba
23 octubre, 2009 0:29

Respecto a Rice, a mí me gustan sus dos primeras novelas por un detalle: los vampiros están totalmente perdidos. Al contrario que Drácula, que vive plenamente consciente de su origen aceptando su naturaleza, Lestat & Co. viven en una suerte de relativismo moral por lo absurdo de su condición. Se saben inmortales, pero la inmortalidad no los hace más sabios. Se saben amorales, pero son descreídos. No saben para qué, como ni por qué, pero viven para siempre y para ello deben deshumanizarse, pues viven a través de la muerte de otros.

Esa pulsión, la génesis –partiendo de la humanidad total– de una conciencia distinta, plena en relativismo moral y nihilismo es el principal hallazgo de Rice. La certeza que tienen sus personajes de que siguen en la misma ignorancia que los humanos y que para colmo su vida, por carecer de final, ha dejado de tener el poco sentido que tiene para nosotros. Puede que Rice no lo inventara, pero define como nadie la figura del vampiro existencialista. Y es cuando rompe ese hallazgo, cuando dota de un origen a sus criaturas en La Reina de los Condenados, cuando igualmente su obra se derrumba como un castillo de naipes.

Juan Peña
Juan Peña
23 octubre, 2009 0:45

Felicidades, Diego. Un gran artículo, y una estupenda ristra de comentarios complementarios al tema.

José Torralba
23 octubre, 2009 0:51

A mí el que más me gusta es el Lestat de Lestat el Vampiro… no es el gañán de Entrevista con el vampiro (novela) ni tampoco el decadente amanerado de Entrevista con el vampiro (película), el efebo estrafalario de La Reina de los Condenados (novela) ni el semidios de las novelas subsiguientes.

Respecto a La Reina de los Condenados (película) era un despropósito, sí. Pero es que la novela no le iba a la zaga. La mitología que concibe Rice es paupérrima, y la villana con ínfulas ultrafeministas que es Akasha provoca risa. Eso por no hablar de El ladrón de cuerpos, con esa radical alteración de los motivos conceptuales de la serie, o de Memnoch, donde por ampliar el bestiario ficcional de sus obras cae en la desmitificación de lo que había conseguido en sus dos primeras novelas.

Por regla general, me gustan los personajes fantásticos de uno en uno. Si metes a más de uno, lo único que consigues es desvirtuar su singularidad para convertirlo en uno más de una galería de criaturas fabulosas.

jorgenexo
jorgenexo
23 octubre, 2009 8:35

«Entrevista con el vampiro», tanto la novela como su adaptación fílmica, me gustan mucho: bien dirigidas/interpretadas y escritas (ya le gustaría a la Meyer escribir como la Rice). Son unos vampiros llevados al límite en algunos de sus elementos clásicos, pero se mantienen bastante fieles al mito original (si exceptuamos a personajes como Louis, que ¿vive? en conflicto con su condición de vampiro). Pero Lestat es tan cabrón como el que más y la niña vampiro (coño no me acuerdo ahora del nombre del personaje de esta actriz de la que tampoco me acuerdo del nombre ahora, joder con la edad, que hace de MJ), ya ni digamos. Y la ambientación, los flashbacks, los personajes, son geniales. Luego ya se le fue bastante la olla, pero la primera novela es cojonuda.

John Space
John Space
23 octubre, 2009 9:55

«“Entrevista con el vampiro”, tanto la novela como su adaptación fílmica, me gustan mucho»
Con lo bonita que era esta charla…

jorgenexo
jorgenexo
23 octubre, 2009 10:58

Bueno, Space, ya sabes «nobody is perfect». Y no me refiero a mí, precisamente.

José Torralba
23 octubre, 2009 11:07

Era Kirsten Dunst haciendo de Claudia 😉

Respecto a Entrevista con el vampiro, si te gustó la novela no dejes de leerte Lestat, el vampiro. El resto son un vil exploit, pero Lestat, el vampiro es mucho, pero mucho mejor que Entrevista con el vampiro y te cambia radicalmente el punto de vista sobre Lestat (al tiempo que te permite saber por qué sus poderes eran un tanto «especiales»).

jorgenexo
jorgenexo
23 octubre, 2009 13:40

También he leído (bueno, los leí a mediados de los 90) Lestat el vampiro, La reina de los condenados (ni siquiera he visto la peli), El ladrón de cuerpos y otro más (¿Armand?), pero apenas los recuerdo, la verdad. El único que releería es Entevista con el vampiro, pero no tengo ninguno en propiedad, me los dejó todos una chica con la que coincidí unos meses en unas prácticas. Ni me acuerdo de cómo se llamaba. ¿Qué habrá sido de ella?
Y gracias por lo de Claudia, pero según se me ha ido desentumeciendo el cerebro a lo largo de la mañana me han venido ambos nombres a la vez en uno de eso momentos «pensamiento lateral». Y es que es viernes ya, y se nota.

zape
Lector
23 octubre, 2009 15:02

No puedo dejar de recomendaros otra visión muy original sobre el vampirismo o sobre «lo vampírico» más bien, y encima española: «Ceremonia Sangrienta«, uno de los clásico patrios perpetuamente ninguneados cortesía de Jorge Grau, una relectura ideologizada y racionalisata de la Condesa Bathory que aún así mantiene la estilización y la sugerencia terrorífica, con una unión de la sangre y la sexualidad retorcida de lo más sugerente.
De la señorita Rice poco puedo aportar (más alla de su reciente giro cristianoide), no he leido su obra (pese a que la señora zape, zipi a partir de ahora, si fue en su dia seguidora y coincidente con la superioridad de Lestat el vampiro , además) y las películas me quedan muy lejanas, de la de Jordan recuerdo cierta malsana elegancia y a una gran Kirsten Dunst, pero también poco nervio y algo de languidez general. So «La reina…», pues…era una chorrada tan grande y hortera que hasta tenía su gracia como refrito sandunguero.

Rosa
9 noviembre, 2009 18:55

El dhampiro, efectivamente, tiene su origen en las leyendas vampíricas de la Europa del este. Es el hijo de un vampiro y una humana, muy a menudo del vampiro con su propia viuda, y tiene el poder de detectar a otros vampiros, por lo que suele dedicarse a cazarlos. Blade no es estrictamente un dhampiro, sino una especie de «mutante»: sus padres eran ambos humanos, y su madre se transformó en vampira estando embarazada de él, transformando parcialmente al feto.

Sonero
Sonero
28 noviembre, 2009 5:36

Soy un asiduo lector de novela de vampiros, El horla es mi favorita. En el cine Dracula de Coppola fue mi desencanto. Siempre he pensado que el vampiro es un ser todo maldad, no podia estar enamorado de ninguna mujer por ser este un sentimiento noble. Creo que la srita. Harker representaba todo lo bueno del ser humano y el Conde solo queria transformarla en maldad.
Una buena mordida de cuello a todos.