Esta semana retomamos uno de los temas constantes en esta columna. Hace algún tiempo comenzamos por lo más básico dentro de la lectura de un cómic: la lectura de las propias imágenes. Tenía pendiente continuar con aquella línea y por eso hoy dedicaré este espacio para hablar de la unidad mínima de lectura de un tebeo: la viñeta.
Al leer un texto escrito siempre mencionamos las distintas unidades que lo componen. Los lingüistas consideran que la palabra (o el lexema, si nos ponemos exactos) es la unidad formal mínima con significado. Si juntamos varias palabras formamos oraciones, y éstas, a su vez, se aglutinan en párrafos, que son los que conforman, al final, el texto.
El caso de otra manifestación cultural, como es el cine, no difiere mucho del de la literatura. Aquí, la unidad formal con significado mínima es el fotograma. De la composición de varios fotogramas surge el plano, y si unimos varios planos se llegan a formar secuencias completas.
En el cómic, la viñeta es la unidad narrativa esencial, el elemento básico característico de cualquier historia gráfica. Intentaremos desde aquí plantear algunas ideas clave sobre la formación, la estructuración, el uso y el montaje de estos elementos, dentro de la narratividad de una historia de cómic. Veremos como van confluyendo y formándose página tras página para contar esa historia que el guionista y el dibujante intentan transmitir.
No pretendo que esto sea un compendio demasiado extenso, sino un acercamiento a las distintas teorías que algunos autores tienen al respecto. También espero que sólo sea el punto de partida; en próximas semanas profundizaremos y veremos la figura de la página, no sólo como contenedor de viñetas, sino como elemento clave en sí mismo, una especie de “macroviñeta”.
Comencemos por el principio, como siempre, por la definición de “viñeta”. El diccionario de la RAE tiene tres acepciones sobre este término: 1. Cada uno de los recuadros de una serie en la que con dibujos y texto se compone una historieta; 2. Dibujo o escena impresa en un libro, periódico, etc., que suele tener carácter humorístico, y que a veces va acompañado de un texto o comentario; 3. Dibujo o estampa que se pone para adorno en el principio o el fin de los libros o de los capítulos, y algunas veces en el contorno de las planas. A nosotros, la que más nos interesa es la primera.
José Luís Cantero Pastor también habla sobre la viñeta en su tesis doctoral, titulada El cómic: plástica y estética de un arte figurativo y cotidiano: “Una viñeta es base de la composición de página, determinante para entender los pasos de la narración. Psicológicamente obliga y tiene un sentido de dirección que, por educación hacia la lectura, intuye el seguidor del relato”.
Podemos afirmar entonces que las viñetas sirven a los lectores como hoja de ruta hacia la consecución de las distintas partes de la historia. De manera intuitiva conocemos el orden de lectura de las viñetas; al menos en teoría, ya que algunas veces, sobre todo en páginas dobles, podemos perder, momentáneamente, el hilo conductor; en estos casos, quizá haya habido un pequeño “fracaso” narrativo o del guionista, o del dibujante. El orden de lectura cambia de forma radical al enfrentarnos a un manga, cuya lectura es inversamente proporcional a lo que estamos acostumbrado; pero el uso de las viñetas en un manga no difiere demasiado.
Román Gubern en su obra El lenguaje de los cómics, que ya hemos citado en alguna otra ocasión, va más allá sobre el tema de las definiciones de viñeta. “Las definiciones de ‘viñeta’ ofrecidas hasta hoy no han sido demasiado afortunadas y, desde un punto de vista lingüístico, resultan sumamente endebles”, sentencia.
En su libro recoge una definición publicada en el primer número de la revista BANG!: “Viñeta. Cada una de las unidades gráficas que componen una historieta. Representa un momento de la acción, en el que la imagen dibujada y los textos se enmarcan en una línea negra, generalmente rectangular”. También menciona la descripción fenomenológica e informal de Antonio Lara: “La unidad narrativa en el tebeo es el cuadro, también llamado viñeta. El cuadro acostumbra a tener forma rectangular y sus dimensiones son enormemente variables, según la conveniencia del dibujante. Dentro del cuadro queda acotada, pues, una zona de extensión variable en la que el artista distribuye su composición. Los límites pueden estar representados por una simple línea”.
Debido a estas definiciones y a la asociación sistemática que hacen de viñeta y línea delimitante, el propio Gubern menciona un término que, a su juicio, es lingüísticamente más correcto: “pictograma”. “Denominaremos viñetas a los pictogramas utilizados específicamente en el lenguaje de los cómics y no en otras formas de comunicación”. Y propone su definición de viñeta, entendida como “la representación pictográfica del mínimo espacio o/y tiempo significativo, que constituye la unidad de montaje de un cómic”.
Explicando su propia definición, Gubern añade que “la viñeta está compuesta por signos icónicos estáticos que a pesar de su inmovilidad pueden asumir una dimensión temporal gracias a las convenciones de su lectura”. Es decir, como conocemos los convencionalismos y las técnicas narrativas del medio, podemos deducir que el espacio y el tiempo pasan de una viñeta a otra, sin que pasen realmente, algo distinto de lo que nos ocurre en el cine, que el tiempo sí que pasa. Gubern habla de un caso de “espacio temporalizado o de tiempo especializado”, concepto que a mí, personalmente, me encanta.
Este paso del tiempo que suelen utilizar los dibujantes para operar con perspicacia y buen hacer tiene mucho que ver con el tema de la “elipsis temporal”: la omisión de determinados momentos, tanto en el lenguaje escrito, como en el visual. En el cómic la elipsis funciona mejor aún que en el cine o en la literatura, la continuidad total, tanto de espacio como tiempo, del paso de una viñeta a la siguiente, que posiblemente esté en la misma página y la veamos como un conjunto, como un todo, ayuda a conseguir esta percepción. Uno de los dibujantes que mejor uso de viñetas hizo fue Jim Steranko. Aquí es donde os invito a todos a compartir los que, para vosotros, son los mejores en el uso de las viñetas.
El propio Gubern incide de alguna forma en la idea anterior en otro de sus libros, uno que escribe junto con Luis Gasca, El Discurso en el cómic. En este libro explican que las viñetas “constituyen una representación lexicográfica del mínimo espacio o/y tiempo significativo de un cómic. Por tanto, es a través de su vertebración concatenada, o montaje, como se construye y progresa la narración”. Y continúan, “el paso de una viñeta a la siguiente puede suponer la visión del mismo espacio desde un punto de vista o en escala distintos, puede suponer un cambio de espacio de la acción, puede suponer un paso del tiempo (consecutivo, posterior, anterior, anticipación del futuro…), o bien un cambio de espacio y tiempo a la vez. Los criterios estéticos y narrativos para articular las secuencias de viñetas pueden resultar, en consecuencia variadísimos”.
Llegados a este punto debemos hablar, casi de manera obligatoria sobre la tarea del montaje, una de las tareas más importantes del cómic. El montaje consiste en la colocación ordenada de las viñetas, en este proceso se debe tener muchísimo cuidado de los conceptos de espacio y de tiempo, para que la historieta resultante de toda la narración sea comprensible, clara y tenga un buen ritmo. Rafael Garófano en su libro Saber de imágenes explica cómo debe hacerse: “generalmente la colocación de las viñetas se hace de izquierda a derecha, en tiras o bandas, y de arriba abajo. No obstante, los distintos formatos y tamaños de las viñetas pueden condicionar otras formas de distribución de las páginas”.
Garófano también especifica algunos procedimientos técnicos que suelen utilizarse para conexionar unas viñetas con otras. Normalmente, cuando hablamos de textos escritos suelen mencionarse dos características intratextuales que deben tener para ser correctos: la coherencia y la cohesión; los textos visuales también deben tenerlos. Entre las técnicas más empleadas para montar viñetas con recursos visuales o escritos están:
A) Conexiones con imágenes:
1) El fundido a negro: que parte de imágenes difuminadas o poco nítidas y van pasando a otras viñetas en las que esas mismas imágenes se van haciendo cada vez más oscuras y precisas. Suele emplearse, según los especialistas, para mostrar imágenes del pasado o del futuro de los personajes.
2) El fundido a blanco: al contrario que el fundido a negro, las imágenes se van difuminando hasta desaparecer. Este efecto tiene su utilidad cuando se vuelve al presente desde situaciones pasadas o futuras.
3) El fundido encadenado: resultado de combinar los efectos anteriores. Esta técnica puede emplearse para representar saltos en el tiempo.
4) Los espacios contiguos: es una técnica que muestra continuidad física de dos o más viñetas, con una unidad de espacio y tiempo.
B) Conexiones con textos: en ocasiones son los textos que acompañan a las imágenes los que contribuyen a dar un sentido de continuidad a las viñetas. Entre estos textos están los “textos de apoyo”, que tienen como función principal situar la acción de cada viñeta en el espacio y en el tiempo. Este tipo de textos son muy adecuados para el montaje. También son útiles los “cartuchos” y los “textos en off”. Otra de las técnicas de montaje basadas en la palabra tiene que ver con los “enlaces superpuestos”, que son producidos cuando las interjecciones, los globos o las onomatopeyas abarcan más de una viñeta, enlazándolas entre sí.
C) La manipulación del tiempo se consigue a través del montaje de las viñetas. Este efecto se puede conseguir mediante el uso de la elipsis, que ya hemos mencionado cómo funciona un poco más arriba, y del montaje analítico, que da la sensación de paralización o dilatación del tiempo.
“La calidad expresiva de un buen cómic dependerá en buena medida de la pericia narrativa del autor a la hora de ‘congelar’ el momento que ha de expresar en cada viñeta; de ello dependerán la lógica temporal y la relevancia significativa de lo narrado”, explica Rubén Varillas en su libro La Arquitectura de las Viñetas. Texto y Discurso en el cómic, obra que utilizaré, especialmente, en próximas semanas, cuando escriba sobre el tema de la página y el análisis del discurso en el cómic.
Con todo esto va quedando, más o menos claro, que el tema de la selección y organización de las viñetas es la clave para que un cómic sea malo, regular, bueno o muy bueno. Me gustaría traer a colación una frase que el maestro Will Eisner plasmó en su obra El Cómic y el Arte Secuencial: “En el arte secuencial, el dibujante debe, desde un principio, captar la atención del lector y ordenar la secuencia en la que el lector seguirá la narración”.
Para Eisner las mayores dificultades a las que se enfrentaría un autor de cómic, un dibujante, eran las mismas que sus ventajas, y tenían que ver con las propias tecnologías. Aunque para él, la mayor de todas no era puramente tecnológica, sino biológica: “El mayor obstáculo por superar es la tendencia del ojo del lector a vagar. No hay manera, por ejemplo, de que el dibujante pueda evitar que el lector empiece por leer la última viñeta de la página”. Eisner tenía razón, pero ese problema también lo encontramos en la literatura, y desde la invención del DVD es mucho más fácil ir saltando escenas…
La solución también la intuyó el creador de The Spirit: “Sólo le queda al historietista confiar en la cooperación tácita del lector. Eso no va más allá de la norma de lectura (de izquierda a derecha, de arriba abajo) y las disciplinas cognoscitivas corrientes. En verdad, es precisamente esta cooperación voluntaria, tan exclusiva de los cómics, la que sustenta el contrato entre el dibujante y su público”. Un contrato que, desde aquí, amigos lectores, propongo firmemente que nunca rompamos.
Nos leemos.
Buen texto Diego, aunque he de decirte que deberías leer otros manuales y revistas sobre cómics. El lenguaje del cómic y El discurso del cómic son dos textos excelentes sin duda, pero Gubern no puede obviar que procede del campo de la comunicación audiovisual y usa una terminología excesivamente ligada al cine (su gran pasión incluso por delante del cómic, me atrevería a decir). ¿Resultado? El uso de la palabra montaje para referirse a la composición de la página. Las páginas se componen o si me apuras se maquetan (si bien este término añade una connotación excesivamente artesanal y desligada de lo holístico que no me gusta) pero nunca se montan… montar se montan las películas.
No obstante, esto me viene de perillas para ilustrar la crítica que siempre le he hecho a la transversalidad. Si el otro día la criticaba en los comentarios a nivel teórico, hoy me has brindado la oportunidad de hacerlo en lo práctico: he aquí un ejemplo perfecto de cómo la terminología cinematográfica fagocita a la del cómic, demostrando a la perfección que la transversalidad resulta estupenda para aplicarla a campos consolidados pero es nefasta cuando se aplica a campos florecientes porque ven negados el nacimiento de deficiones propias. Es mucho mejor un enfoque interdisciplinar piramidal, como le comentaba el otro día al maestro Pons.
PD. Al concepto «macroviñeta» que empleas se refiere Eisner en El cómic y el arte secuencial como «superviñeta».
PPD. Con todo, el texto me ha parecido muy interesante.
Gracias José, como siempre es un placer enriquecedor tenerte por aquí. Lo cierto es que tienes parte de razón, quizá utilizo a Gubern porque también procedo del campo de la comunicación, y en mi rol de crítico cinematográfico intento «acoplar» esas terminologías. Digamos que es por «deformación» profesional, XD. Psicológicamente en el tema de los argumentos siempre suelen primar aquellos que son similares a los nuestros.
Hace un par de semanas estuve discutiendo con un conocido sobre este tema, el de los parecidos y diferencias entre cine y cómic. Él argumentaba que no pueden englobarse dentro de una misma tipología, que yo denominaba productos culturales secuenciales, porque ambos están ligados, íntimamente, a su medio, a su contexto.
Montaje es un concepto cinematográfico, desde luego, y composición es un concepto artístico que siempre se ha aplicado a la pintura, sobre todo. Por tanto es posible que la aplicación de «composición» sea más adecuada, aunque, a mi juicio, montaje también sería válida. El especialista en comunicación interpersonal Arturo Merayo solía decir que el nunca escribía un texto sino que lo montaba (lo montaba con citas, con materiales…).
Por cierto tu artículo del otro día «Reflexiones sobre teoría y crítica» me pareció estupendo.
Nos leemos.
Más cositas, lo cierto es que para este texto he utilizado varios libros relacionados con el cómic, de forma más teórica.
– El cómic: plástica y estética de un arte figurativo y cotidiano, de José Luís Cantero Pastor.
– El lenguaje de los cómics, de Román Gubern.
– El Discurso en el cómic, de Román Gubern y Luís Gasca.
– Saber de imágenes, de Rafael Garófano.
– La Arquitectura de las Viñetas. Texto y Discurso en el cómic, de Rubén Varillas.
– El cómic y el arte secuencial, de Will Eisner.
No sólo de Gubern vive «V de Vigilantes», XD.
Eso sí, estoy de acuerdo contigo que debo leer otros manuales y revistas de cómic. Sería estupendo que me recomendaras alguno. Actualmente estoy en búsqueda y captura de libros de este estilo y me está resultando bastante complicado (hay poco).
Los libros citados son con los que estoy trabajando ahora, incluyendo Apocalípticos e integrados, de Umberto Eco, y la Historia social del cómic, de Terenci Moix.
Os agradecería a todos que añadiérais los libros de referencia que tenéis, de este estilo.
Nos leemos.
PD. Tienes razón, Eisner habla de «superviñeta», yo lo he denominado «macroviñeta», cuestión de gusto. Hablaremos de ello con más detenimiento en próximas semanas.
Nos leemos.
Sí pero Merayo hacía referencia a textos escritos (el cómic es texto e imagen) y además es un profesional muy ligado y mediatizado por su experiencia en televisión y, muy especialmente, en radio (Cadena Ser). Y montar es un verbo muy usado en los dos ambientes (montar se montan las películas, como dije antes, pero también programas y pistas de audio). También en el ámbito periodístico para hacer referencia a la página, si no me equivoco (montar o maquetar una primera plana). En ése sentido no puede ser una referencia en la discusión porque cuenta con el mismo hándicap que tú: su procedencia del mundo del audiovisual 😉
Sobre aconsejar lecturas, el otro día comentamos unas cuantas en el post con Pons… vaya, yo tampoco es que haya leído una infinidad de textos y, además, si alguien piensa que ya lo sabe todo, su desconocimiento más importante es la propia ignorancia. Siempre intento estar aprendiendo…
Respecto a los libros citados, son todos excelentes. Pero Gubern tiene el hándicap que tiene (Moix, por cierto, tiene el mismo a pesar de ser igualmente aconsejable), Eisner tiene la gran limitación de hablar sólo de sus propios hallazgos formales y otro de los citados como por ejemplo Garófano proviene del campo de la imagen pero no es específico del cómic (aunque sí, lo trata en ese libro en concreto). Apocalípticos e integrados, por su parte, es más un libro acerca de cómo enfrentarse al hecho cultural y a su difusión incluyendo por supuesto el cómic –del que Eco es firme defensor– pero no es un libro teórico y terminológico sobre noveno arte. ¡Ah! Y por fin pillo a alguien que se ha leído el texto de Varillas –reciente, reciente– ¿Qué tal está? Lo tenía fichado pero no sé si merece la pena. ¿Opiniones?
Por último, observa que Cantero Pastor dice en El cómic: plástica y estética de un arte figurativo y cotidiano (y así lo pones en el artículo) que “una viñeta es base de la composición de página, determinante para entender los pasos de la narración. Psicológicamente obliga y tiene un sentido de dirección que, por educación hacia la lectura, intuye el seguidor del relato”. Usa composición.
Me gustan mucho tus artículos, Diego, pero me gustaría subrayar con respecto a este que hay que hacer patente una diferencia fundamental entre la composición del cómic y el montaje cinematográfico. Tal diferencia estriba, a mi entender, en el hecho de que toda composición, por mucho que se amolde a los convencionalismos de lectura occidental, no deja de prestar al lector plena capacidad para elegir el orden en el que quiere o puede leer el cómic. De hecho, la composición de las páginas permite en la mayoría de los casos ver la viñeta final, aunque sea de reojo, antes incluso de empezar a leer los bocadillos de la primera.
El el cine, en cambio, el montaje es una imposición. La linealidad cinematográfica excluye cualquier atisbo de libre albedrío en el espectador, que está obligado a ver la sucesión de planos en el orden que el director ha determinado. Por eso creo que el montaje cinematográfico tiene una incontestable potencia narrativa en tanto que no sólo guía, sino que obliga al espectador a recorrer un camino impuesto, y además posee la capacidad de ocultar sus secretos hasta el último instante, con lo que genera mayor sorpresa.
Dicho lo cual, me quedo con el cine, muy a pesar de sentirme como Álex en cierto instante de «La naranja mecánica».
Sin duda Jean, es una cuestión de orden. Pero yo diría que por encima del orden, es una cuestión de tiempo (marcado por el realizador en el cine y sólo condicionado por el autor/equipo creativo en el cómic).
Por otra parte, no establezco tan claramente la relación entre linealidad y potencia narrativa. En primer lugar porque la exposición guiada no implica captar la atención del espectador y en segundo porque a la hora de ocultar sus secretos los autores de un cómic tienen infinidad de herramientas a su disposición (como, por ejemplo, colocar golpes de efecto en la página izquierda).
Jean Cité, gracias por pasarte por aquí y hacernos esta interesantísima aportación. Desde luego, lo que ocurre con el cómic o con los libros, incluso, es que el lector puede, si quiere, ir al final y destriparse puntos clave (en el cómic, incluso sin querer, si observas la página al completo ves todas las viñetas que hay en ella, todas a la vez). Eso no pasa en el cine, desde luego.
El montaje cinematográfico es una de las fortalezas del cine, no sabes lo que el director ha añadido a continuación, el espectador desconoce qué vendrá en la siguiente secuencia, y sólo si lo pasa rápido, como digo más arriba, quizá en DVD puedes adelantar escenas… El lector de cómic es más libre que el espectador, pero eso no siempre es bueno, por eso es necesario ese contrato del que habla Eisner: «En verdad, es precisamente esta cooperación voluntaria, tan exclusiva de los cómics, la que sustenta el contrato entre el dibujante y su público”.
De nuevo, gracias por pasarte por aquí.
Nos leemos.
José, pues miraré con detenimiento los comentarios del texto del maestro Pons para tomar nota de todas las obras que allí se mencionaron. Leí el texto en su momento, pero no seguí todos los comentarios.
Es cierto, todos los libros tienen los condicionamientos que tienen sus autores. Creo que todos son fuentes de referencia, y que entre ellos mantienen divergencias sanas que hacen que la visión sea más amplia.
El libro de Varillas es muy majo, no lo tengo leído al completo aún, me hice con él a principios del verano pero no he tenido tiempo material más que para leer fragmentos según los voy necesitando. Eso sí, me parece, a priori, una obra muy completa. Además Rubén está muy cerquita, creo que en la Universidad de Salamanca, tengo pendiente contactar con él y poder charlar largo y tendido de su obra, de mis propias intrigas y conseguir que me firme el libro. Quizá incluso pueda hacerle una pequeña entrevista y la publiquemos por aquí…
Creo que Román Gubern estuvo también hace poco por Salamanca, me parece que llegó por Shogun Salamanca y le regaló a Raúl Shogun su último libro, el diccionario ese de onomatopeyas (una obra muy curiosa, además).
Cuando termine el libro de Varillas te mando un correo y te cuento si merece realmente la pena (aunque puedo adelantar que mi percepción es muy positiva).
Nos leemos.
Muchas gracias por adelantado, aunque con esa primera valoración casi que me has convencido. Me lo compraré… además, vamos a hablar claro: la bibliografía disponible en castellano no es tan abundante como para despreciar una nueva aproximación al tema. ¡En cuanto vaya a alguna librería especializada lo pillo!
Puntualizo Jose, no es de tiempo, es de»tempo». Es decir de ritmo interno, completamente divergente en un medio y otro, de ahí el fracaso de todas las adaptaciones que fotocopian página por página (más o menos) confundiendo lenguajes y no reinventándolos, frente a aquellas que tomando un personaje hacen un trabajo puramente original (malo, bueno o mediopensionista, eso es indiferente). Unas son ilustraciones en movimiento otras son películas, por desgracia esto no parece entenderse entre la parroquia más acerima que lo que quiere es ver lo que leyo sin la molestia engorrosa de tener, precisamente que leerlo. Demostrando un complejo de inferioridad vergonzante en esa necesidad de que un medio pretendidamente superior (en realidad simplemente diferente) dignifique su rinconcito.
Llevas toda la razón Zape: tempo y no tiempo. Hay que ser específicos. Respecto a lo demás… acabas de conceptualizar los fallos de Watchmen, Sin City y 300. Fotocopias puras y sin alma donde lo mejor –al menos en las dos primeras– es su comienzo desencorsetado y sin referente: títulos de crédito en Watchmen y la minúscula «El cliente siempre tiene la razón» en Sin City.
Zape, bienvenido de nuevo, y gracias por tu aportación. Creo que hemos llegado a un punto muy interesante, el de las adaptaciones cinematográficas.
Creo que tienes razón en diferenciar las adaptaciones que son eso, adaptaciones de un tebeo, que recogen la esencia y la transforman al medio, y aquellas que pretenden trasladar, página por página, el cómic a la pantalla grande. De ambas categorías hay películas buenas y malas, claro.
José, tienes razón, la bibliografía sobre el tema es más bien escasa en nuestro país. Cómo para andar descartando. Si lo ves, compralo, sí. Además está muy bien de precio, es un libro más o menos extenso y por 20€, está muy bien.
Nos leemos.
Ya que estamos así recogiditos, os soltaré una teoría que sostengo para diferenciar la relación del consumidor con los diferentes medios y que se sustenta en algo tan mundano como poder tocar; esa capacida de manipular determina la percepción y la manera activa/pasiva de consumir, en el tebeo o el libro tu tienes en tu mano y manejas el medio de manera literal (incluso en lecturas digitales con aparatos que metaforizan las funciones manuales, pasa páginas, avanzas retrocedes acercas…) lo doblas, lo cierras, lo abres, escribes sobre el, hasta puedes arrancar lo que no te gusta, que se yo… En el cine o el teatro no puedes tocar (la Fura no vale, eh!) y por tanto no decides, incluso al colocar un dvd solo tocas el soporte no el producto, en el libro o el tebeo, el sopor te es el produto, adecuación perfecta de contenido y continente. Hala no se si sea original (ya sabeis que las canciones están en el aire que decía Woody Guthrie) pero la quiero como aun hijo propio.
Sustentaré más tu teoría, zape: si te das cuenta un niño en un museo lo que más ansía es tocar o, como poco, acercarse. Y el adulto también tiene ese interés, aunque se coarta, especialmente cuando hablamos de obras de arte tridimensionales. Una escultura por ejemplo… el que la contempla ansía tocarla y deslizar su mano por el mármol. ¿Por qué? Porque al tocarla siente que la hace la suya, que la controla más que simplemente observándola. Es en este tipo de obras en las que mejor se ve el ansia del hombre por trascender el plano contemplativo y acceder al plano electivo, posesorio. Es más, incluso podría justificar el coleccionismo (ver y tocar siempre y a todas horas, cuando a uno le plazca, porque el objeto es en propiedad).
¿Justificación para el sentimiento de control? La única que se me ocurre es la sensitiva. Al tocar empleas un sentido más; uno que completa la aprehensión de la obra y que condiciona su tempo, como bien apuntaste antes. Pero es más: al tocar usas el único sentido que requiere de contacto para ejercitarlo, pasando de un plano en principio etéreo a otro constatadamente material.
Yo también creo que el control enstá en esa naturaleza, a lo añado la sensación de pertenencia, es decir de que tu eres parte de la obra de estra «dentro» de participar y tener capacidad de decisión incluso narrativa. Esa diferencia entre «ser» y «estar», en el tebeo se «es», en el cine se «está».
Hola a todos, otro gran articulo y la charla que lo acompaña aun más interesante.
Me gustaria haceros participes de dos cosas la primera es que no estoy deacuerdo con la no participación del espectador en las obras teatrales o cinematograficas. En mi opinión el autor de dichas obras siempre pretende «jugar» de alguna manera con el espectador de las misma. Y de echo en las obras mas importantes de estas artes es donde mas se consigue este «juego», el autor obliga al espectador a tomar partido de las situaciones, personajes, etc de manera que este se siente parte de la obra.
Lo segundo es un mas un ruego, ¿seria posible una reseña de la bibliografia sobre comics?. Conozco algunas de las referencias que se usan habitualmente, las he leido, pero otras no y seria interesante saber de que van y quien las ha publicado.
Gracias a todos y nos vemos.
El texto me ha gustado mucho y espero con impaciencia el de la «macroviñeta».
No obstante quisiera señalarte que la mayoría de la bibliografía que has usado para elaborarlo tiene un par de décadas de antigüedad como mínimo, con lo que algunas definiciones como «La unidad narrativa en el tebeo es el cuadro, también llamado viñeta. El cuadro acostumbra a tener forma rectangular» o » Los límites pueden estar representados por una simple línea» quedan un poco desfasadas a partir de la década de los noventa, en la que muchos dibujantes empiezan a innovar tanto en la composición de la página como en la utilización de las propias viñetas, suprimiendo las líneas que las delimitan, variando su forma y utilizando otros recursos que estos autores no contemplan en sus escritos por la precocidad de los mismos.
Perdón por el atraso, pero buen articulo Diego. Esto no solo me refresca textos que tuve que leer para mi tesis (Gubern y Eco) sino que me abre nuevos caminos en la información y difusión del comic. Me encanta ademas que se haga una lista de los libros que se utilizan de base para quien quiera conseguirlos.
Se podrían reunir los redactores de la zona y armar una bibliografía sobre teoria del comic. No todos tenemos al alcance ciertos libros, más allá de un formato digital o solicitarlos por Amazon.
Ya que hemos hablado de composición, supongo que vendrá luego el articulo sobre la onomatopeyas: ¿Texto o Imagen?
Hola Ziggy… a mi juicio ésa no es la pregunta interesante ya que toda letra es una imagen asociada a un fonema por convención arbitraria (discutible antropológicamente, pero seguimos). En este sentido las onomatopeyas no son más que letras con una rotulación trabajada pero con una característica muy especial que las distingue: su aspecto no es arbitrario. Esta concepción no es original por supuesto, Eisner mismo la describe en relación al cómic en El cómic y el arte secuencial (apartados El texto se lee como una imagen –pág. 12– y Letras como imágenes –pág. 16–).
Así que para mí la cuestión verdaderamente interesante sería desentrañar cuáles son los mecanismos que nos permiten asociar el aspecto a un sonido concreto. ¿Por qué unas formas afiladas, alargadas y zigzagueantes en una rotulación nos sugieren un grito de terror por ejemplo? ¿qué relación hay entre forma y fondo? ¿cómo participan las palabras de la naturaleza de las cosas que designan? Ésa es la clave: el proceso sinestésico. A este respecto, la aproximación de Gubern y Gasca en el Diccionario de onomatopeyas del cómic es interesante por su disertación sobre las mots expressifs y las onomatopeyas (o iconos acústicos), pero resulta algo sucinta.
Y respecto a lo de los libros… es una buena idea. Ya veremos cómo y cuándo, aunque el principal problema será ser exhaustivo y no dejar nada atrás. Y eso requiere tiempo de investigación y acopio de información 😉
Amigos, muchas gracias a todos por vuestras aportaciones y por mantener el debate vivo.
Vamos por partes, que quiero contestaros a todos, Zape, me parece interesante tu teoría sobre los soportes de los medios y el poder o no tocar la cultura. Creo que podrías discutir largo y tendido sobre ello. Alguien me dijo una vez que los españoles no miramos con los ojos, sino que miramos con las manos (quizá alguna profesora del colegio lo dijo en alguna clase y me viene ahora a la memoria…). Podríamos entonces discernir que también varia mucho el factor cultural de cada país… No sé qué opináis. Contenido y continente transformados en un todo, en una obra total, en cómic, literatura, desde luego es interesante.
José también introduce la idea de que esta teoría (que es más psicosocial) podría tener algo que ver en los factores del coleccionismo, y estoy de acuerdo. Personalmente, una de las cosas que más me gusta de mis múltiples colecciones (cómics, dvds, figuras de acción…) es poder disfrutar de su tacto, de su olor, de su forma, de sus colores… cada vez que quiero. Algo que no pasa en un museo, que siempre nos apetece comprobar la textura de una obra, y al no poder hacerlo nos apetece aún más.
La diferencia es más que «ser» y «estar», creo que la clave está en el sentido implícito de pertenencia.
Nos leemos.
Askani, un placer tener tu aportación por aquí. También creo que el cine (y quizá el teatro) tienen cierto grado de implicación del espectador, de juego con él. Cualquier medio cultural termina siempre con el otro. Una obra literaria, un cómic, cierran su círculo con el lector. Una película, una obra de teatro, no termina hasta que llega al espectador. Digamos que el traspaso de lo que había en la mente del autor, a la del receptor es el proceso comunicativo cultural completo.
Si una película funciona ha conseguido introducir al espectador en la historia, lo ha hecho partícipe, como dices, de seguro.
En cuanto a tu propuesta sobre la bibliografía especializada, pues me parece una idea maravillosa. Esta noche mandaré un correo a los demás colaboradores para que me manden un listado con sus libros de referencia, a ver si puedo empezar a darle forma (aunque se me han ocurrido algunas ideas…). Creo que puede resultar un texto muy interesante.
Nos leemos.
Bauxi, gracias por tu apoyo y por tu aporte. Tienes toda la razón, la mayoría de los libros que he utilizado tienen cierto tiempo de publicación. El problema de este ámbito de estudio es que hay muy poquitos materiales publicados, quizá el texto más actual y completo sea el de Rubén Varillas.
Suelo estar atento a las nuevas publicaciones teóricas sobre cómic, ya que me interesan especialmente para mis investigaciones y artículos del doctorado, pero salen muy de cuando en cuando.
Lo bueno es que los autores y las obras clásicas siguen teniendo su vigencia. No están tan desfasadas. Si es cierto que, cada vez más, están variando la forma de las viñetas y que están apareciendo todo tipo de formas y tamaños, incluso teniendo en cuenta la página como un todo. Soy consciente de ello y trataré el tema más actual cuando hablemos de la página como «macroviñeta» (o «superviñeta» que dice Eisner). Todos esos «nuevos» recursos serán tratados entonces.
Nos leemos.
Ziggy, un placer leerte por aquí, como siempre. Muchas gracias por tu apoyo y por tu comentario. Me alegra saber que te ha servido para refrescar tus lecturas y encontrar alguna cosilla nueva.
Como digo la idea de la bibliografía especifica es excelente, así que empezaré a urdir el texto y a ver qué sale; algo útil, espero.
¿Texto o imagen? Pues la respuesta es simple: texto e imagen. Creo que la combinación de ambos elementos es la clave y la gracia del medio XD.
Nos leemos.
pd: sí, un texto sobre las onomatopeyas puede ser interesante, y aparecerá por aquí, en algunas semanas…
José, tengo un par de ideas de como podría organizarse un texto sobre la bibliografía especializada, a la noche os envio un correo para ver qué os parece. Con la colaboración de todos puede hacerse medianamente fácil.
Nos leemos.
Oye pues me alegra que mi teória triunfe como la Coca-Cola. Desde luego poder tocar o no el producto condiciona radicalmente tu relación con el. No se quizás exista una intimidad o alguna noción similar. Por ahí puede leerse el fetichismo que implica toda colección.
Diego, quizás te sirvan estos cuatro o cinco enlaces: el catálogo documental de Tebeosfera (con muchos de los artículos citados disponibles para su consulta), su especial dedicado a las monografías y el listado onomástico asociado a dicho documento. También resulta muy interesante la bibliografía recomendada para la asignatura de libre configuración Historia del cómic, que se imparte en la Licenciatura de Historia del Arte de la Universidad de Granada. Está alojada en Zona en un documento de Word, por si te interesa.
Eso serían las referencias mayores para un buen artículo… un catálogo monumental donde aburrirse que habría que citar por alguna parte. Y luego a partir de ahí habría que seleccionar. McCloud, Barbieri, Coma, Cuadrado, Eisner, Gubern y Gasca, Beà, Cantero Pastor, Acevedo… esos nombres compondrían la bibliografía básica creo yo. A esos les añadiría los de Eco (muy secundariamente), McKenzie y Varillas si realmente es bueno jejej. Y ya meterse en revistas como El Wendigo o extranjeros como Groensteen o Lefevre sería algo arcano. Más o menos con eso valdría.
Zape, tu teoría triunfa, seguro que sigue dando de que hablar, jeje.
Gracias José, lo cierto es que anoche estuve ingestigando un poco, y muchos de esos enlaces los conocía ya. Otros, como la bibliografía de la asignatura de la universidad de Granada, no.
Esta noche te escribo, porque estaba pensando en comenzar por una especie de fichas, con título, editorial, autor, año de edición… también sería estupendo una breve biografía (al ser posible, del autor) y una pequeña reseña de cada obra, en la que se mencione un poco de qué trata, en qué hace hincapié, y un pequeño repaso al índice. Algo así como un sitio de consulta más o menos rápida, en el que, sin ser excesivo, cualquiera podría, con un simple vistazo discernir si le interesa o no la obra en concreto.
Creo que también se podría escribir un «V de Vigilantes» (o un texto suelto alejado de esta sección) hablando de todos esos recursos electrónicos tan útiles que circulan por la web (hay uno dedicado a los bibliotecarios y documentalistas que es muy majo http://www.absysnet.com/recursos/comics/recursos.html)
Y también tenía en mente (o en previsiones, que se suele utilizar en los medios escritos tradicionales) un texto sobre las revistas de cómic y sobre cómic, en el que repasar las publicaciones periódicas (principalmente en español) que se han hecho (o se hacen) tanto sobre cómic, como de cómic.
Tomo nota de los autores que mencionas, esta noche os mando la propuesta formal de las ideas de las fichas y demás al correo.
Nos leemos.
Ese enlace hace tiempo que no sirve, está desactualizado: La guía del comic, Manga.es o Comicvía hace tiempo que dejaron de funcionar. Otras como Ui ar de japis o El Wendigo han cambiado su URL. Y para colmo, muchos de los enlaces no llevan a ninguna parte a estas alturas.
Además, si ves el pie, la fecha pone 2001-2005… suponiendo que 2005 sea el último año en que se actualizó, han nacido y caído muchas webs desde entonces, y el panorama de recursos es ahora radicalmente distinto. Así, Comiclopedia ya es un recurso muy menor comparado con Comic Book Database.
Ups, sorry José, es cierto, muchos links no llevan a ninguna parte, pero la información que incluía, a modo de pequeñas píldoras sí es interesante.
El panorama de recursos es distinto ahora, desde luego, pues necesitaré tu ayuda para conocer los más básicos.
Gracias por la corrección José.
Nos leemos.
Releyendo el post, ( y los correos) quisiera acotar un par de puntos:
Primero, aunque la teoria de Zape por el gusto de manipular y tener un control sobre la obra tiene fundamento, no me convence del todo. Deja un poco de lado lo que es el comic digital, que se plantea en un soporte diferente, pero cumple con las características de entregar una historia, respetando las reglas de compocición aqui descritas.
Por otro lado, aunque me pliego más al termino composición que al montaje (aunque esto es arbitrario), creo que se ha dejado un poco de lado algo tan relevante como es la forma de la viñeta: se da por sentado que una viñeta debe ser cuadrada, quizas por la asociación que hacemos comic-cine-teve, pero la forma de esta también implica un impacto diferente, asi como la línea usada, ni que decir de lo que implica la ausencia de líneas en una viñeta. Entiendo que esto es parte del trabajo de composición (elegir la forma adecuada para la escena en cuestión) pero me parece que por sí misma, un analisis de la viñeta da para un artículo más extenso, sin menoscabar el trabajo realizado por Diego en este post.
Pero Ziggy al leere en digital tenemos practicamete las mismas funciones que cuando manipulamos el papel aunque lo hagamos por medios «mecánicos», que como ya digo metaforizan las funciones manuales. Podemos ampliar, rtoceder, cambiar el orden de la lectura, avanzar, copiar, etc… algo que n0 podemos hacer frente a una pelícual o frente al teatro que son medios en los que el consumidor/receptor es más pasivo y no tiene esa capacidad de decisión que lo hace en gran medida finalizador de una obra y por tanto partícipe directo de la misma, es decir se experimenta un sentimiento de pertenencia que va másallá de la implicación dramática o sensorial incluso que proporciona una película. Más sencillo, el cine va en progresión continua, siempre en avance narrativo y el espectador va montado en la película. En el tebeo el espactador es el que lleva y marca su propio ritmo personal independiente (o complementario) del ritmo interno del tebeo en cuestión
Ziggy, veo que la idea teórica de Zape sigue dando de sí, y me alegro por ello, supongo que te servirá mucho, Zape, que entre todos discutamos sobre ello (es lo que potencia una teoría, la discusión argumentada, sirve para matizarla). Te agradezco que la compartieras con nosotros.
La forma de la viñeta y la ausencia de elementos fundamentales, a priori, como puede ser la línea de separación, es el punto siguiente a tratar. Pienso que había que empezar por lo más básico, para luego completar y matizar el tema de las viñetas. No quería escribir un texto mucho más extenso; aunque siempre que pienso en las columnas para esta sección lo hago en conjunto. Es sencillo, voy tratando temas variados, pero completándolos posteriormente. Si repasamos hacia atrás se pueden ver varias líneas. Y si conjumos las columnas (en función del tema) creo que pueden encontrarse como capítulos completos. Es una forma de organizar el trabajo, simplemente XD.
En cuanto a la forma de las viñetas, pensaba tratarlas en el momento de hablar sobre la página como contenedor y como viñeta total (o «macroviñeta»). Aunque, leo tu propuesta, y quizá puedo separarlo y escribir otro texto exclusivamente sobre la forma de la viñeta. Puede quedar interesante y ser complementario a este, al de la lectura de las imágenes, al previsto de la página, a las onomatopeyas…
Gracias a todos por vuestras ideas, vuestras aportaciones, vuestras críticas, vuestras propuestas. En definitiva, gracias por completar, cada semana, todos mis textos.
Nos leemos.