Después del revuelo causado por la noticia de la compra de Marvel por parte de Disney no podía dejar la oportunidad para hablar de un tema tangencialmente relacionado: los iconos culturales.
Esta semana dejamos atrás el concepto del héroe y la lectura de las imágenes y nos embarcamos en un viaje a la esencia la cultura, al interior de los mecanismos que mueven las industrias culturales, hoy divagaremos sobre quiénes mueven todos esos engranaje. Sí, me refiero a los personajes. No sólo esos “5,000 characters” del portafolios de Marvel, sino a todos aquellos que se han conseguido transformar ya en iconos culturales, en símbolos de nuestra cultura común (el tipo de cultura que se tiene en un mundo globalizado).
Podemos definir la Cultura como el conjunto de formas, modelos o patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. La RAE matiza un poco más y en su segunda acepción explica que cultura es el “conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de desarrollo artístico, científico, industrial, en un época, grupo social, etc”.
Hay muchísimas buenas definiciones del concepto de cultura, un concepto básico para las disciplinas de estudio encargadas de lo social, concretamente para dos de ellas: antropología y sociología, íntimamente relacionadas con lo cultural.
En 1982 en la llamada Declaración de México de la UNESCO se afirmó que “la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo”. En el mismo texto continúan afirmando que es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. «A través de la cultura discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”.
Es en este punto, en la creación de obras que trascienden al hombre, en el que nos detendremos. Dentro del mundo del cómic muchos son los personajes que han trascendido y han salido fuera del propio medio convirtiéndose en iconos o símbolos culturales. Muchos de nuestros héroes han dado el salto y ya forman parte activa del tejido cultural, tanto histórico como global.
Si hablamos de personajes que ostentan el apelativo de símbolos culturales debemos empezar por Mickey Mouse. El famoso ratón de la Disney es uno de los valores culturales en alza. Quién no conoce al simpático roedor, quién no ha disfrutado de sus aventuras en libros, películas, dibujos animados para tv, o incluso tebeos… quién no ha jugado con alguna de sus encarnaciones en PVC de pequeño… A mi juicio Mickey es el mayor icono cultural (en cuanto a personajes ficticios se refiere).
En The Walt Disney Company son especialistas en la creación de símbolos culturales y en el tratamiento de los mismos. Por eso la noticia de la adquisición de Marvel Entertainment, Inc. no podría ser más positiva. Seguramente los de Marvel mantengan su independencia creativa, pero, desde luego, saldrán beneficiados de toda la experiencia del gigante y creo que los mayores beneficiados serán los personajes, el mayor activo de “la casa de las ideas”. Esta transacción combina la fortaleza global de Marvel y su mundialmente conocida carpeta de personajes: Iron Man, Spider-Man, X-Men, Los 4 Fantásticos y Thor (entre otros), con los instintos creativos de Disney y su estructura de negocio que maximizará el valor de estas creaciones en múltiples plataformas y territorios, tal y como apuntaba el pasado lunes en la nota de prensa oficial Robert A. Iger, presidente y jefe ejecutivo de la compañía Disney, una compañía que nos ha acompañado, a nivel cultural, desde nuestra infancia y a medida que crecemos.
A medida que crecemos, vamos aceptando las formas de pensar y comportarse (costumbres, comportamientos, ideas, creencias, leyes morales y legales…) y entramos a formar parte de una sociedad y de una vida que llamamos cultura. La antropología cultural estipula que es preciso que los fenómenos sociales fueran explicados tanto desde el punto de vista social como desde el cultural, ya que los comportamientos sociales son los que reflejan los valores y las normas de la sociedad a la que se pertenecen. La cultura la heredamos, ya que normalmente la recibimos de quienes nos cuidan en nuestra infancia, y se supone que al llegar a la vida adulta ya hemos aprendido todo lo necesario para poder entendernos y convivir con los demás. Por eso son tan importantes los estímulos visuales de nuestra infancia y adolescencia, aquellos personajes ficticios que nos acompañaron entonces, lo harán siempre.
Marvel también tiene algunos personajes que podrían considerarse iconos culturales. Cada uno de vosotros, queridos lectores, tendréis los vuestros, y os animo, como siempre, a que los compartáis con los demás por medio de vuestros comentarios. A nivel general, creo que el mayor símbolo cultural completo de Marvel es Spider-Man.
Tanto el logo del “hombre araña”, como su imagen y sus colores, son iconos reconocibles en cualquier parte del globo. Cualquiera, sea o no amante del noveno arte, conoce a Spider-Man. El que no tiene mucha idea de los detalles del personaje, al menos sabe de sus existencia. Quizá, los 4 Fantásticos también pudieran ser considerados como iconos culturales, aunque en menor medida que nuestro trepamuros favorito.
La cultura suele dividirse en tres partes: a) cultura material; b) cultura no material o ideacional, y c) cultura real e ideal.
La cultura real es de la que somos partícipes en la actualidad, es una cultura heredada y guarda patrones de tradición que se suelen modificar por las innovaciones tecnológicas y el cambio en los sistemas de valores. La cultura ideal, por el contrario, es aquella que deseamos poseer, es una cultura que se basa en nuestros anhelos. La cultura no material o ideacional incluye los principios de convivencia acordados (valores, normas morales, costumbres…). Esta cultura se refiere a los valores, fines e ideología que forman los pilares de la sociedad. Por último, nos encontramos con la cultura material, la que para algunos antropólogos es un producto de la cultura y no cultura en sí misma; otros, identifican a esta cultura material con los productos cognitivos (ideas).
Los personajes de cómic podrían ser parte de cualquiera de estos tipos de cultura, dependiendo del grado o del soporte en el que nos los encontremos. Para que uno de ellos llegue a la categoría de icono cultural debería pasar por cada uno de los tipos anteriores de cultura.
Los elementos culturales se explican por medio de unos conceptos fundamentales, que debemos mencionar para poder entender todo este tema de los iconos: forma, función, sentido, y uso. La forma designa los aspectos externos u observables; la función indica la contribución de cada elemento cultural, de manera individual, al mantenimiento y el desarrollo de la cultura en su conjunto; el sentido designa los significados e intereses que las personas asocian con los rasgos culturales y las costumbres, y el uso designa la aplicación práctica de los instrumentos o artefactos fabricados en cada cultura. Los individuos reconocen estos elementos culturales gracias al significado que vehiculan, por eso nacen los símbolos y los signos.
Continuando con los personajes de cómic que se consideran símbolos culturales hemos llegado en nuestro repaso a la editorial DC, que cuenta con dos de los superhéroes más icónicos del mundo de las viñetas (y más allá); estoy hablando de Batman y de Superman. Sobre todo este último goza de la categoría de icono, y se lo ha ganado a pulso. Reconocemos su logo, sus colores, su atuendo… pero también sabemos mucho de sus características internas, de sus valores y de sus normas morales.
Batman, quizá por contraposición al “hombre de acero”, también es uno de los grandes iconos. Sabemos su liturgía y la tragedia original, conocemos a sus compañeros y nos estremecemos con sus villanos.
Warner Bros tiene otro personaje clave en cuanto a la cultura se refiere: Bugs Bunny. El cínico conejo es, además de su imagen de marca, uno de los recuerdos sociales que la mayoría mantenemos. De Bugs conocemos sus colores, su alimento favorito (la zanahoria) y algunas de sus más míticas frases… (alguien acaba de preguntar “¿qué hay de nuevo viejo?”, o son imaginaciones mías…).
Llegados a este punto es casi obligado definir “signo” y “símbolo”. Los especialistas afirman que signo es “cualquier sonido, objeto o acontecimiento, que hace referencia o evoca sentimientos o pensamientos acerca de algo distinto”. Este “algo distinto” es lo que se conoce como referente, y puede ser también un objeto, un acontecimiento, un comportamiento, o una idea. Existen tres tipos de signos: los índices, que tienen una conexión natural con el referente; los iconos, que se asemejan al referente, y los símbolos, que son signos concretos, elegidos de forma arbitraria por el hombre para vehicular ideas abstractas.
Ideas abstractas y recuerdos de todo tipo nos llegan cuando pensamos en otros personajes que se consideran símbolos culturales. Durante estos días, mientras pensaba en esta columna, le he dado vueltas a los personajes que conviven con nosotros, siempre matizando su paso por el universo del cómic. Hay tantos que podrían recibir este apelativo que, posiblemente, deje fuera de este análisis a algunos de los que consideráis más importantes. A mi juicio, faltan cuatro. Cuatro grandes personajes que ya han ido más allá de sus propias historietas; cuatro que han trascendido; cuatro que se han sabido hacer un hueco en nuestros imaginarios (características clave para que un producto cultural, un personaje, sea elevado a la categoría de símbolo cultural). Estos cuatro son: Tintín, Axtérix, Obélix y Mortadelo.
Todo el universo de Tintín es de sobra conocido por el gran público; aunque es éste, el personaje principal, el que mayor fama, peso y prestigio ha recogido (con el permiso del carismático Capitán Haddock). Tan importantes como el personaje creado por Hergé son los irreductibles galos Axtérix y Obélix, de Goscinny y Uderzo, que han sabido rentabilizar sus aventuras y sus conceptos. Su lucha contra los romanos, su aldea infranqueable y su pócima mágica son parte de la cultura popular.
En el caso español tenemos múltiples personajes que podrían ganarse el apelativo de iconos culturales (Zipi y Zape, Superlópez, por ejemplo) aunque creo que todos coincidiremos en que el mayor de todos ellos es Mortadelo. Prácticamente todo el mundo en nuestro país ha ojeado, al menos, alguna de las aventuras de este personaje de Ibáñez. Conocemos sus colores, su maestría al disfrazarse y conocemos a Filemón, su compañero y amigo. Cuatro grandes personajes que son cuatro grandes símbolos culturales.
La simbolización es la esencia última del pensamiento humano. Los símbolos, entonces, son una fuente de información externa (extrapersonal) que el ser humano utiliza para organizar sus experiencias y sus relaciones sociales.
La función de los símbolos culturales es vehicular ideas o significados. Mediante el uso de los símbolos, nuestras creencias e ideas se hacen tangibles y podemos expresarlas de forma concreta, con lo que conseguimos que tengan una cierta resistencia y resultan más fáciles de comunicar y de recordar (más fáciles de mantenerse en el subconsciente colectivo, en la mente global y social).
Mediante el uso de los símbolos expresamos nuestros más íntimos pensamientos y nuestros más profundos ideales; nos servimos de ellos para integrar, de forma completa, nuestras acciones y emociones. También nos valemos de los símbolos para almacenar y transmitir nuestros valores (tanto sociales como culturales) de generación en generación. Los símbolos y los iconos culturales nos facilitan también nuestra pertenencia al grupo social, al tener una iconografía cultural común formamos parte de un todo (un todo que cada vez es más global).
Mortadelo, Axtérix y Obélix, Tintín, Bugs Bunny, Batman, Superman, Spider-Man, Mickey Mouse… y muchos otros iconos culturales. Ahora y siempre.
Nos leemos.
En antropología definiamos la cultura como «la capacidad de del hombre de organizar su vida», es decir, a la creación de dinámicas de supervivencia.
Respecto a los íconos, hubiera sido interesante entrar un poco en las posibles razones de su pervivencia. Estos supermanes y batmanes son herederos de los santos, monstruos y legendarios guerreros medievales, solo que si en aquellos tiempos se les daba un aura de «realidad» mágica ahora son símbolos del tiempo. Tenemos a ese superman, muestra de la superioridad americana en su época que para nosotros se transforma en una fuente de seguridad social, en que lo «correcto» viene apoyado por una fuerza imparable, incuestionable y que siempre tiene la razón, cual Losantos de Krypton (y me ha salido un pareado). Batman sería otro tanto de lo mismo, pero solo que con mas «verosimilitud» al tratarse del producto de una «vida sana», un detective bifidus, que de no ser por el traje de murcielago, que le confiere un punto ritual (el anti-batman sería la Moma, en el Corpus de Valencia), podría tratarse de un estudiante modélico, inteligente, fuerte, ligoncete y rico, no es de extrañar que muchas mujeres adoren el personaje ahora que les ha llegado a traves de las películas… Y bueno, deben haber estudios extensos así que no me voy a rallar mas….
Marvel también tiene algunos personajes que podrían considerarse iconos culturales. Cada uno de vosotros, queridos lectores, tendréis los vuestros
¿Esto no es un contrasentido? Un icono cultural no puede cambiar en función de cada lector, es absurdo. De hecho, el sentido de icono tal y como indicas por alguna parte del texto, es que es un personaje que ha trascendido el medio.
¿Mortadelo solo? ¿Y que hay de Filemón?. Sí, ya sé que Mortadelo es como «el delgado de Cruz y Raya», el más gracioso y el que le gusta a todo el mundo, vamos. Pero yo considero a la pareja inseparable, para mí el icono son los dos, Mortadelo y Filemón.
Si, no se concibe Mortadelo sin Filemón…..pero yo añadiría 5 iconos más ( o al menos, personajes que han trascendido su leyenda en los cómics y ahora son conocidos por todo el mundo)
Son El Capitán Trueno y Superlópez en España ( casi todo el mundo les conoce)
Y El Capitán américa, Hulk y Lobezno ( sobretodo este último, hasta hace apenas 10 años no era ni conocido por el público generalista, pero hoy día me sorprende la gente que conoce a este personaje…claro que Hugh Jackman ha ayudado mucho en este aspecto
Dario, gracias por tu definición y tus aportes sobre las posibles razones de su pervivencia en el imaginario colectivo (así como tus ejemplos más detallados sobre Batman y Superman).
«Estos supermanes y batmanes son herederos de los santos, monstruos y legendarios guerreros medievales, solo que si en aquellos tiempos se les daba un aura de “realidad” mágica ahora son símbolos del tiempo». Estoy completamente de acuerdo contigo, de hecho, en una de las primeras columnas de esta sección de «V de Vigilantes» hablaba de esa herencia y de los mitos y mitemas clásicos. Luego busco, después de comer, y te pongo el enlace por si no lo has leído y te interesa el tema.
Nos leemos.
«¿Esto no es un contrasentido? Un icono cultural no puede cambiar en función de cada lector, es absurdo».
Phantomas, me tienes razón, queda un poco raro tal y como lo escribo en la frase. Me refería a que muchos personajes pueden ser considerados iconos culturales por parte de determinados lectores y no por otros. Las características están ahí, sí, pero dependen a veces de la cultura propia y de las vivencias y recuerdos que un icono aporta a cada uno. En el texto he intentado resumir los que, a mi juicio, mejor entran dentro de la categoría a nivel general y global. Aunque como bien decís en otros comentarios, también hay quien considera como iconos culturales de Marvel a Lobezno, al Capitán América… lo que buscaba era eso, vuestras aportaciones XD.
Gracias por tu apunte, espero haber podido explicarme un poquito mejor.
Nos leemos.
Ultron, ya pensaba que alguien reclamaría la «igualdad» icónica de Filemón, jeje. Lo cierto es que los dos podrían considerarse como un todo, aunque desde mi punto de vista el punto fuerte de la pareja, el verdaderamente simbólico, es Mortadelo. Aunque claro, todos tenemos nuestra opinión, y todas son igual de válidas.
Muchas gracias por tu comentario, complementa la entrada y el feedback es lo más gratificante de esto.
Nos leemos.
Erik, como siempre, es un placer leerte por aquí. Veo que has entendido perfectamente lo que os proponía y que aportas los que, a tu juicio, tienen todas las virtudes para ser considerados iconos culturales.
Me alegro de veras y coincido con lo que apuntas sobre Lobezno. Quizá el mutante de las garras de adamantium no fuera el más conocido antes, pero en la última decada (incluso algo más tiempo atrás) se ha transformado en uno de los más icónicos también, desde luego. Prácticamente todo el mundo (salvo que se haya criado en una cueva o en una manada de lobos, jeje) reconoce sus garras, sus colores o sus patillas…
Nos leemos.
Como nativo latinoamericano debo acotar que la difusión de iconos culturales también se ve afectado por los contextos geograficos.
Se de Mortadelo y Filemon por mi interes en el comic, pero aca los iconos más reconocibles de los comics son personajes como Mafalda y Condorito (de quien hice mi tesis). Precisamente este último es más iconico en latinoamerica por ser un personaje transformable a cualquier contexto latinoamericano aunque narrativamente no tiene mayor contenido, lo que no deja de ser paradojal: tiene tan poco contexto como personaje, carente de historia, que como es considerado por las encuestas como el personaje más famoso de tainoamerica. La utilización que se hace del personaje en cada contexto ha permitido su reconocimiento pero con el costo de una ausencia total de historia, llegandose a dudar de sus orígenes.
Mafalda como personaje y tira tenía mucho más contenido, es un humor mucho más inteligente y mucho más acotada a su tiempo (referencias a la guerra de viet-nam incluídas) . Cambió con el paso de los años, sumó personajes, pero su autor Quino, la terminó en un momento porque se dió cuenta que no podía seguirla: de seguir, tendría que hacer pasar al personaje a la adolescencia y ahí la esencia de Mafalda, una NIÑA que trata de entender el mundo desde una perspectiva inocente, se perdería.
El icono que nos queda de Mafalda es la figura de la niña, inmutable en el paso del tiempo.
Ese es el gran problema de los iconos: Su inmutabilidad. Los reconocemos porque no cambian visualmente. La interpretación que hacemos de ellos puede cambiar, pero visualmente siguen siendo los mismos. Esto es opuesto al desarrollo de los personajes. Un icono no cambia.
Buff, esto da para más pero mejor lo continúo en mi propio blog.
La conversación aquí, está abierta.
Estoy de acuerdo con Ziggi acerca de que los iconos culturales son condicionados por los contextos geográficos, Quizá, entonces podríamos hablar de iconos culturales mundiales (El Che Guevara, ¿barbie?, batman) y de iconos más «locales» como Mafalda o Mortadelo y Filemón.
No obstante, lo que me gustaría apuntar es que en los ultimos años, con el auge de las nuevas tecnologías bla,bla,bla… algo ha ocurrido en «las fábricas de iconos», convirtiendo lo que antes era una camino largo y tortuoso que pasaba por muchos años de «lucha» hasta poder convertirse en símbolo cultural, a ser un ascenso rápido, con nuevos iconos culturales con trayectorias de estrellas fugaces..
¿O quizá me esté equivocando y esto sean simplemente modas…? ¿O es la concepción de «cultura» la que está cambiando?
Enhorabuena por el artículo, no sé si por la temática o por razones ocultas, pero es de los que más me ha gustado de tus textos… y mira que la elección esta complicada…
Besos Diego.
Ziggy, siento el retraso en la continuación de la charla por aquí, he tenido unos días de lío.
«Ese es el gran problema de los iconos: Su inmutabilidad. Los reconocemos porque no cambian visualmente. La interpretación que hacemos de ellos puede cambiar, pero visualmente siguen siendo los mismos. Esto es opuesto al desarrollo de los personajes».
Me ha encantado tu aportación, me quedo con este párrafo, con el ques estoy completamente de acuerdo. Así como con el asunto del contexto geográfico, uno de los factores determinantes, sin duda, y que quizá no haya mencionado lo suficiente en el cuerpo de texto principal.
Mafalda es un icono, desde luego, a Condorito no tengo el gusto de conocerle, así que te agradecería algo de info (sí, podría «googlearlo» o buscarlo en wikipedia, pero creo que es más enriquecedor que nos los cuentes tú, ya que hiciste tu tesis sobre ello, ¿no?).
También podría añadir a la lista de iconos a Snoopy, Los Simpson y a La Pantera Rosa (en una conversación con un amigo esta tarde vimos que se me había colado no mencionarla…).
Seguro que hay alguno más que se me escapa. Si se os ocurren otros, comentadlos…
Un placer leerte Ziggy, visitaré tu blog para ver tus escritos sobre este tema y sobre otros.
Nos leemos.
lagrannube, gracias por tu aporte, me alegra mucho contar contigo como lectora.
Muy interesante el tema de las «fábricas de iconos». Creo que es algo que se ha hecho siempre. Al igual que hay empresas que trabajan con productos materiales, otras lo hacen con inmateriales, como las ideas, entre las que podrían entrar todos los personajes que estamos considerando como icónicos.
El matiz de los iconos mundiales y de los iconos locales también puede aplicarse, desde luego. Creo que es una idea interesante.
Planteas otras ideas curiosas como lo de las «modas», lo del cambio del concepto de cultura… Pienso que el concepto de cultura es mutable, sí, pero básicamente mantiene la esencia. Quizá ahora tengamos más productos culturales con cierta fecha de caducidad, pero sigue habiendo otros que no sólo se mantienen, si no que tienen el potencial suficiente para seguir haciéndolo.
Me alegro de que te haya gustado el artículo, espero que alguno de los próximos consiga desbancar su puesto entre sus favoritos, eso querrá decir que voy mejorando.
Nos leemos.