Veneno: Protector letal

Reseñamos la primera miniserie protagonizada por Veneno con motivo del David Michelinie Day.

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Edición original: Venom: Lethal Protector 1-6 USA (febrero-julio de 1993). Marvel Comics.
Edición nacional: Veneno: Protector Letal 1-6 (febrero-julio de 1994). Cómics Forum.
Guión: David Michelinie.
Dibujo: Mark Bagley y Ron Lim.
Entintado: Sam de la Rosa y Al Milgrom.
Color: Marie Javins.
Formato: Serie limitada de seis números. Grapa. 24 páginas.
Precio: 175 pesetas cada número.

 

Con motivo del David Michelinie Day estamos rememorando algunos de los trabajos de este guionista. Algunos son mejores, otros son peores. Algunos se recuerdan más, otros menos. Curiosamente, a veces ni siquiera existe una relación directa entre la calidad de una obra y el recuerdo que deja en los lectores. Un ejemplo es el cómic que nos ocupa en este momento, Veneno: Protector Letal, la primera miniserie protagonizada por Eddie Brock y su simbionte. Difícilmente se puede considerar que Protector Letal sea un cómic sobresaliente y desde luego está lejos de ser el mejor trabajo de David Michelinie. Sin embargo, ha dejado tal impronta sobre la mitología del personaje que incluso se considera una de las influencias e inspiraciones para su futura adaptación cinematográfica.

Solemos hablar sobre aquello que nos parece excelente o sobre aquello que nos resulta desastroso como si todos los cómics que leemos pudiesen incluirse en una de esas dos categorías. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Sólo unas pocas lecturas rozarán la excelencia, al igual que sólo otras pocas podrán considerarse verdaderamente penosas. Por simple y llana estadística, la mayor parte de los cómics que leemos ocupará el espacio intermedio de la distribución. Son esos cómics mediocres – entendiendo el término «mediocre» como algo mediano o regular, esto es, situado en el punto medio de cualquier escala de valoración – los que acaban componiendo el grueso de nuestro consumo. Por extensión, esos cómics mediocres son los que también acaban configurando buena parte del panorama general del cosmos de ficción del que forman parte. Cuando nos sumergimos en la historia de un artefacto tan longevo como el Universo Marvel nos encontramos ciertas historias destacadas y memorables con una calidad incuestionable, pero más allá de esos puntos álgidos concretos todas las demás ofrecen un rato de entretenimiento y poco más. Sobra aclarar que esto no es necesariamente malo. ¿Acaso el entretenimiento no es el principal motivo por el que practicamos esta afición?

Si bien el trabajo de David Michelinie en la cabecera de Iron Man se considera excelente y trascendental, hasta el punto de que historias como El demonio en una botella han sido definitorias para el personaje, no se puede decir lo mismo de su aportación a la franquicia arácnida. Muchos de sus cómics de Spiderman son más bien regulares y ofrecen un entretenimiento ligero que se olvida con la misma facilidad con la que se consume. Son cómics en general mediocres, que no destacan por nada en particular, pero también entretenidos y disfrutables. Lo mismo se puede decir de Protector Letal, una obra que ya ha sido reseñada con anterioridad en Zona Negativa, pero que nos apetecía recuperar para la ocasión.

Portada del segundo número por Mark Bagley.

Para ponernos en situación, nos encontramos en 1993 y Veneno: Protector Letal es la primera cabecera de la casa de las ideas que lleva el nombre de este enemigo de Spiderman como título. Desde el momento en que David Michelinie y Todd McFarlane introdujeron al personaje a finales de la década anterior, su popularidad había crecido como la espuma. Veneno había conectado estupendamente con los lectores del momento y había contribuido a la moda de los personajes extremos, violentos y oscuros que poblaban los cómics de entonces. No obstante, su potencial como villano estaba empezando a agotarse y se había iniciado un lento proceso para transformarlo en antihéroe. Para ello se había introducido a un segundo simbionte, Matanza, que era a todas luces un psicópata y no compartía el peculiar código de honor de Veneno (Amazing Spider-Man Vol. 1 #361 USA). El contraste entre ellos revelaba que, efectivamente, Veneno no era tan malo como parecía. Más adelante, Michelinie narró una historia en la que Spiderman rescataba a la ex-esposa de Eddie Brock, haciendo que su antagonista estuviese en deuda con él y accediese a firmar una tregua entre ambos (Amazing Spider-Man Vol. 1 #375 USA).

Ese proceso de transformación en antihéroe continuaba en Protector Letal, que arrancaba con Eddie Brock trasladándose a San Francisco para alejarse lo máximo posible del trepamuros e iniciar una nueva vida por su cuenta. Previsiblemente, a las autoridades de la ciudad californiana no les hacía gracia que un delincuente buscado se pasease por sus calles y pronto Veneno tenía un altercado con la policía. Esto atraía la atención de Spiderman, que decidía viajar hasta allí para comprobar si Eddie estaba de nuevo fuera de control, poniendo así en peligro la frágil tregua entre ellos. Sin embargo, el héroe no era el único interesado en Veneno. Por un lado, el padre de una de sus antiguas víctimas había utilizado todos sus recursos como general del ejército para equipar a un grupo de asalto paramilitar que se hacía llamar el Jurado con el objetivo de darle caza y vengarse. Por otro, la misteriosa Fundación Vida pretendía apoderarse de un “esqueje” del simbionte con el objetivo de replicarlo y crear así nuevos simbiontes con los que armar a sus efectivos. Su objetivo último era conseguir letales soldados de diseño. Mientras todo esto sucedía, Veneno se cruzaba por accidente con una comunidad subterránea que habitaba los restos de la antigua San Francisco enterrada por el gran terremoto de 1906. Dicha comunidad se encontraba amenazada por un poderoso hombre de negocios que pretendía excavar el lugar en busca de sus tesoros, por lo que nuestro protagonista decidía hacer honor al título de “protector letal” defendiendo a la desamparada comunidad de la amenaza que se cernía sobre ella.

Se abre la sesión: el Jurado hace su entrada.

El resultado de la propuesta es una mezcla irregular en la que se salta de una trama o otra sin mucho sentido, haciendo que los números acaben con unos cliffhangers que nunca llegan a alcanzar el potencial que parecen prometer. Es especialmente destacado el caso del final de la primera entrega de la miniserie, que invita a pensar en que la historia va a discurrir por unos derroteros mucho más originales de lo que se podía esperar pero que queda en nada en el siguiente número. De igual forma, la introducción del Jurado no aporta gran cosa más allá de la típica pelea de turno, ya que el grupo sale de escena con la misma celeridad con la que entra (y no vuelve a saberse nada más de sus miembros en los restantes números). Otro tanto se puede decir de los cinco simbiontes creados por la Fundación Vida, entregados a cinco personajes irrelevantes que apenas tienen diálogo ni importancia alguna en la trama. La única función que tienen es la de ejercer como reclamo, pues se trata de villanos planos y carentes de interés; villanos de usar y tirar. Algunos de estos personajes se recuperarían en otras miniseries posteriores, aunque cuesta imaginar por qué alguien querría recuperarlos viendo lo poco atractivos que resultan en la miniserie que ahora nos ocupa.

En cuanto a la caracterización de su protagonista, Protector letal sigue la tónica marcada por las historias anteriores del villano, con su sempiterna tendencia a referirse a sí mismo en plural y su particular código moral. No obstante, parece que aquí también se intentó potenciar hasta cierto punto la faceta más excéntrica del personaje, dando lugar a escenas tan impagables como esa en la que evita que una mujer sea atracada y le da una palmadita en la cabeza mientras le devuelve su bolso… aterrorizándola por completo en el proceso. Es precisamente esa faceta la que seguiría explorándose en el futuro, dando lugar a un Veneno cada vez más desquiciado al que costaba tomarse en serio pero que no estaba exento de cierto carisma. Por otro parte, Protector Letal también hace un tímido intento de explorar el pasado de Eddie Brock y hablar de su infancia. Se trata de la típica historia en la que la infancia de nuestro protagonista estuvo marcada por la falta de atenciones por parte de su padre y no despierta mucha curiosidad. En resumen, leyendo estos números da la impresión de que se estaba intentando hacer algo novedoso con el personaje, pero o bien no se sabía muy bien qué hacer o bien el propio personaje no daba para más.

Tengamos en cuenta que nos encontramos en la Marvel de 1993. En ese contexto no se podía esperar un sesudo desarrollo de personajes porque no era eso lo que demandaba el mercado en aquel momento. Los lectores que habían comprado Protector Letal sólo esperaban una historia más de Veneno siendo Veneno. Por desgracia, incluso en algo tan sencillo como eso mete la pata esta miniserie, pues la presencia de Spidey como invitado le roba parte del protagonismo, hasta el punto de que en alguna de las entregas finales su presencia es casi testimonial.

La nueva prole del simbionte viene en distintas formas y colores.

Pese a todo lo anterior, la serie es entretenida. Eso sí, decae bastante en sus tres últimos números y la causa está relacionada con el apartado gráfico. Los tres primeros estaban dibujados por el siempre cumplidor Mark Bagley, uno de los talentos más sólidos que han pasado por la Casa de las Ideas. Aunque no sea tan espectacular como otros artistas, Bagley tiene un estilo reconocible y su narrativa es solvente. La cosa cambia a partir del cuarto número, cuando un Ron Lim bastante perdido al encontrarse lejos de la vertiente cósmica del Universo Marvel se encargó de suplir a Bagley cuando las fechas de entrega empezaron a apretar demasiado. Lim no parece cómodo con la apariencia de Spiderman ni con la de Veneno, que en esos números ya no transmiten la gracilidad con la que los dotaba su predecesor a los lápices. En general, la segunda mitad de Protector letal resulta mucho menos estimulante en lo visual y eso a su vez le resta interés al conjunto. Las portadas en cambio son todas obra de Bagley y son bastante resultonas. A día de hoy la portada del primer número sigue siendo una de las ilustraciones más icónicas de toda la historia de Veneno.

Para ir concluyendo ya, podemos decir que Protector letal es una historia hija de su tiempo que se ha ganado un lugar en nuestro recuerdo no por su calidad sino por ser la primera historia protagonizada por un personaje popular. Es un producto difícil de recomendar a aquellos que no sean fans acérrimos de Eddie Brock y su simbiente, pero refleja bastante bien el momento en el que se publicó y los gustos de entonces. En ese sentido, tiene cierto valor para quienes deseen realizar un ejercicio de arqueología e indagar en los motivos que llevaron a que un personaje como Veneno se ganase la admiración de tantos lectores. Se trata de un cómic mediocre, sí, que no ofrece mucho más que un rato de entretenimiento ligero; pero una vez más insistimos en que eso no tiene que ser necesariamente negativo. Tantos y tantos cómics mediocres hemos leído desde que empezamos a practicar esta afición nuestra que no pasa nada por encontrarle cierto atractivo a alguno de ellos. Alguno tuvieron que verle los lectores de 1993 a Protector letal, desde luego, ya que no fue la última miniserie de Veneno ni mucho menos. Tras Protector letal llegaría Pira funeraria y tras ésta vendrían otras muchas. Los lectores no se habían cansado de Veneno entonces y aún hoy siguen sin hacerlo, pues el personaje sigue gozando de su propio espacio en el Universo Marvel.

Eddie Brock y su alter ego según Ron Lim.

La única duda que queda pues en el aire tiene que ver con qué elementos de Protector letal se habrán tomado como inspiración para ese futuro largometraje de Veneno protagonizado por Tom Hardy que parece hacer dejado tan mala impresión tras su primera muestra de metraje. Por lo que hemos comentado a lo largo de esta reseña, no parece hacer mucho en lo que rascar en estos cómics. Quizá la Fundación Vida y su plan de replicar el simbionte para crear soldados. Quizá el papel de Eddie Brock como protector de una pequeña comunidad de desfavorecidos. Pronto lo averiguaremos.

  Edición original: Venom: Lethal Protector 1-6 USA (febrero-julio de 1993). Marvel Comics. Edición nacional: Veneno: Protector Letal 1-6 (febrero-julio de 1994). Cómics Forum. Guión: David Michelinie. Dibujo: Mark Bagley y Ron Lim. Entintado: Sam de la Rosa y Al Milgrom. Color: Marie Javins. Formato: Serie limitada de seis números.…
Guión - 5.5
Dibujo - 6.5
Interés - 5

5.7

Del montón

Una historia propia de su tiempo, con mucha acción y poco desarrollo de tramas y personajes. Tanto el dibujo como el interés del lector decaen en su segunda mitad, pero no deja de ser una miniserie entretenida.

Vosotros puntuáis: 4 ( 2 votos)
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Thorin_II
Thorin_II
Lector
25 febrero, 2018 15:12

Para mi, esta serie y la de Redención son mis favoritas. Es más me atrevería a decir que son las más potables que tiene el personaje de esa época e incluso metería la de Pira Funeraria. Luego tiene cada petardo de serie…

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
En respuesta a  Thorin_II
26 febrero, 2018 14:59

Para mí las miniseries de Larry Hama destrozaron al personaje y se cargaron sin ningún tipo de explicación la línea argumental empezada en esta mini (lo de la ciudad debajo de San Francisco poblada de desahuciados de la que Eddie se convierte en protector (letal)).

Eso sí, el cambio de dibujante a la mitad desluce bastante el conjunto.