V de Vigilantes: Erase una vez un cerdo hormiguero

En 1977 el canadiense Dave Sim, artista independiente que “coqueteaba” con los guiones y con los dibujos de sus obras, decide crear una historia nueva, con la filosofía y la libertad que le aportaban la autoedición. Bajo ese prisma surge Cerebus the Aardvarck con una trama clásica de guerreros, bárbaros y hechiceros (siguiendo a los productos de “espada y brujería”).

Lo que inicialmente se planteó como una especie de parodia de Conan el Bárbaro, pero con animales antropomórficos, se fue transformando, poco a poco, en algo más complejo (que algunos como Eric Burns, de Websnark, como “Síndrome Cerebus” y lo han aplicado a otros cómics). Sim utilizó esta serie, que duró la friolera de 300 números, para plasmar sus pensamientos, sus percepciones sobre la política, la realidad o la historia, y sus inquietudes. Todo ello significó un cualitativo salto que comenzó, precisamente con la saga “Alta Sociedad”.

Resulta que después de mucho tiempo pululando por aquí y por allá la idea de publicar todo este material en España, la Editorial Ponent Mon ha sido la encargada de traernos el primero de los volúmenes sobre las aventuras y desventuras de este peculiar personaje; y lo hace, curiosamente desde ese segundo arco argumental, ese segundo volumen que recoge aquella estupenda saga.

Por ello, dedicaremos el “V de Vigilantes” de hoy a este icónico personaje: un bicho irónico y humilde, guerrillero y refunfuñón; un personaje que ya forma parte del imaginario colectivo del mundo del cómic, que comparte espacio en los almacenes de nuestras memorias con otros grandes como Marv, Superman, Lobezno… o las Tortugas Ninja y Spawn (con quienes compartió, opr cierto, alguna aventura)… y si aún no está en vuestros almacenes memorísticos, éste es el momento perfecto para que empiece a asentarse allí. Hablaremos de Cerebus, hablaremos de Dave Sim, hablaremos de la edición española y mencionaremos algunas curiosidades… pero comencemos por el principio: ¿qué es un Aardvack?

El Aardvarck

Esta palabra ha acompañado al nombre de este personaje desde el primero de los números de su colección y resulta que es su especie animal. Aardvarck se traduce al español como “cerdo hormiguero” u “oricterotopo”.

Este mamífero proviene de África y pertenece a la familia de los conocidos osos hormigueros americanos. De colores pardos por todo su pelaje, los cerdos hormigueros pueden llegar a medir hasta 2,2 metros de largo. Viven en madrigueras subterráneas que suelen excavar valiéndose de sus fuertes garras. Sus largos hocicos (que se parecen a los de los cerdos, de ahí su nombre) les hacen tener un sentido del olfato muy agudizado. Prefieren salir de noche y usan su olfato para rastrear hormigas o termitas, de las que se alimentan. Son animales solitarios y muy temerosos, que casi no se acercan a los humanos (tampoco a otros de su especie). Sus oídos, que también son especialmente finos, les permiten estar siempre alerta ante posibles intrusos o posibles ataques.

Cerebus es uno de estos bichos, es un cerdo hormiguero, pero uno muy peculiar, uno antropomórfico. Los animales humanizados han poblado las páginas de los tebeos desde siempre: desde las Tortugas Ninja, a los personajes de Maus, pasando por Snoopy, Bucky O’Hare o Usagi Yojimbo. En una ocasión, en una entrevista, le preguntaron a Sim por qué había seleccionado a este animal. “Why an aardvack?” A lo que el contestó: “Responderla sería complicado, al igual que si alguien le preguntara a Kafka por qué había elegido una cucaracha”. Aunque también explicó en más de una ocasión que si tuviera que decir de dónde le vino la inspiración, lo tendría claro, “de Howard el pato”, de Steve Gerber.

La RAE entiende por “antropomorfo” aquello “que tiene forma o apariencia humana” y por “antropomorfismo”, en la tercera acepción del término, la “tendencia a atribuir rasgos y cualidades humanas a las cosas”. Cerebus retoma esa tendencia aplicada a los animales (de la que ya os hablé por aquí en otra ocasión). Los animales con características humanas han poblado desde siempre el imaginario colectivo. Muchas de las fábulas y cuentos clásicos y populares los utilizaban como protagonistas. Por tanto, no era de extrañar que la fórmula se repitiera en otros medios, como el cine, la televisión y el cómic.

Más allá de “la espada y brujería”

Cerebus surgió, además, como idea de mantener un tono paródico y humorístico de las míticas producciones del género de “Espada y brujería”. Nuestro cerdo protagonista, durante los primeros números era un sosias de Conan, aunque mucho más original. Durante sus 300 números ha compartido aventuras, incluso con Red Sonja.

Quizá, la clave de su longevo éxito fuera la personalidad del personaje, muy característica y definida desde el primer momento. Se le puede achacar a Dave Sim algunas carencias artísticas en los primeros números (el dibujo, por ejemplo, dejaba mucho que desear), lo que no podemos negarle es su creatividad y la combinación perfecta de características que definirían a su personaje más personal; desde el aspecto visual, con su espada, su collar metálico que le hacía, además las veces de armadura, su chaleco y su casco con cuernos, a su personalidad, temperamento y habilidades de combate.

Este cerdo hormiguero es un guerrero consumado, tenaz y fuerte. Que pese a su extraña forma de expresarse (siempre hablando en tercera persona, siempre refiriéndose a sí mismo por el nombre) es capaz de hacerse valer ámbitos políticos, religiosos, deportivos… siempre alzándose como un líder.

“Cerebus cree que los problemas enseñan… a mantener firmes las rodillas y los tobillos. ¿Entendido?”, les arenga a sus hombres en uno de los tebeos.

Dave Sim, uno de los mejores creadores de historias que han surcado este medio, sabía que su personaje tenía mucho más potencial que el de un simple bárbaro; conocía la fórmula para pasar a la posteridad mediante su obra, sólo tenía que cambiar el tono, modificar el prisma y tocar varios “palos” temáticos más, todo ello sin eliminar esas características básicas que habían hecho (o estaban haciendo) famoso a Cerebus.

300 números de aventuras después; tras veintiséis años de dedicarse a desarrollar al personaje, decidió en el 2004 que era un buen momento para cerrar la historia de su cerdo hormiguero. Creó entonces el último número de la vida de Cerebus, el que serviría para redondear 15 gruesos volúmenes recopilatorios. Más de un cuarto de siglo sirviéndole al autor como válvula de escape personal, como “terapia” narrativa donde incorporar todas sus paranoias, sus percepciones, sus ideas y sus neuras; eso es lo que hace de este cómic algo especial.

Ahora, seis años desde de su final, nos llega por fin a España una edición digna. Y digo digna porque ya había habido una edición anterior (tremendamente difícil de encontrar). Se trataba de una impresión realizada por unos cuantos aficionados que lo habían escaneado las páginas originales y traducido los textos y bocadillos. La tirada fue escasísima y el resultado final bastante mediocre, aunque no exento de encanto. Muchos coleccionistas llevan años buscando alguno de estos tebeos y suelen alcanzar precios algo elevados.

Comenzando con el segundo arco argumental

“Si coges trescientos números de Superman o Spider-Man conituos, éstos no tienen ningún sentido como historia ni como biografía. Cerebus, al contrario, es un relato con un principio y con un final. El documental de toda la vida de un personaje con todos sus altibajos, sin números de relleno realizados por otros equipos creativos. Una serie que concluye con la muerte de su protagonista en el último número”, explican en la introducción de este primer volumen en español.

Afortunadamente Ponent Mon nos trae la edición definitiva, en lujosa tapa dura (cartoné), con materiales de primera calidad y cuidad traducción. Su aspecto final rivalizará en nuestras estanterías como cualquier buen libro (incluso mejor). Esta obra de 520 páginas se encuentra íntegramente en blanco y negro y comienza por ese segundo gran arco argumental, “Alta Sociedad”, que supuso el momento en el que tanto la calidad del dibujo, como de las tramas, comenzaba a subir. Si a todo ello le sumamos el precio, sólo 30€, convierten a este tomo en uno de los imprescindibles de este año (y seguramente uno de los títulos clave en el próximo Salón del Cómic de Barcelona).

Algunos se preguntarán qué ha pasado o qué pasará con el primer arco de Cerebus, ya que se empieza por el segundo, la respuesta y el por qué de esta decisión editorial aparece en las primeras páginas de la obra: “Quizá esta decisión no sea del agrado de los completistas, pero todas las historias tienen muchos comienzos y Alta Sociedad es uno de ellos. En este volumen Sim ya dibuja a los personajes de una manera más consistente. La personalidad ya está desarrollada al máximo, el humor está en sus cotas más altas… y ya no se trata de aventuras caóticas interconectadas entre sí. En Alta Sociedad Cerebus comienza a ser aquello que quizá estabas buscando: una serie que tenga sentido como historia única”.

De todas formas, para que no sólo esos lectores completistas, sino todos nosotros, los más versados en el personaje y los más nuevos por estos lares aventureros, podamos conocer a Cerebus del todo, así como sus primeras aventuras, se incluyen en este tomo, una breve recapitulación o resumen, de cuatro páginas.

“La primera vez que lo vemos es Cerebus el Bárbaro, un norteño, ducho con la espada y experto en meterse en líos y en salir de ellos. Durante el año 1410 se desplaza hacia el sur, al Imperio Seprano, a las Marcas Rojas…”, así comienza.

Y su historia continúa en este volumen donde se verá envuelto en una lucha de poderes dentro de la ciudad estado de Iest, donde por avatares del destino ha ido a parar. Debido a una serie de acontecimientos consigue la oportunidad de convertirse en el primer cerdo hormiguero que se alza como Primer Ministro del lugar. Entre los temas de esta historieta se encuentran la política y la crisis económica, aunque ambas pasan por el filtro del humor consiguiendo un producto fresco, con tintes críticos y tremendamente recomendable.

Entre esas pinceladas políticas, puede que la idea de fondo de Sim no sea otra que la del “Materialismo Histórico”. Bajo este nombre se conoce también a la “concepción materialista de la historia”. El término, creado por el marxista ruso Georgi Plénajov, fue reutilizado por Karl Marx y reformulado bajo su propio marco teórico, que aplicó junto a Engels para analizar científicamente la historia humana.

“En la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”, así lo definía el propio Marx en el “Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política” (1859).

Los dos, Marx y Engels, aplicaron esta concepción de la historia al análisis de los hechos sociales del pasado y de su época y a la creación de una nueva corriente de Socialismo al explicar las revoluciones políticas y sociales por la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, así como la lucha de clases. Para ellos, siempre ha habido dos clases, “los opresores” y “los oprimidos” y solamente se terminará con esta desigualdad si los “oprimidos” controlaran los factores de producción. Aunque no es tan sencillo como parece y una vez éstos “oprimidos” se alcen con “el poder” las cosas no cambian de manera fácil. Algo parecido le pasa a Cerebus en esta historia, siendo su ascenso a Primer Ministro no el comienzo de las soluciones, sino un paso más en el camino de sus problemas.

La narración que plantea Dave Sim está repleta de matices, tanto en este arco, como en el resto. Por regla general, todo Cerebus merece la pena, aunque no todos los arcos mantienen el mismo nivel de calidad porque se nota mucho el estado de ánimo personal del autor. En 1984, por ejemplo, se produce uno de los cambios más significativos.

En 1984 la separación de su esposa, con la que había compartido muchos momentos en la génesis del personaje, hacen que toda su obra creativa se vea alterada. Se empiezan a notar cambios en la mentalidad del autor y aunque sigue jugando con todos los elementos narrativos (la variedad en la configuración visual de las páginas, la eliminación del final de página en muchas ocasiones, un “montaje” y una planificación originales y variados…), continúa en esa línea de experimentación visual que ya se atisba en este volumen de Ponent Mon (con páginas de texto puro, imágenes que se salen de las viñetas, marcos especiales y páginas horizontales y verticales, indistintamente), las ideas de fondo comienzan a radicalizarse, tendiendo a los extremismos. Aunque es algo normal. Una obra de tan larga trayectoria temporal, enorme lo miremos por donde lo miremos, lógicamente tendrá altibajos.

Aún así en los 300 números de Cerebus nos encontraremos con piezas al más puro estilo de “espada y brujería”; cuestiones políticas densas; dramas humanos de potente calado; argumentos brillantes; historias absurdas; contenidos y mensajes religiosos; trasfondos filosóficos; homenajes y parodias; invitados especiales, y altas dosis de experimentación y creatividad.

Al principio os adelantaba que en el texto de hoy también aparecerían algunas curiosidades relacionadas con este peculiar personaje que ya de por sí podría no haber pasado de ser más que una de ellas. El año pasado, concretamente en diciembre, se reeditaba la mítica historia que este bárbaro cerdo hormiguero vivió un crossover con otro conocido personaje, uno que viste con capa roja y al que le encantan las cadenas… Sí, me estoy refiriendo a Spawn. La creación de McFarlane recibía la visita del personaje de Sim y el tebeo en cuestión, el número 10, contaba con el propio autor como “escritor invitado”. El simpático personaje ya se sorprendía desde la portada, clamando al cielo por estar coloreado: “Gah! Color!”, exclamaba.

También se sorprendió cuando en 1987 recibía la visita de otros cuatro personajes. Éstos era verdes, tenían cintas (por aquel entonces todos del mismo color) y les habían enseñado artes marciales desde su más tierna infancia… Raphael, Leonardo, Donatello y Michaelangelo, las tortugas ninja, se encontraban con este otro animal antropomorfo en uno de sus viajes interdimensionales. Eastman y Laird coescribieron aquella aventura con Dave. “Quizá Cerebus no necesite a esas estúpidas tortugas… Cerebus es muy superior a esos reptiles”, explicaba el personaje en uno de aquellos diálogos donde se observaba que prefería estar solo, como los animales reales, los oricterotopos que sirvieron para crearlo.

Aunque al parecer, no se cumplirá su deseo ya que hay un gran número de aficionados que están deseando acompañarle en sus aventuras. No es el final, sino el principio.

“La primera vez que lo vemos es Cerebus el Bárbaro, un norteño, ducho con la espada y experto en meterse en líos y en salir de ellos. Durante el año 1410 se desplaza hacia el sur, al Imperio Seprano, a las Marcas Rojas…”, así comienza.

Erase una vez un cerdo hormiguero…

Nos leemos.