V de Vigilantes: Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio

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La semana pasada dedicamos esta sección a hablar de Tintín, de Haddock, de Milú y de los demás miembros del particular universo creado por Hergé con motivo de su inminente estreno cinematográfico. La fecha llegó y el pasado 28 de octubre los cines españoles contaron con Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio en sus carteleras.

Por ello hoy volvemos a contar con Héctor Sánchez por aquí para hablar de la película. Esta vez hemos querido hacer un experimento y cada uno de nosotros ha preparado una crítica sobre el filme de Steven Spielberg. Él desde el punto de vista del amante de los cómics, del lector apasionado de Tintín, centrará su texto en la película como adaptación; mientras que yo, neófito en el tema, planteo mi escrito según el espectador que sólo quiere ver una película de aventuras, sin casi conocer el bagaje asociado a la obra de Hergé (una pequeña nota: ninguno de los dos ha leído la crítica del otro antes de elaborar la suya, así que hay datos que pueden estar duplicados, pero preferimos hacerlo así, que «contaminarnos» con las opiniones del otro; y recordemos que Tintín y todos los demás personajes tienen copyright© Hergé/Moulinsart y sólo se utilizan las imágenes a modo de ilustración del texto). Comencemos.

El regreso del aventurero, por Héctor Sánchez

Hergé reconoció, poco antes de morir, que si había un director de cine capaz de llevar a Tintín con éxito a la gran pantalla, ése era Steven Spielberg. Y digo con éxito porque las aventuras del intrépido reportero ya se habían trasladado al cine. El desconocido Jean-Pierre Talbot, que no realizó más películas, se peinó el tupé del protagonista en Tintín y el misterio del Toisón de Oro (Jean-Jacques Vierne, 1961) y en Tintín y el misterio de las naranjas azules (Philippe Condroyer, 1964). Ninguno de los dos títulos estaban basados en álbumes y pasaron sin pena ni gloria. Ni al creador de Tintín le convencieron estas adaptaciones.

Pero el proyecto de Spielberg sobre el personaje creado por Hergé viene de lejos. Cuando el Rey Midas del cine sorprendió al público con En busca del Arca Perdida en 1981, él mismo se llevó una sorpresa leyendo una crítica en una revista francesa que comparaba la primera entrega de Indiana Jones con las aventuras de un intrépido reportero belga que el director desconocía. Fue la primera vez que el Spielberg oyó algo sobre el personaje del cómic, pero después de acercarse a sus andanzas y leer los álbumes, quedó enamorado del espíritu aventurero de la obra de Hergé y quiso trasladar las viñetas a la gran pantalla. Sin embargo, ese proyecto que comenzó en los 80 quedó abandonado.

Han pasado treinta años y por fin podemos disfrutar de las aventuras de Tintín en el cine y de la mano de Steven Spielberg. Pero el director no se ha embarcado solo, sino que ha formado un inmejorable equipo con Peter Jackson. El director de la saga de El Señor de los Anillos no sólo ejerce de productor, sino que también presta la tecnología necesaria de la mano de Weta, la empresa de efectos especiales que hace palidecer a la ILM de George Lucas. Es cierto que las primeras imágenes podían echar para atrás al ver a los personajes con volúmenes y con una apariencia a caballo entre la realidad y el dibujo animado; pero en Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio, la tecnología del motion capture, es decir, que captura los movimientos de los actores y los traslada al personaje digital, está a años luz de la empleada en las últimas películas del discípulo de Spielberg, Robert Zemeckis.


El tándem entre Spielberg y Jackson no podía fallar y su unión ha dado fruto a una película de aventuras con un ritmo trepidante, cargada de acción, con unos personajes de sobra conocidos y que demuestra cariño por la obra original. Después de unos créditos magníficos que recuerdan a los de Atrápame si puedes (2002), con música de John Williams, y que contienen referencias a los distintos álbumes e incluso a los créditos de la serie de animación, la historia comienza con un homenaje a Hergé. El dibujante aparece retratado como si fuera un pintor callejero y en ese momento se encuentra realizando una caricatura a Tintín. No resulta nada extraño que Hergé aparezca en la película, ya que el propio creador del personaje solía autorretratarse en las viñetas de distintos álbumes como si de un cameo de Alfred Hitchcock se tratara.

Después de este homenaje, la acción comienza cuando Tintín compra en un mercadillo de antigüedades una maqueta del Unicornio, un barco que alberga un misterio. Con este planteamiento, y semejante título, cualquier lector de la obra de Hergé sabrá que se encuentra delante de la adaptación cinematográfica de El secreto del Unicornio. Pero el guión, firmado por Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Comish, no sólo abarca esta aventura, sino que además incluye partes sacadas de El tesoro de Rackham el Rojo, el álbum que completa a El secreto del Unicornio, y El cangrejo de las pinzas de oro.

Y aquí es donde los tintinólogos se pueden escandalizar. ¿Cómo es posible enlazar la historia de El secreto del Unicornio con la de El cangrejo de las pinzas de oro? Antes de ver la película es recomendable saber que el espectador no se va a encontrar con una adaptación fiel al álbum homónimo. Si se llega al cine con esta expectativa, la película decepcionará. Estos álbumes están enlazados por una razón: el capitán Haddock. Si en El cangrejo de las pinzas de oro se le presenta, en El secreto del Unicornio se narran sus orígenes. Como sucede en los cómics, en ocasiones, el peso de la película recae en el personaje del capitán.

El camaleónico Andy Serkis, acostumbrado a la técnica del motion capture después de encarnar a personajes como Gollum o King Kong, se pone en la piel de un Haddock, que en ocasiones debería ser un poco más colérico e impetuoso. Por su parte, Jamie Bell, que por fin se ha quitado el apodo de Billy Elliot por uno nuevo, interpreta al inteligente Tintín; aunque varias veces parece que la inteligencia recaiga más en Milú que en el propio reportero. Los inseparables Simon Pegg y Nick Frost se encargan de los igualmente inseparables, y cinematográficamente rollizos, Hernández y Fernández. Daniel Craig completa el reparto interpretando al villano del largometraje, Sakharine.


Ivan Ivanovitch Sakharine, aquel coleccionista de maquetas de barcos que tenía un papel muy pequeño en el cómic, en la película resulta ser el descendiente del malvado pirata Rackham el Rojo, el enemigo de Francisco de Hadoque, antepasado del capitán Haddock. Y por si no fuera suficiente, se ha aliado con Allan, el contramaestre de Haddock del barco Karaboudjan. Que nadie espere ver a los hermanos Pájaro, los auténticos villanos del álbum que en el cómic vivían en el castillo de Moulinsart; castillo que en la película aparece, pero abandonado y en ruinas.

Los argumentos de El cangrejo y El secreto se van alternando en función de lo que la acción exija y, cuando es necesario, se añaden escenas inventadas como la inclusión con calzador de Bianca Castafiore (interpretada por Kim Stengel), la trepidante escena del sidecar o la pelea entre dos grúas. Eso sí, hay que destacar el cuidado que se ha tenido en las transiciones para pasar de unas escenas a otras, como las utilizadas durante el relato de piratas contado por Haddock en medio del desierto. Es una lástima que el filme no incluyera la escena favorita de Hergé, en la que el capitán se dedica a perseguir y a insultar en pleno desierto a los asaltantes que le han disparado a su botella.

Para contrarrestar las invenciones, otras escenas resultan fieles a los cómics, como el primer encuentro entre el reportero y el capitán (aunque Haddock revela su nombre, Archibaldo, cosa que en los cómics no se sabe hasta la última aventura completa, Tintín y los Pícaros), o el ataque del hidroavión a los protagonistas. Y para disfrute de los tintinólogos hay guiños constantes a otros álbumes: en el despacho de Tintín hay recortes de periódicos que ilustran otras hazañas de Tintín en Los cigarros del Faraón, La oreja rota o El cetro de Ottokar; en cierto momento se puede ver que el periódico que leen los personajes es Le Petit Vingtième, la primera publicación donde surgió Tintín; los vehículos son réplicas fieles a los dibujados por Hergé; y hasta las latas de cangrejo hacen un cameo. Por su parte, Spielberg también realiza autorreferencias a Tiburón (1975), cuando el reportero bucea dejando sólo a la vista sobre el agua su tupé, y a Indiana Jones y la última cruzada (1989), con la mencionada escena del sidecar.

A falta de nuevas, y buenas, entregas de las aventuras del arqueólogo y profesor a tiempo parcial, las aventuras de Tintín son un buen relevo. Insisto, siempre que no se sea muy exigente con la fidelidad hacia el cómic. Después de casi dos horas, la película deja un buen sabor de boca y deja en el espectador el mismo sentimiento que experimenta el capitán Haddock después del último trago de whisky. El álbum El tesoro de Rackham el Rojo apenas está explotado, quitando la escena final del globo terráqueo. ¿Dónde está la historia submarina? Y, sobre todo, ¿dónde está el profesor Tornasol? ¿Es el as que Spielberg y Jackson tienen guardado en la manga para la próxima aventura? Esperemos que sea así. Yo aún diría más, que sea pronto.


Una aventura épica, por Diego Matos

El pasado 28 de octubre otro icónico personaje del noveno arte dio el salto de las viñetas a la pantalla grande. En este caso se trata de Tintín, el inmortal aventurero creado por Hergé, y su adaptación al cine viene de la mano de grandes nombres: Steven Spielberg, como director, y Peter Jackson, como productor (que cambiarán las tornas para la segunda parte que se realizará si la taquilla acompaña, que de seguro lo hará).

“En cuanto leí mi primer volumen de la serie, Tintín jamás se alejó de mis pensamientos y mi corazón. Supe desde entonces que él y yo estábamos destinados a colaborar de alguna manera… y a un viaje de descubrimiento”, recordaba Steven Spielberg en una ocasión.

Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio es una película de animación muy especial, ya que Spielberg fue aconsejado por su buen amigo Robert Zemeckis, que ya había utilizado una técnica similar en películas como Polar Express o Beowulf, a la hora de enfrentarse con éste, su primer filme de animación 3D (aunque también puede verse en 2D). Antes de eso, Spielberg, intrigado por los avances en la captura de movimientos para la creación de personajes, propuso a la compañía WETA (que se habían encargado de los efectos digitales de El Señor de los Anillos, cuyo propietario es Peter Jackson) la elaboración de un Milú digital. Si Jackson no le hubiera terminado de convencer, puede que hubiéramos visto algo híbrido entre animación y acción real, como Scooby Doo o Alvin y las ardillas. La tecnología usada por James Cameron en Avatar fue el último punto de esta propuesta y, desde entonces, la búsqueda de los actores que interpretasen a los conocidos personajes del tebeo parecía clave.


Por suerte los encontraron y detrás de cada personaje hay un gran actor que aporta, además de su voz o su aspecto, sus gestos faciales o corporales, siendo un proceso de actuación completo. Jamie Bell, el muchacho de Billy Elliot, interpreta al protagonista; Andy Serkis, uno de los actores más versados en esta técnica, que ya hiciera de Gollum y de King Kong, es el Capitán Haddock; Simon Pegg y Nick Frost, ambos conocidos por sus interpretaciones en Zombies Party, Arma Fatal o Paul, aportan gestos a Hernández y Fernández, y Daniel Craig está detrás de Sakharine, el villano de la función, por citar sólo a unos cuantos. Todos ellos están muy acertados en sus respectivos roles, especialmente Jamie Bell, que ha hecho un trabajo muy duro.

“Es como las Olimpiadas para un actor, porque no hay tiempos de espera, no hay tiempos muertos, no hay que esperar a que baje el sol, ni cambiar el set, ni tocar la luz. Siempre estás listo para la siguiente escena […] Es muy, muy intenso, no te puedes relajar ni guardar energías, todo lo que haces es registrado. Todo el rodaje estuvimos a base de plátanos y bebiendo agua con una pajita, porque no te puedes quitar el traje ni el casco… otro mundo. Y además acabas con heridas, hematomas, costillas rotas, vértebras desplazadas, ¡madre mía!”, explica el actor en una entrevista.


La historia, formada por un pastiche de varias aventuras, está hilvanada por tres guionistas británicos cuyos trabajos previos les definen: Edgar Wright (Zombies Party, Arma Fatal, Scott Pilgrim contra el mundo), Joe Cornish (Attack the Block) y Steve Moffat (Doctor Who). “Quisimos dar a la película una sensación europea. No queríamos americanizarla; es una pieza europea de la cultura pop. Hay una mezcla de acción, aventura, sátira, cierto grado de crítica social, también un humor bufonesco. Queríamos ese tipo de sensibilidad y queríamos que los guionistas fueran fans de Tintín”, aseguraba Jackson en una entrevista en WETA, según aparece en La Butaca.

La banda sonora de John Williams redondea este filme repleto de aventuras para toda la familia que es una de las citas obligatorias y auguramos que durará en cartel hasta las navidades.

Los elementos estaban sobre el tablero y la “partida” comienza fuerte desde el principio, con unos títulos de crédito maravillosos, en los que el diseño prima sobre lo demás y donde la virtud estética de Spielberg se ve con una fuerza especial. En este comienzo se aprecian elementos icónicos de las viñetas de Hergé, entre los que se puede percibir algunos vehículos archiconocidos, como el famoso cohete Objetivo: la Luna.

El director de E.T., el extraterrestre no ha perdido la mano para las aventuras y se nota que su pulso sigue igual de fuerte que en Indiana Jones y la última cruzada. Desde los primeros minutos del metraje, cuando Tintín se topa con la maqueta del Unicornio (el barco del título), se pisa el acelerador y la aventura lo inunda todo. No hay momentos de respiro, cuando no hay peleas, hay persecuciones de coches, y cuando no, aviones, barcos u otros vehículos que se mueven por la pantalla a la misma velocidad que avanza la trama. No hay posibilidades de aburrimiento.

Sin entrar en valoraciones relacionadas con la faceta propia de adaptación (que eso ya lo ha hecho Héctor), se puede afirmar que Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio funciona muy bien como película de aventuras épica para todos los públicos, incluso que atrevería a decir que gustará más a aquellos que no han leído muchas de las historietas de Tintín (como es mi caso), puesto que se encontrarán con un nuevo universo enormemente atractivo por explorar.

También hay que señalar que esta película tiene la función de cualquier primer capítulo (en este caso se sabe que la idea es hacer, al menos, una continuación) y por tanto muchos de los personajes no se conocen aún (como el caso del Tintín y el Capitán Haddock, su gran amigo y aliado), pero en este caso hay algo distinto a otras historias de “origen” y es que se da por hecho que el protagonista ya ha vivido otras aventuras antes y eso se confirma con un plano muy interesante en el que Tintín observa, en su despacho, unos recortes de periódico, de sus crónicas y reportajes (detalle de suma importancia para esclarecer que en esta versión Tintín sí que escribe textos y los publica), que tiene enmarcados y puestos en la pared. Además, la relación entre el reportero y los agentes Hernández y Fernández también se ve que viene de antes.


Se trata de una película hecha por la dupla Jackson y Spielberg desde el amor y el respeto al personaje y es fruto de una conversación que mantuvo el director de Tiburón con Hergé en 1983. Por aquel entonces, al creador belga le encantaba la idea de que éste director se encargase de la adaptación del que fuera su más querido personaje. Su viuda, Fanny Rodwell, fue quien cedió los derechos al conocido realizador.

Misterios, objetos perdidos, recuerdos, barcos pirata, tesoros, recuerdos del pasado, persecuciones, vehículos rápidos, enemigos… y herencias. Aquí hay sitio para todo, siempre teniendo en cuenta que el espíritu que se desprende de esta historia es el de la aventura en el tono más clásico, con un ritmo imparable, que desprende emoción por cada uno de sus fotogramas.

La RAE define “aventura”, en sus tres primeras acepciones, como: 1. Acaecimiento, suceso o lance extraño; 2. Casualidad, contingencia; 3. Empresa de resultado incierto o que presenta riesgos. Embarcarse en aventuras. En El secreto del Unicornio, hay momentos que podrían responder perfectamente a cualquiera de los sentidos del concepto. Salvo que ocurra un lance extraño, no sería casual que volviera a embarcarme, junto a Haddock, Tintín, Spielberg, Jackson y compañía, en una segunda empresa, por mi cuenta y riesgo, pues si la fórmula se repite, de seguro será, de nuevo, un éxito.


Nos leemos.

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Phoenix
Phoenix
2 noviembre, 2011 8:09

Gracias por el reportaje, tenia un poco de miedo para verla, pero ahora seguro voy 🙂

DS
DS
Lector
2 noviembre, 2011 8:29

Estoy viendo muchas críticas negativas a la adaptación, aunque leyendo la que hace Héctor la cosa no parece tan terrible. En ocasiones, parece que esos críticos se dejan llevar por su amor a Tintín y buscan una transcripción de lo más literal. El pequeño desánimo que me habían causado se contrarresta ahora, y es que lo que yo espero es una gran película de aventuras que sin necesariamente calcar el tebeo, le muestre respeto.

Phoenix
Phoenix
2 noviembre, 2011 8:35

En mi caso por amigos, las criticas leídas en general han sido buenas, y me adhiero mas al comentario de Diego, aunque de TinTin solo se que es Belga y he leído nada.

Luis Javier Capote Pérez
Autor
2 noviembre, 2011 10:25

Me ha encantado y, en esta ocasión, el «retraso» en la adaptación nos ha librado de ver a Juan Claudio Bandama haciendo de «Tintín» (rumor que corrió hace casi diez años, en otra de las intentonas de Spielberg para hacer la peli).

I, Spyder
I, Spyder
Lector
2 noviembre, 2011 10:29

Yo recomiendo enfervorecidamente esta adaptación cinematográfica del personaje de Hérge, que aúna con perfección distintas historias del personaje respetando el espíritu de la obra original y transmitiendo en pantalla grande su sentido de la maravilla. La película funciona por una excepcional y a veces frenética acumulación de peripecias así como la inteligente exposición que se hace de la química entre Tintín y Haddock, auténtico protagonista de la función. Los mejores momentos sin duda cuentan con el capitán como centro de la acción, si bien destacaría la persecución del águila en una espectacular coreografía que te atrapa desde el principio y no te permite liberar el aliento hasta el final. Para los muy aficionados al universo del personaje, los títulos de crédito y ese torrente de referencias que se suceden desde buen principio. Por otro lado, la tecnología de la animación funciona y no molesta, algo que personalmente me preocupaba, ya que siempre me ha echado para atrás ese aspecto gomoso. Un producto, en conclusión, que recupera ese espíritu de la aventura algo perdido en las ficciones cinematográficas actuales

tha_ki kua
tha_ki kua
Lector
2 noviembre, 2011 10:44

Es muy buena película. La acción y la trama están bién equilibradadas, y la aventura nunca para, todo muy fluido, exceptuando la aparición de la Castafiore que chirría un poco.
Lo que menos me gustó es tener la cámara tan cerca en las secuencias de acción.

I, Spyder
I, Spyder
Lector
2 noviembre, 2011 10:55

Y aprovecho para agradecer a Zona Negativa el concurso que me permitió acudir al cine gratis este pasado viernes. Aunque tengo curiosidad por saber si fuí el único al que le tocó en un lateral de la sala (pero bueno, una vez empezó la película ya ocupamos otros asientos)…

Required
Required
Lector
2 noviembre, 2011 13:18

Bastante regulera, qué quereis que os diga…:S

jorgenexo
jorgenexo
2 noviembre, 2011 13:34

Es que no me llama nada la atención, por más que lo intento.

Gardner
Gardner
Lector
2 noviembre, 2011 13:58

Me ha encantando, Tintín tiene madera para convertirse en el nuevo Indiana Jones. Ya espero con ansias la segunda entrega, que parece que adaptará Las Siete Bolas de Cristal y El Templo del Sol, mis dos álbumes favoritos de Tintín.

Ocioso
Ocioso
Lector
2 noviembre, 2011 14:32

Luis Javier Capote Pérez ha comentado: el “retraso” en la adaptación nos ha librado de ver a Juan Claudio Bandama haciendo de “Tintín”
 
Pues mira, yo lo siento. ¿Donde habrían colocado la escena con las piernas abiertas 180 grados con el culete al aire? Juan Claudio exige por contrato una escena de esas en cada película.
 
PD: Esbozo de idea para la versión porno de Tintín, que la habrá: Interior noche. Una habitación. Tintín. Milú. Un tarro de mermelada.

Tachuela
Tachuela
Lector
2 noviembre, 2011 14:34

>>>Y aquí es donde los tintinólogos se pueden escandalizar. ¿Cómo es posible enlazar la historia de El secreto del Unicornio con la de El cangrejo de las pinzas de oro?>>>

¿Sí? No lo creo. Lo que decepciona de esta fallida adaptación es que no sepa trasladar el sentido del humor de Hergé, el juego con los lectores creando expectativas y pistas falsas, y la ambientación realista (el eructo de Haddock es lamentable como adaptación). El cambio del papel de villano es finalmente el sumun de los errores: no sólo se cambia a los villanos por un secundario que era bueno en el cómic, sino que se le da una motivación completamente alejada de cualquier historia realizada por Hergé.

Eso unido a la aparatosidad irreal de las escenas de acción que parecen salidas de un corto de Tex Avery dan como resultado una película entretenida pero una decepcionante adaptación.

molon labe
molon labe
Lector
2 noviembre, 2011 14:36

Tintin es asexual, «tesnicamente» ni folla,ni deja follar…

Ocioso
Ocioso
Lector
2 noviembre, 2011 14:40

molon labe ha comentado: Tintin es asexual, “tesnicamente” ni folla,ni deja follar…
 
O sea, como la iglesia católica.
 
PD: Esbozo de idea para la versión porno de Tintín, que la habrá: Interior noche. Una habitación. Tintín. Dos gemelas ataviadas únicamente con sendos bombines.

molon labe
molon labe
Lector
2 noviembre, 2011 14:43

«PD: Esbozo de idea para la versión porno de Tintín, que la habrá: Interior noche. Una habitación. Tintín. Dos gemelas ataviadas únicamente con sendos bombines.»

Que flotan misteriosamente a la altura del ombligo.

Ocioso
Ocioso
Lector
2 noviembre, 2011 14:55

molon labe ha comentado: Que flotan misteriosamente a la altura del ombligo.
 
GemelAs. Lo que tú propones es para la versión gayer. Que también tendrá su aquel, por que no.
 
Demasiados OT seguidos. Para compensar os planteo un tema de discusión: en todas las críticas se está comparando al Tintín cinematográfico con Indiana Jones. ¿Os parece que eso es bueno?
Es que desde mi punto de vista Tintín es Tintín e Indiana es Indiana. Son personajes, universos y texturas tan completos y tan diferentes entre sí que ese acercamiento lo veo como un empobrecimiento.
Es que me imagino el caso contrario: Cada vez que Indiana se pega un trompazo le sale una espiral encima de la cabeza.

Tachuela
Tachuela
Lector
2 noviembre, 2011 15:13

Tintín e Indiana Jones comparten los mismos ambientes pulp, el exotismo de sus localizaciones y algo de arqueología/mitología. Es una comparación facilona, realmente. Es como comparar dos libros sobre distopías, tienen más en común entre sí que con otros libros de otras temáticas.

Tachuela
Tachuela
Lector
2 noviembre, 2011 15:31

Cito @picadlos: «La peli de Tintin sólo gusta a los que no conocen el tebeo. Es un avance respecto a las anteriores de comics, que sólo gustaban a los fanes.»

Peter Parker
2 noviembre, 2011 16:57

Pues yo soy fan de Tintín desde pequeño y me gusta la película (aun con sus fallos, que los tiene).

Comparándola con la última de Indiana Jones, diré que:
a)tiene más pinta de ser real en CGI que una película con actores reales. El Reino de la Calavera de Cristal «apestaba» a digital que tiraba para atrás.
b)El Secreto del Unicornio me parece mejor película de Indiana Jones que la última entrega de Indi, que aunque me gustó, me pareció un puff (y no precisamente por los ovnis ni las neveras atómicas).

jorgenexo
jorgenexo
2 noviembre, 2011 17:12

“La peli de Tintin sólo gusta a los que no conocen el tebeo. Es un avance respecto a las anteriores de comics, que sólo gustaban a los fanes.”
¿? Vaya crítica: yo creía que todas y cada una de las pelis que adaptan tebeos sólo pueden ser disfrutables al 100% entre quienes no conocen los tebeos. No hay adaptación que no implique en mayor o menor grado un rasgarse las vestiduras por parte de los «fanes».

Trancos Sotomonte
Trancos Sotomonte
2 noviembre, 2011 17:28

Fui a verla junto con un amigo que también es gran seguidor de Tintín y a los dos nos encantó la película. Es cierto que se tomas muchas licencias, pero no nos importaron porque nos pareció que capta lo importante, la aventura, la investigación, el humor, de Tintín y lo traslada a la gran pantalla de manera espectacular.

Estoy deseando ver la segunda parte

El Oso Borracho de "The Ultimates"
El Oso Borracho de "The Ultimates"
3 noviembre, 2011 7:43

Siempre me gustó más Astérix, Tintin me parecía un sabelotodo…

Taramabana
Lector
3 noviembre, 2011 11:10

A mí me ha gustado. Es una buena película, y se nota un respeto y un cariño hacia los personajes que se agradece.
 
Hernandez y Fernandez, aunque en un papel siempre secundario, siguen teniendo esa gracia inocente que les caracteriza, y que les da su encanto.
-«Un plan infantilmente sencillo»
-«Yo aún diría más: sencillamente infantil»

nachof
nachof
Lector
3 noviembre, 2011 19:23

Pues yo no pensaba ir a verla porque nunca me cayó bien Tintin, pero después de ir he de reconocer que me gustó y mucho. Me lo pasé estupendamente bien. No soy seguidor del personaje, habré leído algún álbum, con el plasta de Tornasol y algo con los no menos plastas Hernández y Fernández, pero en la película disfruté enormemente. No entiendo a los que la critican como mala adaptación porque no es fiel a un álbum en concreto y patatín y patatán. Realmente, lo que más me chirría es lo de la Castafiore, en un país musulmán, invitada a cantar. Chirrió tanto que rompió todas las lunas.
Y el tono de la película, la acción, el dinamismo, me pareció espléndido. La mejor escena, para mí, la del desierto, cuando Haddock recupera la memoria y narra las aventuras del Unicornio. Las transiciones del mar al desierto me parecieron bellísimas, amén del poblado marroquí.
¿Queremos realismo en una película como esta? Tampoco lo entiendo. Que es una peli sobre un cómic. No sé dónde está el realismo en otras películas de aventuras, léase las de Indiana Jones, en las que el protagonista tiene que estar noqueado en la tercera escena y muerto en la sexta o séptima… y siempre escapa.
En resumen, que la recomiendo al que quiera pasar un buen rato y, sobre todo, darse un festín visual.
Saludos.

jorgenexo
jorgenexo
3 noviembre, 2011 22:48

«Pasar un buen rato»+»festín visual»=insuficientes atractivos, teniendo en cuenta el alto nivel producciones afines (Los increibels, Up, Wall-E, Toy Story I, II y III), quienes están detras de la peli y la obra maestra en la que se supone que se basa.