V de Vigilantes: En los alrededores de Alan Moore

El cómic se está normalizando y ya es un hecho que aparezca con asiduidad en los ámbitos universitarios. Noviembre ha sido un mes muy activo en relación a los aspectos más teóricos o académicos del cómic. Después del I Congreso Internacional sobre Cómic y Novela Gráfica, organizado por el Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá de Henares, celebrado del 9 al 12, otra cita se marcaba en los calendarios los días 21, 22, 23 y 24: el congreso Alan Moore y sus alrededores.

Y, ¿por qué Moore?. Quizá una pinceladas biográficas nos den una pista. Nace en Northampton (Inglaterra) en 1953 y sus primeros trabajos los realiza en el mercado de su país, en revistas como 2000AD y Warrior, antes de dar el salto al mercado norteamericano en 1984.

Posiblemente sea el primer caso de guionista-estrella de la historia del cómic y sus obras son archiconocidas; además de seguidas por una ferviente legión de lectores y de fans, como Miracleman, V de Vendetta, Watchmen o La Cosa del Pantano, por ejemplo. Este guionista es un escritor con un talento nato al que le gusta experimentar y deconstruir. Todo ello unido a su inquietud por el medio, le convierten en caso de estudio, tanto a él como a su obra (de manera individual o de manera global).

De estilo sutil, poético, enrevesado, magnánimo y lúcido; en los cómics de Moore se perciben conocimientos culturales muy amplios. Él conoce el mundo en el que vive, la sociedad de la que forma parte, así como los referentes culturales clásicos y actuales, además de creer en concepciones místicas. Sin querer encasillarse, Moore ha realizado historietas de diferente calado, con profundidad y rigor histórico, como From Hell, donde demuestra conocer el caso de Jack el Destripador con gran meticulosidad.

Las palabras de esta leyenda viva del cómic, así como sus guiones, demuestran que es un nombre culto, informado y meditativo. Además, el inglés combina su talento en el cómic experimentando en otros muchos senderos culturales, trabajando en proyectos del ámbito audiovisual, ha creado algunos CD-Roms y también ha realizado performances. Moore practica magia ceremonial desde la mitad de la década de los noventa, inscribiéndose en la corriente de la Magia del Caos. Es miembro de un grupo de teatro vanguardista llamado El gran teatro de las Mil Maravillas. Ha escrito un guión que no se realizó, que era una relectura de la historia de La Bella y la Bestia, con título Fashion Beast. Y es autor de la novela La voz del fuego, formada por un conjunto de historias con su Northampton natal como lugar donde ocurren los acontecimientos, entre otras muchas actividades, implicaciones y obras variadas que crecen día a día.

Alan Moore: autor, lector, guionista, escritor, historietista, mago, creador… por todo ello era la figura idónea en la que centrarse, como se demostró en los cuatro días que duró este encuentro, así como las veintiocho ponencias, así como las dos mesas redondas que conformaban el congreso.

En esta ocasión, las tareas organizativas han sido llevadas a cabo por el Grupo de Investigación “Teoría y Retórica de la Ficción” del Departamento de Lengua Española y Teoría de la Literatura de la Universidad Complutense de Madrid, que se fijaron en la figura del mítico creador de Northampton como base para su II Congreso Internacional Grandes Narradores del Siglo XXI.

“El cómic es uno de los más ricos y complejos lenguajes estéticos que ha aportado la posmodernidad. Sus posibilidades filosóficas, estéticas, psicológicas, narrativas, líricas… culturales, en suma, han aportado numerosas y extraordinarias obras que apenas han comenzado a estudiarse académicamente en lengua española, pese a contar con una extensa bibliografía por parte de profesionales y aficionados. Entre todos los guionistas que han enriquecido su existencia, la crítica ha coincidido en destacar al británico Alan Moore como el más brillante de todos los tiempos”, especificaban desde la organización en su página, una vez presentado el congreso.

El acotar a una figura del cómic como Moore era arriesgado ya que podía atraer a lectores ocasionales y lectores fieles, pero quizá también alejar a otros por pensar que el resultado llegaría a ser repetitivo. Nada más lejos de la realidad; en esta ocasión se ha demostrado que se puede analizar la obra de Moore desde todos los prismas imaginables y los resultados llegan a ser atractivos y sorprendentes. Esto se percibe con un somero vistazo a algunos de los títulos de las comunicaciones: “La mirada del abismo. De la fase del espejo a la comunicación intersubjetiva. Lo imposible simbólico en Watchmen”, de Juan José Vargas; “De la gaceta criminal a la teatralización del crimen: melodrama y Grand-Guignol en From Hell”, de Ignacio Ramos Gay; “Aterradora simetría: un análisis lingüístico del capítulo V de Watchmen”, o “Gramática del deseo: la liberación femenina en Lost Girls”, de José Manuel Trabado, por poner sólo algunos ejemplos (aquí podéis ver el programa completo, con todos los ponentes).

El primer día, tras la apertura oficial del congreso, a manos de Dámaso López García, decano de Filología de la Universidad Complutense (facultad donde se celebraba, concretamente en el Paraninfo, un espacio que pronto se mostró como el ideal para este tipo de celebraciones, por su gran aforo, aunque algunas sillas fueran un poco incómodas), en la que también participaron Ángel García Galiano, director del congreso, y Fernando Ángel Moreno, coordinador del mismo, llegó la primera sesión, de la que se encargó Ana Merino, con título “Las dinámicas existenciales de Alan Moore”.

“Alan Moore abre puertas entre el mainstream y lo alternativo. Su trabajo tiene como clave la curiosidad. Alan Moore es un gran especulador y es consciente de que hay que pasárselo bien en el proceso creativo. Él tiene una obsesión sobre las sociedades en crisis, siempre le gusta tratar las ruinas de la modernidad”, explicaba ella durante su exposición. “Para Moore, los superhéroes son algo intercambiable, lo que perdura es la máscara”, continuaba.

Fue ésta la conferencia con mayor número de oyentes, contando, de forma aproximada, unas setenta y cinco personas, aunque después, en el resto de charlas, el público se asentaría en torno a unas cuarenta personas de media (siendo muchos menos en las primeras horas de la mañana). En este punto, en el público, debemos hacer un alto ya que había un detalle significativo y es que en su mayoría no era especializado, si no generalista, siendo muchos de ellos alumnos de la Complutense y de la facultad de Filología.

Desde las 09:30 horas del día 21, hasta las 17:30 horas del 24, Alan Moore estuvo presente, si no en cuerpo, desde luego sí en alma. Horas y horas hablando de su figura, de su obra, de la traslación a otros medios, de su influencia, de su biografía, de su prospectiva y de su particular forma de ver la vida y de entender el cómic. Las sesiones se fueron sucediendo con irregular fortuna y tiempo (algunas conferencias se ceñían a veinte minutos o media hora, mientras que otras se iban a los tres cuartos o a la hora entera), pero manteniendo un nivel alto y variado, sobre todo variado, lo que enriquecía mucho el ambiente. Tras cada charla se dejaban unos minutos de preguntas en las que el público fue muy participativo. Además, la interrelación con los asistentes se magnificó durante las dos mesas redondas que había programadas, en las tardes del lunes y del martes, centrándose, la primera, en la faceta de narrador de Moore y, la segunda, en la estética y el pensamiento en su obra. La oferta del congreso se cerraba con un taller de cómic impartido por Ana Merino en la última jornada.

Dos congresos universitarios sobre cómic en un mismo mes es significativo. Hay vida más allá del propio medio y cada vez es más habitual oír hablar de él en las noticias, en las tertulias, o en las aulas magnas de las facultades. Esperemos que la tónica se repita y el 2012 y los próximos años venideros, más universidades, facultades y grupos de investigación españoles se animen a continuar con iniciativas de este estilo.

“Visionario, excéntrico, polémico, culto, mágico, innovador, siempre genial, Alan Moore ha sido ignorado hasta ahora por la universidad española, pese a que parece inevitable que se convierta en el máximo referente del cómic de nuestro tiempo y, por supuesto, en uno de los más grandes referentes narrativos y estéticos de cualquier campo artístico. El presente congreso pretende ser tanto un homenaje a su autor como una profundización seria y rigurosa”. En este caso, los organizadores pudieron cumplir su declaración de objetivos dando voz a la obra de este guionista inglés que es capaz de hablar por sí misma, desde muchos prismas diferentes.

Nos leemos.