Decía Will Rogers, el famoso humorista, comentarista y actor estadounidense, en una de sus columnas: “Todo lo que sé, es simplemente lo que leo en la prensa”. Y tenía razón, la mayoría de la gente sólo “sabe” lo que lee, lo que oye o ve en los medios de comunicación, o lo que aprende de la gente en la que confía.
Actualmente la realidad se ha modificado un poco y también tienen mucho peso los medios digitales y las páginas web para formar una opinión positiva o negativa sobre determinado producto o determinada marca. Y las empresas también se han dado cuenta de ello. La vida es complicada. ¿Quién tiene tiempo para comprobar de forma independiente la calidad de determinada historia, o de determinada serie, o incluso de todas las novelas gráficas que salen a lo largo de los meses en los distintos países (no olvidemos que nos encontramos en un mercado global)? Simplemente nos dejamos guiar.
Nos dejamos guiar por los consejos que nos dan nuestros libreros, nos dejamos guiar por las opiniones de quienes consideramos más preparados o con un buen criterio (los denominados especialistas), nos dejamos guiar por nuestros amigos; de eso no cabe duda, pero también hay otro criterio que nos moviliza a comprar y leer una historia o un cómic en concreto: su equipo creativo.
La teoría de las Relaciones Públicas explica que “la mayoría de la gente decide qué es mejor, averiguando lo que los demás piensan que es mejor”. En el mundo del cómic los lectores no tenemos problema en averiguar lo que los demás piensan y ante la creación de algunos autores, todos intuimos que serán obras de sobrada calidad.
En esta ocasión aprovecharé este espacio para disertar sobre autores, personajes, series regulares, miniseries y temporadas. En estas líneas pretendo movilizar el debate de todos en relación a dos estilos que en el panorama actual del noveno arte se alternan: la de los autores que se mantienen durante un tiempo al frente de una cabecera concreta y la de aquellos que prefieren crear etapas breves en las series y luego dedicarse a otros menesteres.
Esto último le pasa, por ejemplo a Mark Millar, al que en este mes tenemos por partida triple en Marvel (continúan sus 1985 y Cuatro Fantásticos, y comienza El Viejo Logan), al guionista no le gusta quedarse mucho tiempo ligado a un personaje en concreto. “Elabora etapas en las que explora los elementos definitorios del icono que haya caído en sus manos, para luego saltar al siguiente proyecto”, explica Julián Clemente en el tebeo de Lobezno de este mes.
Resulta, que lejos de ser una práctica poco extendida, la tendencia es cada vez más fuerte. Al pensar estos días en este texto me venían a la mente muchos ejemplos de duplas (Morrison y Quitely, o el propio Millar con Hitch, por poner un par de ejemplos), guionistas (Frank Miller, Joss Whedon, Alan Moore, Neil Gaiman), o dibujantes (Jim Lee, Neal Adams, Dave Gibbons…), que al ser considerados como artistas hot y tener cierto remanente de éxitos, son capaces de movilizar por sí solos a un gran número de lectores y de curiosos. Además, son todos tipos muy mediáticos, que han coqueteado con otras formas culturales (cine, televisión, literatura…) lo que hace que se generen también muchas noticias al respecto de ese lanzamiento.
No podemos olvidar que las dos principales fuentes para tomar una decisión ante determinado producto son los medios de comunicación y el boca a boca. Al tener equipos creativos de estas características, aunque sea durante un breve espacio de tiempo, ya consiguen “manejar” a esas dos fuentes principales.
La razón de ser miniseries o tramas argumentales más cortas dentro de una serie regular es simple: captar a los nuevos lectores que se sientan atraídos más por los autores que por los personajes; con la esperanza, eso sí, de que se enamoren de los protagonistas y se queden, al menos un poco más, en la cabecera. Además, los autores “sueltan” sus mejores ideas sin quemarse, quedándoles siempre ganas de volver a contar aventuras de ése personaje cuando la ocasión (o los expertos en marketing y RR. PP. de la editorial lo consideren) y este tipo de productos suelen contar también con un gran dibujo y están tratados con más mimo aún que las series regulares.
Con todo, se crean así grandes productos que consiguen, en la mayoría de los casos, convertirse en enormes bestsellers. Estamos llegando a un punto en el que la cultura se está ligando completamente, algo que los expertos ya venían augurando desde hace tiempo. Me explico: cada vez es más fina la barrera que separa a los productos culturales. Nadie negará las relaciones que existen entre cómic y literatura; entre tebeos y arte pictórica; entre literatura y cine; entre cine y televisión… Ahora también se han creado relaciones muy intensas entre cómic y televisión, más concretamente entre cómic y las series de televisión.
Las modernas series de televisión recogen su esencia de las novelas por fascículos que se incluían en los periódicos y revistas más importantes durante el siglo XIX. Alejandro Dumas fue uno de los autores pioneros en esta práctica, apareciendo publicados los capítulos de su obra más famosa (Los tres mosqueteros) por primera vez en forma de series para el periódico francés Le Siècle entre marzo y julio de 1844. Ahora estamos viviendo lo que algunos llaman la “Edad de Oro” de las series de televisión, cada capítulo de Perdidos o de Los Soprano son una obra de arte individualmente, pero no es hasta que está la temporada completa que recogen su sentido pleno.
Algo parecido pasa con los tebeos, el lector quiere tener la sensación de haber podido disfrutar de un arco argumental completo, de haber leído una historia con principio, nudo y desenlace, y esa sensación se consigue mejor con las miniseries. Continuando con el símil entre las series de televisión y los tebeos; las primeras han recogido del cómic mucha de sus estética, de sus planificación y de sus historias (véase, por ejemplo, Los 4400, The Pretender, Héroes…) en todas ellas se tratan historias de personajes con poderes especiales; mientras que los tebeos han recogido también algunos usos y términos que históricamente han estado asociados a las series, quizá el más utilizado sea “temporada”, que se usa para definir la etapa completa, con principio, nudo y desenlace, que un autor hace sobre unos personajes. Un buen ejemplo de temporadas que se me ocurren a mí son Los Ultimates y Astonishing X-men (aunque seguro que a vosotros, queridos lectores, se os ocurren muchos más). También podemos encontrar cliffhanger en los tebeos, incluso el término spin off, por citar otro par de palabras en común al hablar de tv y cómic. Muchos cómics incluso parecen capítulos pilotos que en función de las ventas y el interés de los lectores pueden configurarse como futuras series regulares o miniseries especiales.
Al contar con autores que sólo se concentran en determinado personaje durante un tiempo, corto y concreto, nos estamos encontrando cada vez más con un estilo de lectores literarios, similares a los que compran libros al uso, novelas concretas, y lectores cíclicos, los que van tanteando todas las series cuando un autor en concreto toma las riendas. Esto no es del todo malo, aunque quizá el punto más negativo es que se estén “perdiendo” (lo pongo entre comillas porque aún hay muchos, no creo que seamos una especie en extinción, aún…) los lectores de personajes, poco a poco, las publicaciones nos están convirtiendo en lectores de autores.
Antes, autores como Chris Claremont o Alan Davis se dedicaron prácticamente en exclusividad a contar las historias de sus series regulares. La etapa del patriarca mutante en los X-men es una de las más recordadas (y longevas) y tanto el Capitán Britania como Excalibur acogieron guiones de Davis durante años. Algún tiempo más atrás, los equipos de Jack Kirby y Stan Lee, Bob Kane y Bill Finger, Jerry Siegel y Joe Schuster, entre otros, se dedicaron con mimo a contar cientos de aventuras protagonizadas por sus creaciones. Aún hoy, casos como el de Ed Brubaker (Daredevil y Capitán América) podrían entroncarse dentro de esta otra vertiente, la de los autores que se mantienen perennes en su serie regular. Vertiente que también tiene sus ventajas.
La mayor ventaja de todas es a su vez el mayor inconveniente: el tener un equipo creativo estable. Sí, al planificar una serie a largo plazo se pueden aportar más matices a los personajes secundarios, añadir cierta riqueza y coherencia a los protagonistas y desarrollar tramas mucho más complejas; pero a veces no funciona del todo. Hay que tener mucho control sobre la continuidad, conocer muy bien al personaje o grupo que estás manejando, así como a los villanos de la función. Y, además, ante la constancia, si el status quo siempre se mantiene igual, si sólo son los personajes los que evolución y nos los autores ni las formas de trabajar en esta industria, los medios de comunicación dejarán de hacerse eco, y el boca a boca empezará a silenciarse.
En el mundo moderno no se puede vivir observando la realidad solamente a través de los propios ojos y oídos. Hay que depender de “lazarillos”, de los ojos y los oídos de terceros, que se encuentran entre la realidad y uno mismo, siendo una especie de mediadores. Vivimos en un mundo en el que la “telecracia” tiene mucho más poder que muchos partidos políticos y en el que los anuncios y noticias pueden modificar nuestras intenciones.
Por eso es necesario que se hable de las colecciones de cómic, porque para que un anuncio sea efectivo generalmente se necesita de validación externa. El mensaje debe hacer referencia a algo sobre lo que el cliente haya oído en los propios medios especializados.
Se está empezando a reemplazar la habilidad de vender que solía otorgársele a la publicidad, por los valores del boca a boca (o boca a oreja, como también se le conoce en el argot comunicativo) y de la publicidad gratuita (relacionados de manera directa con la vertiente de las Relaciones Públicas de las empresas). Y no hay mejor publicidad gratuita para las ventas de tebeos que las relacionadas con sus guionistas y dibujantes estrella, con sus productos más personales y con sus versiones de los personajes; sus grandes superproducciones. El público sólo sabe lo que lee, lo que oye o ve en los medios de comunicación (en nuestro caso medios especializados en tebeos o generalistas), o lo que aprende de la gente en quien confía. “Todo lo que sé –decía Will Rogers- es simplemente lo que leo en la prensa”. Y tenía razón.
“De los creadores de Civil War llega su siguiente obra maestra’. Si Lobezno: El viejo Logan fuera una película, esa frase estaría en la carátula. Y quizá no sería mala idea colocarla en la portada del cómic, porque Mark Millar se ha convertido en lo más cercano que puede haber en esta industria a un creador de grandes superproducciones”
Introducción del primer número español de “Lobezno: El viejo Logan” (Panini Comics).
Y vosotros, qué sois, ¿lectores de autores, de superproducciones o de personajes?
Nos leemos.
Muy buena columna Diego e interesante tema a debatir 😉 Yo soy de la opinión de que si el guionista es bueno lo ideal para el comic y especialmente para el personaje o personajes protagonistas es que el equipo creativo se mantenga el máximo tiempo posible en la cabecera ya que es la mejor forma de desarrollar y construir el personaje y su entorno. El problema es que cuando un autor lleva más de una docena de números en una serie este deja de ser noticia más allá de tal o cual historia en la que se embarque, y por tanto, esta «carencia» de publicidad hace que la serie quizás pierda algo de punch en ventas y es ahí donde entra el conflicto. Parece ser que las editoriales, especialmente Marvel, prefieren que sus autores «hots» roten por las diferentes series a fin de comentar bestsellers como tu mismo apuntabas. De esta forma, los lectores, cambiamos nuestro rol de seguidores de personajes a seguidores de autores y vamos dando saltos de una serie a otra como si fuesemos rondandor nocturno con cada cambio de equipo creativo que se produce.
Dicho esto, y bajo mi punto de vista, es bueno que haya proyectos especiales, miniseries, a las que se les de un tratamiento especial, proyectos aislados que sirvan para atraer los ojos hacia el personaje pero creo que para las series regulares, como su mismo nombre indica, lo que se necesita son equipos creativos regulares, equipos creativos estables.
Yo creo que lo mejor es que cada serie tenga un equipo al estilo de Capitan America o X-Factor, que el guionista le de su toque , pero claro, para eso hay que ser un guionista como Brubaker, David, Waid o Busiek, si eres como Millar que hace arcos muy buenos pero no tiene ninguna serie regular en condiciones tambien es bueno.
Cada uno en su justa medida y sabiendo lo que toca.
Yo personalmente prefiero seguir coleeciones y personajes ( por ejemplo, tengo tooooda la historia de la Patrulla-X desde su inicio, es decir desde el 1 usa) pero tb es cierto que a veces si algun evento o miniserie me llama la atención, o es definitorio de lo que ocurre en el Universo Marvel me lo compro ( por ejemplo, Civil War, Dinastía de M , Secret Invasión o WWHulk).
Luego está el caso contrario, que está a medio camino entre hacer una serie regular y miniseries o etapas concretas. Me ocurre con Lobezno. Con este personaje, voy siguiendo su trayectoria editorial, pero no me hago toda su serie més a més, sino que en función de la historia de turno, me la compro o no. Aún siendo mi personaje favorito , tengo grandes huecos en su colección porque ha tenido etapas realmente soporíferas…
Buen artículo. Hoy día un buen tebeo depende de un guionista. El dibujante ayuda pero casí todo el peso, creo, cae sobre el guionista. Hay guionistas que saben alargar bien las historias y otros que son más «explosivos».
Por cierto, ¿Lost una obra de arte? Está bien pero no creo que llegue a tanto. Si no saben cómo cerrar la serie que tiran de las ideas que leen en los foros. The Wire si que es una obra maestra, el padrino de las series. Y como buena serie de calidad aquí no vamos a verla en la TV abierta. Tenemos que tragarnos todas las series de medio pelo que han comprado o producido. Es triste pero siempre ha sido, es y será así. Gracias DD
Muy buena reflexión la de hoy Diego Matos. La verdad es que ya había pensado en este tema, fundamentalmente por la etapa de Millar en 4 Fantasticos y ahora en Lobezno o la de Stracynzki en Spiderman. Cada uno va, cuenta su historia más o menos larga y se pira, ya sea por decisión propia o por la editorial.
No esta mal que un autor exitoso cuente su historia y se pire a hacer otra cosa, pero cuando esto se convierte en la norma creo que estamos matando la continuidad y convirtiendo a los personajes en iconos que no pueden cambiar a lo largo de los años, como han hecho con Spiderman. Siempre he pensado que Marvel se fundamenta en que es un universo cambiante, cuyos personajes son más humanos que heroes y que pueden casarse, divorciarse, tener hijos, envejecer, morir…, etc. aunque parece que desde cierto punto de finales de los 80- principios de los 90 eso fue historia y ahora solo interesa vender comics sobre X personaje y que si cambia mucho pues que desagamos el entuerto.
3 De las mejores series que leo de Marvel son Daredevil, Factor X y Capitan America. DD ha tenido dos largas etapas con dos de los mejores guionistas de Marvel y han hecho una muy buena serie donde te puedes esperar cualquier cosa. Factor X es de Peter David y punto, desde el principio cogio a sus personajes y los ha ido moldeando y contando historias hasta ahora y no tiene pinta de acabar a corto plazo y por mi genial. Y de Capitan America creo que no hace falta hablar.
Resumiendo: Lo ideal es tener la libertad para que buenos autores cuenten buenas historias de X personaje ya sea en continuidad o no pero si a la serie regular del personaje X le falta regularidad acabará siendo un icono al cual solo se acercara la gente cuando X guionista o dibujante famoso cuente una historía sobre él.
Muy bueno compañero, me encantó el artículo de hoy. Me parece muy completo y objetivo el análisis que haces del medio y como lo entroncas a otros como pueden ser las series televisivas.
Me parece una gozada leerte semana tras semana, muchas gracias por aportar tu serenidad y buen hacer para dar esta vuelta de tuerca en tus publicaciones!
Hay otro detalle… y es que series como por ejemplo Lobezno o tantas otras corren el riesgo de convertirse en Legends of wolverine, vamos una secuencia de historias aisladas sin apenas union entre ellas y que llevan al personaje a ninguna parte. En definitiva, entretenidas y bestsellers todas ellas pero sin evolución de personaje y entorno.
Muy buen articulo,excelente.
Añoro los tiempos en que una serie tenia una direccion definida,y los guionistas se quedaban bastante tiempo contando sus historias.
Los autores,primero los dibujantes y ahora los guionistas se han hecho con demasiado protagonismo,podriamos decir.
Millar llega,cuenta su historia en los 4F y se marcha,si durante su estancia en la serie pasa algo en el Universo Marvel,se cuenta aparte,para no molestar a Millar,y a el le da igual lo que se haya contado antes o lo que se vaya a contar despues,cuenta su historia y ya esta,y digo yo,tanto protagonismo,tanto liar las cosas¿Para que?Si al final la etapa de Millar esta siendo muy decepcionante.
Los tiempos cambian,pero antes,te enganchabas al personaje,y despues con el tiempo ibas fijandote en los autores y siguiendolos.Ahora pasa al reves,te enganchan a los autores,pero los personajes parece que dan igual,no compres la serie por Lobezno,sino por Millar y McNiven.
Me gustaria saber,cuanta gente sigue los Vengadores solo por Bendis……
Yo estoy a caballo entre series y autores.
La mayor parte de lo que compro es porque guioniza Johns o Morrison, o por que dibuja Quitely o algo por el estilo. Pero sí es cierto que algunas series las compro por el personaje si tienen unos mínimos de calidad. Batman o Superman, por ejemplo. Ahora son muy legibles, pero los tomos malolientes del vol.1 de Planeta no había Cristo que se los tragara.
¿Macroeventos? No, gracias. Después de Civil War me da miedo acercarme a cosas así. Con Invasión Secreta no pude ni pasar del tercer número. Eso sí, el Blackest Night de DC sí que llama…
Yo sigo a algunos personajes independientemente del guionista (el dibujante me da igual, salvo las excepciones de rigor), como Punisher o Ghost Rider, pero en general me fijo más en el guionista que en lo demás.
Yo sigo los Vengadores porque me gustan los personajes, porque la avispa, el hombre hormiga, iron man y el capitan precivil war me parecian un toston, personajes como sota de corazones o triatlon me parecian tristes, simplemente, un grupo que presume tener a los heroes mas poderosos de la tierra… que si, que luke cage esta lejos de ser un personaje al nivel de galactus, pero no veas como me divierto con el, y con spiderman, ke es la unica manera de leerlo sin que me parezca un desperdicio, y lo mismo lobezno, que como secundario es tremendo (como ha sido siempre). Si los lleva Bendis como si los lleva quien sea, si los sigue tratando bien me vale, mira Slott lo que tiene y lo floja que va su serie de Mighty, al menos en los 6 numeros que empzó Bendis pasaba algo mas que un demonio corriendo por la tierra.
Yo también opino que lo mejor es que un equipo, o al menos el guionista, permanezca fijo el mayor tiempo posible da pie a que ese escriban mejores historias y sobre eso, creo que hay pocas dudas. Pero claro, estamos hablando de una industria cuyo fin primero es ganar dinero.
Por otro lado, yo suelo seguir personajes que me gustan, ahora mismo Lobezno y Thor, y luego ciertos autores. El problema es que muchos de esos autores, cuando empiezan a trabajar con personajes e historias ajenas ya no son lo que eran. Por ejemplo el citado Bendis: en Marvel no ha hecho grandes maravillas, pero cosas como Powers, Torso y Goldfish tienen una calidad indudable.
Amigos, gracias a todos por vuestros comentarios. Hay un punto que menciona Raúl y que me parece interesante resaltar: el que la serie de Lobezno, por ejemplo, se convierta en una suerte de «Leyendas de Lobezno». Personalmente creo que las mejores historias que se han contado sobre el personaje últimamente se han hecho por medio de relatos cortos (estoy hablando de las de David Lapham, Christopher Yost, Todd Dezago… de reciente publicación), y es que en el panorama literario también se está tendiendo a la proliferación de este tipo de relatos (cada vez son más las antologías de relatos cortos que salen a la venta, y los concursos basados en este estilo de historias). El problema es que la historia de nuestro personaje de garras de adamántium quede un tanto deslabazada, sí, aunque Logan siempre ha sido un personaje así, con muchas facetas y claroscuros, por eso pueden permitirse el lujo de hacerlo así.
Quizá el término medio sería lo mejor, darle a los equipos creativos más importantes una serie regular para que «jugases» con los personajes a largo plazo, y luego permitirles realizar una serie de proyectos alternativos, especiales, con mayor mimo. Aunque claro ya sabemos como se trabaja en la industria y si ya hay retrasos cuando se dedican a una sola cosa, imaginemos si éste o áquel trabaja en tres a la vez…
Yo mismo, si tuviera que definirme como un tipo de lector, diría que soy lector de personajes. Me encanta el Universo Marvel, creo que en la actualidad lo sigo prácticamente todo. Soy un fanático de los Vengadores (los clásicos, con el Capi, Thor, Iron Man) desde pequeño, me apasionana todos los mutantes (en especial James Howlet aka Lobezno) y tengo cierto aprecio a Hulk, aunque no seguía su serie regular hasta que se volvió rojo (por el tema de la intriga de Loeb). También, como amante del Universo Marvel al completo, disfruto especialmente de los crossovers que nos lanza la «casa de las ideas», me encanta ver a todos los héroes interactuando.
Aunque también soy un poco lector de autores y de miniseries, por ejemplo, he picado con los 4F por la etapa de Millar y Hitch (aunque está siendo algo floja) y me compré el All Star Superman por Morrison y Quitely.
En otro orden de cosas y alejándome de Marvel, leo Batman por el personaje y sus villanos y secundarios. Me hice con los cómics de Glénat de X-Files por continuar ampliando el universo y las historias de Expediente-X y también espero ansioso cada tomito que Norma saca con las aventuras de la temporada 8 de Buffy Cazavampiros.
Ah, se me olvidaba añadir otro detalle: creo que el cine también está haciendo un ligero favor al mundo del tebeo. A mí mismo me ha pasado que tras ver una película basada en un cómic me he acercado a mi librería para comprarme el tebeo original y poder comparar, poder ampliar o poder volver a sentir alguan de las cosas que me proporcionó la experiencia en la pantalla grande. En mi caso recuerdo especialmente 300, que compré la novela gráfica la tarde antes de ver la película y por la noche, tras el visionado del filme me puse a leer los avatares de Leónidas y sus guerreros, aún escuchando la banda sonora de Tyler Bates en mi cabeza.
Nos leemos.
D.
Yo creo que la respuesta a la última pregunta es: «un poco de todo».
Generalmente lo que más sigo es personajes, el grueso de las colecciones que hago es porque esos personajes me atraen y basta con que los autores que trabajan en esas series garanticen un mínimo de calidad que yo seguiré comprándolas aunque no sea punteros (hace tiempo había personajes que seguía pasara lo que pasara, pero esa regla se rompió con Spiderman, tras BND he descubierto que ni mi personaje favorito tiene su compra asegurada si no hay un mínimo de calidad)
También suelo acudir a superproducciones que me resulten interesantes aunque no siga regularmente a los personajes que participan en ellas (el ejemplo más claro es DC de quien apenas sigo colecciones, pero suelo intentar hacerme con sus macroeventos, por supuesto los de Marvel no dejo pasar ni uno) y luego están los autores, que en general por sí solos no me harían comprar algo casi nunca, pero hay veces que me atrevo a picar con cosas que generalmente no me atraen los suficiente como para comprarlas si el autor (tanto guionista como dibujante, puesto que yo soy de los que piensa que ya puede ser la historia buena que un mal dibujo la mata y al revés) me ofrece ciertas garantías (por ejemplo, no suelo comprar nada de Superman, pero quise ver lo que hizo en su dia con el Alan Moore y es la misma razón por la que me compré el All Star, para ver que hacía con él Morrison)
Muy bueno el artículo y el tema propuesto!
Sí, yo también diría un poco de todo. Sigo incondicionalmente a varios personajes y a otros tantos autores, y las superproducciones son atractivas… aunque esto no siempre me atrae.
De todo lo enumerado por Diego en el artículo, algo que me agrada es esa estructuración en temporadas y en sagas que se articulan en el tiempo. Quiero decir, me gusta que los autores estén por un tiempo determinado, pero que ese tiempo no sea seis meses, sino el necesario para que podamos hablar de la «etapa de… en…» cuanto sea ese tiempo. En este sentido me gusta lo que se está haciendo con la línea Superman, con cuatro series contando sus propias historias que se irán articulando en el tiempo para tener una historia mayor al final, y grandes autores en cada una de esas series.
Muy buen artículo señor Matos!
No lo habia visto de esa forma, pero lo que dice es muy cierto, cada vez más se promociona un tebeo debido a sus autores y no a su personaje.. de todas formas, los 3 títulos imprescindibles de cada mes, los eligo por los personajes, así que me considero salvado! 🙂
(Thor, New Avengers, y Mighty Avengers)..
Yaaagg
Amigos, como podéis ver la tendencia general de todos nosotros como lectores es un término medio, la mayoría nos guiamos por el cariño a unos personajes concretos, pero también «picamos» cuando el super equipo de turno se dedica a escribir sobre el personaje de turno. Y suelen atraernos los macro eventos de las editoriales (en el fondo es por eso por los que los hacen).
Creo que la clave está en la globalización del concepto «cultura» y en cómo se están juntando cada vez más los productos culturales entre sí.
Gracias a todos por vuestros comentarios, argumentaciones, gustos y ejemplos. Con todas vuestras aportaciones se enriquece mucho la entrada.
Nos leemos.
D.