V de Vigilantes: Bibliografía especializada (VIII)

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A lo largo de estos meses, en esta columna se han ido citando diversos libros que considero de cabecera. Obras de autores (españoles y extranjeros) que han dedicado parte de su labor docente, investigadora, analítica… o simplemente teórica a hablar de los cómics, a pensar en ellos y a abordarlos desde varios puntos de vista. Como os avance en el primero de los textos dedicado a la bibliografía especializada, era necesario hacer algo para compilar todas esas obras; una especie de guía que, sin ser demasiado extensa, sirviera para que todos pudiéramos hacernos una idea sobre lo que trata cada libro, de qué ámbito provienen sus autores y cuáles son los puntos fuertes (y débiles, si los tiene) de cada obra.

Hoy aparecerá aquí la ficha de otra obra. Os recuerdo, queridos lectores, que a la hora de enfrentarme a este tema pensé que lo mejor sería crear una especie de ficha de cada ejemplar, donde aparezcan su título, su autor, su editorial, el año de publicación y el lugar (son datos básicos para luego buscarlos); además de algunos datos biográficos de sus autores y una reseña explicativa de sus índices y discursos.

Continuamos en esta ocasión con Patrick Gaumer y Claude Moliterni, especialistas en cómic y autores de varias obras relacionadas. Se trata de un diccionario del cómic con cientos de entradas. Un libro tremendamente recomendable para hacerse una idea completa del fenómeno del cómic desde el punto de vista más práctico y consultivo.

Diccionario del Cómic Ilustrado

Autor: Patrick Gaumer y Claude Moliterni

Editorial: Larousse

Barcelona, 1996

Nº de páginas: 332

El francés Pierre Larousse fundó en 1852 una editorial con el fin principal de “promover y difundir el saber”. A lo largo de siglo y medio, ese afán divulgador que va más allá de las fronteras y las lenguas ha conseguido dotar a Larousse de un carácter netamente internacional. Hoy en día el sello Larousse representa en todas partes de obligada referencia en el ámbito de las obras enciclopédicas.

En España, esta editorial tiene presencia desde el año 1912, fecha de publicación en nuestro país de la primera edición del Pequeño Larousse Ilustrado. Actualmente cuenta con un amplio catálogo, en el que además de las enciclopedias que tanto renombre le han dado, se incluyen también otras obras de temáticas diversos; eso sí, siempre fieles al espíritu de divulgación del conocimiento.

La apuesta por los mencionados libros temáticos ilustrados abarca diversos campos del saber, tal y como explican en su página web: “desde la salud hasta el arte o la gastronomía, sin olvidar el mundo del cine o del bricolaje. Múltiples títulos y formatos para satisfacer los intereses y las necesidades de todos los públicos”.

Uno de estos libros temáticos especializados es el Diccionario del Cómic Ilustrado, que fue realizado en 1994, aunque en España no se publicó hasta 1996. Los autores de esta obra de referencia y de obligada consulta son los franceses Patrick Gaumer y Claude Moliterni.

Claude Moliterni falleció en enero de 2009 en su residencia parisina a los 76 años de edad. Él dedicó buena parte de su labor profesional a las tareas de editor, guionista y estudioso de la historieta.

Antes de entrar en el mundo del cómic este prolífico autor ya había publicado un centenar de novelas policíacas y de espionaje bajo seudónimos (Eirc Cartier, Cehem, Olivier Fontaine, Karl von Kraft, Frank Saugage, Yves Sinclair, Eric Cartier…). También realizó varias piezas radiofónicas para emisiones como “Aquí la policía”. Su faceta creativa se completaba con la creación y realización de discos para festivales.

En 1964 se convierte en el presidente de la SOCERLID (Sociedad civil de estudios y búsqueda de literatura ilustrada). Dos años más tarde crea la revista Phénix de estudios sobre el cómic, donde permanecerá como redactor jefe hasta 1977. También en 1966 se une a los organizadores del italiano Festival de Lucca; coorganiza, en 1967, la célebre exposición de cómic y figuración narrativa para el Museo de las Artes Decorativas de París; en el 69 crea la Convención del Cómic de París, y en 1974 se sitúa entre los tres fundadores del Salón Internacional del Cómic de Angulema. Por si esto fuera poco, a lo largo de su vida siguió ayudando a organizar y coordinar otros muchos salones con el cómic como protagonista.

De 1969 a 1971 dirigió la revista mensual Pogo-Poco, y entre 1971 y 1972, Les Pieds Nickelés. Fue director literario de Dargaud y redactor jefe de la publicación Lucky Luke, Capitán Fulgor, y director de redacción de Pilote y Charlie. Como guionista, Moliterni colaboró con Robert Gigi, Walter Fahrer, Claude Le Gallo, Patrick Serres y con Loro, entre otros. Además de trabajar con autores españoles como: Jaime Brocal Remohi, Jesús Blasco y Víctor de la Fuente. Fue guionista de series de animación (Las alas del dragón, con veintiséis episodios de veintiséis minutos cada uno), fue uno de los autores de los primeros CD-Rom sobre el cómic (Los héroes del cómic internacional y sus autores, para ediciones Oda en 1988), fue uno de los impulsores del sitio web BD Zoom y, sobre todo, fue autor, tanto en solitario como en colaboración con otros, de numerosos ensayos, estudios y libros sobre la historia del cómic: desde cronologías, a libros de entrevistas o diccionarios del cómic; de todo. La obra que hoy nos compete es una de estos y está coescrita por Patrick Gaumer.

Este otro escritor y periodista especializado en el cómic (más concretamente en bande dessinée), nació en agosto de 1957 en Segré, Francia. Después de formarse como contable, Gaumer trabajó como librero, primero en una librería generalista en 1977 y después en una especializada en 1983. A partir de esa fecha ya empieza a firmar sus primeros artículos y dossiers. En 1986 comienza a organizar sus primeras exposiciones, justo antes de que en 1989 deje su puesto en la librería para dedicarse a la investigación y a la escritura, además de a la realización de conferencias y actividades formativas relacionadas con la BD, tanto en Francia como en el extranjero.

Gaumer escribió en revistas especializadas como Les Cahiers de la bande dessinée (1990), Arts Graphiques Magazine (1990-1992), La Vié du Collectionneur (1997-2003) y BD News, entre otras. Además de ser el director de Artmania en los años 1995 y 1996. En prensa generalista ha firmado textos en Le Républicain, Muséart, Le Figaro y Playboy, por citar sólo algunas.

Sus actividades se centraron en las exposiciones y en las publicaciones especializadas, tanto colectivas como individuales. Uno de sus últimos libros publicados ha sido el Diccionario Mundial de la BD, que salió a la venta el pasado mes de marzo. Este nuevo volumen incluye más de 2200 artículos y conforma de manera avanzada la historia más reciente y actual de la bande dessinée en el mundo entero. Es una edición revisada y ampliada que integra tres fenómenos que han marcado los últimos años: “el aumento de las independientes”; “el reconocimiento del manga japonés”, y “la mundialización de la producción”. Como no podía ser de otra forma, la editorial encargada de sacarlo a la luz ha sido, de nuevo, Larousse.

“¿Qué tienen en común Flash Gordon o Jungle Jim, de Alex Raymond, y Gaston Lagaffe, de André Franquin; la Famille Fenouillard, de Christophe, y Valentina, de Guido Crepax; los chicos de Peanuts, de Charles Schulz, y Corto Maltés, de Hugo Pratt? ¿Existe alguna relación entre la obra del dibujante argentino Alberto Breccia y la del guionista británico Alan Moore?” Con esta serie de preguntas comienza el prólogo del Diccionario del Cómic Ilustrado, y los autores no tardan mucho en proponer algunas soluciones: “La respuesta no es lineal, aunque sí es posible extraer algunas conclusiones de su materialización, es decir, del cómic –esta especie de híbrido entre la escritura y el dibujo, entre la imagen estática y la imagen en movimiento (‘relatos en forma de viñetas y viñetas en forma de relatos’, decía uno de los primeros editores de historietas de Gran Bretaña)- versátil y dirigida a todos los públicos. Puede ser, al mismo tiempo, honesto y subversivo, didáctico y entretenido, realista y onírico, edificante y pícaro, clásico y moderno, popular y elitista”.

En el párrafo anterior se resume a la perfección la esencia del libro (y quizá también de forma valiente y franca la esencia del cómic como fenómeno, como medio de comunicación, como forma de entretenimiento y como arte). En este diccionario se continúa por esa misma línea: “En esta obra hemos adoptado un enfoque sistemático: todos los datos que se mencionan han sido verificados a fondo; en todas las obras estudiadas se han tenido en cuenta las corrientes gráficas que las han influenciado; y se ha llevado a cabo un seguimiento pormenorizado de la trayectoria editorial y artística de los autores citados. En este diccionario, el lector encontrará lo relacionado con los cómics: creadores, creaciones, soportes de trabajo y terminología técnica”.

Lógicamente no todas las referencias están detalladas por igual, resultando en el lector esporádico una sensación de falta de profundidad en la investigación, sobre todos si sólo se consultan entradas concretas y no se observa al obra en su contexto completo. En este punto cabe mencionar que están especialmente bien tratadas las entradas relacionadas con los autores y con los términos, resultando algo más flojas las dedicadas a las series. En el caso de los personajes depende un poco de cada uno en concreto. En cada palabra aparece diferenciado si se trata de una “Publicación”, un “Dibujante” o “Guionista”, un “Personaje”, un “Término técnico” o una “Organización” o “Asociación”. Dentro de cada entrada, si se trata de una publicación, aparece la editorial; si es un personaje, se menciona a sus creadores (guionista y dibujante); si es un término se define, y si se refiere a un autor aparece su lugar y fecha de nacimiento, así como su nacionalidad.

La organización alfabética y la amplitud temática convierten a este diccionario en una obra extremadamente práctica, tanto a modo de consulta particular como profesional; a la hora de escribir algún artículo de investigación o por simple y llana curiosidad relacionada con algún aspecto del noveno arte.

Cada una de las páginas que conforman este libro están perfectamente ilustradas con imágenes de referencia de personajes o autores; aunque la obra al completo es en blanco y negro. La edición en tamaño pequeño (poco más o menos que un libro de bolsillo) también favorece su consulta y su transporte, así como su colocación en cualquier estante sin resultar engorroso, cosa que sí ocurre con otros diccionarios y enciclopedias.

Como ejemplo de las entradas, a continuación reproduciré una de ellas, que considero especialmente ilustrativa: la asociada al término “Cómic”; donde se percibe el tono de la publicación, que mezcla lo divulgativo con lo especializado, y el carácter holístico de esta obra.

Cómic. TÉRMINO TÉCNICO:
La palabra cómic designa aquello que algunos denominan figuración narrativa; esa forma híbrida que mezcla texto e imagen se desarrolló en Norteamérica a fines del siglo XIX, cuando las tiras que se publicaban entonces en la prensa eran esencialmente cómicas, mientras Europa continuaba aún con sus tradición de relatos con ilustraciones, donde los textos no se integraban en el lenguaje de las imágenes. En España, a principios de siglo, las revistas para niños comenzaron a acoger cuentos e historietas dibujadas. Aparecieron Dominguín (1915), TBO (1917), Pulgarcito (1921) y Pinocho (1925) entre otras. TBO fue la que alcanzó mayor resonancia hasta el punto de que la palabra “tebeo” pasó a designar “revista infantil de historietas” en el lenguaje popular. Los años 30 significaron tanto para España como para el resto de Europa la consagración definitiva del cómic como fenómeno social. La llegada de las series norteamericanas, que iban dirigidas a un público de más edad, vino a estructurar este tipo de publicaciones. Cada país ha adoptado un término especifico para designar esta expresión artística: así, en Francia las tiras o “strips” dan lugar a “bande dessinée” o “BD”; en Italia el término “fumetti” deriva de la palabra “fumetto” (o humito), que designa al bocadillo. Los países anglófonos utilizan comic y en España se alterna este término castellanizado “cómic” (con acento) con la palabra “historieta”, más globalizadora, utilizada asimismo en América hispanohablante. En Portugal se utiliza el término “quadrinhos”.

Claude Moliterni y Patrick Gaumer pretenden conseguir con esta obra lo mismo que siempre quisieron hacer y lucharon por conseguir: sacar el cómic del gueto en el que se encontraba al principio. “Durante mucho tiempo, el cómic estuvo relegado a la categoría de subcultura, y abundaban los ‘buenos samaritanos’ supuestamente preocupados por preservar el ‘rebaño’ de las seducciones fáciles de los colorines. Después de algunas décadas, las cosas han cambiado en este sentido, y el cómic ha terminado por convertirse en el 9º. Arte, unas disciplina que apareció a la vez que el cine y la fotografía. […] El cómic ha conquistado todos los ambientes y ha sido objeto de tesis, seminarios, coloquios, salones y ferias, e incluso se enseña en algunas escuelas”.

Como se desprende de sus palabras, lo que buscaban era facilitar la comprensión del cómic para el gran público, pero cuidando también a los lectores de tebeos y a los investigadores. La editorial Larousse también hizo uso de su buen hacer y de su experiencia para llevar esta empresa a buen puerto. De esta combinación de talentos surge una práctica obra repleta de curiosidades, detalles, términos, personajes y autores.

“Todas las entradas de este Diccionario del cómic deberían contribuir al descubrimiento, por parte del lector, del extraordinario destino de uno de los más fabulosos medios de expresión de nuestro tiempo, y a hacerle comprender que el espíritu de la historieta no se limita única y exclusivamente a la evasión, sino que se trata de una manera de ver, de experimentar y de comunicar. Ése es, por lo menos, nuestro deseo”.

Comentario

Con esta obra de hoy continuamos formando nuestra biblioteca especializada particular. Todos los libros que en ella colocaremos tendrán en común el formar parte de un corpus específico sobre teoría, divulgación e investigación. Libros que colocar, como digo siempre, en nuestras estanterías, junto a nuestros tebeos.

Aquí os dejo el vínculo del listado que elaboré la semana pasada, con todas las demás obras que intentaré localizar para ir, poco a poco, reseñando y apuntando por aquí; además, vuelvo a invitaros a añadir vuestras aportaciones bibliográficas. Sigo con la búsqueda.

Nos leemos.

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lagrannube
lagrannube
8 septiembre, 2010 14:13

Me ha encantado tu artículo! gracias a tus reseñas tengo ya una pequeña bibliografía recomendada muy útil!
muchas gracias Diego!
nos leemos 😛

Blade Runner
Blade Runner
Lector
8 septiembre, 2010 16:46

Yo lo tengo desde que salió a la venta. Hay quien dice que es bastante inexacto en cuestión de fechas y demás, que trae bastantes datos inexactos, pero hasta ahora no he dado con ninguna errata importante (tampoco es que me haya puesto nunca a revisar una por una cada entrada…) ¿Alguien ha comprobado si es cierto esto? 

Blade Runner
Blade Runner
Lector
8 septiembre, 2010 16:46

Y bueno, el artículo estupendo, claro, como todos  ^__^

Julián
8 septiembre, 2010 21:20

Pues yo me temo que creo que este es uno de los peores diccionarios de cómic que se han publicado jamás, al menos en lo que a cómic americano se refiere. Ya en su momento estaba desfasado, tenía multitud de errores y demostraba que el autor no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba escribiendo. No hay que irse muy lejos para comprobar esto: recomiendo mirar, simplemente, lo que dice el diccionario de Spider-Nan y X-Men.

Tachuela
Lector
8 septiembre, 2010 22:26

Ya me extrañaba no ver algún comentario como el de Julián. Aunque el diccionario pueda ser acertado en algún aspecto, en general es demasiado breve, le faltan muchas entradas, y tiene bastantes errores.
 
Sólo le veo interés como una reliquia histórica que todo al que le guste el cómic seguramente habrá ojeado alguna vez.

Jose Joaquín Rodríguez Moreno
6 octubre, 2010 16:06

Estimado Diego, recomendaste mi libro el mes anterior y te he dejado un comentario en dicha entrada: muchas gracias por tus palabras y, aún más, por tu labor reseñando estos textos que nos recuerdan que el cómic es mucho más que una afición: es un lenguaje que siempre nos dice algo.