Vampirella de Pepe González núm. 1

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Edición original: Vampirella Magazine # 12-25 y Annual 1972, 1971-1972, Warren Publishing, 2014, Dynamite Entertainment.
Edición nacional / España: Vampirella de Pepe González número 1, septiembre 2014, Planeta DeAgostini.
Guión: T. Casey Brennan, J.R. Cochran, Bill DuBay, Steve Englehart, Archie Goodwin.
Dibujo y tinta: Pepe González.
Formato: 280 páginas en B/N editadas en cartoné.
Precio: 35 €.

 

Vampirella es todo lo que te asalta a la cabeza cuando ves la portada de este volumen o cuando indagas en google sobre el personaje. Vampirella es la magia pre-púber del erotismo de quiosco, es camp cuando el camp ya no era noticia, es revista para adultos birlada del cajón de esas otras revistas que guardaba tu hermano, es terror hemoglobínico sin apenas una gota de sangre, es reciclaje de conceptos cuando estos aún no habían caído en las garras del filtro romántico teenager, es estética Hammer Films cuando ésta ya estaba en su decadencia de escotes prominentes y libertad artística –su mejor época para el que esto escribe-.

Vampirella no es por tanto, original. Es un pastiche, una amalgama de conceptos y de vientos de varias latitudes. Como el producto alquímico que es, nació bajo el arrebato renovador de las nuevas revistas de adultos de finales de los sesenta, alumbrada cuando el Creepy o el Eerie ya eran mayores de edad y habían tirado abajo las olas de conservadurismo moral y estético que asoló el cómic norteamericano en los años cincuenta. La editorial Warren lanzó al mercado una nueva oleada de títulos para adultos, en un marco público donde el verano del amor estaba dando sus últimos coletazos, Hollywood se llevaba las manos a la cabeza con las primeras obras de vanguardistas fumetas como Dennis Hopper, donde juventud, sexualidad y psicodelia se daban la mano, o miraba a otro lado con las películas nudies de Russ Meyer, donde una narrativa propia del cine de animación más alocado se juntaba con heroínas neumáticas que disfrutaban de la vida y del sexo a golpe de melonar. Eran finales de los sesenta. Marvel Comics gozaba de las mieles del éxito del resurgir de los superhéroes de manos de Lee, Kirby y Ditko y los chavales que caían en la adolescencia se preparaban para recibir las bondades de una década, los setenta, tremendamente más experimental y libre que su a priori alocada predecesora. Ahí estarían los Englehart, Gerber y Starlin para demostrarlo en el tebeo más mainstream.

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Esta madurez del cómic como medio dio pie a transeúntes de todo pelaje. Desde el arranque del tebeo underground con Crumb y Shelton a la cabeza, hasta los arranques psicotrópicos de los citados guionistas de la Marvel. Entre medias, el fenómeno de las revistas para adultos. Aquí, el target era claro: ahora se podía mostrar el horror. Las temáticas podían ser crueles de nuevo, ya que el público consumidor, después de haber crecido con la guerra de Vietnam en directo en sus pantallas de televisión, necesitaba, o eso debían de creer los editores, historias cada vez más sensacionalistas, cada vez más salvajes, para que el lector hiciera el amago de abrir la cartera. Warren triunfó con las citadas Creepy y Eerie, donde autores ahora totémicos como Bernie Wrightson o Richard Corben dieron sus primeros pasos. La calidad de muchas de aquellas historias fue indudable. La calidad de muchas otras, dejó mucho que desear. Y es en esa franja de cierto regusto exploitation donde entra nuestra Vampirella. Ya existía Barbarella, que era la versión kitsch y sexy de las convenciones del space opera más desenfadado, pero era un producto gabacho. Así que había que extrapolar el concepto. La Hammer había resucitado y exportado con éxito sagas de terror a las que nadie se había atrevido tocar desde las obras maestras -y no tanto- de la Universal en los ya lejanos años treinta. El terror volvía a ser popular, en productoras como la citada Hammer, la Amicus e incluso alguna major había encontrado público ávido de temáticas de horror con la archiconocida La Semilla del Diablo. Pero el filón parecía agotarse. Hasta que se hizo evidente una máxima universal: la sangre con piel desnuda, entra mejor. Dicho y hecho y siguiendo el símil de las re-citadas Eerie y Creepy, donde Uncle Creepy y Cousin Eerie servían como anfitriones a sus respectivas revistas, Vampirella nació en un título homónimo como conductora sexy de una serie de relatos de horror. A partir del número 8, sus creador y editor, Forrest J. Ackerman la lanzó a protagonizar sus propias aventuras. Y estas duraron, en manos de la Warren la friolera de 112 números –de 1969 hasta 1983; y ahora calculad la cantidad de sueños eróticos y poluciones nocturnas que esta señorita ha provocado en dos generaciones de norteamericanos-.

Natural del planeta Drakulon, donde por los ríos corre sangre y sus habitantes disponen de ella como nosotros del agua, una joven Vampirella, de la raza Vampiri, poseedores de la capacidad de convertirse en murciélago, además de fuerza sobrehumana y una pléyade de poderes de quita y pon, se ve forzada a abandonar su planeta y vivir aventuras de corte fantaterrorífico en el mundo de los seres humanos, donde su condición la convierte en algo similar a una vampiresa. Avatar del bien, Vampirella logra soportar su sed de sangre a través de un suero sintético que hace las veces de alimento. Pero sus problemas no acaban ahí. El planeta Tierra que pisa no es el que conocemos, sino uno donde una variedad inusitada de monstruos y criaturas malignas bailan entorno a Caos, demonio recurrente que a través de su Necronomicon particular, las Crónicas Carmesí, pretende venir a acampar al planeta. Como no, nuestra Vampi batallará junto al mago Pendragon y al nieto y bisnieto de Van Helsing para impedir que semejantes horrores se propaguen por el mundo. Y todo ello enfundada en un bikini rojo que no deja nada a la imaginación. No os quejéis, en Drakulon no pasaban frío. Y eso que nos llevamos.

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A nivel visual, Vampirella fue diseñada por Trina Robbins y sus primeras historias, llevadas a cabo por Tom Sutton y Mike Royer, sentaron las bases y presentaron este híbrido de horror erótico, que parecía el paso siguiente a los tebeos de romance para niñas, pero en su versión más cochina, aquella dedicada a su hermano mayor. Entonces entró por la puerta el tremendo Pepe González. El dibujante, un tipo cuya vida le ha servido a otro tremendo, Carlos Giménez, para llenar las páginas de cinco volúmenes recientemente publicados por Panini, arrambló con sus coetáneos con la fuerza imparable del talento tajante. ¿Exagero? Echa un ojo a las muestras de su arte, bucea por sus viñetas, fíjate en cada detalle y ya si eso me cuentas.

Algunos podrán decir que la narrativa de González era muy escueta, ortopédica en según qué casos, donde la trama saltaba viñetas o donde la pose de su heroína interesaba más que el discurrir de la trama. Puede ser. Lo que resulta evidente son dos cosas: Gonzáles era único con el lápiz. Su capacidad para dibujar a la mujer, el arquetipo más idealizado y hermoso del mismo, le convierte en un grande del dibujo. Su capacidad era tal que muchos de sus compañeros de estudio le calcaban sus siluetas. No había otro como él. Y pongo la mano en el fuego para defender el hecho de que Vampirella sigue en boca de unos cuantos cuarenta años después gracias al saber hacer del artista catalán. No seamos necios. Los guiones no eran cosa del otro jueves. El personaje no era nada original y su condición de amalgama exploit lo hacía carne de serie Z. Pero apareció González y lo que podría haber quedado en un divertido pie de página, se convirtió en un personaje que ha trascendido a su época y del que se siguen publicando nuevas aventuras a día de hoy, en plena década de los diez del siglo XXI, donde las feministas nos corren a gorrazos por babear frente a las páginas de una sexista revista donde la heroína se pasa el día en cueros. Viva el señor González, por tanto. Y que vivan los setenta, de paso.

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Pero González no sólo era capaz de dibujar hermosas muchachas. Su estilo iba más allá. Sus chavales también eran de buen ver, señoritas, así que no soltéis el volumen con desgana. Y como buen dibujante, su ojo para recrear vestuario y decorados era de alto nivel. Por tanto, su Vampirella es una fiesta de caracterización en vivo de una época pasada, los citados setenta, y de su visión de los mitos del horror de todos los tiempos. Castillos preñados de telarañas, hombres lobo que beben de Chaney más que de Landis. Drácula, tan de Lugosi como de Lee, pero con algo de esa década que sobrevuela estas páginas con descaro –soy moderno, soy eterno, soy el Drácula Ye Yé, como decía la canción-. En definitiva, una obra generada en su época y que como tal sirve de perfecta máquina del tiempo. De modo que para disfrutarla hay que imbuirse de una cierta mentalidad más abierta que la que corre en los tiempos actuales, donde todo debe estar justificado a nivel narrativo y el lector y espectador medio parece haberse dejado poseer por un espíritu crítico inamovible. Señores, existe diversión en el desparpajo y alegría en el desenfado. Y estas soberbias páginas dibujadas por el maestro González están preñadas de ambos. Un disfrute. Y casi un deber del lector medio de encumbrar la obra del genio González, cuya fama parece haberse diluido en el tiempo. Algo que entre todos deberíamos evitar.

Como colofón, un comentario al tiempo que un aplauso, a Planeta De Agostini, por llevar a cabo esta compilación, fruto y obra del ahínco de la editorial. Esto, señores, no es una simple traducción de un tomo previamente editado en USA. No, sino que gracias a la labor de la editorial, disponemos en el mercado castellano de una recopilación dedicada al enorme Pepe González. Ojalá podamos disfrutar de toda su obra en este formato.

  Edición original: Vampirella Magazine # 12-25 y Annual 1972, 1971-1972, Warren Publishing, 2014, Dynamite Entertainment. Edición nacional / España: Vampirella de Pepe González número 1, septiembre 2014, Planeta DeAgostini. Guión: T. Casey Brennan, J.R. Cochran, Bill DuBay, Steve Englehart, Archie Goodwin. Dibujo y tinta: Pepe González. Formato: 280 páginas…

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Guión - 6
Apartado Gráfico - 10
Interés - 10

8.7

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Jesusy
Jesusy
Lector
15 octubre, 2014 10:31

¿Bernie Wrightson o Richard Corben dieron sus primeros pasos en las revistas de Warren? Creo que no. Wrightson ya había dibujado abundantes páginas en DC en revistas tipo House of mistery, o su celebrada participación en Swamp Thing. También Corben contaba con una considerable cantidad de páginas de su etapa underground.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
15 octubre, 2014 10:36

Las historias no me interesan demasiado. El personaje no me llamó nunca la atención. Pero caerá. Tarde o temprano caerá. Y es que ya sólo por el dibujo merece la pena.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
15 octubre, 2014 11:54

Pues opino lo mismo que Retran, en este caso.
Leí algo suelto de Vampirella en Creepy en su momento.
Ahora no podría decir si el dibujo era el de Gozález, la verdad, por que no conservo los comics.
Pero tampoco tengo nada de la Vampy, así que es un buen momento para remediarlo,
y más teniendo en cuenta la estupenda reseña de Mr.Silvestre y que ya le eché un vistazillo
al tomo en cuestión el mes pasado en mi librería habitual. Apuntico estuve de decirle al colega
que me apartara uno. Y ahora leo la reseña y veo otra vez el arte de Pepe González y claro…
Babeando me he quedado con ese dibujo…uffffff

Pido perdón por la imagen que puedo estar dando 😉

Rockeros Saludos.

Louontherocks
Louontherocks
Lector
15 octubre, 2014 13:40

Es curioso, ahora que te leo Baldrocker la manía que tenemos de apartar cómics para comprarlos posteriormente (me incluyo) y la verdad es que si lo piensas muy pocas veces se agotan, por no decir ninguna vamos. Yo empiezo a perder la psicosis esta y ya estoy dejando de apartar cosas nuevas.
Sobre el cómic en cuestión yo no creo que lo coja la verdad, y mira que en su día me gustaban un montón, recuerdo que los leía a escondidas porque me daba palo que salieran casi en bolas esta muchacha y mi padre me pidiera cuentas jeje.

molon labe
molon labe
Lector
15 octubre, 2014 14:55

Por el precio parece que ultimamente es igual de caro imprimir en B/N que en color. Curioso.

the drummer
the drummer
Lector
15 octubre, 2014 17:28

yo también lo tengo en cola de impresión; a ver si para diciembre, que parece que viene un poco más ligerito, me hago con él (aunque tb tengo pendiente el tochal de torpedo)
por cierto, creo recordar que alguien comentó en su día que la impresión no era todo lo buena que debiera; es así o se trataba de un tema puntual?

emilio
emilio
Lector
15 octubre, 2014 20:55

por cierto, creo recordar que alguien comentó en su día que la impresión no era todo lo buena que debiera; es así o se trataba de un tema puntual?

A mi tambien me ha llamado la atencion que no se haga referencia a este tema en la reseña porque el compañero que lo posteo hablaba de chapuza terrible porque habia paginas en que ni se distinguian los rostros y que no se limitiba a uno o dos tomos sino a todos los que habia mirado en la tienda. ¿Lote defectuoso, tal vez?

sibaix
sibaix
Lector
16 octubre, 2014 10:37

Coincido plenamente con la reseña, a nivel gráfico de otra galaxia, los guiones no están a la altura del dibujo pero tampoco es que sean malos hay de todo, pero solo por el dibujo merece la pena, ahora esperemos que Planeta saque el segundo tomo y no nos deje en la estacada como en otras ocasiones, tomos de Eerie que llevan en el limbo una temporada sin aclarar si seguirán la colección.
No solo Vampirella esta bien dibujada, hay viñetas que son verdaderas obras de arte.

frankbanner49
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Lector
16 octubre, 2014 11:08

es que ese ha sido siempre el problema de toda esa gran generación de dibujantes.

unos ilustradores superlativos(estoy disfrutando en estos días de dos monográficos de historias cortas dedicados al ilustrador joan boix,y sinceramente, algunas de sus páginas me dejan con la mandibula desencajada.una gozada)pero con una clara falta de ambición en el apartado de las historias,las cuales,en su mayoría, quedan viejunas,y soportan a duras penas el paso del tiempo.

de VAMPIRELLA,de hecho creó que he leído muy poco,y lo poco que ha caído,sin duda es por el merito de pepe gonzalez,ó algún otro ilustrador que me haya llamado la atención.pero la mitología del personaje me dice poco ó nada.

dejo aquí un enlace que conduce a una de esas maravillosas historias de joan:la de EL CASO DEL SEÑOR VALDEMAR.

http://peciosenunaplayacualquiera.blogspot.com.es/2014/01/una-maravilla-de-joan-boix-el-caso-del.html