Reinventando a Vampirella
«Soy una extraterrestre. Ellos son vampiros.»
Con motivo del quincuagésimo aniversario de Vampirella, la legendaria creación de Forrest J. Ackerman y Trina Robbins para la editorial Warren, Dynamite Entertainment, dueña de la licencia, se planteó la posibilidad de empezar un nuevo volumen del personaje que sirviera de reinicio. La editorial había tratado de hacer al personaje nuevamente interesante para el público lector en dos volúmenes que tuvieron ventas mediocres. Hacía falta un cambio radical, una nueva visión del personaje que la reinventase de acuerdo a los nuevos tiempos y sirviese de introducción a miles de nuevos lectores. El mandamás de Dynamite, Nick Barucci, tenía claro quiénes podrían conseguirlo: Cristopher Priest, escritor experto en rejuvenecer personajes clásicos, y Ergün Gündüz, notable ilustrador del cómic europeo y turco.
¿Cómo reinventar a un personaje como Vampirella, tan anclada a una era caduca? A Priest, que nunca ha sido fan del personaje, le intrigaba tal desafío. Aceptó escribir el quinto volumen de Vampirella con una única condición: disponer de libertad creativa absoluta para acometer tal empresa, condición que Dynamite aceptó con sumo gusto. También le permitió la editorial comenzar su etapa al frente de la serie con un arco argumental de… ¡catorce números! Toda una declaración de intenciones por parte de la editorial si se tiene en cuenta que los dos anteriores volúmenes de Vampirella aguantaron solo seis y once números respectivamente antes de su cancelación. Tanto confiaban los editores en este reinicio que estaban dispuestos a comprometerse a un año y dos meses de publicación.
La historia que conforman los primeros catorce números de Vampirella se titula Seduction of The Innocent, clara referencia al famoso libro escrito por el psiquiatra Frederick Wertham. Esta extensión no es un capricho de Priest, sino una consecuencia de sus ambiciosos planes. Estamos hablando de posiblemente la historia no-lineal más densa y compleja que el autor, experto en narrativas fragmentadas, ha escrito en su larga carrera.
Al comenzar Seduction of The Innocent, Vampirella se encuentra una situación bastante peculiar: en una sesión de terapia. Nuestra anti-heroína se encuentra al borde del derrumbe emocional. Un enfrentamiento con uno de sus enemigos concluyó con un avión estrellado y todos sus pasajeros muertos. Por no hablar de sus problemas personales. O de su malsana relación con su madre Lilith, la reina del planeta Drakulon. Demasiado incluso para alguien que proviene de un planeta de vampiros. La conversación con el doctor Emmanuel Chary le permitirá por fin poner en orden su vida y reconstruir los acontecimientos que desembocaron en ese trágico enfrentamiento en el que tantos murieron.
Comenta Priest que el punto de partida de su guion fue una pregunta: «¿Cómo sería una serie de Netflix de Vampirella?» Respondiendo a su pregunta, llegó a varias conclusiones. Primero, se acabaron las aventuras fuertemente influenciadas por el cine de terror de serie B. Las historias de Vampirella se habían encasillado en homenajes/copias de películas populares, en historias donde prima el espectáculo, la violencia y clichés populares por encima del personaje. Seguir esta senda no es más que limitar las posibilidades que ofrece Vampirella y contentarse con un público nostálgico.
Segundo, una serie de Netflix sería relativamente realista. Eso no significa que los elementos supernaturales y de ciencia-ficción que caracterizan a las historias de Vampirella quedan relegados a segundo plano o que el cómic se avergüence de ellos. Más bien, significa que las aventuras de Vampirella se ubican en el mundo real, en la América de Donald Trump, el movimiento Me Too y los abusos policiales. Los enemigos de Vampirella ya no portan estacas y actúan con gestos teatrales como Cristopher Lee; ahora, algunos de ellos llevan incluso uniformes militares y rifles automáticos. Priest y su colaborador Ergün Günduz contraponen este escenario realista con lo supernatural y alienígena, resaltando con gran eficacia lo terrorífico, violento y asombroso que es el mundo de Vampirella.
En este aspecto impresiona la labor de Günduz. Adoptando un estilo realista, el ilustrador turco nos ofrece una de las interpretaciones visuales más interesantes y fascinantes del tétrico mundo gótico de Vampirella. Rebosante de criaturas imposibles e iconografía religiosa, este universo convive con insólita naturalidad con nuestra realidad. Y menudos escenas de acción se marca. Pocas veces ha sido tan impactante la violencia en un cómic de Vampirella. Véanse las primeras páginas del capítulo inicial o la orgía satánica del segundo episodio. Toda una demostración de lo jodida que estaría una persona normal si su camino se interpusiera en el de los enemigos de Vampirella.
La tercera conclusión a la que llegó Priest es que una serie de Netflix se atrevería a tratar temas de actualidad. Así pues, en Seduction of The Innocent, el guion de Priest se atreve con un tema profundamente controvertido pero inevitable: el traje de Vampirella, que fue diseñado, cómo no, para atraer a adolescentes cachondos que en los 70 no tenían a mano un ejemplar de la revista Playboy. En este reinicio la protagonista proviene de una sociedad donde no existe el concepto de pudor, una buena forma de justificar que no se haya cambiado el traje de la protagonista. Pero no se queda ahí el guion, pues reflexiona abiertamente sobre la naturaleza de un personaje ficticio con un traje tan revelador. ¿Está Vampirella condenada a ser el reflejo del machismo del siglo pasado o puede aspirar a representar liberación sexual? Para Priest, que hubiese preferido un traje más modesto, la respuesta es sencilla: todo depende de cómo se muestre a Vampirella. Guion y dibujo actúan en consecuencia con esta idea, rechazando el erotismo vulgar y superficial con el que desgraciadamente está asociada la franquicia. Su Vampirella es sexy, muy sexy, pero no está sexualizada. Así es como debe retratarse al personaje.
En el planeta Drakulon de este reinicio tampoco existe la homofobia o el racismo. Si Vampirella vive en nuestro mundo, debería serle, pues, difícil adaptarse a una sociedad intolerante. Esta situación sirve como instigador de drama, pero también como la herramienta perfecta para que Priest diseccione la opresión de la intolerancia. Y hable de sí mismo. El vampirismo es aquí, en parte, una alegoría de la discriminación que él, un afroamericano, vive a diario. Una alegoría que nunca fuerza hasta hacerla inverosímil; cuando los paralelismos entre vampiros y negros dejan de ser creíbles, el guion señala las obvias diferencias entre ambos colectivos para recalcar y profundizar en sus reflexiones. Se han usado a los vampiros para miles de alegorías, y me atrevería a decir que ésta es una de las mejores que he visto en un cómic indie.
También hay espacio para un tema bastante peliagudo que el escritor de Quantum & Woody, quien ejerce de pastor baptista todos los domingos, sentía la necesidad de tratar en profundidad: la religión. Generalmente, en los cómics de Vampirella el cristianismo no es más que fuente de inspiración para villanos y simbología molona. Pero, claro, a un pastor baptista le encanta hablar sobre la naturaleza del bien y el mal, de Dios y el diablo. En el caso del guionista de Vampirella, hablar significa invitar a los lectores a reflexionar. No pretende convertirnos a su confesión religiosa (aunque las doctrinas y la corrupción de la Iglesia Católica son blanco del humor negro de la serie) ni tampoco ofrecer una visión simplificada de la fe cristiana. En su guion se abordan cuestiones teológicas a las que Biblia no da respuesta satisfactoria, preguntas que seguramente Priest ha escuchado en su iglesia, así como las diferentes formas en que los creyentes pueden interpretarlas. Las preguntas religiosas son también una eficaz forma de diseccionar a Vampirella en ciertos pasajes de la historia, una mirada al personaje y su mundo desde una nueva perspectiva que aporta matices insospechados en cincuenta años de historias (no puede decirse que el listón estuviese muy alto, pero al César lo que es del César).
Analizando las series de Netflix Priest también concluyó que Vampirella debe ser un personaje más cercano y humano que de costumbre. La anti-heroína arquetípica deja paso a un personaje que, en palabras del guionista, aún está intentando integrarse en su hogar adoptivo. Guion y dibujo nos muestran a una Vampirella fuerte y vulnerable a partes iguales, a una mujer moderna y carismática cuyos dramas personales resultan tan interesantes como las tramas y villanos de sus historias. Para ello Priest y Günduz también han creado nuevos personajes secundarios, amantes, amigos y villanos, que les permiten jugar con las emociones de Vampirella. A este respecto, me veo obligado a elogiar la total naturalidad con la que Priest, un pastor baptista, trata la bisexualidad de esta nueva Vampirella.
Si bien todos los personajes de creación nueva son geniales, el mejor secundario es uno que ya existía. Lilith, la madre de Vampirella, es reinventada como una madre tóxica, una mujer sarcástica de lengua viperina que roba cada escena en la que está presente. La relación entre madre e hija es uno de los pilares de The Seduction of The Innocent, y el trabajo de los autores escribiendo y dibujando esta relación roza lo sublime.
Solo hay un aspecto de los reboots de Netflix que el guion desacata. Ese aspecto es la continuidad. Netflix suelen ignorar por completo la continuidad de versiones previas, asegurándose así un lienzo en blanco en el que poder pintar sin preocupaciones. Para Priest, hacer eso sería una falta de respeto hacia los autores de volúmenes previos y los lectores fieles. Todas las versiones de Vampirella son, por lo tanto, validas en la nueva continuidad de la serie. Por las páginas de Seduction of The Innocent podemos ver a personajes de la era Warren como la citada Lilith y personajes de la era Harris como el Barón Von Kleist, creación de Grant Morrison, Mark Millar y Amanda Conner. Se hace referencia directa al tercer volumen de la era Dynamite y hay menciones a historias clásicas.
Teniendo en cuenta el historial de retcons y reinicios que ha sufrido el personaje, ¿cómo pueden convivir varias continuidades? Pues bien, con un impresionante despliegue de imaginación y documentación. En Seduction of The Innocent se consigue lo imposible, que es reescribir el origen de Vampirella simplificando la continuidad para los nuevos lectores; y aun así dejando suficiente margen de interpretación para los lectores veteranos que se niegan a aceptar como válidos los retcons de Warren Ellis. Ahí es nada.
Priest y Günduz juegan con muchísimos elementos; y como decía antes, lo hacen con una narrativa fragmentada, mecanismo que conocerán los lectores de Pantera Negra y Deathstroke. La historia va saltando constantemente en el tiempo y espacio, usando la conversación entre Vampirella y su terapeuta, un sosias de Priest, como eje vertebrador. Por supuesto, no podían faltar las viñetas en negro con un “título” en color blanco, famoso recurso narrativo con el que el guionista indica cambios de escena.
Como se puede intuir, Seduction of The Innocent exige al lector un alto grado de atención. ¿Está justificado este esfuerzo? En mi opinión, sí. Todas las piezas del complejo puzzle que es esta historia terminan encajando satisfactoriamente, una recompensa a la paciencia de los lectores.
Con una narrativa fragmentada pueden permitirse Priest y Gündüz contar su ambiciosa historia sin aburrir al lector. En cada episodio hay sorpresas y giros de guion que recontextualizan escenas importantes. Y mucho humor. Que nadie se deja engañar por la seriedad con la que Priest trata los diferentes temas de la serie. Su guion se expresa con un humor negro que nadie pensaría que proviene de la pluma de un pastor baptista (¿qué opinará al respecto su congregación?). Gündüz le sigue el juego, imagino que con una diabólica sonrisa, pasándoselo en grande dibujando escenas profanas, esmerándose en elevar la comicidad de las páginas más graciosas. Decía el escritor que Vampirella se ajusta muy bien a la sátira. Esta historia nos lo demuestra.
No obstante, por muchos elogios que le haya dedicado a este reinicio, la narrativa fragmentada supone a veces una losa demasiada pesada para su guionista, que corre el riesgo de quedarse atrapado en callejones sin salida. Por ejemplo, en el noveno episodio se hace necesario aceptar que Vampirella toma la extraña decisión de volver a casa justo cuando otro personaje importante se dirige al mismo sitio. Siendo este un cómic sobre una vampira con poca ropa, poco debería importar que haya coincidencias imposibles. El problema es que estas improvisaciones de las que echa mano ocasionalmente el guion pueden llegar a dificultar innecesariamente la lectura, obligando a releer ciertas páginas.
Afortunadamente, para el guionista y los lectores, Gündüz se encuentra en plena forma. Impresionante y magistral son los únicos adjetivos que hacen justicia a la labor del ilustrador turco guiando al lector por los constantes cambios de escena. La composición de página, el coloreado, la forma de las viñetas, el vestuario de los personajes… todo ello está al servicio de la narrativa. Gracias a este despliegue de medios se hace posible situar espacial y cronológicamente cada escena, un desafío que muchos juzgarían imposible en una serie mensual. Por eso me resulta difícil criticar los excesos y defectos de su dibujo. Que haya muchas expresiones faciales excesivamente exageradas (no hay más que ver las imágenes de muestra), o que los efectos digitales pueden ser inconsistentes en alguna página, son cosas que quedan eclipsadas por el mérito de narrar una historia tan complicada como esta, asumiendo además del dibujo el color en todos los episodios excepto uno, modernizando al mismo tiempo la estética de la franquicia… y sin faltar a nunca a la cita mensual con los lectores. Solo en la recta final se deja sustituir el ilustrador durante unas pocas páginas. Giovanni Timpano y el colorista Flavio Dispenza se hacen cargo de un puñado de flashbacks muy, pero que muy especiales en los que el nivel artístico de la serie no decae en absoluto.
Un reinicio tan radical de un personaje tan controvertido podría haber culminado en un desastre de ventas. Sorprendentemente, la confianza que Dynamite depositó en este volumen dio muy buenos frutos. El primer número alcanzó unas ventas de 60 mil unidades, todo un hito en la historia de la franquicia, y muchos lectores repitieron con los siguientes números. La serie concluyó en el número 25, una cifra que parecía imposible volver a ver, dejando paso a dos miniseries que sirven de continuación directa: Vampirella/Dracula: Unholy, cuyo nombre ya indica por dónde van los tiros, y Vampirella: Year One, una historia que termina de detallar el nuevo origen del personaje. Ambas, cómo no, con Priest escribiendo. Günduz vuelve para la segunda miniserie.
En paralelo al quinto volumen de Vampirella y sus continuaciones, Dynamite ha ido publicado spin-offs con los personajes secundarios de la serie. En primer lugar, Sacred Six, doce números a cargo de Priest y varios dibujantes con una historia sobre divisiones raciales y políticas. Le han seguido dos miniseries de Draculina, personaje clave en Seduction of The Innocent. También hay spin-offs que no cuentan con la participación de Priest: Nyx, y Pantha. En definitiva, este reinicio se ha afianzado como la base de prácticamente todos los nuevos cómics de Vampirella.
Seduction of The Innocent está disponible en dos tomos recopilatorios que contienen los números 1 a 6 y 9 a 14 de Vampirella respectivamente. Los números 7 y 8 se recopilarán en el cuarto volumen de la serie, que de otro modo contendría solo cuatro números. Estos dos números, dibujados por Giovanni Timpano, son un intermedio sin mucha relación con la historia principal que le permitieron a Günduz tomarse un descanso. Su exclusión hace que la historia fluya mejor, pero cabe preguntarse si no hubiera sido mejor imprimirlos al final del segundo tomo en vez de reservarlos para el cuarto tomo.
Con o sin interludio, los dos tomos de Seduction of The Innocent forman un reinicio ejemplar, todo un ejemplo de cómo renovar y hacer evolucionar una franquicia. Cristopher Priest y Ergün Gündüz le han dado un buen lavado de cara a Vampirella, desechando anacronismos y quedándose solo con aquello que la hace interesante. Las cadenas de la nostalgia y el terror camp se han roto. La anti-heroína por fin puede dar un paso adelante, hacia el futuro, hacia nuevas historias que saquen partido de todo el potencial que hay en ella.
Lo mejor
• Un reinicio inteligente y atrevido
• Un excelente punto de partida para nuevas historias
• Un guion y dibujo a la altura de su ambición
• Lilith, la mejor peor madre del cómic indie actual
Lo peor
• La ausencia del interludio de los números 7 y 8.
• Las portadas de la edición mensual, que no representan para nada el contenido del cómic.
• Al dibujo le quedan ciertas cosas que pulir.
Dibujo - 8.8
Guion - 8.9
Interes - 9
8.9
Excelente
Ejemplar reboot de Vampirella
El cómic será bueno pero es verdad que las portadas tiran para atrás: dan la sensación de cómic erótico ochentero cutre.
Además, a ver cómo explica a su pareja el chaval que se lleve un tomo de estos a casa que en realidad es un cómic de acción y que lo han recomendado en Zona Negativa… xD
Yo no he leído nada de Vampirella pero me alegro por los fans, que sé que son unos cuantos y que, por lo que cuentas, van a estar contentos con este reinicio respetuoso con lo anterior.