“De repente caí en la cuenta de que el cochero detenía los caballos en el patio de un amplio castillo en ruinas, de cuyas altas y negras ventanas no salía ni un rayo de luz y cuyas almenas semiderruidas mostraban una línea mellada que se recortaba contra el cielo iluminado por la luna”. La primera vez que Jonathan Harker vislumbró la morada del conde Drácula quedo sorprendido, tal y como describe Bram Stoker en la novela original. “Dentro había un hombre alto y viejo, pulcramente afeitado, salvo por un bigote blanco y largo, y vestido de negro de la cabeza a los pies, sin una sola nota de color en parte alguna”.
Ésta fue la primera descripción que en el libro se hace del archiconocido vampiro, aunque ha habido tantas versiones posteriores de Drácula como autores se han atrevido a aportar su granito de arena a este personaje tan ligado al mito del vampirismo.
“El vampirismo es una forma repleta de sugerencias y de absolutos: es el mito poliédrico por excelencia. Casi todas las culturas complejas del mundo tienen su folclore o su cuentística vampírica; algunas veces, como es el caso del vêtala hindú, hace algún favor a los seres humanos. Pero la cultura que explora de manera más sistemática su maligna naturaleza es la occidental, incluido aquí Oriente Próximo, por nuestro origen común. Por ello este mito es tan complejo como nuestra rica pero retorcida historia”, especifica Nicolás Cortés Rojano en El Espíritu de la Noche, su completo análisis sobre el mito del vampirismo, donde repasa los arquetipos vampíricos a través de la historia, el folclore, la pintura, la literatura, el cine y el cómic.
En Horreibols and Terrifics Books, la marciana propuesta de Antonio Fraguas de Pablo (Forges) y Alfonso Azpiri, donde unen fuerzas y talentos creativos, se dan la mano el cine, la literatura y el cómic (por supuesto). Drácula es el primer título de esta nueva colección de Ediciones B (que ha renovado imagen corporativa, con una reestructuración de sus sellos editoriales y cambiando sus logos, ganando así en modernidad y dinamismo, pasándose a llamar simplemente B) en la que los dos grandes autores trabajan de manera colaborativa en esta reinvención de los clásicos del terror literario (ya se sabe que lo próximo será Frankenstein). “La idea es continuar con los grandes clásicos del terror como la momia, el hombre lobo, el Doctor Jeckyll y Mister Hyde, pero también jugar con la improvisación y otros monstruos como el inspector de Hacienda o el Fantasma del Palacio de Congresos, o los banqueros que dan tanto miedo actualmente. Es posible que el tercer volumen sea los zombi-bankers”, expone Azpiri. Juntos se enfrentan a este reto de conjugar lo terrorífico con lo humorístico.
“Los retos mueven a los seres humanos y cuando estos humanos son más o menos artistas, no sólo se mueven, alcanzan, alcanzamos, velocidades lucernarias [..] Alfonso me ha propuesto llevar a cabo esta idea suya: los más eminentes relatos de terror efectuados en ‘duocómic’, palabrasto inventado para esta forma de curre”, explica el conocido humorista gráfico en el prólogo de este primer tomo, en el que la pareja se atreve con la obra magna de Bram Stoker: Drácula.
Azpiri se encarga de realizar los fondos, las escenas y las situaciones de cada historia; mientras que Forges dibuja al protagonista y se encarga de la rotulación de los textos (añadiendo a los diálogos parte de su sardónico humor y su conocidísimo tipo de letra, utilizado en sus viñetas humorísticas). “Él redactó los guiones y versionó la parte seria y yo me encargué de los monstruos en blanco y negro”, confirma Forges en una entrevista. Ellos han definido este método de trabajo como el “AzpiriForges JUNASCOPE Surrund HD 2.160 4D New Reality Pictures Ufss Wery Wonder”.
“He de estar preparado para cuando llegue mi Señor. Él me sacará de aquí y me dará poder […] ¡El carruaje se aprocima!… Lo siento, lo sé… ¡Pronto empezará todo!”. Y todo comienza de forma más o menos habitual, con Renfield en su celda, en el manicomio en el que le han encerrado, como se ve también en la versión cinematográfica de Francis Ford Coppola, Drácula, de Bram Stoker, de 1992 (que en estas primeras páginas es homenajeada y referenciada), después aparece el castillo del conde y el pobre Jonathan Harker, todo ello dibujado por Azpiri, con su anguloso y colorido estilo. Aunque se le da una vuelta de tuerca a la historieta con la aparición del Drácula de Forges, que parece colarse, en blanco y negro, de pronto en la narración secuencial.
“He leído su carta de presentación… ¡Slurp! Creo que es el papeo, digo el hombre adecuado…”. En esta versión, el aristocrático vampiro es heredero del Drácula de Leslie Nielsen (Drácula, un muerto muy contento y feliz, de 1995) o del Condemor de Chiquito de la Calzada (Brácula. Condemor II, de 1997), una mezcla rocambolesca, paródica y humorística que choca y complementa el apartado más serio. “Una travesía muy nutritiva… me he trasegado a todita la tripulación… Momentos ful: subo a la cofa con gran esfuerzo a comerme al vigía y resulta que he subido sin salero… y más chungo aún: me trago la pata de palo del contramaestre en un pronto-gusa y casi la espicho”.
A medida que van pasando las sesenta y cuatro páginas de las que consta este volumen, la adaptación se desarrolla por terrenos conocidos, aunque los autores aprovechan cada página para introducir referencias y guiños (aparecen Sherlock Holmes, Jack el Destripador, Abbey Road… por citar sólo unos cuantos); a la vez que las hermosas señoritas marca de la casa de Azpiri (en especial la adorable Mina y la despampanante Lucy) hacen acto de presencia. Además, sin un enemigo digno de enfrentarse a él, todos sabemos que los vampiros en general y Drácula en particular perderían enteros, y quién mejor que el también mítico van Helsing (siempre con estacas en los bolsillos, en esta versión) para acometer esa tarea. “¡Detente! No volverás a mancillar a ningún ser humano en mi presencia”, le espeta el cazador de vampiros al no muerto en una de las viñetas.
Una vez terminada la trama, este tomito de tapa dura y cuidada realización (el cómic se publica en formato digital también, en Koomic, a un precio menor) se completa con un apartado de “Extras” al más puro estilo de los dvds cinematográficos, con “tomas falsas, escenas eliminadas y making off”. Esta parte es una especie de regalo mucho más desmadrado que lo leído hasta ese momento y comienza con un homenaje a una conocida secuencia del Drácula de Lugosi de 1931, con versiones vampíricas de Franco o Aznar. Después, “objetos draculianos” (el modelo de Ray-Ban “Bloody and Happy Night” no tiene desperdicio); “escenas eliminadas” (con el diseño preliminar del castillo del conde, por ejemplo, entre otros chistes gráficos); un mapa con el recorrido que hizo la nave Démeter; la descripción y el dibujo del “AspiriForges JUNASCOPE”, o incluso un falso reparto de esta peculiar “película” dibujada con la nota de V.T (“Vaya trola”) siguiendo a cada actor.
La historia del vampiro más famoso del cine y de la literatura (sí, mucho más famoso que Lestat, Clarimonde o Edward), aunque sumamente conocida y sencilla, funciona en esta nueva versión de terror-humor gracias al tándem que forman estos dos grandes de la creación dibujada patria. Es un buen producto, ideal para dejarse llevar por la curiosidad que despierta y disfrutarlo por la originalidad y extrañeza que se desprende de cada página y de cada viñeta.
Tras la primera página, la conocida frase que Stoker puso en boca del conde consigue un sentido pleno: “¡Bienvenido a mi casa! ¡Entre libremente y por su propia voluntad! […] ¡Váyase sin novedad, y deje un poco de la felicidad que trae!”. Aunque la felicidad con la que se comienza la lectura es infinitamente inferior que la que se tiene al terminarla, al igual que el tamaño de la sonrisa (con o sin colmillos afilados).
Nos leemos.
BUf, no sé a qué demente se le ha ocurrido mezclar a estos dos (que individualmente, por cierto, me encantan; son dos de los grandes, sin duda), pero el resultado, tras hojear el tomito, no me resultó en absoluto agradable. Y de lo que leí, gracia, lo que se dice gracia, muy poca.
Personalmente, no entiendo el sentido, a ningún nivel, de esta obra. Bueno, de todo tiene que haber… incluso sinsentidos. Pero con todo lo bueno que estoy seguro que se queda sin publicar…
Me gusta la pizza con anchoas. Me gusta la Nocilla. Pero eso no quiere decir que me gusten las dos cosas juntas.
Pues con Azpiri y Forges pasa lo mismo: Forges repite las mismas expresiones y manierismos que ya usaba en los ochenta, y Azpiri dibuja con el piloto automático puesto. El Drácula de Forges sobre los fondos coloreados de Azpiri queda como un Cristo con boina. Un entrecot con horchata. Casablanca con doblaje de Florentino Fernández. En resumen, una mala idea.
Como curiosidad cumple. Es, sencillamente, curioso. Ni es un buen tebeo, ni un trabajo destacable de los autores, ni el desorbitado precio invita a su compra.